Noviembre 1
El juicio de las naciones
Mt.25.31-46 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 »Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.33 Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo,35 porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis;36 estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme”.37 Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?38 ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos?39 ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”.40 Respondiendo el Rey, les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.
41 »Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles,42 porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”.44 Entonces también ellos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?”.45 Entonces les responderá diciendo: “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”.46 Irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna.
La entrada triunfal en Jerusalén
Mt.21.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,2 diciéndoles: «Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y en seguida hallaréis una asna atada y un pollino con ella. Desatadla, y traédmelos.3 Y si alguien os dice algo, contestadle: “El Señor los necesita, pero luego los devolverá”».
4 Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el profeta:
5 «Decid a la hija de Sión:
tu Rey viene a ti,
manso y sentado sobre un asno,
sobre un pollino, hijo de animal de carga».
6 Entonces los discípulos fueron e hicieron como Jesús les mandó.7 Trajeron el asna y el pollino; pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima.8 La multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino.9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: «¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!».
10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se agitó, diciendo:
—¿Quién es este?
11 Y la gente decía:
—Este es Jesús, el profeta, el de Nazaret de Galilea.
Mr.11.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos,2 y les dijo:
—Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado. Desatadlo y traedlo.3 Y si alguien os pregunta: “¿Por qué hacéis eso?”, decid que el Señor lo necesita y que luego lo devolverá.
4 Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.5 Algunos de los que estaban allí les preguntaron:
—¿Qué hacéis desatando el pollino?
6 Ellos entonces les dijeron como Jesús había dicho, y los dejaron ir.7 Trajeron el pollino a Jesús, echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.8 También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino.9 Los que iban delante y los que venían detrás gritaban, diciendo:
—¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!10 ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosana en las alturas!
11 Entró Jesús en Jerusalén y fue al Templo. Después de observarlo todo, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce.
Lc.19.28-44 DHH NIV NBD NVI LBLA
28 Dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén.29 Al acercarse a Betfagé y a Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió a dos de sus discípulos,30 diciendo:
—Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un asno atado en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo y traedlo.31 Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?” le responderéis así: “Porque el Señor lo necesita”.
32 Fueron los que habían sido enviados y hallaron como les dijo.33 Cuando desataban el asno, sus dueños les dijeron:
—¿Por qué desatáis el asno?
34 Ellos dijeron:
—Porque el Señor lo necesita.
35 Lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el asno, subieron a Jesús encima.36 Y a su paso tendían sus mantos por el camino.37 Cuando ya se acercaba a la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto.38 Decían:
—¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
39 Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron:
—Maestro, reprende a tus discípulos.
40 Él, respondiendo, les dijo:
—Os digo que si estos callaran las piedras clamarían.
41 Cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró por ella,42 diciendo:
—¡Si también tú conocieras, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Pero ahora está encubierto a tus ojos.43 Vendrán días sobre ti cuando tus enemigos te rodearán con cerca, te sitiarán y por todas partes te estrecharán;44 te derribarán a tierra y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
Jn.12.12-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 El siguiente día, grandes multitudes que habían ido a la fiesta, al oir que Jesús llegaba a Jerusalén,13 tomaron ramas de palmera y salieron a recibirlo, y clamaban:
—¡Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!
14 Halló Jesús un asnillo y montó sobre él, como está escrito:
15 «No temas, hija de Sión;
tu Rey viene,
montado sobre un pollino de asna».
16 Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio, pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho.17 Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de los muertos.18 Por lo cual también había salido la gente a recibirlo, porque había oído que él había hecho esta señal.19 Pero los fariseos dijeron entre sí:
—Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.
Unos griegos buscan a Jesús
Jn.12.20-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta.21 Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo:
—Señor, queremos ver a Jesús.
22 Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.23 Jesús les respondió diciendo:
—Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado.24 De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto.25 El que ama su vida, la perderá; y el que odia su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo esté, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.
Jesús purifica el Templo
Mt.21.12-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Entró Jesús en el templo de Dios y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas,13 y les dijo: «Escrito está: “Mi casa, casa de oración será llamada”, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones».
14 Y en el Templo se le acercaron ciegos y cojos, y los sanó.15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía y a los muchachos aclamando en el Templo y diciendo: «¡Hosana al Hijo de David!», se enojaron16 y le dijeron:
—¿Oyes lo que estos dicen?
Jesús les dijo:
—Sí. ¿Nunca leísteis:
»“De la boca de los niños y de los que aún maman,
fundaste la fortaleza”?
17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y se quedó allí.
Mr.11.15-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Vinieron, pues, a Jerusalén, y entrando Jesús en el Templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el Templo. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas;16 y no consentía que nadie atravesara el Templo llevando utensilio alguno.17 Y les enseñaba, diciendo:
—¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”? Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
18 Lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarlo, porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina.19 Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad.
Lc.19.45-48 DHH NIV NBD NVI LBLA
45 Entrando en el Templo comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él,46 diciéndoles:
—Escrito está: “Mi casa es casa de oración”, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
47 Enseñaba cada día en el Templo; pero los principales sacerdotes, los escribas y los altos dignatarios del pueblo procuraban matarlo.48 Pero no hallaban nada que pudieran hacerle, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.
Jn.2.13-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Estaba cerca la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.14 Encontró en el Templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas que estaban allí sentados15 e hizo un azote de cuerdas y echó fuera del Templo a todos, con las ovejas y los bueyes; también desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas;16 y dijo a los que vendían palomas:
—Quitad esto de aquí, y no convirtáis la casa de mi Padre en casa de mercado.
17 Entonces recordaron sus discípulos que está escrito: «El celo de tu casa me consumirá».18 Los judíos respondieron y le dijeron:
—Ya que haces esto, ¿qué señal nos muestras?
19 Respondió Jesús y les dijo:
—Destruid este templo y en tres días lo levantaré.
20 Entonces los judíos dijeron:
—En cuarenta y seis años fue edificado este Templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
21 Pero él hablaba del templo de su cuerpo.22 Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho.
Noviembre 2
La autoridad de Jesús
Mt.21.23-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Cuando llegó al Templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le preguntaron:
—¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esta autoridad?
24 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. 25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo o de los hombres?
Ellos entonces discutían entre sí, diciendo:
—Si decimos, “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué, pues, no le creísteis?” 26 Y si decimos, “de los hombres”, tememos al pueblo, porque todos tienen a Juan por profeta.
27 Respondiendo a Jesús, dijeron:
—No lo sabemos.
Entonces él les dijo:
—Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Mr.11.27-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
27 Volvieron entonces a Jerusalén y, andando él por el Templo, se le acercaron los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, 28 y le preguntaron:
—¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio autoridad para hacer estas cosas?
29 Jesús, respondiendo, les dijo:
—Os haré yo también una pregunta. Respondedme y os diré con qué autoridad hago estas cosas. 30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Respondedme.
31 Entonces ellos discutían entre sí, diciendo:
—Si decimos “del cielo”, dirá: “¿Por qué, pues, no lo creísteis?” 32 ¿Y si decimos “de los hombres”?…
Pero temían al pueblo, pues todos tenían a Juan como un verdadero profeta. 33 Así que, respondiendo, dijeron a Jesús:
—No sabemos.
Entonces, respondiendo Jesús, les dijo:
—Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
Lc.20.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
Sucedió un día que, enseñando Jesús al pueblo en el Templo y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, 2 y le hablaron diciendo:
—Dinos ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?
3 Respondiendo Jesús, les dijo:
—Os haré yo también una pregunta. Respondedme: 4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?
5 Entonces ellos discutían entre sí, diciendo:
—Si decimos “del cielo”, dirá: “¿Por qué, pues, no le creísteis?” 6 Y si decimos “de los hombres”, todo el pueblo nos apedreará, porque están persuadidos de que Juan era profeta.
7 Respondieron que no sabían de dónde era. 8 Entonces Jesús les dijo:
—Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas.
FIN DE LA HISTORIA TERRENAL DE JESÚS
El complot contra Jesús
Mt.26.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando acabó Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos:2 «Sabéis que dentro de dos días se celebra la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado».
3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote, llamado Caifás,4 y se confabularon para prender con engaño a Jesús, y matarlo.5 Pero decían: «No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo».
Mr.14.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dos días después era la Pascua y la fiesta de los Panes sin levadura. Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderlo con engaño y matarlo.2 Y decían:
«No durante la Fiesta, para que no se alborote el pueblo».
Lc.22.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Estaba cerca la fiesta de los Panes sin levadura, que se llama la Pascua.2 Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarlo, porque temían al pueblo.
Jn.11.45-57 DHH NIV NBD NVI LBLA
45 Entonces muchos de los judíos que habían ido para acompañar a María y vieron lo que había hecho Jesús, creyeron en él.46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el Concilio, y dijeron:
—¿Qué haremos?, pues este hombre hace muchas señales.48 Si lo dejamos así, todos creerán en él, y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
49 Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo:
—Vosotros no sabéis nada,50 ni os dais cuenta de que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.53 Así que desde aquel día acordaron matarlo.
54 Por eso, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y se quedó allí con sus discípulos.
55 Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos subieron de aquella región a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse.56 Buscaban a Jesús y se preguntaban unos a otros en el Templo:
—¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?
57 Los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno se enteraba de dónde estaba, informara de ello, para prenderlo.
Judas ofrece entregar a Jesús
Mt.26.14-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes15 y les dijo: «¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?
Ellos le asignaron treinta piezas de plata».16 Desde entonces buscaba oportunidad para entregarlo.
Mr.14.10,11 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo.11 Ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y Judas buscaba oportunidad para entregarlo.
Lc.22.3-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno de los doce;4 este fue y habló con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría.5 Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero.6 Él aceptó y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo.
Jesús es ungido en Betania
Mt.26.6-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,7 se le acercó una mujer con un vaso de alabastro de perfume muy costoso, y lo derramó sobre la cabeza de él, que estaba sentado a la mesa.8 Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron:
—¿Para qué este desperdicio?,9 pues esto podía haberse vendido a buen precio y haberse dado a los pobres.
10 Al darse cuenta Jesús, les dijo:
—¿Por qué molestáis a esta mujer? Lo que ha hecho conmigo es una buena obra,11 porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis,12 pues al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.13 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella.
Mr.14.3-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Pero estando él en Betania, sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho valor; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.4 Entonces algunos se enojaron dentro de sí, y dijeron:
—¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?,5 pues podía haberse vendido por más de trescientos denarios y haberse dado a los pobres.
Y murmuraban contra ella.
6 Pero Jesús dijo:
—Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho.7 Siempre tendréis a los pobres con vosotros y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis.8 Esta ha hecho lo que podía, porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.9 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella.
Jn.12.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto y a quien había resucitado de los muertos.2 Y le hicieron allí una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él.3 Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.4 Dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que lo había de entregar:
5 —¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se les dio a los pobres?
6 Pero dijo esto, no porque se preocupara por los pobres, sino porque era ladrón y, teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.7 Entonces Jesús dijo:
—Déjala, para el día de mi sepultura ha guardado esto.8 A los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.
Noviembre 3
Institución de la Cena del Señor
Mt.26.17-20,26-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús, diciéndole:
—¿Dónde quieres que preparemos para que comas la Pascua?
18 Él dijo:
—Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: “El Maestro dice: ‘Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la Pascua con mis discípulos’ ”.
19 Los discípulos hicieron como Jesús les mandó y prepararon la Pascua.
20 Cuando cayó la noche se sentó a la mesa con los doce.26 Mientras comían, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos, diciendo:
—Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo:
—Bebed de ella todos,28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados.29 Os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
Mr.14.12-17,22-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la Pascua, sus discípulos le preguntaron:
—¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la Pascua?13 Y envió a dos de sus discípulos diciéndoles:
—Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo,14 y donde entre decid al señor de la casa: “El Maestro dice: ‘¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?’ ”.15 Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto. Haced allí los preparativos para nosotros.
16 Fueron sus discípulos, entraron en la ciudad, hallaron lo que les había dicho y prepararon la Pascua.
17 Cuando llegó la noche vino él con los doce.22 Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y les dio, diciendo:
—Tomad, esto es mi cuerpo.23 Después tomó la copa y, habiendo dado gracias, les dio y bebieron de ella todos.24 Y les dijo:
—Esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada.25 De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
Lc.22.7-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 Llegó el día de los Panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la Pascua.8 Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo:
—Id, preparadnos la Pascua para que la comamos.
9 Ellos le preguntaron:
—¿Dónde quieres que la preparemos?
10 Él les dijo:
—Al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo hasta la casa donde entre11 y decid al padre de familia de esa casa: “El Maestro te dice: ‘¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?’ ”.12 Entonces él os mostrará un gran aposento alto, ya dispuesto; preparadla allí.
13 Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la Pascua.
14 Cuando era la hora se sentó a la mesa, y con él los apóstoles.15 Y les dijo:
—¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca!,16 porque os digo que no la comeré más hasta que se cumpla en el reino de Dios.
17 Tomando la copa, dio gracias y dijo:
—Tomad esto y repartidlo entre vosotros,18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga.
19 También tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo:
—Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
20 De igual manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo:
—Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
1 Co.11.23-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: «Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí».25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí».
Jn.13.1-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasara de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.2 Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote hijo de Simón que lo entregara,3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba,4 se levantó de la cena, se quitó su manto y, tomando una toalla, se la ciñó.5 Luego puso agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido.6 Cuando llegó a Simón Pedro, este le dijo:
—Señor, ¿tú me lavarás los pies?
7 Respondió Jesús y le dijo:
—Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora, pero lo entenderás después.
8 Pedro le dijo:
—No me lavarás los pies jamás.
Jesús le respondió:
—Si no te lavo, no tendrás parte conmigo.
9 Le dijo Simón Pedro:
—Señor, no solo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
10 Jesús le dijo:
—El que está lavado no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
11 Él sabía quién lo iba a entregar; por eso dijo: «No estáis limpios todos».
12 Así que, después que les lavó los pies, tomó su manto, volvió a la mesa y les dijo:
—¿Sabéis lo que os he hecho?13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy.14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros,15 porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también hagáis.16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que lo envió.17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis.
18 »No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido. Pero debe cumplirse la Escritura: “El que come pan conmigo alzó el pie contra mí”.19 Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.20 De cierto, de cierto os digo: El que reciba al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
Jesús anuncia la traición de Judas
Mt.26.21-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Y mientras comían, dijo:
—De cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar.
22 Entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a preguntarle:
—¿Soy yo, Señor?
23 Entonces él, respondiendo, dijo:
—El que mete la mano conmigo en el plato, ese me va a entregar.24 A la verdad el Hijo del hombre va, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.
25 Entonces, respondiendo Judas, el que lo iba a entregar, dijo:
—¿Soy yo, Maestro?
Le dijo:
—Tú lo has dicho.
Mr.14.18-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús:
—De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar.
19 Entonces ellos comenzaron a entristecerse y a decirle uno tras otro:
—¿Seré yo?
Y el otro:
—¿Seré yo?
20 Él, respondiendo, les dijo:
—Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.21 A la verdad el Hijo del hombre va, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.
Lc.22.21-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Pero la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.22 A la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!
23 Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí sobre quién de ellos sería el que habría de hacer esto.
Jn.13.21-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu y declaró:
—De cierto, de cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar.
22 Entonces los discípulos se miraron unos a otros, dudando de quién hablaba.23 Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.24 A este, pues, hizo señas Simón Pedro para que preguntara quién era aquel de quien hablaba.25 Él entonces, recostándose sobre el pecho de Jesús, le preguntó:
—Señor, ¿quién es?
26 Respondió Jesús:
—A quien yo le dé el pan mojado, ese es.
Y, mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo:
—Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
28 Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.29 Algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: «Compra lo que necesitamos para la fiesta»; o que diera algo a los pobres.30 Cuando él tomó el bocado, salió en seguida. Era ya de noche.
El nuevo mandamiento
Jn.13.31–35 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 Entonces, cuando salió, dijo Jesús:
—Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él.32 Si Dios es glorificado en él, Dios también lo glorificará en sí mismo, y en seguida lo glorificará.33 Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis, pero, como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir.34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros.
Noviembre 4
Jesús anuncia la negación de Pedro
Mt.26.30-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
30 Después de haber cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.31 Entonces Jesús les dijo:
—Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche, pues escrito está: “Heriré al pastor y las ovejas del rebaño serán dispersadas”.32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
33 Respondiendo Pedro, le dijo:
—Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.
34 Jesús le dijo:
—De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
35 Pedro le dijo:
—Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.
Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
Mr.14.26-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 Después de haber cantado el himno, salieron al Monte de los Olivos.27 Entonces Jesús les dijo:
—Todos os escandalizaréis de mí esta noche, pues escrito está: “Heriré al pastor y las ovejas serán dispersadas”.28 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
29 Entonces Pedro le dijo:
—Aunque todos se escandalicen, yo no.
30 Y le dijo Jesús:
—De cierto te digo que tú hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.
31 Pero él con mayor insistencia decía:
—Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.
También todos decían lo mismo.
Lc.22.31-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 Dijo también el Señor:
—Simón, Simón, Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;32 pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
33 Él le dijo:
—Señor, estoy dispuesto a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.
34 Y él le dijo:
—Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
Jn.13.36-38 DHH NIV NBD NVI LBLA
36 Le dijo Simón Pedro:
—Señor, ¿a dónde vas?
Jesús le respondió:
—A donde voy, no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después.
37 Le dijo Pedro:
—Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? ¡Mi vida daré por ti!
38 Jesús le respondió:
—¿Tu vida darás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces.
Bolsa, alforja y espada
Lc.22.35-38 DHH NIV NBD NVI LBLA
35 Les dijo:
—Cuando os envié sin bolsa, alforja ni calzado, ¿os faltó algo?
Ellos dijeron:
—Nada.
36 Y les dijo:
—Pues ahora el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una.37 Os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: “Y fue contado con los inicuos”, porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento.
38 Entonces ellos dijeron:
—Señor, aquí hay dos espadas.
Y él les dijo:
—Basta.
Jesús anuncia su muerte
Mt.16.21-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.22 El que fue sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.23 Pero el que fue sembrado en buena tierra es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta y a treinta por uno.
Mr.8.31-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 Comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del hombre padecer mucho, ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, ser muerto y resucitar después de tres días.32 Esto les decía claramente. Entonces Pedro lo tomó aparte y comenzó a reconvenirlo.33 Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo:
—¡Quítate de delante de mí, Satanás!, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Lc.9.21,22 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Pero él les mandó que a nadie dijeran esto, encargándoselo rigurosamente,22 y diciendo:
—Es necesario que el Hijo del hombre padezca muchas cosas y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto y resucite al tercer día.
Mt.17.22,23 DHH NIV NBD NVI LBLA
22 Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres23 y lo matarán, pero al tercer día resucitará».
Ellos se entristecieron mucho.
Mr.9.30-32 DHH NIV NBD NVI LBLA
30 Saliendo de allí, caminaron por Galilea; y no quería que nadie lo supiera,31 pues enseñaba a sus discípulos, y les decía:
—El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres, y lo matarán; pero, después de muerto, resucitará al tercer día.
32 Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle.
Lc.9.43-45 DHH NIV NBD NVI LBLA
43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.
Estando todos maravillados de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:
44 —Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras, porque acontecerá que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres.
45 Pero ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendieran; y temían preguntarle sobre esas palabras.
Mt.20.17-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Mientras subía Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte y les dijo por el camino:18 «Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte19 y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará».
Mr.10.32-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 Iban por el camino subiendo a Jerusalén. Jesús iba delante, y ellos, asombrados, lo seguían con miedo. Entonces, volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer:
33 —Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles.34 Se burlarán de él, lo azotarán, lo escupirán y lo matarán; pero al tercer día resucitará.
Lc.18.31-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 Tomando Jesús a los doce, les dijo:
—Cuando lleguemos a Jerusalén se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del hombre,32 pues será entregado a los gentiles, se burlarán de él, lo insultarán y le escupirán.33 Y después que lo hayan azotado, lo matarán; pero al tercer día resucitará.
34 Sin embargo, ellos nada comprendieron de estas cosas, porque esta palabra les era encubierta y no entendían lo que se les decía.
Jn.12.27-36 DHH NIV NBD NVI LBLA
27 »Ahora está turbada mi alma, ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Pero para esto he llegado a esta hora.28 Padre, glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez».29 Y la multitud que estaba allí y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían:
—Un ángel le ha hablado.
30 Respondió Jesús y dijo:
—No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros.31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.32 Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
33 Esto decía dando a entender de qué muerte iba a morir.34 Le respondió la gente:
—Nosotros hemos oído que, según la Ley, el Cristo permanece para siempre ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre?
35 Entonces Jesús les dijo:
—Aún por un poco de tiempo la luz está entre vosotros; andad entretanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas, porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va.36 Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.
Jesús ora en Getsemaní
Mt.26.36-46 DHH NIV NBD NVI LBLA
36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
—Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.
37 Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.38 Entonces Jesús les dijo:
—Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.
39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú».
40 Volvió luego a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro:
—¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?41 Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
42 Otra vez fue y oró por segunda vez, diciendo: «Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad».
43 Volvió otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.44 Y dejándolos, se fue de nuevo y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.45 Entonces se acercó a sus discípulos y les dijo:
—¡Dormid ya y descansad! Ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.46 ¡Levantaos, vamos! Ved, se acerca el que me entrega.
Mr.14.32-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
—Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.33 Se llevó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.34 Y les dijo:
—Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.
35 Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que, si fuera posible, pasara de él aquella hora.36 Y decía: «¡Abba, Padre!, todas las cosas son posibles para ti. Aparta de mí esta copa; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
37 Vino luego y los halló durmiendo, y dijo a Pedro:
—Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?38 Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
39 Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.40 Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle.41 Vino la tercera vez, y les dijo:
—¡Dormid ya y descansad! ¡Basta, la hora ha llegado! He aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores.
42 »¡Levantaos! ¡Vamos! Ya se acerca el que me entrega.
Lc.22.39-46 DHH NIV NBD NVI LBLA
39 Salió y se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos lo siguieron.40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo:
—Orad para que no entréis en tentación.
41 Se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oró,42 diciendo: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».
43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo.44 Lleno de angustia oraba más intensamente, y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
45 Cuando se levantó de la oración y fue a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza;46 y les dijo:
—¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.
Arresto de Jesús
Mt.26.47-56 DHH NIV NBD NVI LBLA
47 Aún estaba él hablando cuando llegó Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.48 Y el que lo entregaba les había dado señal, diciendo: «Al que yo bese, ese es; prendedlo».49 En seguida se acercó a Jesús y dijo:
—¡Salve, Maestro!
Y lo besó.50 Jesús le dijo:
—Amigo, ¿a qué vienes?
Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y lo prendieron.51 Pero uno de los que estaban con Jesús, echando mano de su espada, hirió a un siervo del Sumo sacerdote y le quitó la oreja.52 Entonces Jesús le dijo:
—Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?54 ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?
55 En aquella hora dijo Jesús a la gente:
—¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el Templo, y no me prendisteis.56 Pero todo esto sucede para que se cumplan las Escrituras de los profetas.
Entonces todos los discípulos, dejándolo, huyeron.
Mr.14.43-50 DHH NIV NBD NVI LBLA
43 Aún estaba él hablando cuando vino Judas, que era uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.44 El que lo entregaba les había dado señal, diciendo: «Al que yo bese, ese es. Prendedlo y llevadlo con seguridad».45 Cuando vino, se acercó luego a él y le dijo:
—¡Maestro! ¡Maestro!
Y lo besó.46 Entonces ellos le echaron mano y lo prendieron.
47 Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo sacerdote y le cortó la oreja.48 Respondiendo Jesús, les dijo:
—¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme?49 Cada día estaba con vosotros enseñando en el Templo y no me prendisteis; pero así es, para que se cumplan las Escrituras.
50 Entonces todos los discípulos, dejándolo, huyeron.
Lc.22.47-53 DHH NIV NBD NVI LBLA
47 Mientras él aún hablaba, se presentó una turba. El que se llamaba Judas, uno de los doce, que iba al frente de ellos, se acercó hasta Jesús para besarlo.48 Entonces Jesús le dijo:
—Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?
49 Cuando los que estaban con él se dieron cuenta de lo que había de acontecer, le dijeron:
—Señor, ¿heriremos a espada?
50 Entonces uno de ellos hirió a un siervo del Sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.51 Entonces, respondiendo Jesús, dijo:
—Basta ya; dejad.
Y tocando su oreja, lo sanó.52 Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido contra él:
—¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos?53 Habiendo estado con vosotros cada día en el Templo, no extendisteis las manos contra mí; pero esta es vuestra hora y la potestad de las tinieblas.
Jn.18.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto en el cual entró con sus discípulos.2 Y también Judas, el que lo entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos.3 Judas, pues, tomando una compañía de soldados y guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas, antorchas y armas.4 Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les preguntó:
—¿A quién buscáis?
5 Le respondieron:
—A Jesús nazareno.
Jesús les dijo:
—Yo soy.
Estaba también con ellos Judas, el que lo entregaba.6 Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra.7 Volvió, pues, a preguntarles:
—¿A quién buscáis?
Y ellos dijeron:
—A Jesús nazareno.
8 Respondió Jesús:
—Os he dicho que yo soy. Si me buscáis a mí, dejad ir a estos.
9 Esto dijo para que se cumpliera aquello que había dicho: «De los que me diste, no perdí ninguno».10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, hirió al siervo del Sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.11 Jesús entonces dijo a Pedro:
—Mete tu espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?12 Entonces la compañía de soldados, el comandante y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron13 y lo llevaron primeramente ante Anás, porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año.14 Caifás fue quien explicó a los judíos que convenía que un solo hombre muriera por el pueblo.
El joven que huyó
Mr.14.51,52 DHH NIV NBD NVI LBLA
51 Pero cierto joven lo seguía, cubierto el cuerpo con una sábana. Lo prendieron,52 pero él, dejando la sábana, huyó desnudo.
Noviembre 5
Pedro niega a Jesús
Mt.26.57,58,69-75 DHH NIV NBD NVI LBLA
57 Los que prendieron a Jesús lo llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos.58 Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los guardias para ver el fin.69 Estando Pedro sentado fuera, en el patio, se le acercó una criada y le dijo:
—Tú también estabas con Jesús, el galileo.
70 Pero él negó delante de todos, diciendo:
—No sé lo que dices.
71 Saliendo él a la puerta, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
—También este estaba con Jesús, el nazareno.
72 Pero él negó otra vez con juramento:
—¡No conozco al hombre!
73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro:
—Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.
74 Entonces él comenzó a maldecir y a jurar:
—¡No conozco al hombre!
Y en seguida cantó el gallo.75 Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: «Antes que cante el gallo, me negarás tres veces». Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Mr.14.53,54,66-72 DHH NIV NBD NVI LBLA
53 Trajeron, pues, a Jesús al Sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.54 Pedro lo siguió de lejos hasta dentro del patio del Sumo sacerdote; y estaba sentado con los guardias, calentándose al fuego.66 Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del Sumo sacerdote,67 y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándolo, le dijo:
—Tú también estabas con Jesús, el nazareno.
68 Pero él negó, diciendo:
—No lo conozco, ni sé lo que dices.
Y salió a la entrada, y cantó el gallo.69 La criada, viéndolo otra vez, comenzó a decir a los que estaban allí:
—Este es uno de ellos.
70 Pero él volvió a negarlo. Poco después, los que estaban allí dijeron otra vez a Pedro:
—Verdaderamente tú eres de ellos, porque eres galileo y tu manera de hablar es semejante a la de ellos.
71 Entonces él comenzó a maldecir y a jurar:
—¡No conozco a este hombre de quien habláis!
72 Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: «Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces». Y pensando en esto, lloraba.
Lc.22.54-62 DHH NIV NBD NVI LBLA
54 Lo prendieron, lo llevaron y lo condujeron a casa del Sumo sacerdote. Y Pedro lo seguía de lejos.55 Encendieron fuego en medio del patio y se sentaron alrededor; también Pedro se sentó entre ellos.56 Pero una criada, al verlo sentado al fuego, se fijó en él y dijo:
—También este estaba con él.
57 Pero él lo negó, diciendo:
—Mujer, no lo conozco.
58 Un poco después, viéndolo otro, dijo:
—Tú también eres de ellos.
Y Pedro dijo:
—Hombre, no lo soy.
59 Como una hora después, otro afirmó, diciendo:
—Verdaderamente también este estaba con él, porque es galileo.
60 Y Pedro dijo:
—Hombre, no sé lo que dices.
Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó.61 Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: «Antes que el gallo cante, me negarás tres veces».62 Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
Jn.18.15-18,25-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del Sumo sacerdote;16 pero Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del Sumo sacerdote, y habló a la portera e hizo entrar a Pedro.17 Entonces la criada portera dijo a Pedro:
—¿No eres tú también de los discípulos de este hombre?
Dijo él:
—¡No lo soy!
18 Estaban en pie los siervos y los guardias que habían encendido un fuego, porque hacía frío y se calentaban. También con ellos estaba Pedro en pie, calentándose.
25 Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose, y le preguntaron:
—¿No eres tú de sus discípulos?
Él negó y dijo:
—¡No lo soy!
26 Uno de los siervos del Sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo:
—¿No te vi yo en el huerto con él?
27 Negó Pedro otra vez, y en seguida cantó el gallo.
Jesús insultado y azotado
Mt.26.67,68 DHH NIV NBD NVI LBLA
67 Entonces lo escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; y otros lo abofeteaban,68 diciendo:
—Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.
Mr.14.65 DHH NIV NBD NVI LBLA
65 Entonces algunos comenzaron a escupirlo, a cubrirle el rostro, a darle puñetazos y a decirle: «¡Profetiza!».
También los guardias le daban bofetadas.
Lc.22.63-65 DHH NIV NBD NVI LBLA
63 Los hombres que vigilaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban.64 Vendándole los ojos, le golpeaban el rostro y le preguntaban, diciendo:
—Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?
65 Y lo insultaban diciéndole muchas otras cosas.
Jesús ante el Concilio
Mt.26.59-66 DHH NIV NBD NVI LBLA
59 Los principales sacerdotes, los ancianos y todo el Concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús para entregarlo a la muerte,60 pero no lo hallaron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Pero al fin vinieron dos testigos falsos,61 que dijeron:
—Este dijo: “Puedo derribar el Templo de Dios y en tres días reedificarlo”.
62 Se levantó el Sumo sacerdote y le preguntó:
—¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?
63 Pero Jesús callaba. Entonces el Sumo sacerdote le dijo:
—Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
64 Jesús le dijo:
—Tú lo has dicho. Y además os digo que desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo.
65 Entonces el Sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
—¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Ahora mismo habéis oído su blasfemia.66 ¿Qué os parece?
Y respondiendo ellos, dijeron:
—¡Es reo de muerte!
Mr.14.55-64 DHH NIV NBD NVI LBLA
55 Los principales sacerdotes y todo el Concilio buscaban testimonio contra Jesús para entregarlo a la muerte, pero no lo hallaban,56 porque muchos daban falso testimonio contra él, pero sus testimonios no concordaban.57 Entonces, levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:
58 —Nosotros lo hemos oído decir: “Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro no hecho a mano”.
59 Pero ni aun así concordaban en el testimonio.60 Entonces el Sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo:
—¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?
61 Pero él callaba y nada respondía. El Sumo sacerdote le volvió a preguntar:
—¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
62 Jesús le dijo:
—Yo soy. Y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo.
63 Entonces el Sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo:
—¿Qué más necesidad tenemos de testigos?64 Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece?
Y todos ellos lo condenaron, declarándolo digno de muerte.
Lc.22.66-71 DHH NIV NBD NVI LBLA
66 Cuando se hizo de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y lo llevaron al Concilio, diciendo:
67 —¿Eres tú el Cristo? Dínoslo.
Les dijo:
—Si os lo digo, no creeréis;68 y también, si os pregunto, ni me responderéis ni me soltaréis.69 Pero desde ahora el Hijo del hombre se sentará a la diestra del poder de Dios.
70 Dijeron todos:
—Luego, ¿eres tú el Hijo de Dios?
Y él les dijo:
—Vosotros decís que lo soy.
71 Entonces ellos dijeron:
—¿Qué más testimonio necesitamos?, porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
Jn.18.19-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 El Sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.20 Jesús le respondió:
—Yo públicamente he hablado al mundo. Siempre he enseñado en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta, a los que han oído, de qué les he hablado; ellos saben lo que yo he dicho.
22 Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada, diciendo:
—¿Así respondes al Sumo sacerdote?
23 Jesús le respondió:
—Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; pero si bien, ¿por qué me golpeas?
24 Anás entonces lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
Muerte de Judas
Mt.27.3-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Entonces Judas, el que lo había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,4 diciendo:
—Yo he pecado entregando sangre inocente.
Pero ellos dijeron:
—¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!
5 Entonces, arrojando las piezas de plata en el Templo, salió, y fue y se ahorcó.6 Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron:
—No está permitido echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.
7 Y, después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros.8 Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: «Campo de sangre».9 Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: «Tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel,10 y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor».
Hch.1.15-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo:
16 —Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura que el Espíritu Santo, por boca de David, había anunciado acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús,17 y era contado con nosotros y tenía parte en este ministerio.18 Este, pues, que había adquirido un campo con el salario de su iniquidad, cayó de cabeza y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron.19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama (que significa “Campo de sangre”),
Noviembre 6
Jesús ante Pilato
Mt.27.1,2,11-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando llegó la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo dispusieron contra Jesús un plan para entregarlo a muerte.2 Lo llevaron atado y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.
11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y este le preguntó, diciendo:
—¿Eres tú el Rey de los judíos?
Jesús le dijo:
—Tú lo dices.
12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.13 Pilato entonces le dijo:
—¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?
14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra, de tal manera que el gobernador estaba muy asombrado.
Mr.15.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el Concilio, llevaron a Jesús atado y lo entregaron a Pilato.2 Pilato le preguntó:
—¿Eres tú el Rey de los judíos?
Respondiendo él, le dijo:
—Tú lo dices.
3 Y los principales sacerdotes lo acusaban mucho.4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo:
—¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.
5 Pero Jesús ni aun con eso respondió, de modo que Pilato quedó muy extrañado.
Lc.23.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Levantándose entonces todos, llevaron a Jesús a Pilato.2 Y comenzaron a acusarlo, diciendo:
—Hemos encontrado que este pervierte a la nación, y que prohibe dar tributo a César diciendo que él mismo es el Cristo, un Rey.
3 Entonces Pilato le preguntó, diciendo:
—¿Eres tú el Rey de los judíos?
Respondiéndole él, dijo:
—Tú lo dices.
4 Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la gente:
—Ningún delito hallo en este hombre.
5 Pero ellos porfiaban, diciendo:
—Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.
Jn.18.28-38 DHH NIV NBD NVI LBLA
28 Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y así poder comer la Pascua. 29 Entonces salió Pilato a donde ellos estaban, y les dijo:
—¿Qué acusación traéis contra este hombre?
30 Respondieron y le dijeron:
—Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.
31 Entonces les dijo Pilato:
—Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.
Los judíos le dijeron:
—A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie.
32 Dijeron esto para que se cumpliera la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.
33 Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
—¿Eres tú el Rey de los judíos?
34 Jesús le respondió:
—¿Dices tú esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí?
35 Pilato le respondió:
—¿Soy yo acaso judío? Tu nación y los principales sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
36 Respondió Jesús:
—Mi Reino no es de este mundo; si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.
37 Le dijo entonces Pilato:
—Luego, ¿eres tú rey?
Respondió Jesús:
—Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
38 Le dijo Pilato:
—¿Qué es la verdad?
Y dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos, y les dijo:
—Yo no hallo en él ningún delito.
Jesús ante Herodes
Lc.23.6-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Entonces Pilato, cuando oyó decir “Galilea”, preguntó si el hombre era galileo.7 Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén.8 Herodes, al ver a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verlo, porque había oído muchas cosas acerca de él y esperaba verlo hacer alguna señal.9 Le hizo muchas preguntas, pero él nada le respondió.10 Estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándolo con gran vehemencia.11 Entonces Herodes con sus soldados lo menospreció y se burló de él, vistiéndolo con una ropa espléndida; y volvió a enviarlo a Pilato.12 Y aquel día, Pilato y Herodes, que estaban enemistados, se hicieron amigos.
Jesús es sentenciado a muerte
Mt.27.15-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisieran.16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás.17 Reunidos, pues, ellos, les preguntó Pilato:
—¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?
18 (porque sabía que por envidia lo habían entregado).19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
—No tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por causa de él.
20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiera a Barrabás y que se diera muerte a Jesús.21 Respondiendo el gobernador, les dijo:
—¿A cuál de los dos queréis que os suelte?
Y ellos dijeron:
—A Barrabás.
22 Pilato les preguntó:
—¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?
Todos le dijeron:
—¡Sea crucificado!
23 El gobernador les dijo:
—Pues ¿qué mal ha hecho?
Pero ellos gritaban aún más, diciendo:
—¡Sea crucificado!
24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo:
—Inocente soy yo de la sangre de este justo. Allá vosotros.
25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo:
—Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos.
26 Entonces les soltó a Barrabás, y habiendo azotado a Jesús, lo entregó para ser crucificado.
27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía.28 Lo desnudaron y le echaron encima un manto escarlata;29 pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo:
—¡Salve, rey de los judíos!
30 Le escupían, y tomando la caña lo golpeaban en la cabeza.31 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos y lo llevaron para crucificarle.
Mr.15.6-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 En el día de la Fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidieran.7 Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta.8 Viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciera como siempre les había hecho.9 Pilato les respondió diciendo:
—¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?,10 porque sabía que por envidia lo habían entregado los principales sacerdotes.11 Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltara más bien a Barrabás.12 Respondiendo Pilato, les dijo otra vez:
—¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?
13 Y ellos volvieron a gritar:
—¡Crucifícalo!
14 Pilato dijo:
—¿Pues qué mal ha hecho?
Pero ellos gritaban aun más:
—¡Crucifícalo!
15 Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado.
16 Entonces los soldados lo llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y reunieron a toda la compañía.17 Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona tejida de espinas18 y comenzaron a saludarlo:
—¡Salve, Rey de los judíos!
19 Le golpeaban la cabeza con una caña, lo escupían y, puestos de rodillas, le hacían reverencias.20 Después de haberse burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus propios vestidos y lo sacaron para crucificarlo.
Lc.23.13-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo,14 les dijo:
—Me habéis presentado a este como un hombre que perturba al pueblo; pero, habiéndolo interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en él delito alguno de aquellos de que lo acusáis.15 Ni tampoco Herodes, porque os remití a él. Nada digno de muerte ha hecho este hombre,16 así que lo soltaré después de castigarlo.
17 Tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta.
18 Pero toda la multitud gritó a una, diciendo:
—¡Fuera con ese; suéltanos a Barrabás!
19 Este había sido echado en la cárcel por rebelión en la ciudad y por un homicidio.20 Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús;21 pero ellos volvieron a gritar, diciendo:
—¡Crucifícalo, crucifícalo!
22 Él les dijo por tercera vez:
—¿Pues qué mal ha hecho este? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; lo castigaré y lo soltaré.
23 Pero ellos insistían a gritos, pidiendo que fuera crucificado; y las voces de ellos y de los principales sacerdotes se impusieron.24 Entonces Pilato sentenció que se hiciera lo que ellos pedían.25 Les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por rebelión y homicidio, a quien habían pedido, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
Jn.18.38-19.16 DHH NIV NBD NVI LBLA
38 Le dijo Pilato:
—¿Qué es la verdad?
Y dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos, y les dijo:
—Yo no hallo en él ningún delito.39 Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte a un preso en la Pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?
40 Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo:
—¡A éste no! ¡A Barrabás!—y Barrabás era ladrón—.
1 Así que tomó entonces Pilato a Jesús y lo azotó.2 Los soldados entretejieron una corona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y lo vistieron con un manto de púrpura,3 y le decían:
—¡Salve, Rey de los judíos!—y le daban bofetadas.
4 Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo:
—Mirad, os lo traigo fuera para que entendáis que ningún delito hallo en él.
5 Y salió Jesús llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dijo:
—¡Este es el hombre!
6 Cuando lo vieron los principales sacerdotes y los guardias, dieron voces diciendo:
—¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo:
—Tomadlo vosotros y crucificadlo, porque yo no hallo delito en él.
7 Los judíos le respondieron:
—Nosotros tenemos una ley y, según nuestra ley, debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.
8 Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo.9 Entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús:
—¿De dónde eres tú?
Pero Jesús no le respondió.10 Entonces le dijo Pilato:
—¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte y autoridad para soltarte?
11 Respondió Jesús:
—Ninguna autoridad tendrías contra mí si no te fuera dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
12 Desde entonces procuraba Pilato soltarlo, pero los judíos daban voces diciendo:
—Si a este sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.
13 Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado El Enlosado, en hebreo, Gábata.14 Era la preparación de la Pascua y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos:
—¡Aquí tenéis a vuestro Rey!
15 Pero ellos gritaron:
—¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!
Pilato les dijo:
—¿A vuestro Rey he de crucificar?
Respondieron los principales sacerdotes:
—¡No tenemos más rey que César!
16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús y se lo llevaron.
Noviembre 7
Crucifixión de Jesús
Mt.27.32-44 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 Al salir hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a este obligaron a que llevara la cruz.33 Cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, (que significa: «Lugar de la Calavera»),34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero, después de haberlo probado, no quiso beberlo.
35 Cuando lo hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliera lo dicho por el profeta: «Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes».36 Y sentados lo custodiaban allí.37 Pusieron sobre su cabeza su causa escrita: «Este es Jesús, el rey de los judíos».
38 Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda.39 Los que pasaban lo insultaban meneando la cabeza40 y diciendo: «Tú, el que derribas el Templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo. Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz».
41 De esta manera también los principales sacerdotes, junto con los escribas, los fariseos y los ancianos, se burlaban de él y decían:42 «A otros salvó, pero a sí mismo no se puede salvar. Si es el Rey de Israel, que descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.43 Confió en Dios; líbrelo ahora si le quiere, porque ha dicho: “Soy Hijo de Dios”».
44 Del mismo modo lo insultaban los ladrones que habían sido crucificados con él.
Mr.15.21-32 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevara la cruz.
22 Y lo llevaron a un lugar llamado Gólgota, (que significa: “Lugar de la Calavera”).23 Le dieron a beber vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó.24 Cuando lo crucificaron, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
25 Era la hora tercera cuando lo crucificaron.26 El título escrito que señalaba la causa de su condena era: «El Rey de los Judíos».27 Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.28 Así se cumplió la Escritura que dice: «Y fue contado con los pecadores».29 Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabeza y diciendo:
—¡Bah! tú que derribarías el Templo de Dios y en tres días lo reedificarías,30 sálvate a ti mismo y desciende de la cruz.
31 De esta manera también los principales sacerdotes, burlándose, se decían unos a otros, con los escribas:
—A otros salvó, pero a sí mismo no se puede salvar.32 ¡El Cristo! ¡Rey de Israel! ¡Que descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos!
También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Lc.23.26-43 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 Cuando lo llevaban, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevara tras Jesús.
27 Lo seguía una gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.28 Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:
—Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos,29 porque vendrán días en que dirán: “Bienaventuradas las estériles y los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron”.30 Entonces comenzarán a decir a los montes: “Caed sobre nosotros”, y a los collados: “Cubridnos”,31 porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?
32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados.33 Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.34 Jesús decía:
—Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.35 El pueblo estaba mirando, y aun los gobernantes se burlaban de él diciendo:
—A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios.
36 Los soldados también se burlaban de él, y se acercaban ofreciéndole vinagre37 y diciendo:
—Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: «Este es el Rey de los judíos».
39 Uno de los malhechores que estaban colgados lo insultaba diciendo:
—Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
40 Respondiendo el otro, lo reprendió, diciendo:
—¿Ni siquiera estando en la misma condenación temes tú a Dios?41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; pero este ningún mal hizo.42 Y dijo a Jesús:
—Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino.
43 Entonces Jesús le dijo:
—De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Jn.19.17-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota.18 Allí lo crucificaron con otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: «Jesús Nazareno, Rey de los judíos».20 Muchos de los judíos leyeron este título, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.21 Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos:
—No escribas: “Rey de los judíos”, sino: “Este dijo: Soy rey de los judíos”.
22 Respondió Pilato:
—Lo que he escrito, he escrito.
23 Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.24 Entonces dijeron entre sí:
—No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será.
Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura, que dice:
«Repartieron entre sí mis vestidos,
y sobre mi ropa echaron suertes».
Y así lo hicieron los soldados.25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.26 Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre:
—Mujer, he ahí tu hijo.
27 Después dijo al discípulo:
—He ahí tu madre.
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Muerte de Jesús
Mt.27.45-56 DHH NIV NBD NVI LBLA
45 Desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: «Elí, Elí, ¿lama sabactani?» (que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»).
47 Algunos de los que estaban allí decían al oírlo:
—A Elías llama este.
48 Al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, la empapó de vinagre, la puso en una caña y le dio a beber.
49 Pero los otros decían:
—Deja, veamos si viene Elías a librarlo.
50 Pero Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.
51 Entonces el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron,52 los sepulcros se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;53 y después que él resucitó, salieron de los sepulcros, entraron en la santa ciudad y aparecieron a muchos.54 El centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que habían sido hechas, llenos de miedo dijeron: «Verdaderamente este era Hijo de Dios».
55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndolo.56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Mr.15.33-41 DHH NIV NBD NVI LBLA
33 Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.34 Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo:
—¡Eloi, Eloi!, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”).
35 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo:
—Mirad, llama a Elías.
36 Corrió uno y, empapando una esponja en vinagre, la puso en una caña y le dio a beber, diciendo:
—Dejad, veamos si viene Elías a bajarlo.
37 Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró.38 Entonces el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo.39 Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo:
—¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!
40 También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé,41 quienes, cuando él estaba en Galilea, lo seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
Lc.23.44-49 DHH NIV NBD NVI LBLA
44 Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.45 El sol se oscureció y el velo del Templo se rasgó por la mitad.46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo:
—Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Habiendo dicho esto, expiró.
47 Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios diciendo:
—Verdaderamente este hombre era justo.
48 Toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.49 Pero todos sus conocidos, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, estaban mirando estas cosas de lejos.
Jn.19.28-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliera:
—¡Tengo sed!
29 Había allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja y, poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.30 Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo:
—¡Consumado es!
E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
El costado de Jesús traspasado
Jn.19.31-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
31 Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos no quedaran en la cruz el sábado (pues aquel sábado era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas y fueran quitados de allí.32 Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas al primero y asimismo al otro que había sido crucificado con él.33 Pero cuando llegaron a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.35 Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis,36 pues estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: «No será quebrado hueso suyo».37 Y también otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
Noviembre 8
Jesús es sepultado
Mt.27.57-61 DHH NIV NBD NVI LBLA
57 Cuando cayó la noche, llegó un hombre rico, de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús.58 Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diera el cuerpo.59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia60 y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue.61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas delante del sepulcro.
Mr.15.42-47 DHH NIV NBD NVI LBLA
42 Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del sábado,43 José de Arimatea, miembro noble del Concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.44 Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto.45 E informado por el centurión, dio el cuerpo a José,46 el cual compró una sábana y, bajándolo, lo envolvió en la sábana, lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.47 María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.
Lc.23.50-56 DHH NIV NBD NVI LBLA
50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del Concilio, hombre bueno y justo.51 Este, que también esperaba el reino de Dios y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos,52 fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús.53 Bajándolo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie.
54 Era día de la preparación y estaba para comenzar el sábado.
55 Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea lo siguieron y vieron el sepulcro y cómo fue puesto su cuerpo.56 Al regresar, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el sábado, conforme al mandamiento.
Jn.19.38-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces fue y se llevó el cuerpo de Jesús.39 Vino también Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según la costumbre judía de sepultar.41 En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no se había puesto a nadie.42 Allí, pues, por causa de la preparación de la Pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
La guardia ante la tumba
Mt.27.62-66 DHH NIV NBD NVI LBLA
62 Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato63 y le dijeron:
—Señor, nos acordamos que aquel mentiroso, estando en vida, dijo: “Después de tres días resucitaré”.64 Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos de noche, lo hurten y digan al pueblo: “Resucitó de entre los muertos”. Y será el último engaño peor que el primero.
65 Pilato les dijo:
—Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis.
66 Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.
La resurrección
Mt.28.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro.2 De pronto hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo y, acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella.3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.4 De miedo de él, los guardas temblaron y se quedaron como muertos.5 Pero el ángel dijo a las mujeres: «No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.6 No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.7 E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos y va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis. Ya os lo he dicho».
8 Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos,9 Jesús les salió al encuentro, diciendo:
—¡Salve!
Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y lo adoraron.
10 Entonces Jesús les dijo:
—No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.
Mr.16.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirlo. 2 Muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, recién salido el sol. 3 Pero decían entre sí:
—¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?
4 Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, aunque era muy grande. 5 Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca, y se asustaron. 6 Pero él les dijo:
—No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde lo pusieron. 7 Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os dijo.
8 Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque les había entrado temblor y espanto; y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
Lc.24.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.2 Hallaron removida la piedra del sepulcro3 y, entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;5 y como tuvieron temor y bajaron el rostro a tierra, les dijeron:
—¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló cuando aún estaba en Galilea,7 diciendo: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día”.
8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,9 y volviendo del sepulcro dieron nuevas de todas estas cosas a los once y a todos los demás.10 Eran María Magdalena, Juana y María, madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.11 Pero a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creyeron.12 Pedro, sin embargo, levantándose, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro vio solo los lienzos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
Jn.20.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro.2 Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
3 Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro.4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro.5 Y, asomándose, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.6 Luego llegó Simón Pedro tras él, entró en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí,7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.8 Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó,9 pues aún no habían entendido la Escritura: que era necesario que él resucitara de los muertos.10 Y volvieron los discípulos a los suyos.
Jesús se aparece a María Magdalena
Mr.16.9-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
9 Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.10 Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, los cuales estaban tristes y llorando.11 Ellos, cuando oyeron que vivía y que había sido visto por ella, no lo creyeron.
Jn.20.11-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro,12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.13 Y le dijeron:
—Mujer, ¿por qué lloras?
Les dijo:
—Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
14 Dicho esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí; pero no sabía que era Jesús.15 Jesús le dijo:
—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que era el jardinero, le dijo:
—Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo llevaré.
16 Jesús le dijo:
—¡María!
Volviéndose ella, le dijo:
—¡Raboni!—que significa: «Maestro»—.
17 Jesús le dijo:
—¡Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre; pero ve a mis hermanos y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”.
18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos la noticia de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
El informe de la guardia
Mt.28.11-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Mientras ellas iban, sucedió que unos de la guardia fueron a la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.12 Estos se reunieron con los ancianos y, después de ponerse de acuerdo, dieron mucho dinero a los soldados,13 diciéndoles: «Decid vosotros: “Sus discípulos llegaron de noche y lo hurtaron mientras nosotros estábamos dormidos”.14 Y si esto lo oye el gobernador, nosotros lo persuadiremos y os pondremos a salvo».
15 Ellos tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.
Noviembre 9
Jesús se aparece a dos de sus discípulos en el camino de Emaús
Mr.16.12,13 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino al campo.13 Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a ellos les creyeron.
Lc.24.13-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.14 Hablaban entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.15 Y sucedió que, mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos.16 Pero los ojos de ellos estaban velados, para que no lo reconocieran.
17 Él les dijo:
—¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo:
—¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
19 Entonces él les preguntó:
—¿Qué cosas?
Y ellos le dijeron:
—De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;20 y cómo lo entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y lo crucificaron.21 Pero nosotros esperábamos que él fuera el que había de redimir a Israel. Sin embargo, además de todo, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las cuales antes del día fueron al sepulcro;23 como no hallaron su cuerpo, volvieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no lo vieron.
25 Entonces él les dijo:
—¡Insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria?
27 Y comenzando desde Moisés y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.29 Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo:
—Quédate con nosotros, porque se hace tarde y el día ya ha declinado.
Entró, pues, a quedarse con ellos.30 Y aconteció que, estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y les dio.31 Entonces les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron; pero él desapareció de su vista.32 Y se decían el uno al otro:
—¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?
33 Levantándose en esa misma hora, volvieron a Jerusalén; y hallaron a los once reunidos y a los que estaban con ellos,34 que decían:
—Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
35 Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Jesús se aparece a los discípulos y les da la gran comisión
Mt.28.16-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.17 Cuando lo vieron, lo adoraron, aunque algunos dudaban.18 Jesús se acercó y les habló diciendo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,20 y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
Amén.
Mr.16.14-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.15 Y les dijo:
—Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.16 El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado.17 Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas,18 tomarán serpientes en las manos y, aunque beban cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Lc.24.36-49 DHH NIV NBD NVI LBLA
36 Mientras aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo:
—¡Paz a vosotros!
37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu.38 Pero él les dijo:
—¿Por qué estáis turbados y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.41 Pero como todavía ellos, de gozo, no lo creían y estaban maravillados, les dijo:
—¿Tenéis aquí algo de comer?
42 Entonces le dieron un trozo de pescado asado y un panal de miel.43 Él lo tomó y comió delante de ellos.
44 Luego les dijo:
—Estas son las palabras que os hablé estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.
45 Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras;46 y les dijo:
—Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día;47 y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.48 Vosotros sois testigos de estas cosas.49 Ciertamente, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Jn.20.19-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, llegó Jesús y, puesto en medio, les dijo:
—¡Paz a vosotros!
20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.21 Entonces Jesús les dijo otra vez:
—¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío.
22 Y al decir esto, sopló y les dijo:
—Recibid el Espíritu Santo.23 A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos.
Incredulidad de Tomás
Jn.20.24-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús se presentó.25 Le dijeron, pues, los otros discípulos:
—¡Hemos visto al Señor!
Él les dijo:
—Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, se puso en medio y les dijo:
—¡Paz a vosotros!
27 Luego dijo a Tomás:
—Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
28 Entonces Tomás respondió y le dijo:
—¡Señor mío y Dios mío!
29 Jesús le dijo:
—Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron.
Jesús se aparece a siete de sus discípulos
Jn. 21.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al Mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera:2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Dídimo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.3 Simón Pedro les dijo:
—Voy a pescar.
Ellos le dijeron:
—Vamos nosotros también contigo.
Salieron, pues, y entraron en una barca; pero aquella noche no pescaron nada.
4 Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa, pero los discípulos no sabían que era Jesús.5 Y les dijo:
—Hijitos, ¿tenéis algo de comer?
Le respondieron:
—¡No!
6 Él les dijo:
—Echad la red a la derecha de la barca y hallaréis.
Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro:
—¡Es el Señor!
Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella) y se tiró al mar.8 Los otros discípulos fueron con la barca, arrastrando la red llena de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
9 Al descender a tierra, vieron brasas puestas y un pescado encima de ellas, y pan.10 Jesús les dijo:
—Traed de los peces que acabáis de sacar.
11 Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.12 Les dijo Jesús:
—Venid, comed.
Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Tú, quién eres?», sabiendo que era el Señor.13 Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado.14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.
Apacienta mis ovejas
Jn. 21.15-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro:
—Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos?
Le respondió:
—Sí, Señor; tú sabes que te quiero.
Él le dijo:
—Apacienta mis corderos.
16 Volvió a decirle la segunda vez:
—Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?
Pedro le respondió:
—Sí, Señor; tú sabes que te quiero.
Le dijo:
—Pastorea mis ovejas.
17 Le dijo la tercera vez:
—Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres?
Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió:
—Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.
Jesús le dijo:
—Apacienta mis ovejas.18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
19 Esto dijo dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió:
—Sígueme.
El discípulo amado
Jn. 21.20-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Volviéndose Pedro, vio que los seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?».21 Cuando Pedro lo vio, dijo a Jesús:
—Señor, ¿y qué de este?
22 Jesús le dijo:
—Si quiero que él quede hasta que yo vuelva, ¿qué a ti? Sígueme tú.
23 Se extendió entonces entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: «Si quiero que él quede hasta que yo vuelva, ¿qué a ti?».
24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.
La ascensión
Mr.16.19,20 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.20 Ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándolos el Señor y confirmando la palabra con las señales que la acompañaban. Amén.
Lc.24.50-53 DHH NIV NBD NVI LBLA
50 Después los sacó fuera hasta Betania y, alzando sus manos, los bendijo.51 Aconteció que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo.52 Ellos, después de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;53 y estaban siempre en el Templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.
Hch.1.6-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo:
—Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
7 Les dijo:
—No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad;8 pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.
9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y lo recibió una nube que lo ocultó de sus ojos.10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,11 los cuales les dijeron:
—Galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo.
El propósito del libro
Jn.20.30,31 DHH NIV NBD NVI LBLA
30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.31 Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.
Jn. 21.25 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.
Noviembre 10
HISTORIA DE LA IGLESIA
La promesa del Espíritu Santo
Hch.1.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En mi primer escrito, Teófilo, me referí a todas las cosas que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido.3 A ellos también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
4 Y estando juntos, les ordenó:
—No salgáis de Jerusalén, sino esperad la promesa del Padre, la cual oísteis de mí,5 porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Elección del sucesor de Judas
Hch. 1.12-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un sábado.13 Cuando llegaron, subieron al aposento alto, donde se alojaban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo.14 Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo:
16 —Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura que el Espíritu Santo, por boca de David, había anunciado acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús,17 y era contado con nosotros y tenía parte en este ministerio.18 Este, pues, que había adquirido un campo con el salario de su iniquidad, cayó de cabeza y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron.19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama (que significa “Campo de sangre”),20 porque está escrito en el libro de los Salmos:
»“Sea hecha desierta su habitación
y no haya quien more en ella”,
»y:
»“Tome otro su oficio”.
21 »Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho con nosotros testigo de su resurrección.
23 Entonces propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.24 Y orando, dijeron: «Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cual de estos dos has escogido,25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar».
26 Entonces echaron suertes sobre ellos, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.
La venida del Espíritu Santo
Hch. 2.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos.2 De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban;3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran.
5 Vivían entonces en Jerusalén judíos piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.6 Al oir este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.7 Estaban atónitos y admirados, diciendo:
—Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?8 ¿Cómo, pues, los oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia,10 Frigia y Panfilia, Egipto y las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos,11 cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
12 Estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros:
—¿Qué quiere decir esto?
13 Pero otros, burlándose, decían:
—Están borrachos.
Primer discurso de Pedro
Hch. 2.14-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: «Judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras,15 pues estos no están borrachos, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.16 Pero esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 »“En los postreros días—dice Dios—,
derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
vuestros jóvenes verán visiones
y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas, en aquellos días
derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19 Y daré prodigios arriba en el cielo
y señales abajo en la tierra,
sangre, fuego y vapor de humo;
20 el sol se convertirá en tinieblas
y la luna en sangre,
antes que venga el día del Señor,
grande y glorioso.
21 Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”.
22 »Israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;23 a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándolo.24 Y Dios lo levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella,25 pues David dice de él:
»“Veía al Señor siempre delante de mí;
porque está a mi diestra, no seré conmovido.
26 Por lo cual mi corazón se alegró y se gozó mi lengua,
y aun mi carne descansará en esperanza,
27 porque no dejarás mi alma en el Hades
ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
28 Me hiciste conocer los caminos de la vida;
me llenarás de gozo con tu presencia”.
29 »Hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia en cuanto a la carne levantaría al Cristo para que se sentara en su trono,31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades ni su carne vio corrupción.32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.33 Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.34 David no subió a los cielos, pero él mismo dice:
»“Dijo el Señor a mi Señor:
‘Siéntate a mi diestra
35 hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies’ ”.
36 »Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo».
37 Al oir esto, se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
—Hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo:
—Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo,39 porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llame.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y los exhortaba, diciendo:
—Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas.42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
La vida de los primeros cristianos
Hch. 2.43-47 DHH NIV NBD NVI LBLA
43 Sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.44 Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas:45 vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.46 Perseveraban unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón,47 alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Curación de un cojo
Hch. 3.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Pedro y Juan subían juntos al Templo a la hora novena, que era la de la oración.2 Había un hombre, cojo de nacimiento, que era llevado y dejado cada día a la puerta del Templo que se llama la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo.3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les rogaba que le dieran limosna.4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo:
—Míranos.
5 Entonces él los miró atento, esperando recibir de ellos algo.6 Pero Pedro dijo:
—No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7 Entonces lo tomó por la mano derecha y lo levantó. Al instante se le afirmaron los pies y tobillos;8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el Templo, andando, saltando y alabando a Dios.9 Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios.10 Y lo reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del Templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
Noviembre 11
Discurso de Pedro en el Pórtico de Salomón
Hch. 3.11-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Mientras el cojo que había sido sanado tenía asidos a Pedro y a Juan, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. 12 Al ver esto Pedro, habló al pueblo: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a éste? 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerlo en libertad. 14 Pero vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diera un homicida, 15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16 Por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, lo ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
17 »Pero ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. 18 Pero Dios ha cumplido así lo que antes había anunciado por boca de todos sus profetas: que su Cristo habría de padecer. 19 Así que, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de consuelo, 20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. 21 A éste, ciertamente, es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo, 22 pues Moisés dijo a los padres: “El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable, 23 y toda alma que no oiga a aquel profeta será desarraigada del pueblo.”
24 »Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. 25 Vosotros sois los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con nuestros padres diciendo a Abraham: “En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.” 26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijera, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.»
Pedro y Juan ante el Concilio
Hch. 4.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
Mientras ellos hablaban al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del Templo y los saduceos, 2 resentidos de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de entre los muertos. 3 Y les echaron mano y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. 4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los hombres era como cinco mil.
5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, 6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás, Juan, Alejandro y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; 7 y poniéndolos en medio, les preguntaron:
—¿Con qué potestad o en qué nombre habéis hecho vosotros esto?
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
—Gobernantes del pueblo y ancianos de Israel: 9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste ha sido sanado, 10 sea notorio a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 11 Este Jesús es la piedra rechazada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
13 Entonces viendo la valentía de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se admiraban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 15 Entonces les ordenaron que salieran del Concilio; y deliberaban entre sí, 16 diciendo:
—¿Qué haremos con estos hombres? Porque, de cierto, señal evidente ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que viven en Jerusalén, y no lo podemos negar. 17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémoslos para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
18 Entonces los llamaron y les ordenaron que en ninguna manera hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús. 19 Pero Pedro y Juan respondieron diciéndoles:
—Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios, 20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
21 Ellos entonces, después de amenazarlos, los soltaron, no hallando ningún modo de castigarlos, por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, 22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad tenía más de cuarenta años.
Los creyentes piden confianza y valentía
Hch. 4.23-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Al ser puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24 Ellos, al oírlo, alzaron unánimes la voz a Dios y dijeron: «Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; 25 que por boca de David tu siervo dijiste:
»“¿Por qué se amotinan las gentes
y los pueblos piensan cosas vanas?
26 Se reunieron los reyes de la tierra
y los príncipes se juntaron en uno
contra el Señor y contra su Cristo.”
27 »Y verdaderamente se unieron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, 28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. 29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos que con toda valentía hablen tu palabra, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.»
31 Cuando terminaron de orar, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban con valentía la palabra de Dios.
Todas las cosas en común
Hch. 4.32-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. 34 Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el producto de lo vendido 35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. 36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa «Hijo de consolación»), levita, natural de Chipre, 37 vendió una heredad que tenía y trajo el producto de la venta y lo puso a los pies de los apóstoles.
Ananías y Safira
Hch. 5.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira, su mujer, vendió una heredad, 2 y sustrajo parte del precio, sabiéndolo también su mujer; luego llevó solo el resto y lo puso a los pies de los apóstoles. 3 Pedro le dijo:
—Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo y sustrajeras del producto de la venta de la heredad? 4 Reteniéndola, ¿no te quedaba a ti?, y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
5 Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y sobrevino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6 Entonces se levantaron los jóvenes, lo envolvieron, lo sacaron y lo sepultaron.
7 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, sin saber lo que había acontecido. 8 Entonces Pedro le dijo:
—Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad?
Y ella dijo:
—Sí, en tanto.
9 Pedro le dijo:
—¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti.
10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; la sacaron y la sepultaron junto a su marido. 11 Y sobrevino gran temor sobre toda la iglesia y sobre todos los que oyeron estas cosas.
Muchas señales y maravillas
Hch. 5.12-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo. Estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón, 13 y de los demás ninguno se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los alababa grandemente. 14 Los que creían en el Señor aumentaban más, gran número de hombres y de mujeres; 15 tanto que sacaban los enfermos a las calles y los ponían en camas y camillas para que, al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 Aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados de espíritus impuros; y todos eran sanados.
Pedro y Juan son perseguidos
Hch. 5.17-42 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Entonces, levantándose el Sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. 19 Pero un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: 20 «Id, y puestos en pie en el Templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.»
21 Habiendo oído esto, entraron de mañana en el Templo y enseñaban. Entre tanto, vinieron el Sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al Concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que los trajeran. 22 Pero cuando llegaron los guardias no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, 23 diciendo: «Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.»
24 Cuando oyeron estas palabras el Sumo sacerdote y el jefe de la guardia del Templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. 25 Pero viniendo uno, les dio esta noticia: «Los hombres que pusisteis en la cárcel están en el Templo y enseñan al pueblo.»
26 Entonces fue el jefe de la guardia con los guardias y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. 27 Cuando los trajeron, los presentaron en el Concilio, y el Sumo sacerdote les preguntó, 28 diciendo:
—¿No os mandamos estrictamente que no enseñarais en ese nombre? Pero ahora habéis llenado Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.
29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron:
—Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo en un madero. 31 A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. 32 Nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que lo obedecen.
33 Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. 34 Entonces levantándose en el Concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la Ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacaran fuera por un momento a los apóstoles, 35 y luego dijo:
—Israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres, 36 porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres, pero él murió, y todos los que lo obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. 37 Después de éste se levantó Judas, el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que lo obedecían fueron dispersados. 38 Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres y dejadlos, porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 39 pero si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.
40 Estuvieron de acuerdo con él. Entonces llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les ordenaron que no hablaran en el nombre de Jesús; y los pusieron en libertad. 41 Ellos salieron de la presencia del Concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 42 Y todos los días, en el Templo y por las casas, incesantemente, enseñaban y predicaban a Jesucristo.
Noviembre 12
Elección de siete diáconos
Hch.6.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. 2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron:
—No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4 Nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la Palabra.
5 Agradó la propuesta a toda la multitud y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. 6 A estos presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
7 La palabra del Señor crecía y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Arresto de Esteban
Hch.6.8-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. 9 Entonces algunos de la sinagoga llamada «de los libertos», y los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, se levantaron para discutir con Esteban. 10 Pero no podían resistir la sabiduría y el Espíritu con que hablaba. 11 Entonces sobornaron a unos para que dijeran que lo habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. 12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, lo arrebataron y lo trajeron al Concilio. 13 Pusieron testigos falsos que decían:
—Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la Ley, 14 pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés.
15 Entonces todos los que estaban sentados en el Concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.
Defensa de Esteban
Hch.7.1-53 DHH NIV NBD NVI LBLA
El sumo sacerdote dijo entonces:
—¿Es esto así?
2 Esteban dijo:
—Hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando aún estaba en Mesopotamia, antes que viviera en Harán, 3 y le dijo: “Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te mostraré.” 4 Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, cuando murió su padre, Dios lo trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora. 5 No le dio herencia en ella ni aun para asentar un pie, pero prometió dársela en posesión a él y a su descendencia después de él, aunque él aún no tenía hijo. 6 Dios le dijo que su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a servidumbre y los maltratarían por cuatrocientos años. 7 “Pero yo juzgaré” —dijo Dios— “a la nación de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.” 8 Le dio el pacto de la circuncisión, y así Abraham engendró a Isaac, y lo circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.
9 »Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él 10 y lo libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante del faraón, rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa.
11 »Hubo entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y gran tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Cuando oyó Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez. 13 Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado al faraón el linaje de José. 14 José envió a buscar a su padre Jacob y a toda su familia, en número de setenta y cinco personas. 15 Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él y también nuestros padres, 16 los cuales fueron trasladados a Siquem y puestos en el sepulcro que Abraham, a precio de dinero, había comprado a los hijos de Hamor en Siquem.
17 »Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, 18 hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José. 19 Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres hasta obligarlos a que expusieran a la muerte a sus niños para que no se propagaran. 20 En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. 21 Pero siendo expuesto a la muerte, la hija del faraón lo recogió y lo crió como a hijo suyo. 22 Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras.
23 »Cuando cumplió la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. 24 Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, y dando muerte al egipcio, vengó al oprimido. 25 Él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya, pero ellos no lo habían entendido así. 26 Al día siguiente se presentó a unos de ellos que reñían, e intentaba ponerlos en paz, diciéndoles: “Hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro?” 27 Entonces el que maltrataba a su prójimo lo rechazó, diciendo: “¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? 28 ¿Quieres tú matarme como mataste ayer al egipcio?” 29 Al oír esta palabra, Moisés huyó y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos.
30 »Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. 31 Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y al acercarse para observar, vino a él la voz del Señor: 32 “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. 33 Le dijo el Señor: “Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa. 34 Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, he oído su gemido y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto.”
35 »A este Moisés, a quien habían rechazado diciendo: “¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?”, a éste envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza. 36 Éste los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto, en el Mar Rojo y en el desierto por cuarenta años. 37 Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: “Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis.” 38 Éste es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida para darnos.
39 »Pero nuestros padres no quisieron obedecer, sino que lo desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto 40 cuando dijeron a Aarón: “Haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a este Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto no sabemos qué le haya acontecido.” 41 Entonces hicieron un becerro, ofrecieron sacrificio al ídolo y en las obras de sus manos se regocijaron. 42 Dios se apartó de ellos y los entregó a que rindieran culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas:
»“¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios
en el desierto por cuarenta años, casa de Israel?
43 Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc
y la estrella de vuestro dios Refán,
figuras que os hicisteis para adorarlas.
Os transportaré, pues, más allá de Babilonia.”
44 »Tuvieron nuestros padres el Tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios cuando dijo a Moisés que lo hiciera conforme al modelo que había visto. 45 El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo introdujeron con Josué al tomar posesión de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arrojó de la presencia de nuestros padres hasta los días de David. 46 Éste halló gracia delante de Dios y pidió proveer tabernáculo para el Dios de Jacob. 47 Pero fue Salomón quien le edificó Casa, 48 si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano, como dice el profeta:
49 »“El cielo es mi trono
y la tierra el estrado de mis pies.
¿Qué casa me edificaréis? —dice el Señor—;
¿O cuál es el lugar de mi reposo?
50 ¿No hizo mi mano todas estas cosas?”
51 »¡Duros de cerviz! ¡Incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. 52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, a quien vosotros ahora habéis entregado y matado; 53 vosotros que recibisteis la Ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.
Muerte de Esteban
Hch.7.54-8.1a DHH NIV NBD NVI LBLA
54 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones y crujían los dientes contra él. 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: «Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que está a la diestra de Dios.»
57 Entonces ellos, gritando, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él. 58 Lo echaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
59 Mientras lo apedreaban, Esteban oraba y decía: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» 60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado.»
Habiendo dicho esto, durmió.
1Y Saulo consentía en su muerte.
Noviembre 13
Saulo persigue a la iglesia
Hch.8.1b-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y todos, salvo los apóstoles, fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria. 2 Unos hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. 3 Saulo, por su parte, asolaba la iglesia; entrando casa por casa, arrastraba a hombres y mujeres y los enviaba a la cárcel.
Predicación del evangelio en Samaria
Hch.8.4-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. 5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6 La gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía, 7 pues de muchos que tenían espíritus impuros, salían estos lanzando gritos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8 así que había gran gozo en aquella ciudad.
9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad y que había engañado a la gente de Samaria haciéndose pasar por alguien importante. 10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, y decían: «Éste es el gran poder de Dios.»
11 Estaban atentos a él, porque con sus artes mágicas los había engañado por mucho tiempo. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13 También creyó Simón mismo, y después de bautizado estaba siempre con Felipe; y al ver las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, una vez llegados, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo:
—Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.
20 Entonces Pedro le dijo:
—Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón, 23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
24 Respondiendo entonces Simón, dijo:
—Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.
25 Ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.
Felipe y el etíope
Hch.8.26-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: «Levántate y ve hacia el sur por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.» 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.
29 El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro.» 30 Acudiendo Felipe, lo oyó que leía al profeta Isaías, y dijo:
—Pero ¿entiendes lo que lees?
31 Él dijo:
—¿Y cómo podré, si alguien no me enseña?
Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era éste:
«Como oveja a la muerte fue llevado;
y como cordero mudo delante del que lo trasquila,
así no abrió su boca.
33 En su humillación no se le hizo justicia;
mas su generación, ¿quién la contará?,
porque fue quitada de la tierra su vida.»
34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe:
—Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo o de algún otro?
35 Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Yendo por el camino llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco:
—Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?
37 Felipe dijo:
—Si crees de todo corazón, bien puedes.
Él respondiendo, dijo:
—Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38 Mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y el eunuco no lo vio más; y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y, al pasar, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.
Conversión de Saulo
Hch.9.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al Sumo sacerdote 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallaba algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajera presos a Jerusalén. 3 Pero, yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente lo rodeó un resplandor de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra oyó una voz que le decía:
—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5 Él dijo:
—¿Quién eres, Señor?
Y le dijo:
—Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
6 Él, temblando y temeroso, dijo:
—Señor, ¿qué quieres que yo haga?
El Señor le dijo:
—Levántate y entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que debes hacer.
7 Los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, porque, a la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Entonces Saulo se levantó del suelo, y abriendo los ojos no veía a nadie. Así que, llevándolo de la mano, lo metieron en Damasco, 9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
10 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión:
—Ananías.
Él respondió:
—Heme aquí, Señor.
11 El Señor le dijo:
—Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso, porque él ora, 12 y ha visto en visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.
13 Entonces Ananías respondió:
—Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14 y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.
15 El Señor le dijo:
—Ve, porque instrumento escogido me es éste para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de reyes y de los hijos de Israel, 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo:
—Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
18 Al instante cayeron de sus ojos como escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado; 19 y habiendo tomado alimento, recobró las fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.
Hch.22.6-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 »Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo. 7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” 8 Yo entonces respondí: “¿Quién eres, Señor?” Me dijo: “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.” 9 Los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron, pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Yo dije: “¿Qué haré, Señor?” Y el Señor me dijo: “Levántate y vete a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.” 11 Como yo no veía a causa de aquella luz resplandeciente, llegué a Damasco llevado de la mano por los que estaban conmigo.
12 »Entonces uno llamado Ananías, hombre piadoso según la Ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí habitaban, 13 vino a mí y, acercándose, me dijo: “Hermano Saulo, recibe la vista.” Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Él dijo: “El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y oigas la voz de su boca, 15 porque serás testigo suyo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate, bautízate y lava tus pecados invocando su nombre.”
Hch.26.12-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 »Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes especiales y en comisión de los principales sacerdotes, 13 cuando a mediodía, rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. 14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba y decía en lengua hebrea: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” 15 Yo entonces dije: “¿Quién eres, Señor?” Y el Señor dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 16 Pero levántate y ponte sobre tus pies, porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto y de aquellas en que me apareceré a ti, 17 librándote de tu pueblo y de los gentiles, a quienes ahora te envío 18 para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.”
Noviembre 14
Saulo predica en Damasco
Hch.9.20-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. 21 Y todos los que lo oían estaban atónitos, y decían:
—¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes?
22 Pero Saulo mucho más se enardecía, y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.
Saulo escapa de los judíos
Hch.9.23-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarlo; 24 pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarlo. 25 Entonces los discípulos, tomándolo de noche, lo bajaron por el muro, descolgándolo en una canasta.
Saulo en Jerusalén
Hch.9.26-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuera discípulo. 27 Entonces Bernabé, tomándolo, lo trajo a los apóstoles y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 28 Y estaba con ellos en Jerusalén; entraba y salía, 29 y hablaba con valentía en el nombre del Señor, y discutía con los griegos; pero estos intentaban matarlo. 30 Cuando supieron esto los hermanos, lo llevaron hasta Cesarea y lo enviaron a Tarso.
31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.
Curación de Eneas
Hch.9.32-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 Aconteció que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en Lida. 33 Halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. 34 Pedro le dijo:
—Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama.
Y en seguida se levantó. 35 Y lo vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.
Dorcas es resucitada
Hch.9.36-43 DHH NIV NBD NVI LBLA
36 Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, (que traducido es «Dorcas»). Ésta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. 37 Aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. 38 Como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: «No tardes en venir a nosotros.»
39 Pedro se levantó entonces y fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron a la sala, donde lo rodearon todas las viudas llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. 40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: «¡Tabita, levántate!»
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. 41 Él le dio la mano y la levantó; entonces llamó a los santos y a las viudas y la presentó viva. 42 Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor. 43 Pedro se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor.
Pedro y Cornelio
Hch.10.1-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada «la Italiana», 2 piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo y oraba siempre a Dios. 3 Éste vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba y le decía:
—¡Cornelio!
4 Él, mirándolo fijamente, y atemorizado, dijo:
—¿Qué es, Señor?
Le dijo:
—Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. 5 Envía, pues, ahora hombres a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. 6 Éste se hospeda en casa de cierto Simón, un curtidor que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.
7 Cuando se marchó el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados y a un devoto soldado de los que lo asistían, 8 a los cuales envió a Jope, después de habérselo contado todo.
9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10 Sintió mucha hambre y quiso comer; pero mientras le preparaban algo le sobrevino un éxtasis: 11 Vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra, 12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres, reptiles y aves del cielo. 13 Y le vino una voz:
—Levántate, Pedro, mata y come.
14 Entonces Pedro dijo:
—Señor, no; porque ninguna cosa común o impura he comido jamás. 15 Volvió la voz a él la segunda vez:
—Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
16 Esto ocurrió tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. 17 Mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, habiendo preguntado por la casa de Simón, llegaron a la puerta. 18 Llamaron y preguntaron si allí se hospedaba un tal Simón que tenía por sobrenombre Pedro.
19 Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: «Tres hombres te buscan. 20 Levántate, pues, desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado».
21 Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo:
—Yo soy el que buscáis. ¿Cuál es la causa de vuestra venida?
22 Ellos dijeron:
—Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras.
23 Entonces, haciéndolos entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y lo acompañaron algunos de los hermanos de Jope.
24 Al otro día entraron en Cesarea. Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. 25 Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirlo y, postrándose a sus pies, lo adoró. 26 Pero Pedro lo levantó, diciendo:
—Levántate, pues yo mismo también soy un hombre.
27 Hablando con él, entró y halló a muchos que se habían reunido. 28 Y les dijo:
—Vosotros sabéis cuán abominable es para un judío juntarse o acercarse a un extranjero, pero a mí me ha mostrado Dios que a nadie llame común o impuro. 29 Por eso, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?
30 Entonces Cornelio dijo:
—Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, 31 y me dijo: “Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. 32 Envía, pues, a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual se hospeda en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; cuando llegue, él te hablará.” 33 Así que luego envié por ti, y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.
Discurso de Pedro en casa de Cornelio
Hch.10.34-43 DHH NIV NBD NVI LBLA
34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo:
—En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que lo teme y hace justicia. 36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. 39 Nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús, a quien mataron colgándolo en un madero, hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén. 40 A éste levantó Dios al tercer día e hizo que apareciera, 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicáramos al pueblo y testificáramos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre.
Los gentiles reciben el Espíritu Santo
Hch.10.44-48 DHH NIV NBD NVI LBLA
44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramara el don del Espíritu Santo, 46 porque los oían que hablaban en lenguas y que glorificaban a Dios. 47 Entonces respondió Pedro:
—¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?
48 Y mandó bautizarlos en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedara por algunos días.
Noviembre 15
Informe de Pedro a la iglesia de Jerusalén
Hch.11.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. 2 Por eso, cuando Pedro subió a Jerusalén, discutían con él los que eran de la circuncisión, 3 diciendo:
—¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos y has comido con ellos?
4 Entonces comenzó Pedro a contarles de forma ordenada lo sucedido, diciendo:
5 —Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y tuve en éxtasis una visión: algo semejante a un gran lienzo suspendido por las cuatro puntas, que bajaba del cielo y llegaba hasta mí. 6 Cuando fijé los ojos en él, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, fieras, reptiles y aves del cielo. 7 Y oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come.” 8 Yo dije: “Señor, no; porque ninguna cosa común o impura entró jamás en mi boca.” 9 Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.” 10 Esto se repitió tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo. 11 En aquel instante llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea. 12 Y el Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un hombre, 13 quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel que, puesto en pie, le dijo: “Envía hombres a Jope y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; 14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú y toda tu casa.” 15 Cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, como también sobre nosotros al principio. 16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: “Juan ciertamente bautizó en agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.” 17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiera estorbar a Dios?
18 Entonces, oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo:
—¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
La iglesia en Antioquía
Hch.11.19-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin hablar a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. 20 Pero había entre ellos unos de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. 21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.
22 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén, y enviaron a Bernabé para que fuera hasta Antioquía. 23 Éste, cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortó a todos a que con propósito de corazón permanecieran fieles al Señor. 24 Era un varón bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.
25 Después fue Bernabé a Tarso en busca de Saulo; y cuando lo halló, lo llevó a Antioquía. 26 Se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente. A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
27 En aquellos días, unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. 28 Y levantándose uno de ellos llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sobrevino en tiempo de Claudio. 29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar un socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
Jacobo, muerto; Pedro, encarcelado
Hch.12.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1En aquel mismo tiempo, el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarlos. 2 Mató a espada a Jacobo, hermano de Juan, 3 y al ver que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los Panes sin levadura. 4 Tomándolo preso, lo puso en la cárcel, entregándolo a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que lo vigilaran; y se proponía sacarlo al pueblo después de la Pascua. 5 Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.
Pedro es librado de la cárcel
Hch.12.6-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Cuando Herodes lo iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, lo despertó, diciendo: «Levántate pronto.» Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo el ángel: «Cíñete y átate las sandalias.» Él lo hizo así. Y le dijo: «Envuélvete en tu manto y sígueme.»
9 Pedro salió tras el ángel, sin saber si lo que el ángel hacía era realidad; más bien pensaba que veía una visión. 10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma. Salieron y pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él.
11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel y me ha librado de la mano de Herodes y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba.»
12 Al darse cuenta de esto, llegó a casa de María, la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. Muchos estaban allí reunidos, orando. 13 Cuando Pedro llamó a la puerta del patio, salió a atender una muchacha llamada Rode, 14 la cual, al reconocer la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15 Ellos le dijeron:
—¡Estás loca!
Pero ella aseguraba que así era.
Entonces ellos decían:
—¡Es su ángel!
16 Pero Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y lo vieron, se quedaron atónitos. 17 Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callaran, les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. Y dijo:
—Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos.
Luego salió y se fue a otro lugar.
18 Cuando se hizo de día, se produjo entre los soldados un alboroto no pequeño sobre qué habría sido de Pedro. 19 Pero Herodes, habiéndolo buscado sin hallarlo, después de interrogar a los guardas ordenó llevarlos a la muerte. Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí.
Muerte de Herodes
Hch.12.20-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón, pero ellos, de común acuerdo, se presentaron ante él, y habiendo sobornado a Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. 21 El día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y los arengó. 22 Y el pueblo aclamaba gritando: «¡Voz de un dios, y no de un hombre!» 23 Al momento, un ángel del Señor lo hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
24 Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba.
25 Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén, llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.
Bernabe y Saulo comienzan su primer viaje misionero
Hch.13.1-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 Ministrando estos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.»
3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Predicación en Chipre
Hch.13.4-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. 5 Al llegar a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante.
6 Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, 7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Éste, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. 8 Pero los resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), intentando apartar de la fe al procónsul. 9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, 10 le dijo:
—¡Lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? 11 Ahora, pues, la mano del Señor está contra ti, y quedarás ciego y no verás el sol por algún tiempo.
Inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien lo condujera de la mano. 12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, admirado de la doctrina del Señor.
Noviembre 16
Predicación en Antioquía de Pisidia
Hch.13.13-52 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén. 14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un sábado y se sentaron. 15 Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los altos dignatarios de la sinagoga mandaron a decirles:
—Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
16 Entonces Pablo se levantó y, hecha señal de silencio con la mano, dijo:
—Israelitas y los que teméis a Dios, oíd: 17 El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres y enalteció al pueblo siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella. 18 Por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto, 19 y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su territorio. 20 Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel. 21 Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. 22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: “He hallado a David, hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.” 23 De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. 24 Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Cuando Juan terminaba su carrera, dijo: “¿Quién pensáis que soy? Yo no soy él; pero viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies.”
26 »Hermanos, hijos del linaje de Abraham y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación, 27 porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, que no conocían a Jesús ni las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarlo. 28 Sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matara. 29 Y cuando cumplieron todas las cosas que de él estaban escritas, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro. 30 Pero Dios lo levantó de los muertos. 31 Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.
32 »Nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, 33 la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: “Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.” 34 Y en cuanto a que lo levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: “Os daré las misericordias fieles de David.” 35 Por eso dice también en otro salmo: “No permitirás que tu Santo vea corrupción.” 36 Y a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. 37 Pero aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción. 38 Sabed, pues, esto, hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, 39 y que de todo aquello de que no pudisteis ser justificados por la Ley de Moisés, en él es justificado todo aquel que cree. 40 Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas:
41 »“Mirad, menospreciadores,
asombraos y desapareced,
porque yo hago una obra en vuestros días,
obra que no creeréis, si alguien os la cuenta.”
42 Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente sábado les hablaran de estas cosas. 43 Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles los persuadían a que perseveraran en la gracia de Dios.
44 El siguiente sábado se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. 45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando. 46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron:
—A vosotros, a la verdad, era necesario que se os hablara primero la palabra de Dios; pero puesto que la desecháis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, nos volvemos a los gentiles, 47 porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:
»“Te he puesto para luz de los gentiles,
a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.”
48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. 49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. 50 Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. 51 Ellos, entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. 52 Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
Predicación en Iconio
Hch.14.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos y de griegos. 2 Pero los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. 3 Sin embargo, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con valentía, confiados en el Señor, el cual daba testimonio de la palabra de su gracia, concediendo que se hicieran por las manos de ellos señales y prodigios. 4 La gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles. 5 Pero sucedió que los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a maltratarlos y apedrearlos; 6 y ellos, al darse cuenta, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina, 7 y allí predicaban el evangelio.
Pablo es apedreado en Listra
Hch.14.8-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 Cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. 9 Éste oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos y viendo que tenía fe para ser sanado, 10 dijo a gran voz:
—¡Levántate derecho sobre tus pies!
Él saltó y anduvo.
11 Entonces la gente, al ver lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: «¡Dioses con la semejanza de hombres han descendido a nosotros!»
12 A Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. 13 El sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. 14 Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron entre la multitud, gritando 15 y diciendo:
—¿Por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay. 16 En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar por sus propios caminos; 17 si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.
18 Pero aun diciendo estas cosas, difícilmente lograban impedir que la multitud les ofreciera sacrificio.
19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio que persuadieron a la multitud; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero estando rodeado por los discípulos, se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente salió con Bernabé para Derbe.
21 Después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, 22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que permanecieran en la fe y diciéndoles: «Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.» 23 Constituyeron ancianos en cada iglesia y, después de orar y de ayunar, los encomendaron al Señor en quien habían creído.
Regreso a Antioquía de Siria
Hch.14.24-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 Pasando por Pisidia vinieron a Panfilia. 25 Predicaron la palabra en Perge y luego descendieron a Atalia. 26 De allí navegaron a Antioquía, donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. 27 Al llegar, reunieron a la iglesia y les refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles. 28 Se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.
LAS EPÍSTOLAS
Los lugares donde fueron escritas las epístolas son probables y las fechas aproximadas. Las opiniones de los eruditos son diversas y en ocasiones hasta discrepan unas de otras; por lo cual, no es correcto dar como exactos lugares ni fechas de composición.
47-49 d.C. Epístola a los Gálatas. Lugar donde se escribió: Antioquía de Siria.
Salutación
Gá.1.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
Pablo, apóstol (no por disposición de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios Padre que lo resucitó de los muertos), 2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: 3 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo, 4 el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, 5 a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
No hay otro evangelio
Gá.1.6-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Estoy asombrado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren alterar el evangelio de Cristo. 8 Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. 9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema.
Noviembre 17
El ministerio de Pablo
Gá.1.10-2.10 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 ¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
11 Pero os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí no es invención humana, 12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. 13 Ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios y la asolaba. 14 En el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. 15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que yo lo predicara entre los gentiles, no me apresuré a consultar con carne y sangre. 17 Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia y volví de nuevo a Damasco.
18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro y permanecí con él quince días; 19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. 20 En esto que os escribo, os aseguro delante de Dios que no miento.
21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia; 22 pero no me conocían personalmente las iglesias de Judea que están en Cristo, 23 pues sólo habían oído decir: «Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo combatía.» 24 Y glorificaban a Dios a causa de mí.
1Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2 Subí debido a una revelación y, para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación, el evangelio que predico entre los gentiles. 3 Pero ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse, 4 a pesar de los falsos hermanos que se habían introducido entre nosotros a escondidas, para espiar nuestra libertad —la que tenemos en Cristo Jesús—, para reducirnos a esclavitud. 5 A los tales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciera con vosotros.
6 Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron. 7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión actuó también en mí para con los gentiles), 9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los de la circuncisión. 10 Solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres; lo cual también me apresuré a cumplir con diligencia.
Pablo reprende a Pedro en Antioquía
Gá.2.11-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, lo reprendí cara a cara, porque era de condenar, 12 pues antes que llegaran algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que llegaron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. 13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: «Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?»
Dios nos hace justos por la fe en Jesucristo
Gá.2.15-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Nosotros —judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles—, 16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la Ley, por cuanto por las obras de la Ley nadie será justificado. 17 Ahora bien, si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros resultamos ser pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? ¡De ninguna manera! 18 Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. 19 Yo por la Ley morí para la Ley, a fin de vivir para Dios. 20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 21 No desecho la gracia de Dios, pues si por la Ley viniera la justicia, entonces en vano murió Cristo.
El Espíritu se recibe por la fe
Gá.3.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
¡Gálatas insensatos!, ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente crucificado? 2 Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la Ley o por el escuchar con fe? 3 ¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado por el Espíritu, ¿ahora vais a acabar por la carne? 4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? Si es que realmente fue en vano. 5 Aquel, pues, que os da el Espíritu y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la Ley o por el oír con fe?
El pacto de Dios con Abraham
Gá.3.6-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Así Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia. 7 Sabed, por tanto, que los que tienen fe, éstos son hijos de Abraham. 8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: «En ti serán benditas todas las naciones.» 9 De modo que los que tienen fe son bendecidos con el creyente Abraham.
10 Todos los que dependen de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: «Maldito sea el que no permanezca en todas las cosas escritas en el libro de la Ley, para cumplirlas.» 11 Y que por la Ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque «el justo por la fe vivirá». 12 Pero la Ley no procede de la fe, sino que dice: «El que haga estas cosas vivirá por ellas.»
13 Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»), 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.
15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea hecho por un hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. 16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su descendencia. No dice: «Y a los descendientes», como si hablara de muchos, sino como de uno: «Y a tu descendencia», la cual es Cristo. 17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios en Cristo no puede ser anulado por la Ley, la cual vino cuatrocientos treinta años después; eso habría invalidado la promesa, 18 porque si la herencia es por la Ley, ya no es por la promesa; pero Dios se la concedió a Abraham mediante la promesa.
El propósito de la Ley
Gá.3.19-4.7 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien fue hecha la promesa; y fue dada por medio de ángeles en manos de un mediador. 20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.
21 Entonces, ¿la Ley contradice las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si la Ley dada pudiera vivificar, la justicia sería verdaderamente por la Ley. 22 Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a los creyentes.
23 Pero antes que llegara la fe, estábamos confinados bajo la Ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24 De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. 25 Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía, 26 porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, 27 pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa.
1Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo, 2 sino que está bajo tutores y administradores hasta el tiempo señalado por el padre. 3 Así también nosotros, cuando éramos niños estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. 4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, 5 para redimir a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. 6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!» 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.
Exhortación contra el volver a la esclavitud
Gá.4.8-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 Ciertamente, en otro tiempo, cuando no conocíais a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; 9 pero ahora, ya que conocéis a Dios o, más bien, que sois conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Temo que mi trabajo en vuestro medio haya sido en vano.
12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros. Ninguna ofensa me habéis hecho, 13 pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio; 14 y no me despreciasteis ni rechazasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo. Al contrario, me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. 15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubierais podido, os habríais sacado vuestros propios ojos para dármelos. 16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo por deciros la verdad?
17 Se interesan por vosotros, pero no para vuestro bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros os intereséis por ellos. 18 Bueno es mostrar interés por lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.
19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros, 20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.
Noviembre 18
Alegoría de Sara y Agar
Gá.4.21-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Decidme, los que queréis estar bajo la Ley: ¿no habéis oído la Ley?, 22 pues está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la libre. 23 Pero el de la esclava nació según la carne; pero el de la libre, en virtud de la promesa. 24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar, 25 pues Agar es el monte Sinaí, en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, ya que ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. 26 Pero la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre, 27 pues está escrito:
«¡Regocíjate, estéril, tú que no das a luz;
grita de júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto!,
porque más son los hijos de la abandonada que los de la que tiene marido.»
28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. 29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. 30 Pero ¿qué dice la Escritura?: «Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.» 31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
Estad firmes en la libertad
Gá.5.1-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
2 Ciertamente, yo, Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la Ley. 4 De Cristo os desligasteis, los que por la Ley os justificáis; de la gracia habéis caído. 5 Nosotros, por el Espíritu, aguardamos por fe la esperanza de la justicia, 6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.
7 Vosotros corríais bien. ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad? 8 Esta persuasión no procede de aquel que os llama. 9 «Un poco de levadura fermenta toda la masa.» 10 Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; pero el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.
11 En cuanto a mí, hermanos, si aún predicara la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se habría quitado el escándalo de la cruz. 12 ¡Ojalá se mutilaran los que os perturban!
13 Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros, 14 porque toda la Ley en esta sola palabra se cumple: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» 15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os destruyáis unos a otros.
Las obras de la carne y el fruto del Espíritu
Gá.5.16-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne, 17 porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la Ley. 19 Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
22 Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No busquemos la vanagloria, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Aplicaciones particulares
Gá.6.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3 El que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. 4 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra y entonces tendrá, sólo en sí mismo y no en otro, motivo de gloriarse, 5 porque cada uno cargará con su propia responsabilidad.
6 El que es enseñado en la palabra haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.
7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará, 8 porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe.
Pablo se gloría en la cruz de Cristo
Gá.6.11-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano. 12 Todos los que quieren agradar en la carne, esos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo, 13 porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la Ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. 14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo, 15 porque, en Cristo Jesús, ni la circuncisión vale nada ni la incircuncisión, sino la nueva criatura. 16 A todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.
17 De aquí en adelante nadie me cause molestias, porque yo llevo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.
Bendición final
Gá.6.18 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
Noviembre 19
El Concilio de Jerusalén
Hch.15.1-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: «Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés no podéis ser salvos.» 2 Pablo y Bernabé tuvieron una discusión y contienda no pequeña con ellos. Por eso se dispuso que Pablo, Bernabé y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.
3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.
4 Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la iglesia, por los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. 5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo:
—Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la Ley de Moisés.
6 Entonces se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. 7 Después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo:
—Hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo Dios escogió que los gentiles oyeran por mi boca la palabra del evangelio y creyeran. 8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; 9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. 10 Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.
12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. 13 Cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo:
—Hermanos, oídme. 14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
16 »“Después de esto volveré
y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
y repararé sus ruinas,
y lo volveré a levantar,
17 para que el resto de los hombres busque al Señor,
y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
18 dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.”
19 »Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, 20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre, 21 porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado.
La carta a los gentiles
Hch.15.22-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir a algunos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas, que tenía por sobrenombre Barsabás, a Silas, hombres principales entre los hermanos, 23 y escribir por conducto de ellos:
«Los apóstoles, los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, Siria y Cilicia: Salud. 24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la Ley, 25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo, 28 pues ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; si os guardáis de estas cosas, bien haréis. Pasadlo bien.»
30 Así pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía y, reuniendo a la congregación, entregaron la carta. 31 Habiéndola leído, se regocijaron por la consolación. 32 Judas y Silas, que también eran profetas, consolaron y animaron a los hermanos con abundancia de palabras. 33 Después de pasar algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos para volver a aquellos que los habían enviado. 34 Sin embargo, a Silas le pareció bien quedarse allí. 35 Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
45-49 d.C. Epístola Universal de Santiago (Jacobo). Lugar donde se escribió: Desconocido.
Salutación
Stg.1.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.
La sabiduría que viene de Dios
Stg.1.2-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Hermanos míos, gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4 Pero tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
5 Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor, 8 ya que es persona de doble ánimo e inconstante en todos sus caminos.
9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10 pero el que es rico, en su humillación, porque él pasará como la flor de la hierba. 11 Cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae y perece su hermosa apariencia. Así también se marchitará el rico en todas sus empresas.
Victoria en la prueba
Stg.1.12-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Bienaventurado el hombre que soporta la tentación, porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que lo aman. 13 Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie; 14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es atraído y seducido. 15 Entonces la pasión, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
16 Amados hermanos míos, no erréis. 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. 18 Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.
Hacedores de la palabra
Stg.1.19-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse, 20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
22 Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, ése es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural; 24 él se considera a sí mismo y se va, y pronto olvida cómo era. 25 Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, pero no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 27 La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo.
Amonestación contra la parcialidad
Stg.2.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. 2 Si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, 3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: «Siéntate tú aquí, en buen lugar», y decís al pobre: «Quédate tú allí de pie», o «Siéntate aquí en el suelo», 4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos y venís a ser jueces con malos pensamientos?
5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que lo aman? 6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? 7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?
8 Si en verdad cumplís la Ley suprema, conforme a la Escritura: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», bien hacéis; 9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado y quedáis convictos por la Ley como transgresores, 10 porque cualquiera que guarde toda la Ley, pero ofenda en un punto, se hace culpable de todos, 11 pues el que dijo: «No cometerás adulterio», también ha dicho: «No matarás». Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la Ley. 12 Así hablad y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad, 13 porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no haga misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
La fe sin obras está muerta
Stg.2.14-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarlo? 15 Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, calentaos y saciaos», pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta.
18 Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras y yo te mostraré mi fe por mis obras.» 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Pero quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras está muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: «Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia», y fue llamado amigo de Dios.
24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe. 25 Asimismo, Rahab, la ramera, ¿no fue acaso justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, también la fe sin obras está muerta.
Noviembre 20
La lengua
Stg.3.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 2 Todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende de palabra, es una persona perfecta, capaz también de refrenar todo el cuerpo. 3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan y dirigimos así todo su cuerpo. 4 Mirad también las naves: aunque tan grandes y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. 5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. 7 Toda naturaleza de bestias, de aves, de serpientes y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos al Dios y Padre y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Del mismo modo, ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
La sabiduría de lo alto
Stg.3.13-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. 14 Pero si tenéis celos amargos y rivalidad en vuestro corazón, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. 15 No es ésta la sabiduría que desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal, diabólica, 16 pues donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa. 17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
La amistad con el mundo
Stg.4.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. 4 ¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: «El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente»? 6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: «Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.» 7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor y él os exaltará.
¿Quién eres para que juzgues?
Stg.4.11,12 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la Ley y juzga a la Ley; pero si tú juzgas a la Ley, no eres hacedor de la Ley, sino juez. 12 Uno solo es el dador de la Ley, que puede salvar y condenar; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?
No os gloriéis del día de mañana
Stg.4.13-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 ¡Vamos ahora!, los que decís: «Hoy y mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año, negociaremos y ganaremos», 14 cuando no sabéis lo que será mañana. Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. 15 En lugar de lo cual deberíais decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.» 16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. 17 El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.
Contra los ricos opresores
Stg.5.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. 2 Vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas, comidas de polilla. 3 Vuestro oro y plata están enmohecidos y su moho testificará contra vosotros y devorará del todo vuestros cuerpos como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días finales. 4 El jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros, clama, y los clamores de los que habían segado han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. 5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra y sido libertinos. Habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. 6 Habéis condenado y dado muerte al justo, sin que él os haga resistencia.
Sed pacientes y orad
Stg.5.7-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. 8 Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca.
9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; el Juez ya está delante de la puerta. 10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. 11 Nosotros tenemos por bienaventurados a los que sufren: Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin que le dio el Señor, porque el Señor es muy misericordioso y compasivo.
12 Sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo ni por la tierra ni por ningún otro juramento; sino que vuestro «sí» sea sí, y vuestro «no» sea no, para que no caigáis en condenación.
13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. 14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. 16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. 17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. 18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.
19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad y alguno lo hace volver, 20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados.
Pablo se separa de Bernabé y comienza su segundo viaje misionero
Hch.15.36-41 DHH NIV NBD NVI LBLA
36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé:
—Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.
37 Bernabé quería que llevaran consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, 38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia y no había ido con ellos a la obra. 39 Hubo tal desacuerdo entre ambos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, 40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, 41 y pasó por Siria y Cilicia, animando a las iglesias.
Timoteo acompaña a Pablo y a Silas
Hch.16.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
Después llegó a Derbe y a Listra. Había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; 2 y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3 Quiso Pablo que este fuera con él; y tomándolo, lo circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares, pues todos sabían que su padre era griego. 4 Al pasar por las ciudades, les comunicaban las decisiones que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardaran. 5 Así que las iglesias eran animadas en la fe y aumentaban en número cada día.
La visión del varón macedonio
Hch.16.6-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 8 Entonces, pasando junto a Misia, descendieron a Troas. 9 Una noche, Pablo tuvo una visión. Un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: «Pasa a Macedonia y ayúdanos.» 10 Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciáramos el evangelio.
Noviembre 21
Encarcelados en Filipos
Hch.16.11-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Zarpando, pues, de Troas, navegamos directamente a Samotracia, el día siguiente a Neápolis 12 y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia. Estuvimos en aquella ciudad algunos días. 13 Un sábado salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración. Nos sentamos y hablamos a las mujeres que se habían reunido. 14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo. El Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que Pablo decía, 15 y cuando fue bautizada, junto con su familia, nos rogó diciendo:
—Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, hospedaos en mi casa.
Y nos obligó a quedarnos.
16 Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Ésta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba:
—¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo! Ellos os anuncian el camino de salvación.
18 Esto lo hizo por muchos días, hasta que, desagradando a Pablo, se volvió él y dijo al espíritu:
—Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella.
Y salió en aquella misma hora.
19 Pero al ver sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades. 20 Los presentaron a los magistrados y dijeron:
—Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.
22 Entonces se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarlos con varas. 23 Después de haberlos azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardara con seguridad. 24 El cual, al recibir esta orden, los metió en el calabozo de más adentro y les aseguró los pies en el cepo.
25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27 Se despertó el carcelero y, al ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28 Pero Pablo le gritó:
—¡No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí!
29 Él entonces pidió una luz, se precipitó adentro y, temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas. 30 Los sacó y les dijo:
—Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
31 Ellos dijeron:
—Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa.
32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas, y en seguida se bautizó con todos los suyos. 34 Luego los llevó a su casa, les puso la mesa y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
35 Cuando fue de día, los magistrados enviaron guardias a decir:
—Suelta a esos hombres.
36 El carcelero hizo saber estas palabras a Pablo:
—Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid y marchaos en paz.
37 Pero Pablo le dijo:
—Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial y siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos liberan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos.
38 Los guardias hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos. 39 Fueron y se excusaron; los sacaron y les pidieron que salieran de la ciudad. 40 Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia y, habiendo visto a los hermanos, los consolaron y se fueron.
El alboroto en Tesalónica
Hch.17.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
Pasando por Anfípolis y Apolonia llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2 Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábados discutió con ellos, 3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras que era necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos. Y decía: «Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo.»
4 Algunos de ellos creyeron y se juntaron con Pablo y con Silas; asimismo un gran número de griegos piadosos, y mujeres nobles no pocas. 5 Celosos, entonces, los judíos que no creían, tomaron consigo algunos ociosos, hombres malos, con los que juntaron una turba y alborotaron la ciudad. Asaltaron la casa de Jasón, e intentaban sacarlos al pueblo, 6 pero como no los hallaron, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: «Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá, 7 y Jasón los ha recibido. Todos ellos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.»
8 Al oír esto, el pueblo y las autoridades de la ciudad se alborotaron. 9 Pero después de obtener fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.
Pablo y Silas en Berea
Hch.17.10-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. En cuanto llegaron, entraron en la sinagoga de los judíos. 11 Estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. 12 Muchos de ellos creyeron, y de los griegos, mujeres distinguidas y no pocos hombres. 13 Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá y también alborotaron a las multitudes. 14 Entonces los hermanos hicieron que Pablo saliera inmediatamente en dirección al mar; pero Silas y Timoteo se quedaron allí. 15 Los que se habían encargado de conducir a Pablo lo llevaron a Atenas; y habiendo recibido el encargo de que Silas y Timoteo vinieran a él lo más pronto posible, salieron.
Pablo en Atenas
Hch.17.16-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. 18 Algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos discutían con él. Unos decían:
—¿Qué querrá decir este palabrero?
Y otros:
—Parece que es predicador de nuevos dioses.
Esto decían porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. 19 Lo tomaron y lo trajeron al Areópago, diciendo:
—¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?, 20 pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)
22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo:
—Atenienses, en todo observo que sois muy religiosos, 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: “Al dios no conocido”. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerlo, es a quien yo os anuncio.
24 »El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitara de algo, pues él es quien da a todos vida, aliento y todas las cosas.
26 »De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación, 27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros, 28 porque en él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “Porque linaje suyo somos.” 29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, acreditándolo ante todos al haberlo levantado de los muertos.
32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban y otros decían: «Ya te oiremos acerca de esto otra vez.»
33 Entonces Pablo salió de en medio de ellos. 34 Pero algunos de los que se le habían juntado, creyeron; entre ellos, Dionisio el areopagita y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.
Pablo en Corinto
Hch.18.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 2 Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila, su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos salieran de Roma. Fue a ellos 3 y, como era del mismo oficio, se quedó con ellos y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. 4 Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos.
5 Cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. 6 Pero oponiéndose y blasfemando estos, les dijo, sacudiéndose los vestidos:
—Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza. Mi conciencia está limpia; desde ahora me iré a los gentiles.
7 Salió de allí y se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. 8 Crispo, alto dignatario de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios al oír, creían y eran bautizados. 9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: «No temas, sino habla y no calles, 10 porque yo estoy contigo y nadie pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.» 11 Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.
50 d.C. Primera Epístola a los Tesanolicenses. Lugar donde se escribió: Corinto
Salutación
1 Ts.1.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Ejemplo de los tesalonicenses
1 Ts.1.2-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, 3 acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
4 Sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, 5 pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre. Bien sabéis cómo nos portamos entre vosotros por amor de vosotros.
6 Vosotros vinisteis a ser imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con el gozo que da el Espíritu Santo. 7 De esta manera habéis sido ejemplo a todos los creyentes de Macedonia y de Acaya, 8 porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor; y no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada. 9 Ellos mismos cuentan de nosotros cómo nos recibisteis y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero 10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.
Noviembre 22
Recuerdos
1 Ts.2.1-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
Vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no fue en vano, 2 pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, Dios nos dio valor para anunciaros su evangelio en medio de una fuerte oposición. 3 Nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño. 4 Al contrario, si hablamos es porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio. No procuramos agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones, 5 porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia. Dios es testigo. 6 Tampoco buscamos gloria de los hombres, ni de vosotros ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. 7 Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con amor a sus propios hijos. 8 Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, porque habéis llegado a sernos muy queridos. 9 Os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo, trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
10 Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos comportamos con vosotros los creyentes. 11 También sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, 12 y os encargábamos que anduvierais como es digno de Dios, que os llamó a su Reino y gloria.
13 Por lo cual también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes. 14 Vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea, pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos. 15 Estos mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; no agradan a Dios y se oponen a todos los hombres, 16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que estos se salven. De esta manera colman siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.
Ausencia de Pablo de la iglesia
1 Ts.2.17-3.13 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 En cuanto a nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, deseábamos ardientemente ver vuestro rostro. 18 Por eso quisimos ir a vosotros, yo, Pablo, ciertamente una y otra vez, pero Satanás nos estorbó, 19 pues ¿cuál es nuestra esperanza, gozo o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? 20 Vosotros sois nuestra gloria y gozo.
1Por eso, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, 2 y enviamos a Timoteo, nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe, 3 a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones, porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. 4 Cuando estábamos con vosotros os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones; y así sucedió, como bien sabéis. 5 Por eso también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, pues temía que os hubiera tentado el tentador y que nuestro trabajo hubiera resultado en vano.
6 Pero cuando Timoteo regresó, nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, y que deseáis vernos, como también nosotros a vosotros. 7 Por eso, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados al saber de vuestra fe. 8 De modo que ahora hemos vuelto a vivir, sabiendo que estáis firmes en el Señor. 9 Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, 10 orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro y completemos lo que falte a vuestra fe?
11 Pero el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesucristo, dirija nuestro camino a vosotros. 12 Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros. 13 Que él afirme vuestros corazones, que os haga irreprochables en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.
La vida que agrada a Dios
1 Ts.4.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que, de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.
2 Ya sabéis las instrucciones que os dimos por el Señor Jesús. 3 La voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; 4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor, 5 no en pasión desordenada, como los gentiles que no conocen a Dios; 6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano, porque, como ya os hemos dicho y testificado, el Señor es vengador de todo esto. 7 Dios no nos ha llamado a inmundicia, sino a santificación. 8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.
9 Acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; 10 y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más. 11 Procurad tener tranquilidad, ocupándoos en vuestros negocios y trabajando con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, 12 a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera y no tengáis necesidad de nada.
La venida del Señor
1 Ts.4.13-5.11 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
1Acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba, 2 porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche. 3 Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
4 Pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino vigilemos y seamos sobrios, 7 pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de la fe y del amor, y con la esperanza de salvación como casco. 9 Dios no nos ha puesto para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10 quien murió por nosotros para que ya sea que vigilemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. 11 Por lo cual, animaos unos a otros y edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo.
Pablo exhorta a los hermanos
1 Ts.5.12-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el Señor y os amonestan. 13 Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.
14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
15 Mirad que ninguno pague a otro mal por mal, antes seguid siempre lo bueno unos para con otros y para con todos.
16 Estad siempre gozosos. 17 Orad sin cesar. 18 Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 19 No apaguéis al Espíritu. 20 No menospreciéis las profecías. 21 Examinadlo todo y retened lo bueno. 22 Absteneos de toda especie de mal.
23 Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser —espíritu, alma y cuerpo— sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
Salutaciones y bendición final
1 Ts.5.25-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Hermanos, orad por nosotros.
26 Saludad a todos los hermanos con beso santo.
27 Os encargo encarecidamente, por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos.
28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.
Noviembre 23
50-51 d.C. Segunda Epístola a los Tesanolicenses. Lugar donde se escribió: Corinto.
Salutación
2 Ts.1.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo: 2 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Dios juzgará a los pecadores en la venida de Cristo
2 Ts.1.3-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás. 4 Tanto es así que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. 5 Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.
6 Es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, 7 mientras que a vosotros, los que sois atribulados, daros reposo junto con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo. 9 Estos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, 10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron; y vosotros habéis creído en nuestro testimonio.
11 Por esta razón también oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder. 12 Así el nombre de nuestro Señor Jesucristo será glorificado en vosotros y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Manifestación del hombre de pecado
2 Ts.2.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
Con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu ni por palabra ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. 3 ¡Nadie os engañe de ninguna manera!, pues no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, 4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
5 ¿No os acordáis de que cuando yo estaba todavía con vosotros os decía esto? 6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. 7 Ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. 8 Y entonces se manifestará aquel impío, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida. 9 El advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos milagros, 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
Escogidos para salvación
2 Ts.2.13-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad. 14 Para esto él os llamó por medio de nuestro evangelio: para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
15 Así que, hermanos, estad firmes y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra o por carta nuestra. 16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, 17 conforte vuestros corazones y os confirme en toda buena palabra y obra.
Que la palabra de Dios sea glorificada
2 Ts.3.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, 2 y para que seamos librados de hombres perversos y malos, pues no es de todos la fe. 3 Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. 4 Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. 5 Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo.
El deber de trabajar
2 Ts.3.6-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. 7 Vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos, pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros 8 ni comimos de balde el pan de nadie. Al contrario, trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; 9 no porque no tuviéramos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo que podéis imitar. 10 Y cuando estábamos con vosotros os ordenábamos esto: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. 11 Ahora oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entrometiéndose en lo ajeno. 12 A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo que, trabajando sosegadamente, coman su propio pan.
13 Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. 14 Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo y no os juntéis con él, para que se avergüence. 15 Pero no lo tengáis por enemigo, sino amonestadlo como a hermano.
Bendición final
2 Ts.3.16-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.
17 La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía. Así escribo.
18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.
Pablo en Corinto. Lo llevan ante Galión, gobernador de Acaya
Hch.18.12-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo y lo llevaron al tribunal, 13 diciendo:
—Éste persuade a los hombres a honrar a Dios contra la Ley.
14 Al comenzar Pablo a hablar, Galión dijo a los judíos:
—Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, judíos, conforme a derecho yo os toleraría; 15 pero si son cuestiones de palabras, de nombres y de vuestra Ley, vedlo vosotros, porque yo no quiero ser juez de estas cosas.
16 Y los echó del tribunal. 17 Entonces todos los griegos, apoderándose de Sóstenes, alto dignatario de la sinagoga, lo golpeaban delante del tribunal. Pero Galión no hacía caso alguno.
Pablo regresa a Antioquía
Hch.18.18-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Pablo permaneció allí muchos días. Luego se despidió de los hermanos y navegó a Siria, junto con Priscila y Aquila. En Cencrea se rapó la cabeza, porque tenía hecho voto. 19 Llegó a Éfeso y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos. 20 Estos le rogaban que se quedara con ellos más tiempo, pero él no accedió, 21 sino que se despidió de ellos, diciendo:
—Es necesario que en todo caso yo celebre en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere.
Y zarpó de Éfeso.
22 Habiendo llegado a Cesarea, subió para saludar a la iglesia y luego descendió a Antioquía.
Pablo recorre Galacia y Frigia
Hch.18.23 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Después de estar allí algún tiempo, salió y recorrió por orden la región de Galacia y de Frigia, animando a todos los discípulos.
Apolos predica en Éfeso
Hch.18.24-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 Llegó entonces a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente, poderoso en las Escrituras. 25 Éste había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque sólo conocía el bautismo de Juan. 26 Comenzó, pues, a hablar con valentía en la sinagoga; pero cuando lo oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron aparte y le expusieron con más exactitud el camino de Dios. 27 Cuando él quiso pasar a Acaya, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos que lo recibieran. Al llegar allá, fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído, 28 porque con gran vehemencia refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo.
Noviembre 24
Pablo en Éfeso
Hch.19.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, 2 les preguntó:
—¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?
Ellos le dijeron:
—Ni siquiera habíamos oído que hubiera Espíritu Santo.
3 Entonces dijo:
—¿En qué, pues, fuisteis bautizados?
Ellos dijeron:
—En el bautismo de Juan.
4 Dijo Pablo:
—Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyeran en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas y profetizaban. 7 Eran entre todos unos doce hombres.
8 Entrando Pablo en la sinagoga, habló con valentía por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. 9 Pero como algunos se rehusaban a creer y maldecían el Camino delante de la multitud, Pablo se apartó de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. 10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. 11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que hasta los pañuelos o delantales que habían tocado su cuerpo eran llevados a los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.
13 Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: «¡Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo!»
14 Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. 15 Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: «A Jesús conozco y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois?»
16 El hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. 17 Esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era glorificado el nombre del Señor Jesús.
18 Muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. 19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su valor, hallaron que era de cincuenta mil piezas de plata. 20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.
21 Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en su espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya. Decía él: «Después que haya estado allí, me será necesario ver también Roma.» 22 Envió entonces a Macedonia a dos de los que lo ayudaban, Timoteo y Erasto, y él se quedó por algún tiempo en Asia.
El alboroto en Éfeso
Hch.19.23-41 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino, 24 porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices; 25 a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo:
—Sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 26 pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a mucha gente con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. 27 Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia y el mundo entero.
28 Cuando oyeron estas cosas se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: «¡Grande es Diana de los efesios!»
29 La ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. 30 Pablo quería salir al pueblo, pero los discípulos no lo dejaron. 31 También algunas de las autoridades de Asia, que eran amigos suyos, le enviaron recado rogándole que no se presentara en el teatro. 32 Unos, pues, gritaban una cosa y otros otra, porque la concurrencia estaba confusa y la mayoría no sabía por qué se habían reunido. 33 De entre la multitud sacaron a Alejandro, empujado por los judíos. Y Alejandro, pidiendo silencio con la mano, quiso hablar en su defensa ante el pueblo. 34 Pero cuando se dieron cuenta de que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: «¡Grande es Diana de los efesios!»
35 Entonces el escribano, cuando apaciguó a la multitud, dijo: «Efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? 36 Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente, 37 porque habéis traído a estos hombres, que no son sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38 Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. 39 Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir, 40 pues hay peligro de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, ya que no existe causa alguna por la cual podamos dar razón de este alboroto.»
41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.
52-54 d.C. Primera Epístola a los Corintios. Lugar donde se escribió: Éfeso.
Salutación
1 Co.1.1-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, 2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. 3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Acción de gracias por dones espirituales
1 Co.1.4-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
4 Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús, 5 pues por medio de él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento, 6 en la medida en que el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado entre vosotros, 7 de tal manera que nada os falta en ningún don mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; 8 el cual también os mantendrá firmes hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
¿Está dividido Cristo?
1 Co.1.10-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer, 11 porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. 12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo, de Apolos», «Yo, de Cefas» o «Yo, de Cristo». 13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, 15 para que ninguno diga que fue bautizado en mi nombre. 16 También bauticé a la familia de Estéfanas, pero de los demás no recuerdo si he bautizado a algún otro. 17 No me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
Cristo, poder y sabiduría de Dios
1 Co.1.18-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios, 19 pues está escrito:
«Destruiré la sabiduría de los sabios
y frustraré la inteligencia de los inteligentes.»
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que discute asuntos de este mundo? ¿Acaso no ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 21 Puesto que el mundo, mediante su sabiduría, no reconoció a Dios a través de las obras que manifiestan su sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
22 Los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura.
24 En cambio para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder y sabiduría de Dios, 25 porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
26 Considerad, pues, hermanos, vuestra vocación y ved que no hay muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. 30 Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención, 31 para que, como está escrito: «El que se gloría, gloríese en el Señor.»
Proclamando a Cristo crucificado
1 Co.2.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría, 2 pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; 4 y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
La revelación por el Espíritu de Dios
1 Co.2.6-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez en la fe; no la sabiduría de este mundo ni de los poderosos de este mundo, que perecen. 7 Pero hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 8 la cual ninguno de los poderosos de este mundo conoció, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria. 9 Antes bien, como está escrito:
«Cosas que ojo no vio ni oído oyó
ni han subido al corazón del hombre,
son las que Dios ha preparado para los que lo aman.»
10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios, 11 porque ¿quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.
13 De estas cosas hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio, el espiritual juzga todas las cosas, sin que él sea juzgado por nadie. 16 ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruirá? Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo.
Noviembre 25
Colaboradores de Dios
1 Co.3.1-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2 Os di a beber leche, no alimento sólido, porque aún no erais capaces; ni sois capaces todavía, 3 porque aún sois carnales. En efecto, habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres? 4 Pues cuando uno dice: «Yo ciertamente soy de Pablo», y el otro: «Yo soy de Apolos», ¿no sois carnales?
5 ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. 6 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 7 Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento. 8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor, 9 porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perito arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11 Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12 Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y hojarasca, 13 la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. 14 Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, él recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno se quema, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
16 ¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros? 17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros cree ser sabio en este mundo, hágase ignorante y así llegará a ser verdaderamente sabio.
19 La sabiduría de este mundo es insensatez ante Dios, como está escrito: «Él prende a los sabios en la astucia de ellos.» 20 Y otra vez: «El Señor conoce los pensamientos de los sabios, y sabe que son vanos.» 21 Así que, ninguno se gloríe en los hombres, porque todo es vuestro: 22 sea Pablo, Apolos o Cefas, sea el mundo, la vida o la muerte, sea lo presente o lo por venir. Todo es vuestro, 23 y vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios.
El ministerio de los apóstoles
1 Co.4.1-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
Por tanto, que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. 2 Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel. 3 En cuanto a mí, en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano. ¡Ni aun yo mismo me juzgo! 4 Aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. 5 Así que no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones de los corazones. Entonces, cada uno recibirá su alabanza de Dios.
6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor a vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno os envanezcáis unos contra otros, 7 porque ¿quién te hace superior? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
8 Ya estáis saciados, ya sois ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinarais, para que nosotros reináramos también juntamente con vosotros!, 9 porque, según pienso, Dios nos ha puesto a nosotros los apóstoles en el último lugar, como a sentenciados a muerte. ¡Hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres! 10 Nosotros somos insensatos por causa de Cristo, y vosotros sois prudentes en Cristo; nosotros débiles, y vosotros fuertes; vosotros sois honorables, y nosotros despreciados. 11 Hasta el día de hoy padecemos hambre y tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados y no tenemos lugar fijo donde vivir. 12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. 13 Nos difaman, y respondemos con bondad; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.
14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. 15 Aunque tengáis diez mil maestros en Cristo, no tendréis muchos padres, pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. 16 Por tanto, os ruego que me imitéis. 17 Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.
18 Algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiera de ir a vosotros. 19 Pero iré pronto a visitaros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos, 20 pues el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. 21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?
Un caso de inmoralidad juzgado
1 Co.5.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
Se ha sabido que hay entre vosotros fornicación, y fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; a tal extremo que alguno tiene a la mujer de su padre. 2 Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien lamentarlo y haber quitado de en medio de vosotros al que cometió tal acción? 3 Ciertamente yo, como ausente en cuerpo pero presente en espíritu, como si estuviera presente he juzgado ya al que tal cosa ha hecho. 4 En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, 5 el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
6 No es buena vuestra jactancia. ¿Acaso no sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? 7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois, sin levadura, porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 8 Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
9 Os he escrito por carta que no os juntéis con los fornicarios. 10 No me refiero en general a todos los fornicarios de este mundo, ni a todos los avaros, ladrones, o idólatras, pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. 11 Más bien os escribí para que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, sea fornicario, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón; con el tal ni aun comáis, 12 porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? 13 A los que están fuera, Dios los juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros.
Litigios delante de los incrédulos
1 Co.6.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
¿Se atreve alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, llevar el asunto ante los injustos y no delante de los santos? 2 ¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar asuntos tan pequeños? 3 ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 4 Si, pues, tenéis pleitos sobre asuntos de esta vida, ¿por qué ponéis, para juzgar, a los que son de menor estima en la iglesia? 5 Para avergonzaros lo digo. Pues qué, ¿no hay entre vosotros ni uno solo que sea sabio para poder juzgar entre sus hermanos? 6 Un hermano pleitea contra otro hermano, ¡y lo hace ante los incrédulos! 7 Ciertamente, ya es una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? 8 Pero vosotros cometéis el agravio y defraudáis, ¡y esto a los hermanos!
9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios.
Glorificad a Dios en vuestro cuerpo
1 Co.6.12-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Todas las cosas me son lícitas, pero no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna. 13 Los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero tanto al uno como a los otros destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor y el Señor para el cuerpo. 14 Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ninguna manera! 16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella?, porque ¿no dice la Escritura: «Los dos serán una sola carne»? 17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su propio cuerpo peca. 19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros?, 20 pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Noviembre 26
Problemas del matrimonio
1 Co.7.1-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
Acerca de lo que me habéis preguntado por escrito, digo: Bueno le sería al hombre no tocar mujer. 2 Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido. 3 El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con su marido. 4 La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5 No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
6 Pero esto lo digo más como concesión que como mandamiento. 7 Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
8 Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo; 9 pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
10 A los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor, que la mujer no se separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
12 A los demás yo digo, no el Señor, que si algún hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 13 Y si una mujer tiene marido que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone, 14 porque el marido no creyente es santificado por la mujer; y la mujer no creyente, por el marido. De otra manera vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora son santos. 15 Pero si el no creyente se separa, sepárese, pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a vivir en paz nos llamó Dios. 16 ¿Qué sabes tú, mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, marido, si quizá harás salva a tu mujer?
17 Pero cada uno viva según los dones que el Señor le repartió y según era cuando Dios lo llamó: esto ordeno en todas las iglesias. 18 ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. 19 La circuncisión nada significa, y la incircuncisión nada significa; lo que importa es guardar los mandamientos de Dios. 20 Cada uno debe quedarse en el estado en que fue llamado. 21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes, aunque si tienes oportunidad de hacerte libre, aprovéchala, 22 porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.
25 En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi parecer como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser digno de confianza. 26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de las dificultades del tiempo presente: que hará bien el hombre en quedarse como está. 27 ¿Estás ligado a mujer? No trates de soltarte. ¿Estás libre de mujer? No trates de casarte. 28 Ahora bien, si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los que se casan tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.
29 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto. Resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuvieran; 30 los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran, 31 y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutaran, porque la apariencia de este mundo es pasajera.
32 Quisiera, pues, que estuvierais sin congoja. El soltero se preocupa por las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; 33 pero el casado se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. 34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella se preocupa por las cosas del Señor, para ser santa tanto en cuerpo como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 35 Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
36 Pero si alguno piensa que es impropio que a su hija virgen se le pase la edad, y que es necesario casarla, haga lo que quiera, no peca: que se case. 37 Pero el que está firme en su corazón, sin tener compromiso que lo obligue, sino que, dueño de su propia voluntad, ha resuelto en su corazón guardar virgen a su hija, bien hace. 38 De manera que el que la da en casamiento hace bien, pero el que no la da en casamiento hace mejor.
39 La mujer casada está ligada a su marido por la ley mientras él vive; pero si su marido muere, queda libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. 40 Pero, a mi juicio, más dichosa será si se queda así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.
Lo sacrificado a los ídolos
1 Co.8.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos el debido conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. 2 Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debería saberlo. 3 Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él.
4 Acerca, pues, de los alimentos que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. 5 Aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), 6 para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para quien nosotros existimos; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual han sido creadas todas las cosas y por quien nosotros también existimos.
7 Pero no en todos hay este conocimiento, pues algunos, habituados hasta aquí a la idolatría, comen como si el alimento fuera sacrificado a ídolos, y su conciencia, que es débil, se contamina, 8 si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios, pues ni porque comamos seremos más, ni porque no comamos seremos menos. 9 Pero procurad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles, 10 porque si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar dedicado a los ídolos, la conciencia de aquél, que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? 11 Y así, por tu conocimiento, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. 12 De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. 13 Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.
Los derechos de un apóstol
1 Co.9.1-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? 2 Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy, porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.
3 Contra los que me acusan, ésta es mi defensa: 4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber? 5 ¿No tenemos derecho a llevar con nosotros una hermana por esposa, como hacen también los otros apóstoles, los hermanos del Señor y Cefas? 6 ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho a no trabajar? 7 ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?
8 ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la Ley? 9 En la ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey que trilla.» ¿Se preocupa Dios por los bueyes 10 o lo dice enteramente por nosotros? Sí, por nosotros se escribió esto, porque con esperanza debe arar el que ara y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. 11 Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿será mucho pedir que cosechemos de vosotros lo material? 12 Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros?
Sin embargo, no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. 13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del Templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. 15 Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo, porque prefiero morir, antes que nadie me prive de esta mi gloria.
16 Si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciara el evangelio! 17 Por eso, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. 18 ¿Cuál, pues, es mi recompensa? Que, predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.
19 Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar al mayor número. 20 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la Ley (aunque yo no esté sujeto a la Ley) como sujeto a la Ley, para ganar a los que están sujetos a la Ley; 21 a los que están sin Ley, como si yo estuviera sin Ley (aunque yo no estoy sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin Ley. 22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. 23 Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.
24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Así que yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire; 27 sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
Amonestaciones contra la idolatría
1 Co.10.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, y todos pasaron el mar; 2 que todos, en unión con Moisés, fueron bautizados en la nube y en el mar, 3 todos comieron el mismo alimento espiritual 4 y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía. Esa roca era Cristo. 5 Pero de la mayoría de ellos no se agradó Dios, por lo cual quedaron tendidos en el desierto.
6 Estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. 7 Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: «Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar.» 8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. 9 Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos lo tentaron, y perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por mano del destructor.
11 Todas estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales. 12 Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13 No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.
14 Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. 15 Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. 16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo pan.
18 Mirad a Israel según la carne: los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? 19 ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que es algo lo que se sacrifica a los ídolos? 20 Antes digo que aquello que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. 21 No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. 22 ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él?
Noviembre 27
Haced todo para la gloria de Dios
1 Co.10.23-11.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 24 Nadie busque su propio bien, sino el del otro.
25 De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia, 26 porque del Señor es la tierra y todo cuanto en ella hay.
27 Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. 28 Pero si alguien os dice: «Esto fue sacrificado a los ídolos», no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró y por motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y cuanto en ella hay. 29 Me refiero a la conciencia del otro, no a la tuya, pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? 30 Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello por lo cual doy gracias?
31 Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. 32 No seáis tropiezo ni a judíos ni a gentiles ni a la iglesia de Dios. 33 Del mismo modo, también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio sino el de muchos, para que sean salvos.
1Sed imitadores míos, así como yo lo soy de Cristo.
Atavío de las mujeres
1 Co.11.2-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. 3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo. 4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. 5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza, porque es lo mismo que si se hubiera rapado. 6 Si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra.
7 El varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón, 8 pues el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; 9 y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. 10 Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. 11 Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer ni la mujer sin el varón, 12 porque, así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.
13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? 14 La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? 15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso, porque en lugar de velo le es dado el cabello. 16 Con todo, si alguno quiere discutir, sepa que ni nosotros ni las iglesias de Dios tenemos tal costumbre.
Abusos en la Cena del Señor
1 Co.11.17-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Al anunciaros esto que sigue, no os alabo, porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor. 18 En primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. 19 Es preciso que entre vosotros haya divisiones, para que se pongan de manifiesto entre vosotros los que son aprobados. 20 Cuando, pues, os reunís vosotros, eso no es comer la cena del Señor. 21 Al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y mientras uno tiene hambre, otro se embriaga. 22 Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.
Institución de la Cena del Señor
1 Co.11.23-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: «Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.» 25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí.» 26 Así pues, todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
Tomando la Cena indignamente
1 Co.11.27-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
27 De manera que cualquiera que coma este pan o beba esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa. 29 El que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos han muerto. 31 Si, pues, nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32 pero siendo juzgados, somos castigados por el Señor para que no seamos condenados con el mundo.
33 Así que, hermanos míos, cuando os reunáis a comer, esperaos unos a otros. 34 Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, para que no os reunáis para condenación. Las demás cosas las pondré en orden cuando vaya.
Dones espirituales
1 Co.12.1-31a DHH NIV NBD NVI LBLA
No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. 2 Sabéis que cuando erais gentiles se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. 3 Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios dice de Jesús: «¡Sea anatema!», como tampoco nadie puede exclamar: «¡Jesús es el Señor!», sino por el Espíritu Santo.
4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 6 Y hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. 7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para el bien de todos. 8 A uno es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.
12 Así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo, 13 porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15 Si dijera el pie: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», ¿por eso no sería del cuerpo? 16 Y si dijera la oreja: «Porque no soy ojo, no soy del cuerpo», ¿por eso no sería del cuerpo? 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato? 18 Pero ahora Dios ha colocado cada uno de los miembros en el cuerpo como él quiso, 19 pues si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Pero ahora son muchos los miembros, aunque el cuerpo es uno solo.
21 Ni el ojo puede decir a la mano: «No te necesito», ni tampoco la cabeza a los pies: «No tengo necesidad de vosotros». 22 Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; 23 y a aquellos miembros del cuerpo que nos parecen menos dignos, los vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro, 24 porque los que en nosotros son más decorosos no tienen necesidad. Pero Dios ordenó el cuerpo dando más abundante honor al que menos tenía, 25 para que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros. 26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo y miembros cada uno en particular. 28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. 29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? 30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos? 31 Procurad, sin embargo, los dones mejores.
Noviembre 28
La preeminencia del amor
1 Co.12.31b-13.13 DHH NIV NBD NVI LBLA
31Ahora yo os muestro un camino mucho más excelente.
1 Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia;
el amor no es jactancioso, no se envanece,
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia,
sino que se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará. 9 En parte conocemos y en parte profetizamos; 10 pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
El hablar en lenguas
1 Co.14.1-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
Seguid el amor y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. 2 El que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie lo entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 5 Yo desearía que todos vosotros hablarais en lenguas, pero más aún que profetizarais, porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.
6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablo con revelación, con conocimiento, con profecía o con doctrina? 7 Ciertamente, las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieran notas distintas, ¿cómo se sabría lo que se toca con la flauta o con la cítara? 8 Y si la trompeta diera un sonido incierto, ¿quién se prepararía para la batalla? 9 Así también vosotros, si por la lengua que habláis no dais palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís?, porque sería como si hablarais al aire. 10 Tantas clases de idiomas hay seguramente en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. 11 Pero si yo ignoro el significado de las palabras, seré como un extranjero para el que habla, y el que habla será como un extranjero para mí. 12 Así pues, ya que anheláis los dones espirituales, procurad abundar en aquellos que sirvan para la edificación de la iglesia.
13 Por lo tanto, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. 14 Si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. 15 ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento, 16 porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá «Amén» a tu acción de gracias?, pues no sabe lo que has dicho. 17 Tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado. 18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; 19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.
20 Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en cuanto a la malicia y maduros en cuanto al modo de pensar. 21 En la Ley está escrito: «En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.» 22 Así que las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes. 23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? 24 Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; 25 lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.
26 Entonces, hermanos, ¿qué podemos decir? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. 27 Si alguien habla en lengua extraña, que sean dos o a lo más tres, y por turno; y que uno interprete. 28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen lo que ellos dicen. 30 Y si algo le es revelado a otro que está sentado, calle el primero. 31 Podéis profetizar todos, uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados. 32 Los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas, 33 pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.
Como en todas las iglesias de los santos, 34 vuestras mujeres callen en las congregaciones, porque no les es permitido hablar, sino que deben estar sujetas, como también la Ley lo dice. 35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos, porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.
36 ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado? 37 Si alguno se cree profeta o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor; 38 pero si alguien lo ignora, que lo ignore.
39 Así que, hermanos, procurad profetizar y no impidáis el hablar en lenguas; 40 pero hágase todo decentemente y con orden.
La resurrección de Cristo
1 Co.15.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún y otros ya han muerto. 7 Después apareció a Jacobo y después a todos los apóstoles. 8 Por último, como a un abortivo, se me apareció a mí.
9 Yo soy el más pequeño de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. 11 Sea yo o sean ellos, así predicamos y así habéis creído.
La resurrección de los demás
1 Co.15.12-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Pero si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?, 13 porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. 14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación y vana es también vuestra fe. 15 Y somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos testificado que Dios resucitó a Cristo, al cual no resucitó si en verdad los muertos no resucitan. 16 Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; 17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: aún estáis en vuestros pecados. 18 Entonces también los que murieron en Cristo perecieron. 19 Si solamente para esta vida esperamos en Cristo, somos los más dignos de lástima de todos los hombres.
20 Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que murieron es hecho, 21 pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 24 Luego el fin, cuando entregue el Reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y todo poder.
25 Preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte, 27 porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero, luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si de ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos? 30 ¿Y por qué nosotros nos exponemos a peligros a toda hora? 31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. 32 Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿de qué me sirve? Si los muertos no resucitan, «Comamos y bebamos, porque mañana moriremos.»
33 No os engañéis: «Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.» 34 Velad debidamente y no pequéis, porque algunos no conocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.
Noviembre 29
Cómo resucitarán los muertos
1 Co.15.35-58 DHH NIV NBD NVI LBLA
35 Pero preguntará alguno: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?» 36 Necio, lo que tú siembras no vuelve a la vida si no muere antes. 37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, sea de trigo o de otro grano. 38 Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo.
39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces y otra la de las aves. 40 Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; pero una es la hermosura de los celestiales y otra la de los terrenales. 41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en resplandor.
42 Así también sucede con la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. 44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal y hay cuerpo espiritual.
45 Así también está escrito: «Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente»; el postrer Adán, espíritu que da vida. 46 Pero lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Conforme al terrenal, así serán los terrenales; y conforme al celestial, así serán los celestiales. 49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 51 Os digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos transformados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados, 53 pues es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que esto mortal se vista de inmortalidad.
54 Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Sorbida es la muerte en victoria.» 55 ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?, 56 porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. 57 Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
La ofrenda para los santos
1 Co.16.1-4 DHH NIV NBD NVI LBLA
En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. 3 Y cuando haya llegado, enviaré a quienes vosotros hayáis designado por carta para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. 4 Y si es conveniente que yo también vaya, irán conmigo.
Planes de Pablo
1 Co.16.5-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 Iré a visitaros cuando haya pasado por Macedonia, (pues por Macedonia tengo que pasar), 6 y puede ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir. 7 No quiero veros ahora de paso, pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite. 8 Pero estaré en Éfeso hasta Pentecostés, 9 porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz, aunque muchos son los adversarios.
10 Si llega Timoteo, procurad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor lo mismo que yo. 11 Por tanto, nadie lo tenga en poco, sino encaminadlo en paz para que venga a mí, porque lo espero con los hermanos.
12 Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuera a vosotros con los hermanos, pero de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad.
Salutaciones finales
1 Co.16.13-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente y esforzaos. 14 Todas vuestras cosas sean hechas con amor.
15 Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio de los santos. 16 Os ruego que os sujetéis a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan.
17 Me regocijo con la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido vuestra ausencia, 18 porque confortaron mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a tales personas.
19 Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor. 20 Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con beso santo. 21 Yo, Pablo, os escribo esta salutación de mi propia mano.
22 El que no ame al Señor Jesucristo, sea anatema. ¡El Señor viene!
23 La gracia del Señor Jesucristo esté con vosotros. 24 Mi amor en Cristo Jesús esté con todos vosotros. Amén.
Viaje de Pablo a Macedonia
Hch.20.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
Cuando cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos y, habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para Macedonia. 2 Después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarlos con abundancia de palabras, llegó a Grecia.
52-54 d.C. Segunda Epístola a los Corintios Lugar donde se
escribió: Macedonia.
Salutación
2 Co.1.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya: 2 Gracia y paz a vosotros de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Aflicciones de Pablo
2 Co.1.3-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 5 Así como abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. 6 Pero si somos atribulados es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados es para vuestra consolación y salvación, la cual se realiza en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos. 7 Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.
8 Hermanos, no queremos que ignoréis acerca de la tribulación que nos sobrevino en Asia, pues fuimos abrumados en gran manera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. 9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. 10 Él nos libró y nos libra y esperamos que aun nos librará de tan grave peligro de muerte. 11 Para ello contamos con vuestras oraciones a nuestro favor; y así, siendo muchos los que interceden por nosotros, también serán muchos los que darán gracias por el don concedido a nosotros.
Por qué Pablo postergó su visita a Corinto
2 Co.1.12-2.4 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Nuestro motivo de orgullo es éste: el testimonio de nuestra conciencia, de que con sencillez y sinceridad de Dios (no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios), nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros. 13 No os escribimos otras cosas de las que leéis o también entendéis; y espero que hasta el fin las entenderéis; 14 como también en parte habéis entendido que somos vuestro motivo de orgullo, así como también vosotros lo seréis para nosotros en el día del Señor Jesús.
15 Con esta confianza quise ir primero a vosotros para daros una doble alegría: 16 de ahí pasar a Macedonia y desde Macedonia regresar a vosotros para ser encaminado por vosotros a Judea. 17 Así que, al proponerme esto, ¿actué precipitadamente? O lo que pienso hacer, ¿lo pienso según la carne, para que haya en mí «sí» y «no»? 18 Pero como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es «sí» y «no», 19 porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros —por mí, Silvano y Timoteo—, no ha sido «sí» y «no», sino solamente «sí» en él, 20 porque todas las promesas de Dios son en él «sí», y en él «Amén», por medio de nosotros, para la gloria de Dios. 21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, 22 el cual también nos ha sellado y nos ha dado, como garantía, el Espíritu en nuestros corazones.
23 Invoco a Dios por testigo sobre mi alma, que por ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto. 24 No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos para vuestro gozo porque por la fe estáis firmes.
1 Determiné, pues, no haceros otra visita que os causara tristeza, 2 porque si yo os causo tristeza, ¿quién será luego el que me alegre, sino aquel a quien yo entristecí? 3 Por eso os escribí como lo hice, para que, cuando llegue, no tenga tristeza de parte de aquellos de quienes me debiera gozar, confiado en que mi gozo es el de todos vosotros. 4 Por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fuerais entristecidos, sino para que supierais cuán grande es el amor que os tengo.
Pablo perdona al ofensor
2 Co.2.5-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 Si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. 6 Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos. 7 Así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarlo y consolarlo, para que no sea consumido por demasiada tristeza. 8 Por lo cual os ruego que confirméis el amor hacia él, 9 pues también con este propósito os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. 10 Al que vosotros perdonáis, yo también, porque también yo, lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, 11 para que Satanás no saque ventaja alguna sobre nosotros, pues no ignoramos sus maquinaciones.
Noviembre 30
Ansiedad de Pablo en Troas
2 Co.2.12,13 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor, 13 no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi hermano Tito. Por eso, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.
Triunfantes en Cristo
2 Co.2.14-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Pero gracias a Dios, que nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento, 15 porque para Dios somos grato olor de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden: 16 para estos, ciertamente, olor de muerte para muerte, y para aquellos, olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?, 17 pues no somos como muchos que se benefician falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.
Ministros del nuevo pacto
2 Co.3.1-4.6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros o de recomendación de vosotros? 2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres. 3 Y es manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.
4 Esta confianza la tenemos mediante Cristo para con Dios. 5 No que estemos capacitados para hacer algo por nosotros mismos; al contrario, nuestra capacidad proviene de Dios, 6 el cual asimismo nos capacitó para ser ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu, porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
7 Si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa del resplandor de su rostro, el cual desaparecería, 8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu? 9 Si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación, 10 porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11 Si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.
12 Así que, teniendo tal esperanza, actuamos con mucha franqueza, 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de desaparecer. 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó, porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo sin descorrer, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo será quitado. 17 El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor.
1 Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2 Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios. Por el contrario, manifestando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana. 3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el entendimiento, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. 5 No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús, 6 porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Viviendo por la fe
2 Co.4.7-5.10 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros, 8 que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos. 10 Dondequiera que vamos, llevamos siempre en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos, 11 pues nosotros, que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: «Creí, por lo cual hablé», nosotros también creemos, por lo cual también hablamos. 14 Y sabemos que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 15 Todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.
16 Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, 17 pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
1Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial, 3 pues así seremos hallados vestidos y no desnudos. 4 Asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia, pues no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Pero el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado el Espíritu como garantía.
6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista). 8 Pero estamos confiados, y más aún queremos estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor. 9 Por tanto, procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables, 10 porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
El ministerio de la reconciliación
2 Co.5.11-6.13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos, y espero que también lo sea a vuestras conciencias. 12 No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón. 13 Si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. 14 El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: 19 Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él.
1Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios, 2 porque dice:
«En tiempo aceptable te he oído,
y en día de salvación te he socorrido.»
Ahora es el tiempo aceptable; ahora es el día de salvación.
3 No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea desacreditado. 4 Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, 5 en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; 6 en pureza, en conocimiento, en tolerancia, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero; 7 en palabra de verdad, en poder de Dios y con armas de justicia a diestra y a siniestra; 8 por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; 9 como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero llenos de vida; como castigados, pero no muertos; 10 como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo.
11 Os hemos hablado con franqueza, corintios; nuestro corazón os hemos abierto. 12 No hemos sido mezquinos en nuestro amor por vosotros, pero vosotros sí lo habéis sido en vuestro propio corazón. 13 Para corresponder, pues, del mismo modo os hablo como a hijos, actuad también vosotros con franqueza.
Somos templo del Dios viviente
2 Co.6.14-7.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas? 15 ¿Qué armonía puede haber entre Cristo y Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Y vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
«Habitaré y andaré entre ellos;
yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.»
17 Por lo cual,
«Salid de en medio de ellos
y apartaos, dice el Señor,
y no toquéis lo impuro;
y yo os recibiré
18 y seré para vosotros por Padre,
y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.»
1Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.