CRISTIANOS-ABEJAS

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Por Joaquin Abreu en El Gedeonista Opinar

Cuando escribí el artículo anterior sobre los confundidos, dejé sólo esbozados con preguntas algunos asuntos de importancia. Principalmente el que busca una explicación al por qué estos creyentes, de manera casi fatalista, optan por el mundo, el pecado y la condenación, una vez que han fracasado en continuar dentro de la iglesia.

Comentando sobre esto con un hermano, él me dio esta idea: “Lo que ocurre es que estas personas nunca conocieron de verdad a Cristo. Fueron cristianos de religión, pero nunca tuvieron una relación directa y personal con Jesús. Cuando les faltó la religión, se quedaron vacíos, sin nada.”

Aquella explicación me pareció no aplicable en algunos casos, porque yo conocí personalmente y de cerca la experiencia religiosa de algunos de estos que ahora están confundidos, y no puedo poner en duda su genuina relación con Cristo. Es probable que alguno sufra el proceso que me indicó el hermano, pero no creo esa sea la situación de todos.

De ahí que me puse a reflexionar tratando de buscar una explicación al por qué de esta fatal conducta, y a mi mente vino un artículo de revista que leí hace muchos años sobre las abejas. Estos animalillos tienen un comportamiento verdaderamente fabuloso. Pero quiero referirme aquí solamente a una de sus muchas cualidades: el sentido de orientación.

En ese artículo el autor explicaba cómo las obreras que liban el néctar de las flores, tienen una capacidad de orientación tan extraordinaria, que pueden volar hasta diez kilómetros de distancia de la colmena y con una ubicación precisa, regresar al huequito de la misma sin perder el rumbo.

No sé si se habrán hecho nuevos descubrimientos sobre las abejas desde aquella fecha en que leí el artículo, porque hace muchos años de eso; pero aquel autor describía también cómo este animalito, aparentemente inteligente y bien orientado de por sí, pierde toda la noción de rumbo y regreso a la colmena, si cualquiera lo saca del programa misterioso qué él tiene trazado.

El autor recomendaba hacer el experimento: Tome a una abeja que esté libando en una flor con la yema de sus dedos sin dañarle las alas y póngala en el suelo. Verá como este animalito se revuelca, trata de volar y no puede. Pierde todo sentido de vuelo y orientación. Verá cómo se convierte en la criatura más torpe y más inútil que pueda existir.

Cuando a cierto filósofo materialista le preguntaron sobre este misterioso sentido de orientación de las abejas; pero que pierden si se les saca de su entorno, respondió: “es el espíritu de la colmena”.

En su reconocido libro “La Vida de las Abejas”, el poeta y dramaturgo belga Maurice Maeterlinck escribe lo siguiente: “En la colmena, el individuo no es nada, no tiene más que una existencia condicional, no es más que un momento indiferente, un órgano alado de la especie. Toda su vida es un sacrificio total al ser innumerable y perpetuo de que forma parte.”

Este “ser innumerable y perpetuo” obviamente es la colmena. Y a este punto es al que quiero referirme para hacer la comparación entre las abejas y ciertos cristianos.

Me parece que a los creyentes confundidos de mi artículo anterior, les ocurre que nunca aprendieron a tener una relación independiente, personal y directa con Cristo. Su relación con el Señor (que fue genuina) siempre estuvo condicionada y limitada a recibirla a través del sistema de la iglesia. Cuando les faltó el sistema, les pasó como a la abeja, perdieron el rumbo y la orientación y se desligaron de Cristo.

Para volver a encontrar esa relación tienen que obligatoriamente regresar a la colmena y a encajarse otra vez en el sistema. Fuera de la colmena (la iglesia) no son capaces de vivir una relación personal, independiente, íntima y vivificante con el Señor.

Como es natural, al pasar los años en estas circunstancias, se llega a perder la fe de tal manera, que ni regresando a la colmena pueden revivir su vida espiritual y su relación con Dios, como les ha ocurrido a algunos.

Cuando hablo del “sistema de la iglesia” me refiero a todo el aparato que crea una institución para lograr que las personas conozcan y practiquen la adoración y la religión. En el caso particular de nuestra iglesia (porque todas las iglesias lo tienen) pudiéramos enumerar dentro del aparato del sistema: los devocionales, las horas de oraciones especiales (9 de la mañana, 12 del día y 3 de la tarde), los cultos, las reuniones de ungidos, los ayunos reglamentarios u ordenados, las disciplinas, y así una larga lista de condicionamientos, mediante los cuales el creyente se conecta con Dios.

Un cristiano-abeja necesita imprescindiblemente estar enrolado en todo este sistema para sentirse bien con Dios y seguro de su vida espiritual y de su salvación. Hasta tal punto depende del sistema que cuando está inseguro porque no siente el poder de Dios cuando ora, o no recibe mensajes para predicar, tiene que preguntarle a los líderes sobre su condición espiritual: si tiene que esperar otra vez o no, si puede o no ir a una reunión de ungidos, etc. Si se sale de este sistema, no encuentra, porque no tiene, otra forma de relacionarse con Cristo individualmente, sin normas o dictados externos.

Estos sistemas de las iglesias, y estamos hablando en particular de la nuestra, son útiles en la medida en que los creyentes pueden permanecer dentro de los mismos. Pero llega a descubrirse que la dependencia absoluta de ellos se torna peligrosa, cuando los creyentes, por muy diversas razones y motivos, se tienen que separar de ellos.

En el artículo anterior tratamos de manera particular los casos de quienes se apartaron de la iglesia por un problema con su pareja y la aplicación de la indisolubilidad del matrimonio. Pero mucha gente se ha apartado de nuestra iglesia (son más los apartados que quienes militan en ella) por muchas otras razones o motivos, y en la mayoría de los casos resulta que no han podido sostener una fe y una religión personal, independiente, individual. Cuando se apartan del sistema, se apartan también de Dios, de la fe, de la Biblia. Como la abeja, pierden completamente el rumbo.

El cristiano-abeja también corre otro peligro muy grave, aun cuando se mantenga dentro del sistema. Y vamos a tratar de exponerlo lo más claramente posible.

La salvación es un asunto de relación personal y directa del creyente con Cristo. Él dijo clara y enfáticamente: “Yo Soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi”. No es una iglesia ni un sistema religioso los que dan la salvación, es Cristo.

En hacer entender a los creyentes esta grandiosa verdad, se centró la gran batalla de la Reforma Protestante contra la Iglesia Católica en el siglo XVI. Porque si hay cristianos-abejas en el mundo, son los fieles del catolicismo. Para un católico la relación con Dios y la salvación no se pueden alcanzar fuera de la iglesia. Para ellos la iglesia es la única dispensadora de la gracia y de la salvación.

En el ejemplo de la Iglesia Católica podemos comprender entonces el grave peligro del que hablábamos anteriormente: Cuando el sistema religioso de una iglesia se torna falso, ineficiente, ritualista, sin conocimiento de la verdad a través de las Escrituras, sin el poder espiritual genuino, verdadero, que es la manifestación evidente y sobrenatural de los dones del Espíritu Santo. Cuando en el sistema religioso de una iglesia sólo se dan manifestaciones de emociones humanas, tratando de simular la manifestación de Dios, que repito, debe ser sobrenatural, no emocional; el cristiano-abeja pone en peligro hasta su salvación, cuando se centra en cumplir con ese sistema y se siente cómodo y salvado ahí, sin preocuparse por una relación de verdad con Cristo.

El cristiano-abeja no se da cuenta que el cumplimiento con el sistema de una iglesia no es lo que da la salvación. La salvación la da Cristo y únicamente Cristo. Si el aparato del sistema de la iglesia es eficiente y lo conduce a Cristo, está bien; pero si no es así, el cristiano-abeja está perdido y sólo puede salvarse cultivando, más allá del cumplimiento con el sistema ineficiente, una comunión con el Señor Jesús.

No quiero tratar el asunto de si el sistema de cultos de nuestra iglesia es eficiente o no en estos momentos. Pero sí me parece oportuno y necesario que nuestra gente comience a fijarse en eso y ha reflexionar sobre eso.

Por experiencia puedo decir que cuando yo comencé a adentrarme en el régimen de cultos de nuestra iglesia a la edad de 16 años (en el año 1967), era muy eficiente espiritualmente y me llevó a encontrarme con el Señor de verdad. Los cultos de espera y las reuniones de ungidos en particular, eran momentos frecuentes para las manifestaciones sobrenaturales de Dios.

Han pasado más de 40 años. ¿Cómo es ahora? ¿Sigue siendo igual o es distinto? Dejo la respuesta a cada cual, principalmente a quienes probaron aquellas manifestaciones de aquellos tiempos y ahora participan de las actuales.

Pero sí quiero decir que si cualquier creyente de nuestra iglesia cumple puntual y diariamente con los devocionales, las horas de oración, los cultos; si es fiel en la obediencia a las disciplinas y a los líderes; si es impecable en el uso del uniforme (en el caso de los misioneros); si no falta nunca a las reuniones de ungidos; si cree y tiene fe en todas las consignas; en resumen, si es un cumplidor correcto y diligente con el sistema; y únicamente a través de ese cumplimiento es que puede encontrarse con Cristo de verdad y tener una vida espiritual plena de poder de Dios, de gozo y de comunión; es positivo, y mi gran deseo sería que nunca le falte el sistema, para que no corra el peligro al que se expone el cristiano-abeja.

Pero quien cumple con todo eso sin corazón, sin entrega, sin devoción, sin conocimiento ni encuentro real con Cristo; sólo por ser disciplinado, porque es cumplidor y se esfuerza en ser fiel; el sistema lo está matando y necesita con urgencia buscar alternativas. Porque una vez más digo, que la vida espiritual y la salvación no la da el mero cumplimiento por fidelidad y obediencia a un sistema religioso; la da la relación personal e independiente del creyente con el Señor Jesucristo.

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6 Respuestas a “CRISTIANOS-ABEJAS”

  1. El Observador dijo:

    Una pregunta.

    ¿Usted pondría entre los confundidos a una persona que entiende que el sistema u organización religiosa visible como lo conoce es ineficaz y perjudicial para hacer permanecer a las personas en una relación vivificante con Cristo y decide desligarse del sistema (la iglesia le llamaría apartarse) y llevar una vida de relación independiente con Cristo tal y como él la entiende a la luz de la Biblia y las experiencias que su relación personal le han aportado?

  2. Joaquín Abreu dijo:

    No, al escribir sobre los confundidos, me referí a los hermanos que al no poder permanecer dentro de la institución por el problema matrimonial que tuvieron, se apartaron también de Cristo y del evangelio y tienen vidas (algunos) muy desordenadas; porque prefieren vivir condenados, antes que violar una regla del régimen impuesto.

    Si alguno se aparta del sistema porque siente que le perjudica en lugar de ayudarle, y vive una vida cristiana genuina, conforme a lo que enseñan las Sagradas Escrituras, jamás me atrevería a catalogarlo de confundido.

    Sin embargo, tampoco aconsejaría a alguien apartarse de la iglesia por esa ni por ninguna otra razón. Porque de igual manera he podido comprobar que cuando un creyente establece una relación personal y vivificante con el Señor, nada le estorba para disfrutar esa relación espiritual. Cualquiera sea el medio en que viva, él será de Cristo y podrá regocijarse en una comunión y dicha con el Señor, independiente y separado del sistema; aun cuando permanezca dentro de él.

    También está comprobado que cuando un cristiano necesita buscar un medio externo favorable para poder vivir su fe, es porque su fortaleza interna es más bien débil que fuerte. El cristiano con una fe segura en Jesús y una visión clara de Él, no huye, combate en el medio hostil. Pudiéramos leer a Pablo en el capítulo once de Segunda de Corintios.

  3. El Observador dijo:

    Gracias por la respuesta.

    ¿Usted podría tener alguna consideración mas especifica sobre si le corresponde a una institución religiosa, cualquiera que sea, jugar el papel de, vamos a decir, autenticar o ser garante de que una persona esta bajo salvación?

    Y cuando usted habla de no huir y de luchar en el medio hostil ¿a que se refiere? (1) a quedarse militando dentro de una particular institución de los tantos sistemas religiosos que existen y que tal vez le simpatiza aunque ve que tiene fallas, o (2) a luchar contra el error en sentido general donde quiera que se localice y que este a su alcance, sin importar las consecuencias o criticas que eso represente.

  4. Joaquín Abreu dijo:

    Respuesta a “El Observador”

    En el Nuevo Testamento no hay una doctrina eclesial precisa y claramente definida en detalles. Cuanto podamos decir sobre este tema, tendrá que depender de lo poco que se dice sobre la iglesia y más de lo que hace la iglesia primitiva en la práctica.

    Tomando en consideración esto mi opinión es la siguiente:

    No existe en el Nuevo Testamento ni una sola indicación por la cual podamos aceptar de que alguna iglesia (cualquiera que sea) tenga la potestad para “autenticar o ser garante de que una persona está bajo salvación”. La salvación de una persona es una prerrogativa exclusivamente divina y ningún hombre o institución puede decidir sobre eso. La iglesia puede definir si una persona está actuando correctamente o no. Si es fiel a Dios o no lo es. Aun la iglesia tiene autoridad para disciplinar entre sus filas a quienes tengan una conducta impía o contraria a la fe. Pero no puede decidir, ni siquiera afirmar o negar, si esa persona se salva o no se salva. Eso corresponde solo a Cristo.

    Claro está, es necesario hacer la aclaración de siempre: Cuando hablamos de “la iglesia”, nos referimos al conjunto de todos los fieles. Porque ocurre muchas veces que un solo hombre o un reducido grupo de hombres, se apropian o se arrogan la autoridad de “la iglesia” y opinan o deciden en su nombre, sin consultarla, a veces cosas que ni la misma iglesia puede decidir.

    Y para comentar un poco más allá de su pregunta: Al analizar lo que enseña el Nuevo Testamento, personalmente yo he llegado a ciertas conclusiones sobre la misión y la autoridad de la iglesia. Puedo estar en lo cierto o estar errado. Pero a mi me parece que las iglesias traspasan el sentido de misión que Cristo les dio, cuando sus ministros hacen cosas más allá de lo que deben hacer. Para mi la misión de la iglesia está centrada esencialmente en estos tres puntos:

    1) Evangelizar (la predicación a los inconversos).
    2) Predicar y enseñar a los fieles la Palabra de Dios.
    3) Propiciar cultos de adoración donde los creyentes puedan alcanzar una comunión con Dios que los edifique y reciban vida espiritual.

    Ahora bien, hay otros aspectos de la vida cristiana que requieren hacer un trabajo con el hombre, como son, a manera de ejemplo:

    1) La conversión
    2) La santificación
    3) La regeneración

    Estos trabajos en la conciencia, en la vida íntima y espiritual de los hombres, son obra exclusiva del Espíritu Santo.

    Cuando los ministros de una iglesia se ven tentados a realizar ellos estos trabajos espirituales y especializados mediante métodos humanos, es cuando (digo yo) traspasan el sentido de misión de la iglesia. Y dicho en buen castellano: lo que hacen es una chapucería.

    Indudablemente el ministerio de la iglesia y la iglesia misma cooperan con Dios en realizar estos trabajos. Pero solo mediante la evangelización, la predicación, la enseñanza de la Palabra y la adoración. Más allá de eso es el Señor quien tiene que hacer estas obras.

    En cuanto a su segunda pregunta, me refiero principalmente a la número (1) de sus indicaciones. Porque la realidad es que todas las iglesias son hechuras de hombres, y los hombres, como algo muy natural, muy nuestro, tenemos defectos y errores; y vamos a trasladar siempre nuestros defectos y nuestros errores a la institución de la que formemos parte. Si alguien se va de la iglesia a la cual pertenece para otra, se va a encontrar con errores y problemas también, en algunos casos peores que en la suya.

    Por tal motivo, me parece un tanto quijotesca la empresa de combatir por reformas y mejoramientos a nivel global, en todas partes donde esté el error. Va a ser abrumador eso. Es preferible centrarse en luchar por mejorar y hacer más cristiana a la iglesia a la cual uno pertenece. Hay más probabilidades de lograr algo.

  5. El Observador dijo:

    Gracias una vez mas Joaquin por su tiempo para estas consideraciones.

    Con el objetivo de ser justo y no ponerlo siempre en la posición de usted opinar y que los interesados juzguemos, deseo hacer algunos comentarios sobre sus palabras con el animo de profundizar.

    Tengo dos comentarios.

    En el primero es posible que estemos de acuerdo, pues el contexto general de su opinión coincide completamente con esta observación.

    Usted dice: “La iglesia puede definir si una persona está actuando correctamente o no. Si es fiel a Dios o no lo es.”

    No creo que esto sea posible.

    Por ejemplo, en el caso de los hermanos que inspiraron este escrito la iglesia los considera adúlteros y los ha difinido como infieles y usted correctamente ha señalado en otros escritos que esta interpretación no tiene sustento bíblico y les sugiere, en este artículo en particular, permanecer al lado de Dios sin importar como piense de ellos la institución.

    Como usted bien señala en este comentario, la función de la institución, según lo que entendemos del evangelio, debe limitarse a enseñar con humildad la verdad como la ha conocido.

    Se que hemos visto toda clase de juicios en la práctica de la iglesia primitiva, pero cuando lo leo comparo estas situaciones con las de David adulterando o Pedro mintiendo. Es decir, veo la narración de hechos no la institución divina de una norma a seguir. Esas primeras prácticas no cristianas y no consensuadas llevaron a la iglesia por el camino del abuso, el error y la muerte. A mi modo de ver no ha habido algo tan perjudicial para la iglesia visible en toda su historia como esta noción de autoridad divina.

    El segundo comentario es en cuanto a huir y luchar en el medio hostil. Aqui si creo que discrepo de la opinión suya.

    Es posible que no me haya explicado bien cuando le di las dos opciones o que no se le haya hecho un juicio justo a lo que dije, pues usted lo parafrasea así: “…me parece un tanto quijotesca la empresa de combatir por reformas y mejoramientos a nivel global, en todas partes donde esté el error. Va a ser abrumador eso.” En lugar de eso yo dije: “…donde quiera que se localice y que este a su alcance.” Tal vez la frase “donde quiera” no ayudo a explicar bien la idea. Pero no hablo de andar por el mundo casando molinos, sino de dirigir los esfuerzos a la proclamación de la verdad y las personas. Me parece que al focalizar a una institución como el blanco de sus reformas y mejoramientos usted se contradice en el mismo argumento que trata de compartirnos en este escrito.

    El punto que trato de hacer es que implicar una huida (como sinónimo de cobardía) y una lucha (como sinónimo de valentía) en el contexto de permanecer afiliado y combatir el error en una determinada institución es irrelevante en el marco del cristianismo. La sola idea de valor y cobardía en los términos del orgullo humano son pecaminosas.

    El cristiano tiene un compromiso con su fe y la proclamación de esa fe.

    En cuanto al compromiso con su fe la valentía de un cristiano esta en el hecho de que el sigue la verdad aunque otros decidan seguir el error. Y su cobardía esta en que abandone sus creencias o claudique de su fe.

    En cuanto a la proclamación de la fe o la lucha contra el error. Esto implica un deber para el cristiano tanto con un integrante de su misma institución religiosa (suponiendo que milite en los Soldados de la Cruz) como para el integrante de cualquiera otra (por ejemplo un Católico Romano), para mi hermana de congregación lo mismo que para un extraño, para alguien que visita mi casa lo mismo que para mi vecino. La valentía en esto esta en proclamar esa verdad y la cobardía en no hacerlo.

    Puede haber algún hermano que viviendo su fe de manera abierta y personal con Cristo cree que tiene una misión especial para ejercer “focalizadamente” entre los Soldados de la Cruz y perteneciendo a los Soldados de la Cruz, los aspectos generales de su fe. Eso esta bien conmigo, pero eso no lo hace más valiente cristiano que el que no perteneciendo a los Soldados de la Cruz, ejerce los aspectos generales de su fe con su vecino.

    No veo como sea útil a la valentía cristiana la lealtad a una determinada institución religiosa, y lo sito: “…es que todas las iglesias son hechuras de hombres, y los hombres, como algo muy natural, muy nuestro, tenemos defectos y errores; y vamos a trasladar siempre nuestros defectos y nuestros errores a la institución de la que formemos parte.”

  6. enrrique fox dijo:

    hermano Abreu

    Felicidades por el escrito

    me preocupa un poco que el fundador de este blog no asimile este acertado tema, sería muy conveniente para la comunidad que el representa, lo aplique a su vida o por lo menos a sus escritos, pues en cada intervencion que el hace refleja su indespredible cordon umbilical de todas las glorias que la iglesia le otorgó en cuba, que segun usted y el apostol <pablo debemos concidarlos estiercol si es necesario por alcanzar a Cristo y a la libertad que el nos dió.
    No tiene sentido que se pretenda que el blog sea de estimulo a dejar de depender de la droga cuando la cupula del mismo se droga delante de todos.
    Por cierto Borjas no me dió respuesta a este comenario
    Gracias

    Hola hermano Borjas

    A menudo entro a tu blog, la iglesia a la que pertenezco tiene cosas en común con la tuya en cuanto a su doctrina y otras cosas.
    En mi iglesia se endiosa el sábado, no solo se guarda y también habemos de todo un poco.

    Cuando te veo escribir tus sinsabores me dejas triste, pues también conozco el camino en el que te encuentras transitando.
    Por lo que escribes en tu curriculum es que ahora conozco algo de tu vida, te felicito por los logros que haz alcanzado, además veo que en Cuba tus directores te tenían plena confianza como para darte esas responsabilidades.
    Entiendo tu profundo desconcierto por lo marginado que te tienen después de haber estado vinculado al liderazgo de tu iglesia y el porque ahora dices que estas buscando trabajo en la iglesia.
    Te invito a hacer una reflexión sobre la escritura bíblica en donde Jesús sentencia a un grupo de religiosos en el momento de dar castigos y premios.
    Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
    Que te parece si mientras tus directores te levantan el castigo, sigue sirviendo a aquel que dio su vida por ti en la cruz del calvario, quien dijo “la mies es mucha y los obreros pocos”.
    En mi iglesia suelen decir que somos la continuación del pueblo de Dios del antiguo testamento, si es así, sabemos que en Israel reinaron personas como Manasés, cuya conducta no estaba acorde a la voluntad de Dios, también tuvo profetas y pastores que fueron reprendidos por no actuar conforme al corazón de quien les hablaba.
    Si el periodo de gobierno de tus actuales directores va ha ser de 40 o 50 años, ¿que vas a hacer tu por el reino de Dios mientras dure tu exilio espiritual?, con todo respeto y buena intención, creo que es un desperdicio que una alma a la que el Señor dotó de tantas virtudes y conocimientos, este penando, buscando trabajo en una burbuja teniendo alrededor tantas almas que claman por el agua viva.
    No te insto a que te congregues en una de nuestras miles de iglesias, porque en cualquier parte te puedes encontrar con alguien que no este usando con temor la potestad que le es dada como administrador del reino, pero si te invito a que vayas a los hospitales y a la cárcel, ahí veras como corren las lagrimas de las almas conmovidas con la predicación del consuelo divino, entonces irás olvidando tu dolor y desencanto de los hombres.
    Has vivido mucho tiempo en las cúpulas de tu iglesia y has pasado otro tanto apacentando e ilustrando pastores y lideres, ahora para completar tu experiencia ve a la oveja perdida, restaura a la perniquebrada, porque el que conoce a Cristo de verdad, no espera el cetro de los hombres para actuar.
    No creo que seas es tipo de persona que exterioriza sus frustraciones para que le tengan lastima o para hablar mal de su hermano que esta cometiendo errores, exterioriza cuanto de Dios hay en ti, no a tus hermanos sino a los millones que navegamos en el ciberespacio, danos esas herramientas que aprendiste en tu paso por los seminarios, quizá El Padre este mas contento contigo por quemar neuronas en la ardua tarea de ganar almas que en denunciar al mundo lo mal que te han abofeteado los hombres, muchos te estaremos agradecidos.

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