LOS MALES DE LA AUTOCRACIA (Cuarta Parte)

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Por Joaquin Abreu en El Gedeonista Opinar

EL MESIANISMO

La Real Academia Española describe al mesianismo como “confianza en la llegada de un líder libertador o salvador.” Otros diccionarios dicen algo parecido: “Confianza absoluta en un futuro mejor y en la solución de problemas sociales mediante la intervención de una sola persona.”  Otros añaden que el mesianismo puede ser de distintas naturalezas: político, social, económico o religioso. Basado en estas definiciones de diccionarios pudiéramos añadir que el mesianismo es como una especie de expectativa de solución, centrada en la ejecutoria de un líder.

Generalmente el mesianismo termina en un fracaso, porque casi nunca un líder solo puede hacerlo todo, ni su influencia es imperecedera como para resolver definitivamente todos los problemas. Aun los líderes buenos que más han influido sobre sus pueblos, les llegó la muerte y al pasar los años su influencia pereció. El único Mesías verdadero que pondrá punto final a todos los males y que Él solo será la solución a todos los problemas de una vez y por todas, es Cristo en su Segunda Venida.

Aunque en las democracias también se da el mesianismo, y algunos opinan que la elección de Barak Obama estuvo muy influenciada por este sentir en la mayoría del pueblo norteamericano, es un hecho que tal expectativa es mucho más común en las autocracias.

Si hay ejemplos muy notables de los fracasos del mesianismo autocrático-religioso, esos están en la Biblia, particularmente en la historia de Israel. A pesar de los líderes que Dios levantó o que ellos mismos se levantaron en distintos tiempos para conducir a la nación hebrea por el camino del bien, el pueblo escogido siguió una y otra vez por el camino del mal, hasta su destrucción definitiva. Los líderes, jueces o reyes, que hicieron bien las cosas no aportaron la solución irreversible a la idolatría y a otros pecados generalizados en el pueblo. Y uno se pregunta ¿por qué fue así?

Quizás se encuentre una respuesta adecuada analizando dos textos de la Biblia, uno muy distante (en el tiempo) del otro.

El primero se encuentra en Deuteronomio y tiene que ver con la misión que el Señor le encomendó a la tribu de Leví. Como bien sabemos, esta tribu no recibió herencias, no obtuvo tierras para cultivar y criar ganados, sino ciudades esparcidas por todo Israel, y los diezmos y las ofrendas del pueblo para vivir; porque ellos tenían una misión especial de Dios para la nación, que pudiéramos expresar con dos palabras: enseñanza y culto.

Vamos el texto bíblico:

Dt. 33.8,10: Para Leví dijo: […] Ellos enseñarán tus juicios a Jacob y tu Ley a Israel. Pondrán el incienso delante de ti y el holocausto sobre tu altar.

El otro texto al cual nos hemos referido está en 2 Crónicas 34.8-33. Es algo extenso y por eso no lo vamos a copiar aquí. Pero sí vamos a decir que trata sobre el hallazgo del libro de la Ley en el reinado de Josías.

Si analizamos con alguna atención este último texto nos vamos a encontrar con algo verdaderamente sorprendente: El rey Josías, a pesar de su temprano temor a Dios, (comenzó a buscarlo a los ocho años de edad, 2 Cr. 34.1), de su devoción a Él y de sus actos de reforma para sacar al pueblo de la idolatría, a los 26 años de edad y 18 de reinado, ¡no estaba enterado de cuanto decía el libro de la Ley! Dice así una parte del texto de Segunda de Crónicas: “Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó sus vestidos y ordenó […]: ¡Id!, consultad a Jehová por mí y por el resto de Israel y de Judá acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no han guardado la palabra de Jehová haciendo conforme a todo lo que está escrito en este libro (2 Cr. 34.19-21).

Por su actitud y por sus palabras uno puede comprender que Josías no estaba enterado de cuanto decía aquella parte del libro de la Ley que le fue leída. Si este era el nivel de conocimiento de un rey temeroso de Dios, ¿cuál sería el del israelita promedio? Cualquiera puede imaginarlo con sólo meditar en el estado idolátrico del pueblo común.

Ante esta trágica y lamentable evidencia uno puede comprender cuál fue la razón del persistente alejamiento de Dios del pueblo hebreo: la tribu de Leví no cumplió con la misión divina de enseñar constante y permanentemente la Ley al pueblo. El libro de la Ley estaba escondido, quizás todo empolvado entre trastos dentro del templo salomónico medio arruinado, y ni el mismo rey estaba bien enterado de lo que decían sus páginas. Sin embargo, el Señor había dado una misión principalmente a la tribu de Leví: “Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. Las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas” (Dt. 6.6-9).

Por eso fue que el profeta Oseas dijo: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; puesto que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” (Os. 4.6). “Porque misericordia quiero y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos” (Os. 6.6).

El protagonismo religioso y devoto de Josías, nunca podía sustituir la labor permanente de enseñanza y culto al Dios verdadero que debía haber realizado la tribu de Leví generación tras generación, y que descuidó lastimosamente. Eso lo podemos comprobar en la respuesta que recibió del Señor por medio de la profetiza a la que mandó consultar: “Decid al hombre que os ha enviado a mí, que así ha dicho Jehová: Voy a traer el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las maldiciones que están escritas en el libro que leyeron delante del rey de Judá” (2 Cr. 34.23).

Uno se pregunta, ¿por qué si Josías a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas e imágenes fundidas. Por qué si fueron derribados en su presencia los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, las desmenuzó y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios. Por qué si quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares y limpió a Judá y a Jerusalén. Por qué si hizo lo mismo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor. Por qué después de derribar los altares y las imágenes de Asera, quebrar y desmenuzar las esculturas, y destruir todos los ídolos por toda la tierra de Israel, Dios continuó con su proyecto airado de destruir la nación? Simple y llanamente porque el mesianismo de Josías no cambió al pueblo. Todas aquellas reformas fueron impuestas por el rey por la fuerza de su autoridad, no nacieron de la conversión y entrega de toda la nación a su Dios. Una vez muerto Josías, toda la restauración religiosa implantada por él se hizo “sal y agua”, y su propio hijo cayó en los pecados de sus padres.

Por eso afirmamos que ningún mesianismo da solución a los problemas de cualquier naturaleza que pueda tener un pueblo. Sólo la verdadera instrucción persona a persona y la creación de ideales y convicciones firmes mediante la enseñanza en cada uno de los componentes del pueblo aporta la solución.

Nos parece que tras la elección del apóstol Miguel Rodríguez en muchos se han despertado expectativas mesiánicas (dicho esto en el sentido del tema que estamos tratando). Inclusive aquí en el blog algunos han expuesto la opinión muy positiva que tienen de este siervo de Dios, a diferencia de la que tienen sobre otros líderes.

No pongo en duda la virtud espiritual del apóstol Miguel y tampoco sus genuinas intenciones para que la iglesia recupere la vocación misionera y el nivel espiritual que ha perdido. Sin embargo, ante los hechos históricos que nos cuenta la Biblia, una pequeña parte de los cuales hemos citado anteriormente, me asalta la inquietud: Aun cuando el apóstol Miguel fuera un hombre de Dios de verdad, aun cuando imitara al rey Josías en su temor de Dios y en sus reformas radicales, ¿eso dará la solución a los problemas que tenemos?

Según mi modo de ver las cosas, creo que la única solución viable para que el pueblo se vuelque a buscar a su Dios y los valores misioneros y espirituales de esta iglesia resuciten, está en la resurrección de la misión de la tribu de Leví. Pide a gritos la iglesia un vasto elenco de pastores preparados espiritual e intelectualmente para dar el verdadero alimento a cada congregación de la Palabra de Dios. Es imperioso crear escuelas desde el norte de América hasta el cono sur de ella, para formar a misioneros y pastores que, cual la tribu de Leví, tengan la virtud y la capacidad de enseñar la Palabra de Dios con autoridad y con conocimiento verdadero. Sólo haciendo eso me parece que veremos tiempos mejores. El mesianismo, del mejor que haya, no será la solución. Pensemos en Josías y el mensaje que recibió de Dios.

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3 Respuestas a “LOS MALES DE LA AUTOCRACIA (Cuarta Parte)”

  1. anonimo dijo:

    Joaquin creo que de hecho por eso en esta dispensación las cosas Dios las diseño con otra dinámica. Precisamente como usted dice un hombre no puede hacer mucho. Pero en esta dispensación la dinámica de la iglesia es diferente, Dios personalmente trabaja y dirige a cada persona atreves de Su Espíritu Santo. La razón que estamos en la debilidad espiritual es que en nuestra iglesia siempre hemos querido usar el método del antiguo testamento. Pero ese método, como podemos ver, no tiene la mas mínima eficacia de transformar en estos tiempos. Quizá en un tiempo y bajo ciertas circunstancias parecía que volviendo a traer el plan de Dios antiguo iban a funcionar las cosas. Pero el tiempo nos ha demostrado que con muy buena razón nuestro omnisciente Padre Celestial perfeccionó su plan para la humanidad dándonos a TODOS el Espíritu Santo para que nos recordara todas las cosas y nos guiara a toda verdad. La única manera de lograr el crecimiento espiritual en la iglesia es dándole el lugar que le pertenece al Espíritu Santo y dándole libertad para que trabaje en los corazones y los transforme. Pero en lugar de esto vemos un pequeño grupo o elite tratando de manipular al Espíritu y tratando de formar en la mente del pueblo una idea de que ellos y el Espíritu son la misma cosa. Al estilo de los faraones y sacerdotes de antaño hacen creer al pueblo que esa “fuerza divina” trabaja exclusivamente con ellos y que por eso debemos ser tan obedientes a “ellos.” Creo que ese es el problema, hemos creado algo que yo le llamaría un neo-judaísmo. Tenemos espíritu Santo todos, pero este nos guía y enseña a través de un hombre especifico al igual que en el antiguo testamento. Es una mescla de dos planes de Dios para diferentes épocas. Y por eso se produce este fenómeno que vemos hoy en día. Creo que a los que se adhieren al antiguo plan (de guía a través de un hombre especifico) les funciona bien, (si es que les funciona o eso tiene valides real ante Dios). También a los que se adhieren al nuevo plan de (ser guiados por el espíritu personal y directamente) pues les funciona bien. Pero los que están en el medio están perdidos pues no se adhieren ni a una cosa ni a la otra.

  2. omri dijo:

    Estoy totalmente de acuerdo. Nuestros problemas no los puede solucionar un hombre, solo la combinación del Poder del Espíritu Santo y una enseñanza brindada con discernimiento espiritual puede cambiar el rumbo de nuestra anegada embarcación. En días mientras leía los artículos sobre la autocracia me daba cuenta de nuestra realidad y entonces me sentía turbada y veía nuestro futuro con muy poco optimismo. Y esto me sucedía porque me daba cuenta que en los sistemas dictatoriales solo tienes que echar abajo al líder, pero nuestro caso es mucho más complejo que eso. Pero en nuestra iglesia no radica en una persona específica el problema. En nuestro caso nuestra cultura es la culpable y cada uno de nosotros somos victimas de ese sistema o esa cultura. Y valga la redundancia, ahí es que está el gran problema. Todos venimos de hogares pobres y sin preparación académica. Esto nos hace sentir ineptos para funcionar en esta sociedad tan moderna y la cual pone tanto énfasis en el ir escalando una escala de éxitos y honras. Nuestra institución llena ese vacio con su estructura y para colmo en nombre de Dios. De ahí el énfasis en que “somos único pueblo escogido, el remanente, etc.”
    Nuestra institución se a convertido en algo que le voy a llamar “una muletilla social.” Es como si anunciáramos, “si no tuviste nada en tu niñez, si te sientes solo y triste, si sientes que nunca vas a llegar a ser nada: ven y nuestro sistema te ofrece la oportunidad de ser príncipe, real sacerdocio gente escogida.” Si notamos todas estas cosas son verdades preciosas del evangelio, pero nunca fueron intencionadas para formar parte de un sistema destinado a satisfacer el ego del hombre. Según mi opinión por esto es que estamos atravesando esta crisis, la cual no va a mejorar, va a empeorar. El objetivo implícito del sistema no es fortalecer espiritualmente al creyente, es solo substituir lo que el mundo nos ofrece y que algunos no pudimos alcanzar. Por eso cuando alguien está flaqueando en la fe el sistema no hace absolutamente nada por ayudarlo espiritualmente ni trata de fortalecer la fe de estos. Al contrario, como hemos visto aquí mismo, no se interesan ni remotamente por dar respuesta a las cosas que no encajan por ningún lado.

    La inapetencia espiritual y el escepticismo que al igual que en tiempos de Josías cunde más y mas nuestros corazones provienen de la decepción de un sistema que no ayuda sino más bien destruye con sus métodos. Es como el padre que no sabe nada sobre la crianza correcta y en lugar de despertar los buenos sentimientos y la obediencia solo despierta la indisciplina, raíces de amargura, y la rebeldía en los hijos. Pero nadie tiene la culpa en particular, y nadie puede hacer algo porque todos somos victimas de un sistema que nos tiene atrapados y atados de pies y manos a todos por igual.

  3. Y L C dijo:

    Ahora que hablan de esta inconsistencia tan grave y obvia en el tema de las imágenes quisiera dar mi testimonio. Me estoy refiriendo a la inconsistencia de catalogar algunas cosas como imagen y otras que no solo son imagen sino que también son imágenes de adoración no son tenidas como imágenes por la iglesia. ie., la luna, las estrellas, el sol, los astros celestiales. Estas imágenes siempre las hemos visto aun en los hogares de aquellos que sueñan constantemente y que reciben indicaciones a diario sobre no tener imágenes.

    Entre otras inconsistencias graves estuvo esta de las imágenes cuando empecé a dejar de creer en la iglesia y luego en el mismo Dios. Yo llegué a la conclusión de que si Dios tuviera alguna participación o dirigiera de alguna manera las cosas no podía haber estas graves inconsistencias en la iglesia de mis padres y abuelos. Y digo de mis padres y abuelos porque ahora no estoy en ella. Pero antes yo creía firmemente en todas las cosas que me habían sido enseñadas y las cumplía al pie de la letra. Pero tristemente tantas graves inconsistencias me llevaron hasta a negar la existencia de Dios. Aunque ahora estoy recobrando mi fe en la existencia de Dios, testifico que ustedes no se pueden imaginar el problema tan grande que enfrentan con la nueva generación.

    La combinación de una nueva generación mejor educada, con las inconsistencias de una religión mayormente basada en tradiciones es una combinación fatal para la fe que de por si está menguando en el mundo. Los jóvenes tienen que enfrentar un mundo que les trata de demostrar que Dios no existe y las inconsistencias de nuestra iglesia refuerza este ataque a la fe de una manera inquietante.

    En días pasados leía en Selecciones un articulo sobre ministros y pastores que cuando te sientas a hablar en privado con ellos te dicen que no están tan seguros de la existencia de Dios. Me parece que esto mismo es lo que está pasando con muchos de nuestros jóvenes. No importa que porten el titulo de miembros de la brigada de luz o si alguno porta ropa blanca. Si no estas convencido de la existencia de Dios, no creo que te sirva de mucho el traje blanco. La SCC con sus inconsistencias y tradiciones obsoletas ha acribillado la fe no solo de sus jóvenes sino también de muchos mayores. Ojala el problema fuera lo que están notando en la superficie. El problema es mucho mas grave de lo que jamás se pueden imaginar. A eso que le llaman inapetencia espiritual es un problema mucho mas profundo.

    La gente se ha decepcionado tanto que ya creen en muy poco. Ojala pudieran cambiar el rumbo a tiempo. Pero dudo que lo logren si se siguen entretenidos haciéndole guerra a los únicos (después de Dios) que los pueden ayudar a cambiar el rumbo en que van. Y no pierdan el tiempo usando a jovencitos nuevos que han recibido cierta educación en las universidades. Si quieren perpetuar una cultura de tradiciones no pueden usar a personas educadas. Cuando las personas con cierta educación hablan y repiten lo que ustedes quieren que digan se les nota que ellos mismo no creen en lo que están repitiendo. Podemos ser educados o fanáticos. Pero no las dos cosas.

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