Con mucha razón algunos están diciendo hoy que Israel es el reloj profético de Dios.
Muchos cristianos comprendieron que algo tremendo había ocurrido en el tiempo profético, después de su reaparición como estado independiente en el escenario mundial el 14 de Mayo de 1948.
Israel, como país, había desaparecido de la geografía y de la historia de Palestina desde el año 70 d.C. Fue destruido el estado y fueron deportados sus habitantes por los romanos hacia los cuatro confines del imperio. Al cabo de más de mil ochocientos años después, reaparecen.
Lo portentoso de este acontecimiento es que estaba anunciado en muchos textos del Antiguo Testamento. Del estudio de estos textos sagrados y de su relación con la historia, es que trataremos en esta sección.
De esos abundantes capítulos que hay en el Antiguo Testamento vamos a citar unos cuantos, pero principalmente a cuatro de los más lejanos en el tiempo: Levítico 26 y Deuteronomio 28, 29 y 30. Es realmente asombroso comprobar cómo Moisés, en el mismo desierto, aun antes de que el pueblo entrara en la tierra prometida, les profetizó todo el proceso de su historia en tres grandes etapas.
Estas tres grandes etapas son las siguientes:
1) El destierro
a.Lv. 26.31-33
b.Dt. 28.36,49-50,63-64
c.Dt. 29.22-28
2) Persecuciones y sufrimientos en la diáspora
a.Lv. 26.36-39
b.Dt. 28.25-26,65-67
3) Retorno a la tierra prometida
a.Lv. 26.41-42,44-45
b.Dt. 30.1-5
Ahora mismo estamos en la última etapa, la del retorno. En la sencilla gráfica que se muestra a continuación, puede comprobarse el cumplimiento histórico de esta profecía mosaica en tres etapas.
