Mayo 1
Salmos de Asaf
Fidelidad de Dios hacia su pueblo infiel
Sal. 78.1-72 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Escucha, pueblo mío, mi Ley;
inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
2 Abriré mi boca en proverbios;
hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos,
3 las cuales hemos oído y entendido,
las que nuestros padres nos contaron.
4 No las encubriremos a sus hijos,
contaremos a la generación venidera
las alabanzas de Jehová,
su potencia y las maravillas que hizo.
5 Él estableció testimonio en Jacob
y puso ley en Israel,
la cual mandó a nuestros padres
que la notificaran a sus hijos;
6 para que lo sepa la generación venidera,
los hijos que nazcan;
y los que se levanten lo cuenten a sus hijos,
7 a fin de que pongan en Dios su confianza
y no se olviden de las obras de Dios;
que guarden sus mandamientos
8 y no sean como sus padres,
generación terca y rebelde;
generación que no dispuso su corazón,
ni cuyo espíritu fue fiel para con Dios.
9 Los hijos de Efraín, arqueros muy diestros,
volvieron las espaldas en el día de la batalla.
10 No guardaron el pacto de Dios
ni quisieron andar en su Ley;
11 al contrario, se olvidaron de sus obras
y de sus maravillas que les había mostrado.
12 Delante de sus padres hizo maravillas
en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
13 Dividió el mar y los hizo pasar.
Detuvo las aguas como en un montón.
14 Los guió de día con nube
y toda la noche con resplandor de fuego.
15 Hendió las peñas en el desierto
y les dio a beber como de grandes abismos,
16 pues sacó de la peña corrientes
e hizo descender aguas como ríos.
17 Pero aun así, volvieron a pecar contra él,
rebelándose contra el Altísimo en el desierto,
18 pues tentaron a Dios en su corazón,
pidiendo comida a su gusto.
19 Y hablaron contra Dios, diciendo:
«¿Podrá poner mesa en el desierto?
20 Él ha herido la peña,
y brotaron aguas
y torrentes inundaron la tierra.
¿Podrá dar también pan?
¿Dispondrá carne para su pueblo?».
21 Y lo oyó Jehová y se indignó;
se encendió el fuego contra Jacob
y el furor subió contra Israel,
22 por cuanto no le habían creído
ni habían confiado en su salvación.
23 Sin embargo, mandó a las nubes de arriba,
abrió las puertas de los cielos
24 e hizo llover sobre ellos maná para que comieran,
y les dio trigo de los cielos.
25 Pan de nobles comió el hombre;
les envió comida hasta saciarlos.
26 Movió el viento solano en el cielo,
y trajo con su poder al viento del sur,
27 e hizo llover sobre ellos carne como polvo,
como la arena del mar, aves que vuelan.
28 Las hizo caer en medio del campamento,
alrededor de sus tiendas.
29 Comieron y se saciaron;
les cumplió, pues, su deseo.
30 No habían saciado aún su apetito,
aún estaba la comida en su boca,
31 cuando vino sobre ellos el furor de Dios,
e hizo morir a los más robustos de ellos
y derribó a los escogidos de Israel.
32 Con todo esto, volvieron a pecar
y no dieron crédito a sus maravillas.
33 Por tanto, hizo acabar sus días como un soplo
y sus años en tribulación.
34 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios;
entonces se volvían solícitos en busca suya,
35 y se acordaban de que Dios era su refugio,
que el Dios altísimo era su redentor.
36 Pero lo halagaban con su boca,
y con su lengua le mentían,
37 pues sus corazones no eran rectos con él
ni permanecieron firmes en su pacto.
38 Pero él, misericordioso,
perdonaba la maldad y no los destruía;
apartó muchas veces su ira
y no despertó todo su enojo.
39 Se acordó de que eran carne,
soplo que va y no vuelve.
40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto,
y lo enojaron en el yermo!
41 Y volvían, y tentaban a Dios,
y provocaban al Santo de Israel.
42 No se acordaban de su mano,
del día que los redimió de la angustia;
43 cuando manifestó en Egipto sus señales
y sus maravillas en el campo de Zoán.
44 Y volvió sus ríos en sangre,
y sus corrientes, para que no bebieran.
45 Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban
y ranas que los destruían.
46 Dio también a la oruga sus frutos
y sus labores a la langosta.
47 Sus viñas destruyó con granizo
y sus higuerales con escarcha.
48 Entregó al granizo sus bestias
y sus ganados a los rayos.
49 Envió sobre ellos el ardor de su ira;
enojo, indignación y angustia,
¡un ejército de ángeles destructores!
50 Dispuso camino a su furor;
no eximió la vida de ellos de la muerte,
sino que los entregó a mortandad.
51 Hizo morir a todo primogénito en Egipto,
las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam.
52 Hizo salir a su pueblo como a ovejas
y los llevó por el desierto como a un rebaño.
53 Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor;
y el mar cubrió a sus enemigos.
54 Los trajo después a las fronteras de su tierra santa,
a este monte que ganó con su mano derecha.
55 Echó las naciones de delante de ellos;
con cuerdas repartió sus tierras en heredad
e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel.
56 Pero ellos tentaron y enojaron al Dios altísimo
y no guardaron sus testimonios;
57 más bien, le dieron la espalda, rebelándose como sus padres;
se torcieron como arco engañoso.
58 Lo enojaron con sus lugares altos
y lo provocaron a celo con sus imágenes de talla.
59 Lo oyó Dios y se enojó,
y en gran manera aborreció a Israel.
60 Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo,
la tienda en que habitó entre los hombres.
61 Entregó a cautiverio su poderío;
su gloria, en manos del enemigo.
62 Entregó también su pueblo a la espada
y se irritó contra su heredad.
63 El fuego devoró a sus jóvenes
y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales.
64 Sus sacerdotes cayeron a espada
y sus viudas no hicieron lamentación.
65 Entonces despertó el Señor como quien duerme,
como un valiente que grita excitado por el vino,
66 e hirió a sus enemigos por detrás;
les dio perpetua afrenta.
67 Desechó la casa de José
y no escogió la tribu de Efraín,
68 sino que escogió la tribu de Judá,
el monte Sión, al cual amó.
69 Edificó su santuario a manera de eminencia,
como la tierra que cimentó para siempre.
70 Eligió a David su siervo
y lo tomó de los rebaños de ovejas;
71 de detrás de las paridas lo trajo,
para que apacentara a Jacob su pueblo,
a Israel su heredad.
72 Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón;
los pastoreó con la pericia de sus manos.
Lamento por la destrucción de Jerusalén
Sal. 79.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Vinieron, Dios, las naciones a tu heredad!
¡Han profanado tu santo templo!
¡Han reducido Jerusalén a escombros!
2 ¡Han dado los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos,
la carne de tus santos a las bestias de la tierra!
3 Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén
y no hubo quien los enterrara.
4 Somos afrentados por nuestros vecinos,
escarnecidos y ofendidos por los que están en nuestros alrededores.
5 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Estarás airado para siempre?
¿Arderá como fuego tu celo?
6 ¡Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen
y sobre los reinos que no invocan tu nombre!,
7 porque han consumido a Jacob
y su morada han destruido.
8 No recuerdes contra nosotros las maldades de nuestros antepasados.
¡Vengan pronto tus misericordias a encontrarnos,
porque estamos muy abatidos!
9 ¡Ayúdanos, Dios de nuestra salvación,
por la gloria de tu nombre!
¡Líbranos y perdona nuestros pecados
por amor de tu nombre!,
10 porque dirán los gentiles:
«¿Dónde está su Dios?».
¡Sea notoria en las naciones, delante de nuestros ojos,
la venganza de la sangre de tus siervos que ha sido derramada!
11 Llegue delante de ti el gemido de los presos;
conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte,
12 y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos
de su infamia con que te han deshonrado, Jehová.
13 Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu prado,
te alabaremos para siempre.
¡De generación en generación
cantaremos tus alabanzas!
Mayo 2
Súplica por la restauración
Sal. 80.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Pastor de Israel, escucha;
tú que pastoreas como a ovejas a José,
tú que estás entre querubines, resplandece.
2 ¡Despierta tu poder
delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés,
y ven a salvarnos!
3 ¡Dios, restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos!
4 Jehová, Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo mostrarás tu indignación contra la oración de tu pueblo?
5 Les diste a comer pan de lágrimas
y a beber lágrimas en abundancia.
6 Nos pusiste por escarnio de nuestros vecinos
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.
7 ¡Dios de los ejércitos, restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos!
8 Hiciste venir una vid de Egipto;
echaste las naciones y la plantaste.
9 Limpiaste el terreno para ella,
hiciste arraigar sus raíces y llenó la tierra.
10 Los montes fueron cubiertos con su sombra
y con sus sarmientos los cedros de Dios.
11 Extendió sus vástagos hasta el mar
y hasta el río sus renuevos.
12 ¿Por qué rompiste sus cercas
y la vendimian todos los que pasan por el camino?
13 La destroza el puerco montés
y la bestia del campo la devora.
14 Dios de los ejércitos, vuelve ahora;
mira desde el cielo, considera y visita esta viña,
15 la planta que plantó tu diestra
y el renuevo que para ti afirmaste.
16 ¡Quemada a fuego está, asolada!
¡Perezcan por la reprensión de tu rostro!
17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra,
sobre el hijo de hombre que para ti afirmaste.
18 Así no nos apartaremos de ti;
vida nos darás e invocaremos tu nombre.
19 ¡Jehová, Dios de los ejércitos, restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos!
Bondad de Dios y perversidad de Israel
Sal. 81.1-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra!
¡Al Dios de Jacob aclamad con júbilo!
2 Entonad canción y tocad el pandero,
el arpa que deleita y el salterio.
3 Tocad la trompeta en la nueva luna,
en el día señalado, en el día de nuestra fiesta solemne,
4 porque estatuto es de Israel,
ordenanza del Dios de Jacob.
5 Lo constituyó como testimonio en José
cuando salió por la tierra de Egipto.
Oí un lenguaje que no entendía:
6 «Aparté su hombro de debajo de la carga;
sus manos fueron descargadas de los cestos.
7 En la calamidad clamaste y yo te libré;
te respondí en lo secreto del trueno;
te probé junto a las aguas de Meriba.
8 »Oye, pueblo mío, y te amonestaré.
¡Si me oyeras, Israel!
9 No habrá en ti dios ajeno
ni te inclinarás a dios extraño.
10 Yo soy Jehová tu Dios,
que te hice subir de la tierra de Egipto;
abre tu boca y yo la llenaré.
11 Pero mi pueblo no oyó mi voz;
Israel no me quiso a mí.
12 Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón;
caminaron en sus propios consejos.
13 ¡Si me hubiera oído mi pueblo!
¡Si en mis caminos hubiera andado Israel!
14 En un momento habría yo derribado a sus enemigos
y habría vuelto mi mano contra sus adversarios».
15 Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido
y el tiempo de ellos sería para siempre.
16 Los sustentaría Dios con lo mejor del trigo,
y con miel de la peña los saciaría.
Amonestación contra los juicios injustos
Sal. 82.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dios se levanta en la reunión de los dioses;
en medio de los dioses juzga.
2 ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente
y haréis acepción de personas con los impíos?
3 Defended al débil y al huérfano;
haced justicia al afligido y al menesteroso,
4 librad al afligido y al necesitado;
¡libradlo de manos de los impíos!
5 No saben, no entienden,
andan en tinieblas;
tiemblan todos los cimientos de la tierra.
6 Yo dije: «Vosotros sois dioses
y todos vosotros hijos del Altísimo;
7 pero como hombres moriréis,
y como cualquiera de los príncipes caeréis».
8 ¡Levántate, Dios, juzga la tierra,
porque tú heredarás todas las naciones!
Plegaria pidiendo la destrucción de los enemigos de Israel
Sal. 83.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Dios, no guardes silencio!
¡No calles, Dios, ni te estés quieto!,
2 porque rugen tus enemigos
y los que te aborrecen alzan la cabeza.
3 Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente,
y han entrado en consejo contra tus protegidos.
4 Han dicho: «Venid y destruyámoslos, para que no sean nación
y no haya más memoria del nombre de Israel».
5 A una se confabulan de corazón.
Contra ti han hecho alianza
6 las tiendas de los edomitas y de los ismaelitas,
Moab y los agarenos,
7 Gebal, Amón y Amalec,
los filisteos y los habitantes de Tiro.
8 También el asirio se ha juntado con ellos;
sirven de brazo a los hijos de Lot.
9 Hazles como a Madián,
como a Sísara, como a Jabín en el arroyo Cisón,
10 que perecieron en Endor:
fueron convertidos en estiércol para la tierra.
11 Pon a sus capitanes como a Oreb y a Zeeb;
como a Zeba y a Zalmuna a todos sus príncipes,
12 que han dicho: «¡Hagamos nuestras
las moradas de Dios!».
13 Dios mío, ponlos como torbellinos,
como hojarascas delante del viento,
14 como fuego que quema el monte,
como llama que abrasa el bosque.
15 Persíguelos así con tu tempestad
y atérralos con tu huracán.
16 Llena sus rostros de vergüenza,
y busquen tu nombre, Jehová.
17 Sean confundidos y turbados para siempre;
sean deshonrados y perezcan.
18 Y conozcan que tu nombre es Jehová;
¡tú solo el Altísimo sobre toda la tierra!
Etán (Aparentemente también se llamaba Jedutún)
1 Cr. 6.44-48 DHH NIV NBD NVI LBLA
44 Pero a la mano izquierda estaban sus hermanos, los hijos de Merari, esto es, Etán hijo de Quisi hijo de Abdi, hijo de Maluc,45 hijo de Hasabías, hijo de Amasías, hijo de Hilcías,46 hijo de Amsi, hijo de Bani, hijo de Semer,47 hijo de Mahli, hijo de Musi, hijo de Merari, hijo de Leví.
48 Y sus hermanos, los levitas, fueron puestos sobre todo el ministerio del tabernáculo de la casa de Dios.
1 Cr. 25.3 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 De los hijos de Jedutún: Gedalías, Zeri, Jesaías, Hasabías, Matatías y Simei; seis, bajo la dirección de su padre Jedutún, el cual profetizaba con arpa, para aclamar y alabar a Jehová.
Salmo de Etán ezraíta
Pacto de Dios con David
Sal. 89.1-52 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente;
de generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca.
2 Dije: «Para siempre será edificada la misericordia;
en los cielos mismos afirmarás tu fidelidad».
3 Hice pacto con mi escogido;
juré a David mi siervo, diciendo:
4 «Para siempre confirmaré tu descendencia
y edificaré tu trono por todas las generaciones».
5 Celebran los cielos tus maravillas, Jehová,
tu fidelidad también en la congregación de los santos,
6 porque ¿quién en los cielos se igualará a Jehová?
¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los poderosos?
7 Dios temible en la gran congregación de los santos
y formidable sobre todos cuantos están a su alrededor.
8 Jehová, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú?
Poderoso eres, Jehová, y tu fidelidad te rodea.
9 Tú tienes dominio sobre la braveza del mar;
cuando se levantan sus olas, tú las sosiegas.
10 Tú quebrantaste a Rahab como a un herido de muerte;
con tu brazo poderoso esparciste a tus enemigos.
11 Tuyos son los cielos, tuya también es la tierra;
el mundo y su plenitud, tú lo fundaste.
12 El norte y el sur, tú los creaste;
el Tabor y el Hermón cantarán en tu nombre.
13 Tuyo es el brazo potente;
fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.
14 Justicia y derecho son el cimiento de tu trono;
misericordia y verdad van delante de tu rostro.
15 Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte;
andará, Jehová, a la luz de tu rostro.
16 En tu nombre se alegrará todo el día
y en tu justicia será enaltecido,
17 porque tú eres la gloria de su potencia
y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder.
18 Jehová es nuestro escudo;
nuestro rey es el Santo de Israel.
19 Entonces hablaste en visión a tu santo
y dijiste: «He puesto el socorro sobre uno que es poderoso;
he exaltado a un escogido de mi pueblo.
20 Hallé a David mi siervo;
lo ungí con mi santa unción.
21 Mi mano estará siempre con él;
mi brazo también lo fortalecerá.
22 No lo sorprenderá el enemigo
ni hijo perverso lo quebrantará;
23 sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos
y heriré a los que lo aborrecen.
24 Mi fidelidad y mi misericordia estarán con él
y en mi nombre será exaltado su poder.
25 Asimismo pondré su mano sobre el mar
y sobre los ríos su diestra.
26 Él clamará a mí, diciendo: “Mi padre eres tú,
mi Dios, y la roca de mi salvación”.
27 Yo también lo pondré por primogénito,
el más excelso de los reyes de la tierra.
28 Para siempre le aseguraré mi misericordia
y mi pacto será firme con él.
29 Estableceré su descendencia para siempre
y su trono como los días de los cielos.
30 Si dejaran sus hijos mi Ley
y no anduvieran en mis juicios,
31 si profanaran mis estatutos
y no guardaran mis mandamientos,
32 entonces castigaré con vara su rebelión
y con azotes sus maldades.
33 Pero no quitaré de él mi misericordia
ni faltaré a mi fidelidad.
34 No olvidaré mi pacto
ni mudaré lo que ha salido de mis labios.
35 Una vez he jurado por mi santidad
y no mentiré a David.
36 Su descendencia será para siempre
y su trono como el sol delante de mí.
37 Como la luna será firme para siempre
y como un testigo fiel en el cielo».
38 Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido,
y te has airado con él.
39 Rompiste el pacto de tu siervo;
has profanado su corona hasta la tierra.
40 Abriste brecha en todos sus muros;
has destruido sus fortalezas.
41 Lo saquean todos los que pasan por el camino;
es la deshonra de sus vecinos.
42 Has exaltado la diestra de sus enemigos;
has alegrado a todos sus adversarios.
43 Embotaste asimismo el filo de su espada,
y no lo levantaste en la batalla.
44 Hiciste cesar su gloria
y echaste su trono por tierra.
45 Has acortado los días de su juventud;
¡lo has cubierto de vergüenza!
46 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Te esconderás para siempre?
¿Arderá tu ira como el fuego?
47 ¡Recuerda cuán breve es mi tiempo!
¿Por qué habrás creado en vano a todo hijo de hombre?
48 ¿Qué hombre vivirá y no verá muerte?
¿Librará su vida del poder del seol?
49 Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias,
que juraste a David según tu fidelidad?
50 Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos;
oprobio de muchos pueblos, que llevo en mi seno,
51 porque tus enemigos, Jehová, han deshonrado,
porque tus enemigos han deshonrado los pasos de tu ungido.
52 ¡Bendito sea Jehová para siempre!
¡Amén y amén!
Mayo 3
En tiempos de David, los hijos de Coré, es decir, sus descendientes, los coreítas, (Nm. 26.11) pasaron a cumplir diversas funciones en la adoración (1 Cr. 6.37 y 26.1).
SALMOS DE LOS HIJOS DE CORÉ
Mi alma tiene sed de Dios
Sal. 42.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
así clama por ti, Dios, el alma mía.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?
3 Fueron mis lágrimas mi pan
de día y de noche,
mientras me dicen todos los días:
«¿Dónde está tu Dios?».
4 Me acuerdo de estas cosas
y derramo mi alma dentro de mí,
de cómo yo iba con la multitud
y la conducía hasta la casa de Dios,
entre voces de alegría y de alabanza
del pueblo en fiesta.
5 ¿Por qué te abates, alma mía,
y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios,
porque aún he de alabarlo,
¡salvación mía y Dios mío!
6 Dios mío, mi alma está abatida en mí.
Me acordaré, por tanto, de ti
desde la tierra del Jordán
y de los hermonitas, desde el monte Mizar.
7 Un abismo llama a otro
a la voz de tus cascadas;
todas tus ondas y tus olas
han pasado sobre mí.
8 Pero de día mandará Jehová su misericordia
y de noche su cántico estará conmigo,
y mi oración al Dios de mi vida.
9 Diré a Dios: «Roca mía,
¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado
por la opresión del enemigo?».
10 Como quien hiere mis huesos,
mis enemigos me afrentan
diciéndome cada día:
«¿Dónde está tu Dios?».
11 ¿Por qué te abates, alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios,
porque aún he de alabarlo,
¡salvación mía y Dios mío!
Plegaria pidiendo vindicación y liberación
Sal. 43.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Júzgame, Dios,
y defiende mi causa;
líbrame de gente impía
y del hombre engañador e inicuo.
2 Tú que eres el Dios de mi fortaleza,
¿por qué me has desechado?
¿Por qué andaré yo enlutado
por la opresión del enemigo?
3 Envía tu luz y tu verdad;
estas me guiarán,
me conducirán a tu santo monte
y a tus moradas.
4 Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría y de mi gozo.
Y te alabaré con el arpa,
Dios, Dios mío.
5 ¿Por qué te abates, alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios,
porque aún he de alabarlo,
¡salvación mía y Dios mío!
Liberaciones pasadas y pruebas presentes
Sal. 44.1-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Con nuestros oídos, Dios, hemos oído,
nuestros padres nos han contado
la obra que hiciste en sus días,
en los tiempos antiguos.
2 Tú con tu mano echaste las naciones
y los plantaste a ellos;
afligiste a los pueblos
y los arrojaste,
3 pues no se apoderaron de la tierra por su espada,
ni su brazo los libró;
sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro,
porque te complaciste en ellos.
4 Tú, Dios, eres mi rey;
¡manda salvación a Jacob!
5 Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos;
en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios,
6 porque no confiaré en mi arco
ni mi espada me salvará,
7 pues tú nos has guardado de nuestros enemigos,
has avergonzado a los que nos aborrecían.
8 ¡En Dios nos gloriaremos todo el tiempo
y por siempre alabaremos tu nombre!
9 Pero nos has desechado, nos has hecho avergonzar,
y ya no sales con nuestros ejércitos.
10 Nos hiciste retroceder delante del enemigo
y nos saquean para sí los que nos aborrecen.
11 Nos entregas como ovejas al matadero
y nos has esparcido entre las naciones.
12 Has vendido a tu pueblo de balde;
¡no exigiste ningún precio!
13 Nos has hecho objeto de afrenta de nuestros vecinos;
nos pones por escarnio y por burla de los que nos rodean.
14 Nos pusiste por proverbio entre las naciones;
todos al vernos menean la cabeza.
15 Cada día mi vergüenza está delante de mí
y la confusión cubre mi rostro
16 por la voz del que me vitupera y me deshonra,
por razón del enemigo y del vengativo.
17 Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti
ni hemos faltado a tu pacto.
18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón
ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos,
19 para que nos arrojaras al lugar de los chacales
y nos cubrieras con la sombra de la muerte.
20 Si nos hubiéramos olvidado del nombre de nuestro Dios
o alzado nuestras manos hacia un dios ajeno,
21 ¿no lo descubriría Dios?,
pues él conoce los secretos del corazón.
22 Pero por causa de ti nos matan cada día;
somos contados como ovejas para el matadero.
23 ¡Despierta! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Despierta! No te alejes para siempre.
24 ¿Por qué escondes tu rostro,
y te olvidas de nuestra aflicción y de la opresión nuestra?
25 Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo
y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra,
26 ¡levántate para ayudarnos
y redímenos por causa de tu misericordia!
Cántico de las bodas del rey
Sal. 45.1-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Rebosa mi corazón palabra buena;
dirijo al rey mi canto;
mi lengua es pluma de escribiente muy diestro.
2 Eres el más hermoso de los hijos de los hombres;
la gracia se ha derramado en tus labios;
por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
3 Ciñe tu espada sobre el muslo, valiente,
con tu gloria y majestad.
4 En tu gloria sé prosperado;
cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia.
Tu diestra te enseñará cosas que asombran;
5 tus saetas agudas, con que caerán pueblos debajo de ti,
penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.
6 Tu trono, Dios, es eterno y para siempre;
cetro de justicia es el cetro de tu reino.
7 Has amado la justicia y aborrecido la maldad;
por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría
más que a tus compañeros.
8 Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos;
desde palacios de marfil te recrean.
9 Hijas de reyes están entre tus ilustres;
está la reina a tu diestra con oro de Ofir.
10 ¡Oye, hija, mira e inclina tu oído!
olvida tu pueblo y la casa de tu padre,
11 y deseará el rey tu hermosura.
Inclínate delante de él, porque él es tu señor.
12 Y las hijas de Tiro vendrán con presentes;
implorarán tu favor los ricos del pueblo.
13 Toda gloriosa es la hija del rey en su morada;
de brocado de oro es su vestido.
14 Con vestidos bordados será llevada al rey;
vírgenes irán en pos de ella,
sus compañeras serán traídas a ti.
15 Serán traídas con alegría y gozo;
entrarán en el palacio del rey.
16 En lugar de tus padres serán tus hijos,
a quienes harás príncipes en toda la tierra.
17 Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones,
por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.
Dios es nuestro amparo y fortaleza
Sal. 46.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dios es nuestro amparo y fortaleza,
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida
y se traspasen los montes al corazón del mar;
3 aunque bramen y se turben sus aguas,
y tiemblen los montes a causa de su braveza.
4 Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios,
el santuario de las moradas del Altísimo.
5 Dios está en medio de ella; no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana.
6 Bramaron las naciones, titubearon los reinos;
dio él su voz y se derritió la tierra.
7 ¡Jehová de los ejércitos está con nosotros!
¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob!
8 Venid, ved las obras de Jehová,
que ha hecho portentos en la tierra,
9 que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra,
que quiebra el arco, corta la lanza
y quema los carros en el fuego.
10 «Estad quietos y conoced que yo soy Dios;
seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra».
11 ¡Jehová de los ejércitos está con nosotros!
¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob!
Dios, el rey de toda la tierra
Sal. 47.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Pueblos todos, batid las manos!
¡Aclamad a Dios con voz de júbilo!
2 Porque Jehová, el Altísimo, es temible,
rey grande sobre toda la tierra.
3 Él someterá a los pueblos debajo de nosotros
y a las naciones debajo de nuestros pies.
4 Él nos elegirá nuestras heredades,
la hermosura de Jacob, a quien amó.
5 ¡Subió Dios con júbilo,
Jehová con el sonido de trompeta!
6 ¡Cantad a Dios, cantad!
¡Cantad a nuestro Rey, cantad!,
7 porque Dios es el Rey de toda la tierra.
¡Cantad con inteligencia!
8 Dios reina sobre las naciones;
Dios se sienta sobre su santo trono.
9 Los príncipes de los pueblos se reunieron
como pueblo del Dios de Abraham,
10 porque de Dios son los escudos de la tierra.
¡Él es muy enaltecido!
Hermosura y gloria de Sión
Sal. 48.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Grande es Jehová y digno de ser en gran manera alabado
en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
2 ¡Hermosa provincia,
el gozo de toda la tierra
es el monte Sión, a los lados del norte!
¡La ciudad del gran Rey!
3 En sus palacios
Dios es conocido por refugio.
4 Ciertamente los reyes de la tierra se reunieron;
pasaron todos.
5 Y viéndola ellos así, se maravillaron,
se turbaron, se apresuraron a huir.
6 Les tomó allí temblor;
dolor como de mujer que da a luz.
7 Con viento solano
quiebras tú las naves de Tarsis.
8 Como lo oímos,
así lo hemos visto
en la ciudad de Jehová de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios.
¡La afirmará Dios para siempre!
9 Nos acordamos de tu misericordia, Dios,
en medio de tu Templo.
10 Conforme a tu nombre, Dios,
así es tu loor hasta los fines de la tierra.
De justicia está llena tu diestra.
11 Se alegrará el monte Sión,
se gozarán las hijas de Judá
por tus juicios.
12 Andad alrededor de Sión y rodeadla;
contad sus torres.
13 Considerad atentamente su antemuro,
mirad sus palacios,
para que lo contéis a la generación venidera,
14 porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
él nos guiará aun más allá de la muerte.
Mayo 4
La insensatez de confiar en las riquezas
Sal. 49.1-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Oíd esto, pueblos todos;
escuchad, todos los habitantes del mundo,
2 tanto los plebeyos como los nobles;
el rico y el pobre juntamente.
3 Mi boca hablará sabiduría,
y el pensamiento de mi corazón inteligencia.
4 Inclinaré al proverbio mi oído;
declararé con el arpa mi enigma.
5 ¿Por qué he de temer en los días de adversidad,
cuando la iniquidad de mis opresores me rodee?
6 Los que confían en sus bienes
y de sus muchas riquezas se jactan,
7 ninguno de ellos podrá, en manera alguna, redimir al hermano
ni pagar a Dios su rescate
8 (pues la redención de su vida es de tan alto precio
que no se logrará jamás),
9 para que viva en adelante para siempre,
sin jamás ver corrupción,
10 pues se ve que aun los sabios mueren;
que perecen del mismo modo que el insensato y el necio,
y dejan a otros sus riquezas.
11 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas,
y sus habitaciones para generación y generación.
¡Dan sus nombres a sus tierras!
12 Pero el hombre no gozará de honores para siempre.
¡Es semejante a las bestias que perecen!
13 Este su camino es locura;
con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos.
14 Como a rebaños que son conducidos al seol,
la muerte los pastoreará.
Los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana,
se consumirá su buen parecer
y el seol será su morada.
15 Pero Dios redimirá mi vida del poder del seol,
porque él me tomará consigo.
16 No temas cuando se enriquece alguno,
cuando aumenta la gloria de su casa,
17 porque cuando muera no llevará nada
ni descenderá tras él su gloria.
18 Aunque, mientras viva, llame dichosa a su alma
y sea alabado porque prospera,
19 entrará en la generación de sus padres,
y nunca más verá la luz.
20 El hombre que goza de honores y no entiende,
semejante es a las bestias que perecen.
Anhelo por la casa de Dios
Sal. 84.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Cuán amables son tus moradas,
Jehová de los ejércitos!
2 ¡Anhela mi alma y aun ardientemente
desea los atrios de Jehová!
¡Mi corazón y mi carne cantan
al Dios vivo!
3 Aun el gorrión halla casa,
y la golondrina nido para sí,
donde poner sus polluelos,
cerca de tus altares, Jehová de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
4 ¡Bienaventurados los que habitan en tu Casa;
perpetuamente te alabarán!
5 ¡Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
en cuyo corazón están tus caminos!
6 Atravesando el valle de lágrimas, lo cambian en fuente
cuando la lluvia llena los estanques.
7 Irán de poder en poder;
verán a Dios en Sión.
8 Jehová, Dios de los ejércitos, oye mi oración;
¡escucha, Dios de Jacob!
9 Mira, Dios, escudo nuestro,
y pon los ojos en el rostro de tu elegido.
10 Mejor es un día en tus atrios
que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios
que habitar donde reside la maldad,
11 porque sol y escudo es Jehová Dios;
gracia y gloria dará Jehová.
No quitará el bien
a los que andan en integridad.
12 ¡Jehová de los ejércitos,
bienaventurado el hombre que en ti confía!
Súplica por la misericordia de Dios sobre Israel
Sal. 85.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Fuiste propicio a tu tierra, Jehová;
volviste la cautividad de Jacob.
2 Perdonaste la maldad de tu pueblo;
todos los pecados de ellos cubriste.
3 Reprimiste todo tu enojo;
te apartaste del ardor de tu ira.
4 Restáuranos, Dios de nuestra salvación,
y haz cesar tu ira contra nosotros.
5 ¿Estarás enojado contra nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira de generación en generación?
6 ¿No volverás a darnos vida,
para que tu pueblo se regocije en ti?
7 ¡Muéstranos, Jehová, tu misericordia
y danos tu salvación!
8 Escucharé lo que hablará Jehová Dios,
porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
para que no se vuelvan a la locura.
9 Ciertamente cercana está su salvación a los que lo temen,
para que habite la gloria en nuestra tierra.
10 La misericordia y la verdad se encontraron;
la justicia y la paz se besaron.
11 La verdad brotará de la tierra
y la justicia mirará desde los cielos.
12 Jehová dará también el bien
y nuestra tierra dará su fruto.
13 La justicia irá delante de él
y sus pasos nos pondrá por camino.
El privilegio de morar en Sión
Sal. 87.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Su cimiento está en el monte santo.
2 Ama Jehová las puertas de Sión
más que todas las moradas de Jacob.
3 ¡Cosas gloriosas se han dicho de ti,
ciudad de Dios!
4 «Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia
entre los que me conocen,
aquí están Filistea y Tiro, con Etiopía;
estos nacieron allá».
5 Y de Sión se dirá:
«Este y aquel han nacido en ella».
Y el Altísimo mismo la establecerá.
6 Jehová contará al inscribir a los pueblos:
«Este nació allí».
7 Y cantores y músicos dirán en ella:
«Todas mis fuentes están en ti».
SALMOS DE DAVID PARA JEDUTÚN (¿Etán?)
El carácter transitorio de la vida
Sal. 39.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Yo dije: «Atenderé a mis caminos
para no pecar con mi lengua;
guardaré mi boca con freno
en tanto que el impío esté delante de mí».
2 Enmudecí con silencio,
me callé aun respecto de lo bueno;
pero se agravó mi dolor.
3 Se enardeció mi corazón dentro de mí;
en mi meditación se encendió un fuego
y así proferí con mi lengua:
4 «Hazme saber, Jehová, mi fin
y cuánta sea la medida de mis días;
sepa yo cuán frágil soy.
5 Diste a mis días término corto
y mi edad es como nada delante de ti;
ciertamente, es apenas un soplo todo ser humano que vive.
6 Ciertamente, como una sombra es el hombre;
ciertamente, en vano se afana;
amontona riquezas y no sabe quién las recogerá.
7 »Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?
Mi esperanza está en ti.
8 Líbrame de todas mis transgresiones;
no me conviertas en la burla del insensato.
9 Enmudecí, no abrí mi boca,
porque tú lo hiciste.
10 Quita de sobre mí tu plaga;
estoy consumido bajo los golpes de tu mano.
11 Con castigos por el pecado corriges al hombre
y deshaces como polilla lo más estimado de él;
¡ciertamente, es apenas un soplo todo ser humano!
12 »Oye mi oración, Jehová, y escucha mi clamor.
No calles ante mis lágrimas,
porque forastero soy para ti
y advenedizo, como todos mis padres.
13 Déjame, y tomaré fuerzas
antes que vaya y perezca».
Dios, el único refugio
Sal. 62.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En Dios solamente descansa mi alma;
de él viene mi salvación.
2 Solamente él es mi roca y mi salvación;
es mi refugio, no resbalaré mucho.
3 ¿Hasta cuándo conspiraréis contra un hombre,
tratando todos vosotros de aplastarlo
como a pared desplomada y como a cerca derribada?
4 Solamente conspiran
para arrojarlo de su grandeza.
Aman la mentira;
con su boca bendicen,
pero maldicen en su corazón.
5 En Dios solamente reposa mi alma,
porque de él viene mi esperanza.
6 Solamente él es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.
7 En Dios está mi salvación y mi gloria;
en Dios está mi roca fuerte y mi refugio.
8 Pueblos, ¡esperad en él en todo tiempo!
¡Derramad delante de él vuestro corazón!
¡Dios es nuestro refugio!
9 Por cierto, solo un soplo son los hijos de los hombres,
una mentira son los hijos de los poderosos;
pesándolos a todos por igual en la balanza,
serán menos que nada.
10 No confiéis en la violencia
ni en la rapiña os envanezcáis.
Si se aumentan las riquezas,
no pongáis el corazón en ellas.
11 Una vez habló Dios;
dos veces he oído esto:
que de Dios es el poder,
12 y tuya, Señor, es la misericordia,
pues tú pagas a cada uno
conforme a su obra.
SALMOS DE DAVID PARA EL MÚSICO PRINCIPAL
Oración vespertina de confianza en Dios
Sal. 4.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Respóndeme cuando clamo, Dios, justicia mía!
Cuando estaba en angustia, tú me diste alivio.
Ten misericordia de mí y oye mi oración.
2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
amaréis la vanidad y buscaréis la mentira?
3 Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí;
Jehová oirá cuando yo a él clame.
4 ¡Temblad y no pequéis!
Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.
5 Ofreced sacrificios de justicia
y confiad en Jehová.
6 Muchos son los que dicen: «¿Quién nos mostrará el bien?».
Alza sobre nosotros, Jehová, la luz de tu rostro.
7 Tú diste alegría a mi corazón,
mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
8 En paz me acostaré y asimismo dormiré,
porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
Mayo 5
Plegaria pidiendo protección
Sal. 5.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Escucha, Jehová, mis palabras;
considera mi gemir.
2 Atiende a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
porque a ti oraré.
3 Jehová, de mañana oirás mi voz;
de mañana me presentaré delante de ti
y esperaré.
4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad,
el malo no habitará junto a ti.
5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos;
aborreces a todos los que hacen iniquidad.
6 Destruirás a los que hablan mentira;
al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu Casa;
adoraré con reverencia hacia tu santo Templo.
8 Guíame, Jehová, en tu justicia,
a causa de mis enemigos;
endereza delante de mí tu camino.
9 En la boca de ellos no hay sinceridad;
su interior está lleno de maldad,
sepulcro abierto es su garganta,
su lengua es mentirosa.
10 ¡Castígalos, Dios!
¡Caigan por sus mismas intrigas!
Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera,
porque se rebelaron contra ti.
11 Pero alégrense todos los que en ti confían;
den voces de júbilo para siempre,
porque tú los defiendes;
en ti se regocijen los que aman tu nombre.
12 Tú, Jehová, bendecirás al justo;
como con un escudo lo rodearás de tu favor.
Oración pidiendo misericordia en tiempo de prueba
Sal. 6.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová, no me reprendas en tu enojo
ni me castigues con tu ira.
2 Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy enfermo;
sáname, Jehová, porque mis huesos se estremecen.
3 Mi alma también está muy turbada;
y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
4 Vuélvete, Jehová, libra mi alma.
¡Sálvame por tu misericordia!,
5 porque en la muerte no hay memoria de ti;
en el seol, ¿quién te alabará?
6 Me he consumido a fuerza de gemir;
todas las noches inundo de llanto mi lecho,
riego mi cama con mis lágrimas.
7 Mis ojos están gastados de sufrir;
se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
8 ¡Apartaos de mí, todos los hacedores de maldad,
porque Jehová ha oído la voz de mi lloro!
9 Jehová ha oído mi ruego;
ha recibido Jehová mi oración.
10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
se volverán y serán avergonzados de repente.
La gloria de Dios y la honra del hombre
Sal. 8.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Jehová, Señor nuestro,
cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
¡Has puesto tu gloria
sobre los cielos!
2 De la boca de los niños y de los que aún maman,
fundaste la fortaleza a causa de tus enemigos,
para hacer callar al enemigo y al vengativo.
3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que tú formaste,
4 digo: «¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria,
y el hijo del hombre para que lo visites?».
5 Lo has hecho poco menor que los ángeles
y lo coronaste de gloria y de honra.
6 Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
todo lo pusiste debajo de sus pies:
7 ovejas y bueyes, todo ello,
y asimismo las bestias del campo,
8 las aves del cielo y los peces del mar;
¡todo cuanto pasa por los senderos del mar!
9 ¡Jehová, Señor nuestro,
cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
Acción de gracias por la justicia de Dios
Sal. 9.1-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Te alabaré, Jehová, con todo mi corazón.
Contaré todas tus maravillas.
2 Me alegraré y me regocijaré en ti;
cantaré a tu nombre, Altísimo.
3 Mis enemigos se volvieron atrás;
cayeron y perecieron delante de ti.
4 Has mantenido mi derecho y mi causa;
te has sentado en el trono juzgando con justicia.
5 Reprendiste a las naciones, destruiste al malo;
¡borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre!
6 Los enemigos han perecido;
han quedado desolados para siempre;
y las ciudades que derribaste,
su memoria pereció con ellas.
7 Pero Jehová permanecerá para siempre;
ha dispuesto su trono para juicio.
8 Él juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.
9 Jehová será refugio del pobre,
refugio para el tiempo de angustia.
10 En ti confiarán los que conocen tu nombre,
por cuanto tú, Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
11 Cantad a Jehová, que habita en Sión;
publicad entre los pueblos sus obras.
12 El que demanda la sangre se acordó de ellos;
no se olvidó del clamor de los afligidos.
13 Ten misericordia de mí, Jehová;
mira la aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen,
tú, que me levantas de las puertas de la muerte
14 para que cuente todas tus alabanzas
a las puertas de Sión,
y me goce en tu salvación.
15 Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron;
en la red que escondieron fue atrapado su pie.
16 Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó;
en la obra de sus manos fue enlazado el malo.
17 Los malos serán trasladados al seol,
todas las naciones que se olvidan de Dios.
18 El menesteroso no para siempre será olvidado,
ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.
19 Levántate, Jehová; no se fortalezca el hombre;
sean juzgadas las naciones delante de ti.
20 Infunde, Jehová, tu temor en ellos;
¡conozcan las naciones que no son sino hombres!
Plegaria pidiendo la destrucción de los malvados
Sal. 10.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¿Por qué estás lejos, Jehová,
y te escondes en el tiempo de la tribulación?
2 Con arrogancia, el malo persigue al pobre;
será atrapado en las trampas que ha preparado.
3 El malo se jacta del deseo de su alma,
bendice al codicioso y desprecia a Jehová;
4 el malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;
no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
tus juicios los tiene muy lejos de su vista;
a todos sus adversarios desprecia.
6 Dice en su corazón: «No caeré jamás;
nunca me alcanzará la desgracia».
7 Llena está su boca de maldición y de engaños y fraude;
debajo de su lengua hay insulto y maldad.
8 Se sienta al acecho cerca de las aldeas;
en escondrijos mata al inocente.
Sus ojos están acechando al desvalido,
9 acecha en oculto, como el león desde su cueva;
acecha para atrapar al pobre;
atrapa al pobre trayéndolo a su red.
10 Se encoge, se agacha,
y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.
11 Dice en su corazón: «Dios lo olvida;
cubre su rostro, nunca ve nada».
12 ¡Levántate, Jehová Dios, alza tu mano!
¡No te olvides de los pobres!
13 ¿Por qué desprecia el malo a Dios?
En su corazón ha dicho: «Tú no habrás de pedir cuentas».
14 Tú lo has visto, porque miras el trabajo y la vejación,
para dar la recompensa con tu mano;
a ti se acoge el desvalido;
tú eres el amparo del huérfano.
15 ¡Rompe el brazo del inicuo
y castiga la maldad del malo hasta que no halles ninguna!
16 Jehová es Rey eternamente y para siempre;
de su tierra desaparecerán las naciones.
17 El deseo de los humildes oíste, Jehová;
tú los animas y les prestas atención.
18 Tú haces justicia al huérfano y al oprimido,
a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.
El refugio del justo
Sal. 11.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En Jehová he confiado;
¿cómo decís a mi alma
que escape al monte cual ave?,
2 porque los malos tienden el arco,
disponen sus saetas sobre la cuerda,
para lanzarlas en oculto
a los rectos de corazón.
3 Si son destruidos los fundamentos,
¿qué puede hacer el justo?
4 Jehová está en su santo Templo;
Jehová tiene en el cielo su trono;
sus ojos observan,
sus párpados examinan a los hijos de los hombres.
5 Jehová prueba al justo;
pero al malo y al que ama la violencia,
los repudia su alma.
6 Sobre los malos hará llover calamidades;
fuego, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa.
7 Porque Jehová es justo y ama la justicia,
el hombre recto verá su rostro.
Oración pidiendo ayuda contra los malos
Sal. 12.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Salva, Jehová, porque se acabaron los piadosos,
porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.
2 Habla mentira cada cual con su prójimo;
adulan con los labios, pero con doblez de corazón.
3 Jehová destruirá todos los labios aduladores,
y la lengua que habla con jactancia;
4 a los que han dicho: «Por nuestra lengua prevaleceremos,
nuestros labios son nuestros, ¿quién es señor de nosotros?».
5 «Por la opresión de los pobres, por el gemido de los necesitados,
ahora me levantaré—dice Jehová—,
pondré a salvo al que por ello suspira».
6 Las palabras de Jehová son palabras limpias,
como plata refinada en horno de barro,
purificada siete veces.
7 Tú, Jehová, los guardarás;
de esta generación los preservarás para siempre.
8 Rondando andan los malos
cuando la infamia es enaltecida entre los hijos de los hombres.
Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción
Sal. 13.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
2 ¿Hasta cuándo tendré conflictos en mi alma,
con angustias en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
3 Mira, respóndeme, Jehová, Dios mío;
alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte,
4 para que no diga mi enemigo: «Lo vencí».
Mis enemigos se alegrarán si yo resbalo.
5 Mas yo en tu misericordia he confiado;
mi corazón se alegrará en tu salvación.
6 Cantaré a Jehová
porque me ha hecho bien.
Mayo 6
Necedad y corrupción del hombre
Sal. 14.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dice el necio en su corazón:
«No hay Dios».
Se han corrompido, hacen obras despreciables,
no hay quien haga lo bueno.
2 Jehová miró desde los cielos
sobre los hijos de los hombres,
para ver si había algún entendido
que buscara a Dios.
3 Todos se desviaron,
a una se han corrompido;
no hay quien haga lo bueno,
no hay ni siquiera uno.
4 ¿No tienen discernimiento todos los que cometen maldad,
que devoran a mi pueblo como si comieran pan
y no invocan a Jehová?
5 Ellos temblarán de espanto,
porque Dios está con la generación de los justos.
6 De los planes del pobre se han burlado,
pero Jehová es su esperanza.
7 ¡Ah, si de Sión viniera la salvación de Israel!
Cuando Jehová haga volver a los cautivos de su pueblo,
se gozará Jacob, se alegrará Israel.
Insensatez y maldad de los hombres
Sal. 53.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dice el necio en su corazón:
«No hay Dios».
Se han corrompido e hicieron abominable maldad;
¡no hay quien haga el bien!
2 Dios, desde los cielos, miró
sobre los hijos de los hombres,
para ver si había algún entendido
que buscara a Dios.
3 Cada uno se había vuelto atrás;
todos se habían corrompido;
no hay quien haga el bien,
no hay ni aun uno.
4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen lo malo,
que devoran a mi pueblo como si comieran pan
y a Dios no invocan?
5 Allí se sobresaltaron de pavor
donde no había miedo,
porque Dios esparció los huesos del que puso asedio contra ti.
Los avergonzaste porque Dios los desechó.
6 ¡Ah, si saliera de Sión la salvación de Israel!
Cuando Dios haga volver de la cautividad a su pueblo,
se gozará Jacob, se alegrará Israel.
Las obras y la palabra de Dios
Sal. 19.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Los cielos cuentan la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
2 Un día emite palabra a otro día
y una noche a otra noche declara sabiduría.
3 No hay lenguaje ni palabras
ni es oída su voz.
4 Por toda la tierra salió su voz
y hasta el extremo del mundo sus palabras.
En ellos puso tabernáculo para el sol;
5 y este, como esposo que sale de su alcoba,
se alegra cual gigante para correr el camino.
6 De un extremo de los cielos es su salida
y su curso hasta el término de ellos.
Nada hay que se esconda de su calor.
7 La ley de Jehová es perfecta:
convierte el alma;
el testimonio de Jehová es fiel:
hace sabio al sencillo.
8 Los mandamientos de Jehová son rectos:
alegran el corazón;
el precepto de Jehová es puro:
alumbra los ojos.
9 El temor de Jehová es limpio:
permanece para siempre;
los juicios de Jehová son verdad:
todos justos.
10 Deseables son más que el oro,
más que mucho oro refinado;
y dulces más que la miel,
la que destila del panal.
11 Tu siervo es, además, amonestado con ellos;
en guardarlos hay gran recompensa.
12 ¿Quién puede discernir sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos.
13 Preserva también a tu siervo de las soberbias,
que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro
y estaré libre de gran rebelión.
14 ¡Sean gratos los dichos de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti,
Jehová, roca mía y redentor mío!
Oración pidiendo la victoria
Sal. 20.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová te escuche en el día de conflicto;
el nombre del Dios de Jacob te defienda.
2 Te envíe ayuda desde el santuario
y desde Sión te sostenga.
3 Traiga a la memoria todas tus ofrendas
y acepte tu holocausto.
4 Te dé conforme al deseo de tu corazón
y cumpla todos tus planes.
5 Nosotros nos alegraremos en tu salvación
y alzaremos bandera en el nombre de nuestro Dios.
Conceda Jehová todas tus peticiones.
6 Ahora conozco que Jehová salva a su ungido;
lo atenderá desde sus santos cielos
con la potencia salvadora de su diestra.
7 Estos confían en carros, y aquellos en caballos;
mas nosotros del nombre de Jehová, nuestro Dios, haremos memoria.
8 Ellos flaquean y caen,
mas nosotros nos levantamos y resistimos a pie firme.
9 Salva, Jehová;
que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos.
Alabanza por haber sido librado del enemigo
Sal. 21.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 El rey se alegra en tu poder, Jehová;
y en tu salvación, ¡cómo se goza!
2 Le has concedido el deseo de su corazón
y no le negaste la petición de sus labios,
3 porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien;
corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
4 Vida te demandó y se la diste;
largura de días eternamente y para siempre.
5 Grande es su gloria por tu salvación;
honra y majestad has puesto sobre él.
6 Lo has bendecido para siempre;
lo llenaste de alegría con tu presencia.
7 Por cuanto el rey confía en Jehová,
y por la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
8 Alcanzará tu mano a todos tus enemigos;
tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.
9 Los pondrás como horno de fuego
en el tiempo de tu ira;
Jehová los deshará en su ira
y el fuego los consumirá.
10 Su fruto destruirás de la tierra
y su descendencia de entre los hijos de los hombres,
11 porque intentaron el mal contra ti,
fraguaron maquinaciones, pero no prevalecerán,
12 pues tú los pondrás en fuga;
en tus cuerdas dispondrás saetas contra sus rostros.
13 ¡Engrandécete, Jehová, en tu poder!
¡Cantaremos y alabaremos tu poderío!
Un grito de angustia y un canto de alabanza
Sal. 22.1-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación
y de las palabras de mi clamor?
2 Dios mío, clamo de día y no respondes;
y de noche no hay para mí descanso.
3 Pero tú eres santo,
tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
4 En ti esperaron nuestros padres;
esperaron y tú los libraste.
5 Clamaron a ti y fueron librados;
confiaron en ti y no fueron avergonzados.
6 Pero yo soy gusano y no hombre;
oprobio de los hombres y despreciado del pueblo.
7 Todos los que me ven se burlan de mí;
tuercen la boca y menean la cabeza, diciendo:
8 «Se encomendó a Jehová, líbrelo él;
sálvelo, puesto que en él se complacía».
9 Pero tú eres el que me sacó del vientre,
el que me hizo estar confiado
desde que estaba en el regazo de mi madre.
10 A ti fui encomendado desde antes de nacer;
desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
11 No te alejes de mí,
porque la angustia está cerca
y no hay quien me ayude.
12 Me han rodeado muchos toros;
fuertes toros de Basán me han cercado.
13 Abrieron contra mí su boca
como león rapaz y rugiente.
14 He sido derramado como el agua
y todos mis huesos se descoyuntaron.
Mi corazón fue como cera,
derritiéndose dentro de mí.
15 Como un tiesto se secó mi vigor
y mi lengua se pegó a mi paladar.
¡Me has puesto en el polvo de la muerte!
16 Perros me han rodeado;
me ha cercado una banda de malignos;
desgarraron mis manos y mis pies.
17 ¡Contar puedo todos mis huesos!
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
18 Repartieron entre sí mis vestidos
y sobre mi ropa echaron suertes.
19 Mas tú, Jehová, ¡no te alejes!
Fortaleza mía, ¡apresúrate a socorrerme!
20 Libra de la espada mi alma,
del poder del perro mi vida.
21 Sálvame de la boca del león
y líbrame de los cuernos de los toros salvajes.
22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
en medio de la congregación te alabaré.
23 Los que teméis a Jehová, ¡alabadlo!
¡Glorificadlo, descendencia toda de Jacob!
¡Temedlo vosotros, descendencia toda de Israel!,
24 porque no menospreció ni rechazó el dolor del afligido,
ni de él escondió su rostro,
sino que cuando clamó a él, lo escuchó.
25 De ti será mi alabanza en la gran congregación;
mis votos pagaré delante de los que lo temen.
26 Comerán los humildes hasta quedar saciados;
alabarán a Jehová los que lo buscan;
vivirá vuestro corazón para siempre.
27 Se acordarán y se volverán a Jehová
todos los confines de la tierra,
y todas las familias de las naciones
adorarán delante de ti,
28 porque de Jehová es el reino
y él regirá las naciones.
29 Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo,
aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.
30 La posteridad lo servirá;
esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.
31 Vendrán y anunciarán su justicia;
a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.
Mayo 7
Declaración de confianza
Sal. 31.1-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En ti, Jehová, he confiado;
no sea yo confundido jamás.
¡Líbrame en tu justicia!
2 Inclina a mí tu oído,
líbrame pronto.
¡Sé tú mi roca fuerte
y la fortaleza para salvarme!
3 Tú eres mi roca y mi castillo;
por tu nombre me guiarás y me encaminarás.
4 ¡Sácame de la red que me han tendido,
pues tú eres mi refugio!
5 En tu mano encomiendo mi espíritu;
tú me has redimido, Jehová, Dios de verdad.
6 Aborrezco a los que esperan en ídolos vanos;
mas yo en Jehová he esperado.
7 Me gozaré y alegraré en tu misericordia,
porque has visto mi aflicción,
has conocido las angustias de mi alma.
8 No me entregaste en manos del enemigo;
pusiste mis pies en lugar espacioso.
9 Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy en angustia;
se han consumido de tristeza mis ojos,
también mi alma y mi cuerpo.
10 Mi vida se va gastando de dolor
y mis años de suspirar;
¡se agotan mis fuerzas a causa de mi maldad
y mis huesos se consumen!
11 De todos mis enemigos soy objeto de oprobio,
y de mis vecinos mucho más;
soy el horror de mis conocidos.
¡Los que me ven afuera huyen de mí!
12 He sido olvidado de su corazón como un muerto;
he llegado a ser como un vaso quebrado.
13 Oigo la calumnia de muchos;
el miedo me asalta por todas partes,
mientras conspiran juntos contra mí
e idean quitarme la vida.
14 Mas yo en ti, Jehová, confío;
digo: «¡Tú eres mi Dios.
15 En tu mano están mis tiempos!».
Líbrame de manos de mis enemigos y de mis perseguidores.
16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
¡sálvame por tu misericordia!
17 No sea yo avergonzado, Jehová,
ya que te he invocado;
¡sean avergonzados los impíos,
estén mudos en el seol!
18 Enmudezcan los labios mentirosos,
que hablan contra el justo cosas duras
con soberbia y menosprecio.
19 ¡Cuán grande es tu bondad,
que has guardado para los que te temen,
que has mostrado a los que esperan en ti,
delante de los hijos de los hombres!
20 En lo secreto de tu presencia los esconderás
de la conspiración del hombre;
los pondrás en tu Tabernáculo a cubierto
de lenguas contenciosas.
21 Bendito sea Jehová,
porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo
en ciudad fortificada.
22 Decía yo en mi apuro:
«Excluido soy de delante de tus ojos»;
pero tú oíste la voz de mis ruegos
cuando a ti clamé.
23 Amad a Jehová, todos vosotros sus santos;
a los fieles guarda Jehová
y retribuye con creces al que procede con soberbia.
24 Esforzaos todos vosotros, los que esperáis en Jehová,
y tome aliento vuestro corazón.
La misericordia de Dios
Sal. 36.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 La maldad del impío me dice al corazón:
«No hay temor de Dios delante de sus ojos».
2 Se jacta, por tanto, ante sus propios ojos,
de que su maldad no será hallada y aborrecida.
3 Las palabras de su boca son iniquidad y fraude;
ha dejado de ser sensato y de hacer el bien.
4 Medita maldad sobre su cama,
está en camino no bueno,
el mal no aborrece.
5 Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia
y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.
6 Tu justicia es como los montes de Dios;
tus juicios, abismo grande.
Tú, Jehová, al hombre y al animal conservas.
7 ¡Cuán preciosa, Dios, es tu misericordia!
¡Por eso los hijos de los hombres
se amparan bajo la sombra de tus alas!
8 Serán completamente saciados de la grosura de tu Casa
y tú les darás de beber del torrente de tus delicias,
9 porque contigo está el manantial de la vida;
en tu luz veremos la luz.
10 Extiende tu misericordia a los que te conocen,
y tu justicia a los rectos de corazón.
11 No me golpee con su pie el soberbio
ni me mueva la mano del impío.
12 Allí cayeron los malhechores;
¡fueron derribados para no levantarse jamás!
Alabanza por la liberación divina
Sal. 40.1-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Pacientemente esperé a Jehová,
y se inclinó a mí y oyó mi clamor,
2 y me hizo sacar del pozo de la desesperación,
del lodo cenagoso;
puso mis pies sobre peña
y enderezó mis pasos.
3 Puso luego en mi boca cántico nuevo,
alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos y temerán,
y confiarán en Jehová.
4 ¡Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza
y no mira a los soberbios
ni a los que se desvían tras la mentira!
5 Has aumentado, Jehová, Dios mío, tus maravillas
y tus pensamientos para con nosotros.
No es posible contarlos ante ti.
Aunque yo los anunciara y hablara de ellos,
no podrían ser enumerados.
6 Sacrificio y ofrenda no te agradan;
has abierto mis oídos;
holocausto y expiación no has demandado.
7 Entonces dije: «He aquí, vengo;
en el rollo del libro está escrito de mí;
8 el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
y tu Ley está en medio de mi corazón».
9 He anunciado justicia en la gran congregación;
he aquí, no refrené mis labios,
Jehová, tú lo sabes.
10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;
he publicado tu fidelidad y tu salvación;
no oculté tu misericordia y tu verdad en la gran congregación.
11 Jehová, no apartes de mí tu misericordia;
tu misericordia y tu verdad me guarden siempre,
12 porque me han rodeado males sin número;
me han alcanzado mis maldades y no puedo levantar la vista.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza
y mi corazón me falla.
13 Quieras, Jehová, librarme;
Jehová, apresúrate a socorrerme.
14 Sean avergonzados y confundidos a una
los que buscan mi vida para destruirla.
Vuelvan atrás y avergüéncense
los que mi mal desean.
15 Sean asolados en pago de su afrenta
los que se burlan de mí.
16 Gócense y alégrense en ti
todos los que te buscan,
y digan siempre los que aman tu salvación:
«¡Jehová sea enaltecido!».
17 Aunque yo esté afligido y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú.
¡Dios mío, no te tardes!
Súplica por la liberación
Sal. 70.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Acude, Dios, a librarme;
apresúrate, Dios, a socorrerme.
2 Sean avergonzados y confundidos
los que buscan mi vida;
sean vueltos atrás y avergonzados
los que mi mal desean.
3 Sean vueltos atrás, en pago de su afrenta,
los que se burlan de mí.
4 ¡Gócense y alégrense en ti
todos los que te buscan!
Y digan siempre los que aman tu salvación:
«¡Engrandecido sea Dios!».
5 Yo estoy afligido y menesteroso;
apresúrate a mí, oh Dios.
Ayuda mía y mi libertador eres tú;
¡Jehová, no te detengas!
Oración pidiendo salud
Sal. 41.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Bienaventurado el que piensa en el pobre;
en el día malo lo librará Jehová.
2 Jehová lo guardará, le dará vida
y será bienaventurado en la tierra.
No lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.
3 Jehová lo sostendrá en el lecho del dolor;
ablandará su cama en la enfermedad.
4 Yo dije: «Jehová, ten misericordia de mí,
sana mi alma, porque contra ti he pecado».
5 Mis enemigos hablan mal de mí, preguntando:
«¿Cuándo morirá y perecerá su nombre?».
6 Y si vienen a verme, hablan mentira;
recogen malas noticias
y al salir afuera las divulgan.
7 Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen;
contra mí piensan mal, diciendo:
8 «Cosa maligna se ha apoderado de él;
el que cayó en cama no volverá a levantarse».
9 Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba,
el que de mi pan comía,
alzó el pie contra mí.
10 Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí y hazme levantar,
y les daré el pago.
11 En esto conoceré que te he agradado:
en que mi enemigo no se alegre de mí.
12 En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado
y me has hecho estar delante de ti para siempre.
13 ¡Bendito sea Jehová, el Dios de Israel,
por los siglos de los siglos!
¡Amén y amén!
Plegaria pidiendo la destrucción de enemigos traicioneros
Sal. 55.1-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Escucha, Dios, mi oración
y no te escondas de mi súplica;
2 atiéndeme y respóndeme.
Clamo en mi oración, y me conmuevo
3 a causa de la voz del enemigo,
por la opresión del impío,
porque sobre mí echaron iniquidad
y con furor me persiguen.
4 Mi corazón está dolorido dentro de mí
y terrores de muerte sobre mí han caído.
5 Temor y temblor vinieron sobre mí
y me envuelve el espanto.
6 Y dije: «¡Quién me diera alas como de paloma!
Volaría yo y descansaría.
7 Ciertamente huiría lejos;
moraría en el desierto.
8 Me apresuraría a escapar
del viento borrascoso, de la tempestad».
9 Destrúyelos, Señor; confunde la lengua de ellos,
porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
10 Día y noche la rodean sobre sus muros,
e iniquidad y trabajo hay en medio de ella.
11 La maldad está en medio de ella,
y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas.
12 No me afrentó un enemigo,
lo cual yo habría soportado,
ni se alzó contra mí el que me aborrecía,
pues me habría ocultado de él;
13 sino tú, hombre, al parecer íntimo mío,
¡mi guía y mi familiar!,
14 que juntos comunicábamos dulcemente los secretos
y andábamos en amistad en la casa de Dios.
15 Que la muerte los sorprenda;
desciendan vivos al seol,
porque hay maldades en sus casas, en medio de ellos.
16 En cuanto a mí, a Dios clamaré,
y Jehová me salvará.
17 En la tarde, al amanecer y al mediodía
oraré y clamaré,
y él oirá mi voz.
18 Él redimirá en paz mi alma
de la guerra contra mí,
aunque muchos estén contra mí.
19 Dios oirá, y los quebrantará pronto
el que permanece desde la antigüedad,
por cuanto no cambian
ni temen a Dios.
20 Extendió el perverso sus manos contra los que estaban en paz con él;
violó su pacto.
21 Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla,
pero guerra hay en su corazón;
suaviza sus palabras más que el aceite,
mas ellas son espadas desnudas.
22 Echa sobre Jehová tu carga
y él te sostendrá;
no dejará para siempre caído al justo.
23 Mas tú, Dios, harás que ellos desciendan
al pozo de perdición.
Los hombres sanguinarios y engañadores
no llegarán a la mitad de sus días.
Pero yo en ti confiaré.
Mayo 8
Plegaria pidiendo el castigo de los malos
Sal. 58.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Poderosos, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2 Antes bien, en el corazón maquináis la maldad;
hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3 Se apartaron los impíos desde la matriz;
se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
4 Veneno tienen, como veneno de serpiente;
son como la víbora sorda que cierra su oído,
5 que no oye la voz de los que encantan,
por más hábil que sea el encantador.
6 Quiebra, Dios, sus dientes en sus bocas;
quiebra, Jehová, las muelas de los leoncillos.
7 Sean disipados como aguas que corren;
cuando disparen sus saetas, que se rompan en pedazos.
8 Pasen ellos como con el caracol que se deshace;
como el que nace muerto, no vean el sol.
9 Antes que sus ollas sientan la llama de los espinos,
así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
10 Se alegrará el justo cuando vea la venganza;
sus pies lavará en la sangre del impío.
11 Entonces dirá el hombre:
«Ciertamente hay galardón para el justo;
ciertamente hay Dios que juzga en la tierra».
Confianza en la protección de Dios
Sal. 61.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Oye, Dios, mi clamor;
atiende a mi oración.
2 Desde el extremo de la tierra clamaré a ti
cuando mi corazón desmaye.
Llévame a la roca que es más alta que yo,
3 porque tú has sido mi refugio
y torre fuerte delante del enemigo.
4 Yo habitaré en tu Tabernáculo para siempre;
estaré seguro bajo la cubierta de tus alas,
5 porque tú, Dios, has oído mis votos;
me has dado la heredad de los que temen tu nombre.
6 Días sobre días añadirás al rey;
sus años serán como generación y generación.
7 Estará para siempre delante de Dios;
prepara misericordia y verdad para que lo conserven.
8 Así cantaré tu nombre para siempre,
pagando mis votos cada día.
Plegaria pidiendo protección contra enemigos ocultos
Sal. 64.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Escucha, Dios, la voz de mi queja;
guarda mi vida del miedo al enemigo.
2 Escóndeme del plan secreto de los malignos,
de la conspiración de los malvados
3 que afilan como espada su lengua;
lanzan como una saeta suya la palabra amarga,
4 para disparar a escondidas contra el íntegro;
de repente le disparan, y no temen.
5 Obstinados en su perverso designio,
tratan de esconder los lazos,
y dicen: «¿Quién los ha de ver?».
6 Planean maldades,
hacen una investigación exacta;
el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como su corazón, es profundo.
7 Pero Dios los herirá con saeta;
de repente llegarán sus plagas.
8 Sus propias lenguas los harán caer.
Se espantarán todos los que los vean.
9 Temerán entonces todos los hombres,
y anunciarán la obra de Dios,
y entenderán sus hechos.
10 Se alegrará el justo en Jehová
y confiará en él;
¡se gloriarán todos los rectos de corazón!
La generosidad de Dios en la naturaleza
Sal. 65.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Tuya, Dios, es la alabanza en Sión,
y a ti se pagarán los votos.
2 Tú oyes la oración;
a ti vendrá toda carne.
3 Las iniquidades prevalecen contra mí,
pero tú perdonas nuestras rebeliones.
4 Bienaventurado el que tú escojas y atraigas a ti
para que habite en tus atrios.
Seremos saciados del bien de tu Casa,
de tu santo Templo.
5 Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia,
Dios de nuestra salvación,
esperanza de todos los términos de la tierra
y de los más remotos confines del mar.
6 Tú, el que afirma los montes con su poder,
ceñido de valentía;
7 el que sosiega el estruendo de los mares,
el estruendo de sus olas,
y el alboroto de las naciones.
8 Por tanto, los habitantes de los confines de la tierra temen ante tus maravillas.
Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
9 Visitas la tierra y la riegas;
en gran manera la enriqueces.
Con el río de Dios, lleno de aguas,
preparas el grano de ellos cuando así la dispones.
10 Haces que se empapen sus surcos,
haces correr el agua por sus canales,
la ablandas con lluvias,
bendices sus renuevos.
11 Tú coronas el año con tus bienes
y tus nubes destilan abundancia,
12 destilan sobre los pastizales del desierto
y los collados se ciñen de alegría.
13 Se visten de manadas los llanos
y los valles se cubren de grano;
¡dan voces de júbilo y aun cantan!
Un grito de angustia
Sal. 69.1-36 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Sálvame, Dios,
porque las aguas han entrado hasta el alma!
2 Estoy hundido en cieno profundo,
donde no puedo hacer pie;
he llegado hasta lo profundo de las aguas
y la corriente me arrastra.
3 Cansado estoy de llamar;
mi garganta se ha enronquecido;
han desfallecido mis ojos
esperando a mi Dios.
4 Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza
los que me odian sin causa;
se han hecho poderosos mis enemigos,
los que me destruyen sin tener por qué.
¿Y he de pagar lo que no robé?
5 Dios, tú conoces mi insensatez,
y mis pecados no te son ocultos.
6 No sean avergonzados por causa mía
los que en ti confían,
Señor, Jehová de los ejércitos;
no sean confundidos por causa mía
los que te buscan,
Dios de Israel,
7 porque por amor de ti he sufrido afrenta;
confusión ha cubierto mi rostro.
8 Extraño he sido para mis hermanos
y desconocido para los hijos de mi madre.
9 Me consumió el celo de tu Casa
y los insultos de los que te vituperaban cayeron sobre mí.
10 Lloré, afligiendo con ayuno mi alma,
y esto me ha sido por afrenta.
11 Me vestí, además, con ropas ásperas
y vine a serles por proverbio.
12 Hablaban contra mí los que se sentaban a la puerta,
y se burlaban de mí en sus canciones los bebedores.
13 Pero yo a ti oraba, Jehová,
en el tiempo de tu buena voluntad;
Dios, por la abundancia de tu misericordia,
por la verdad de tu salvación, escúchame.
14 Sácame del lodo
y no sea yo sumergido;
sea yo libertado de los que me aborrecen
y de lo profundo de las aguas.
15 No me arrastre la corriente de las aguas,
ni me trague el abismo,
ni el pozo cierre sobre mí su boca.
16 Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia;
mírame conforme a la multitud de tus piedades.
17 No escondas de tu siervo tu rostro,
porque estoy angustiado. ¡Apresúrate, óyeme!
18 ¡Acércate a mi alma, redímela!
¡Líbrame por causa de mis enemigos!
19 Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio.
Delante de ti están todos mis adversarios.
20 El escarnio ha quebrantado mi corazón y estoy acongojado.
Esperé a quien se compadeciera de mí, y no lo hubo;
busqué consoladores, y ninguno hallé.
21 Me pusieron además hiel por comida
y en mi sed me dieron a beber vinagre.
22 Sea su banquete delante de ellos por lazo,
y lo que es para bien, por tropiezo.
23 Sean oscurecidos sus ojos para que no vean,
y haz temblar continuamente sus lomos.
24 Derrama sobre ellos tu ira
y el furor de tu enojo los alcance.
25 Sea su palacio desolado;
en sus tiendas no haya morador,
26 porque persiguieron al que tú heriste
y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
27 ¡Pon maldad sobre su maldad
y no entren en tu justicia!
28 ¡Sean borrados del libro de los vivientes
y no sean inscritos con los justos!
29 Pero a mí, afligido y miserable,
tu salvación, Dios, me ponga en alto.
30 Alabaré yo el nombre de Dios con cántico,
lo exaltaré con alabanza.
31 Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey
o becerro que tiene cuernos y pezuñas.
32 Lo verán los oprimidos y se gozarán.
Buscad a Dios y vivirá vuestro corazón,
33 porque Jehová oye a los menesterosos
y no menosprecia a sus prisioneros.
34 ¡Alábenlo los cielos y la tierra,
los mares y todo lo que se mueve en ellos!,
35 porque Dios salvará a Sión
y reedificará las ciudades de Judá;
habitarán allí y la poseerán.
36 La descendencia de sus siervos la heredará
y los que aman su nombre habitarán en ella.
El Dios del Sinaí y del santuario
Sal. 68.1-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos
y huyan de su presencia los que lo aborrecen.
2 Como es lanzado el humo,
los disiparás;
como se derrite la cera ante el fuego,
así perecerán los impíos delante de Dios.
3 Mas los justos se alegrarán;
se gozarán delante de Dios
y saltarán de alegría.
4 Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre;
exaltad al que cabalga sobre los cielos.
Jah es su nombre:
¡alegraos delante de él!
5 Padre de huérfanos y defensor de viudas
es Dios en su santa morada.
6 Dios hace habitar en familia a los desamparados;
saca a los cautivos a prosperidad;
mas los rebeldes habitan en tierra árida.
7 Cuando tú, Dios, saliste delante de tu pueblo,
cuando anduviste por el desierto,
8 la tierra tembló y destilaron los cielos;
ante la presencia de Dios, aquel Sinaí tembló,
delante de Dios, del Dios de Israel.
9 Abundante lluvia esparciste, oh Dios;
a tu heredad exhausta tú la reanimaste.
10 Los que son de tu grey han morado en ella;
por tu bondad, Dios,
has provisto para el pobre.
11 El Señor daba la palabra,
multitud de mujeres anunciaba las buenas nuevas:
12 «¡Huyeron, huyeron reyes de ejércitos!»,
y las mujeres que se quedaban en casa repartían los despojos.
13 Bien que quedasteis echados entre los tiestos,
seréis como alas de paloma cubiertas de plata,
y sus plumas de amarillez de oro.
14 Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí,
fue como si hubiera nevado en el monte Salmón.
15 Muy altos son los montes de Basán,
altas son sus cimas.
16 ¿Por qué miráis con hostilidad, montes altos,
al monte que deseó Dios para su morada?
Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
17 Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares;
el Señor viene del Sinaí a su santuario.
18 Subiste a lo alto, tomaste cautivos.
Tomaste dones de los hombres,
también de los rebeldes,
para que habite entre ellos Jah Dios.
19 ¡Bendito sea el Señor!
¡Cada día nos colma de beneficios
el Dios de nuestra salvación!
20 Dios, nuestro Dios, ha de salvarnos;
de Jehová el Señor es el librar de la muerte.
21 Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos,
la testa cabelluda del que camina en sus pecados.
22 El Señor dijo: «De Basán te haré volver;
te haré volver de las profundidades del mar,
23 porque tu pie se enrojecerá con la sangre de tus enemigos,
y con ella la lengua de tus perros».
24 ¡Vieron tus caminos, oh Dios;
los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario!
25 Los cantores van delante, los músicos atrás;
en medio, las doncellas con panderos.
26 ¡Bendecid a Dios en las congregaciones;
al Señor, vosotros de la estirpe de Israel!
27 Allí estaba el joven Benjamín, a la cabeza de ellos,
los príncipes de Judá en su congregación,
los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28 Tu Dios ha ordenado tu fuerza;
confirma, Dios, lo que has hecho para nosotros.
29 Por causa de tu Templo, en Jerusalén,
los reyes te ofrecerán dones.
30 Reprime la reunión de gentes armadas,
la multitud de toros con los becerros de los pueblos,
hasta que todos se sometan con sus piezas de plata.
¡Esparce a los pueblos que se complacen en la guerra!
31 Vendrán príncipes de Egipto;
Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.
32 ¡Reinos de la tierra, cantad a Dios,
cantad al Señor,
33 al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad!
Él hará oir su voz, su poderosa voz.
34 Atribuid el poder a Dios;
sobre Israel es su magnificencia
y su poder está en los cielos.
35 Temible eres, Dios, desde tus santuarios.
El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo.
Bendito sea Dios.
Mayo 9
Clamor de venganza
Sal. 109.1-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dios de mi alabanza,
no calles,
2 porque boca de impío y boca de engañador
se han abierto contra mí;
han hablado de mí con lengua mentirosa.
3 Con palabras de odio me han rodeado
y pelearon contra mí sin causa.
4 En pago de mi amor me han sido adversarios;
pero yo oraba.
5 Me devuelven mal por bien
y odio por amor.
6 Pon sobre él al impío
y Satanás esté a su diestra.
7 Cuando sea juzgado, salga culpable,
y su oración sea para pecado.
8 Sean pocos sus días,
tome otro su oficio.
9 Queden sus hijos huérfanos
y su mujer viuda.
10 Anden sus hijos vagabundos y mendiguen;
procuren su pan muy lejos de sus desolados hogares.
11 Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene
y extraños saqueen su trabajo.
12 No tenga quien le haga misericordia
ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos.
13 ¡Su posteridad sea destruida;
en la segunda generación sea borrado su nombre!
14 Venga en memoria ante Jehová la maldad de sus padres
y el pecado de su madre no sea borrado.
15 Estén siempre delante de Jehová
y él corte de la tierra su memoria,
16 por cuanto no se acordó de hacer misericordia,
y persiguió al hombre afligido y menesteroso,
al quebrantado de corazón, para darle muerte.
17 Amó la maldición, y esta le sobrevino;
no quiso la bendición, ¡y ella se alejó de él!
18 Se vistió de maldición como de su vestido;
entró como agua en su interior
y como aceite en sus huesos.
19 Séale como vestido con que se cubra
y en lugar de cinto con que se ciña siempre.
20 Sea este el pago de parte de Jehová a los que me calumnian
y a los que hablan mal contra mi alma.
21 Y tú, Jehová, Señor mío,
favoréceme por amor de tu nombre;
líbrame, porque tu misericordia es buena,
22 porque yo estoy afligido y necesitado,
y mi corazón está herido dentro de mí.
23 Me voy como la sombra cuando declina;
¡soy sacudido como una langosta!
24 Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno
y mi carne desfallece por falta de gordura.
25 Yo he sido para ellos objeto de oprobio;
me miraban y, burlándose, meneaban su cabeza.
26 ¡Ayúdame, Jehová, Dios mío!
¡Sálvame conforme a tu misericordia!
27 Y entiendan que esta es tu mano;
que tú, Jehová, has hecho esto.
28 Maldigan ellos, ¡pero bendice tú!
Levántense, pero sean avergonzados, y que se regocije tu siervo.
29 Sean vestidos de ignominia los que me calumnian;
¡sean cubiertos de confusión como con manto!
30 Yo alabaré a Jehová en gran manera con mi boca;
en medio de la muchedumbre lo alabaré,
31 porque él se pondrá a la diestra del pobre,
para librar su alma de los que lo juzgan.
Omnipresencia y omnisciencia de Dios
Sal. 139.1-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme.
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Has escudriñado mi andar y mi reposo,
y todos mis caminos te son conocidos,
4 pues aún no está la palabra en mi lengua
y ya tú, Jehová, la sabes toda.
5 Detrás y delante me rodeaste,
y sobre mí pusiste tu mano.
6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
¡alto es, no lo puedo comprender!
7 ¿A dónde me iré de tu espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
8 Si subiera a los cielos, allí estás tú;
y si en el seol hiciera mi estrado, allí tú estás.
9 Si tomara las alas del alba
y habitara en el extremo del mar,
10 aun allí me guiará tu mano
y me asirá tu diestra.
11 Si dijera: «Ciertamente las tinieblas me encubrirán»,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti,
y la noche resplandece como el día;
¡lo mismo te son las tinieblas que la luz!
13 Tú formaste mis entrañas;
me hiciste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras;
estoy maravillado
y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
aunque en oculto fui formado
y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos,
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas,
sin faltar ni una de ellas.
17 ¡Cuán preciosos, Dios, me son tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!
18 Si los enumero, se multiplican más que la arena.
Yo despierto y aún estoy contigo.
19 De cierto, Dios, harás morir al impío.
¡Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios!
20 Blasfemias dicen ellos contra ti;
tus enemigos toman en vano tu nombre.
21 ¿No odio, Jehová, a los que te aborrecen,
y me enardezco contra tus enemigos?
22 Los aborrezco por completo,
los tengo por enemigos.
23 Examíname, Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos.
24 Ve si hay en mí camino de perversidad
y guíame en el camino eterno.
Súplica de protección contra los perseguidores
Sal. 140.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Líbrame, Jehová, del hombre malo;
guárdame de hombres violentos,
2 los cuales maquinan males en el corazón
y cada día provocan contiendas.
3 Aguzan su lengua como una serpiente;
veneno de víbora hay debajo de sus labios.
4 Guárdame, Jehová, de manos del impío;
líbrame de hombres injuriosos,
que han planeado trastornar mis pasos.
5 Me han tendido lazo y cuerdas los soberbios;
han tendido red junto a la senda;
me han puesto lazos.
6 He dicho a Jehová: «Dios mío eres tú;
escucha, Jehová, la voz de mis ruegos.
7 Jehová, Señor, potente salvador mío,
tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla».
8 No concedas, Jehová, al impío sus deseos;
no saques adelante sus pensamientos,
para que no se ensoberbezca.
9 En cuanto a los que por todas partes me rodean,
la maldad de sus propios labios cubrirá sus cabezas.
10 Caerán sobre ellos brasas,
serán echados en el fuego,
en abismos profundos de donde no escaparán.
11 El hombre deslenguado no será firme en la tierra;
el mal cazará al hombre injusto para derribarlo.
12 Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido
y el derecho de los necesitados.
13 Ciertamente los justos alabarán tu nombre;
¡los rectos morarán en tu presencia!
OTROS SALMOS DE DAVID
El reino del ungido de Jehová
Sal. 2.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¿Por qué se amotinan las gentes
y los pueblos piensan cosas vanas?
2 Se levantarán los reyes de la tierra,
y príncipes conspirarán
contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
3 «Rompamos sus ligaduras
y echemos de nosotros sus cuerdas».
4 El que mora en los cielos se reirá;
el Señor se burlará de ellos.
5 Luego les hablará en su furor,
y los turbará con su ira:
6 «Yo he puesto mi rey
sobre Sión, mi santo monte».
7 Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: «Mi hijo eres tú;
yo te engendré hoy.
8 Pídeme, y te daré por herencia las naciones
y como posesión tuya los confines de la tierra.
9 Los quebrantarás con vara de hierro;
como vasija de alfarero los desmenuzarás».
10 Ahora, pues, reyes, sed prudentes;
admitid amonestación, jueces de la tierra.
11 Servid a Jehová con temor
y alegraos con temblor.
12 Honrad al Hijo,
para que no se enoje y perezcáis en el camino,
pues se inflama de pronto su ira.
¡Bienaventurados todos los que en él confían!
Plegaria pidiendo vindicación
Sal. 7.1-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová, Dios mío, en ti he confiado;
sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame,
2 no sea que desgarren mi alma cual león
y me destrocen sin que haya quien me libre.
3 Jehová, Dios mío, si de algo soy culpable,
si hay en mis manos iniquidad,
4 si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo
(al contrario, he libertado al que sin causa era mi enemigo),
5 que me persiga el enemigo y me alcance,
que pisotee en tierra mi vida
y mi honra ponga en el polvo.
6 ¡Levántate, Jehová, en tu ira!
¡Álzate en contra de la furia de mis angustiadores
y despierta en favor mío el juicio que mandaste!
7 Te rodeará una congregación de pueblos
y sobre ella vuélvete a sentar en alto.
8 Jehová juzgará a los pueblos.
Júzgame, Jehová, conforme a mi justicia
y conforme a mi integridad.
9 Termine ahora la maldad de los malvados,
mas establece tú al justo,
porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.
10 Mi escudo está en Dios,
que salva a los rectos de corazón.
11 Dios es juez justo;
y Dios está airado contra el impío todos los días.
12 Si no se arrepiente, él afilará su espada;
armado tiene ya su arco y lo ha preparado.
13 Asimismo ha preparado armas de muerte
y ha hecho saetas ardientes.
14 El impío concibió maldad,
se preñó de iniquidad y dio a luz engaño.
15 Pozo ha cavado y lo ha ahondado;
pero en el hoyo que hizo, caerá.
16 ¡Su iniquidad recaerá sobre su cabeza
y su agravio caerá sobre su propia coronilla!
17 Alabaré a Jehová conforme a su justicia
y cantaré al nombre de Jehová, el Altísimo.
Mayo 10
Los que habitarán en el monte santo de Dios
Sal. 15.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová, ¿quién habitará en tu Tabernáculo?,
¿quién morará en tu monte santo?
2 El que anda en integridad y hace justicia;
el que habla verdad en su corazón;
3 el que no calumnia con su lengua
ni hace mal a su prójimo
ni admite reproche alguno contra su vecino;
4 aquel a cuyos ojos el indigno es menospreciado,
pero honra a los que temen a Jehová;
el que aun jurando en perjuicio propio, no por eso cambia;
5 quien su dinero no dio a usura
ni contra el inocente admitió soborno.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás.
Una herencia escogida
Sal. 16.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Guárdame, Dios,
porque en ti he confiado.
2 Alma mía, dijiste a Jehová:
«Tú eres mi Señor;
no hay para mí bien fuera de ti».
3 Para los santos que están en la tierra
y para los íntegros es toda mi complacencia.
4 Se multiplicarán los dolores de aquellos
que sirven diligentes a otro dios.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre
ni en mis labios tomaré sus nombres.
5 Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa;
tú aseguras mi suerte.
6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos
y es hermosa la heredad que me ha tocado.
7 Bendeciré a Jehová que me aconseja;
aun en las noches me enseña mi conciencia.
8 A Jehová he puesto siempre delante de mí;
porque está a mi diestra, no seré conmovido.
9 Se alegró por tanto mi corazón y se gozó mi alma;
mi carne también descansará confiadamente,
10 porque no dejarás mi alma en el seol,
ni permitirás que tu santo vea corrupción.
11 Me mostrarás la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo,
delicias a tu diestra para siempre.
Plegaria pidiendo protección contra los opresores
Sal. 17.1-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Oye, Jehová, una causa justa;
atiende a mi clamor.
Escucha mi oración
hecha de labios sin engaño.
2 De tu presencia proceda mi defensa;
vean tus ojos la rectitud.
3 Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche;
me has puesto a prueba y nada malo hallaste.
He resuelto que mi boca no cometa delito.
4 En cuanto a las obras humanas,
por la palabra de tus labios
yo me he guardado de las sendas de los violentos.
5 Afirma mis pasos en tus caminos,
para que mis pies no resbalen.
6 Yo te he invocado por cuanto tú, Dios, me oirás;
inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
7 Muestra tus maravillosas misericordias,
tú que salvas a los que se refugian a tu diestra,
de los que se levantan contra ellos.
8 Guárdame como a la niña de tus ojos;
escóndeme bajo la sombra de tus alas,
9 de la vista de los malos que me oprimen,
de mis enemigos que buscan mi vida.
10 Envueltos están en su gordura;
con su boca hablan arrogantemente.
11 Han cercado ahora nuestros pasos;
tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.
12 Son como león que ansía agarrar su presa
y como leoncillo que está en su escondite.
13 Levántate, Jehová; sal a su encuentro, derríbalos;
libra mi vida de los malos con tu espada,
14 de los hombres, con tu mano, Jehová,
de los hombres de este mundo,
para quienes lo mejor es esta vida,
y cuyo vientre está lleno de tus bienes.
Sacian a sus hijos
y aun les sobra para sus pequeños.
15 En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
Jehová es mi pastor
Sal. 23.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová es mi pastor, nada me faltará.
2 En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo me pastoreará.
3 Confortará mi alma.
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
5 Aderezas mesa delante de mí
en presencia de mis angustiadores;
unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
6 Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa de Jehová moraré por largos días.
El rey de gloria
Sal. 24.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 De Jehová es la tierra y su plenitud,
el mundo y los que en él habitan,
2 porque él la fundó sobre los mares
y la afirmó sobre los ríos.
3 ¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
4 El limpio de manos y puro de corazón;
el que no ha elevado su alma a cosas vanas
ni ha jurado con engaño.
5 Él recibirá bendición de Jehová
y justicia del Dios de salvación.
6 Tal es la generación de los que lo buscan,
de los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
7 ¡Alzad, puertas, vuestras cabezas!
¡Alzaos vosotras, puertas eternas,
y entrará el Rey de gloria!
8 ¿Quién es este Rey de gloria?
¡Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla!
9 ¡Alzad, puertas, vuestras cabezas!
¡Alzaos vosotras, puertas eternas,
y entrará el Rey de gloria!
10 ¿Quién es este Rey de gloria?
¡Es Jehová de los ejércitos!
¡Él es el Rey de gloria!
David implora dirección, perdón y protección
Sal. 25.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 A ti, Jehová, levantaré mi alma.
2 Dios mío, en ti confío;
no sea yo avergonzado.
¡No se alegren de mí mis enemigos!
3 Ciertamente, ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
4 Muéstrame, Jehová, tus caminos;
enséñame tus sendas.
5 Encamíname en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti he esperado todo el día.
6 Acuérdate, Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
que son perpetuas.
7 De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones no te acuerdes.
Conforme a tu misericordia acuérdate, Jehová, de mí,
por tu bondad.
8 Bueno y recto es Jehová;
por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
9 Encaminará a los humildes en la justicia
y enseñará a los mansos su carrera.
10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad
para los que guardan su pacto y sus testimonios.
11 Por amor de tu nombre, Jehová,
perdonarás también mi pecado, que es grande.
12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?
Él le enseñará el camino que ha de escoger.
13 Gozará él de bienestar
y su descendencia heredará la tierra.
14 La comunión íntima de Jehová es con los que lo temen,
y a ellos hará conocer su pacto.
15 Mis ojos siempre se dirigen hacia Jehová,
porque él saca mis pies de la red.
16 Mírame y ten misericordia de mí,
porque estoy solo y afligido.
17 Las angustias de mi corazón se han aumentado;
sácame de mis congojas.
18 Mira mi aflicción y mi trabajo
y perdona todos mis pecados.
19 Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado
y con odio violento me aborrecen.
20 ¡Guarda mi alma y líbrame!
No sea yo avergonzado, porque en ti he confiado.
21 Integridad y rectitud me guarden,
porque en ti he esperado.
22 ¡Redime, Dios, a Israel
de todas sus angustias!
Declaración de integridad
Sal. 26.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Júzgame, Jehová,
porque yo en integridad he andado;
he confiado asimismo en Jehová sin titubear.
2 Escudríñame, Jehová, y pruébame;
examina mis íntimos pensamientos y mi corazón,
3 porque tu misericordia está delante de mis ojos
y ando en tu verdad.
4 No me he sentado con hombres hipócritas,
ni entré con los que andan simuladamente.
5 Aborrecí la reunión de los malignos
y con los impíos nunca me senté.
6 Lavaré en inocencia mis manos,
y así, Jehová, andaré alrededor de tu altar,
7 para exclamar con voz de acción de gracias
y para contar todas tus maravillas.
8 Jehová, la habitación de tu Casa he amado,
el lugar de la morada de tu gloria.
9 No arrebates con los pecadores mi alma
ni mi vida con hombres sanguinarios,
10 en cuyas manos está el mal
y cuya diestra está llena de sobornos.
11 Pero yo andaré en integridad;
redímeme y ten misericordia de mí.
12 Mi pie ha estado en rectitud;
en las congregaciones bendeciré a Jehová.
Mayo 11
Jehová es mi luz y mi salvación
Sal. 27.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová es mi luz y mi salvación,
¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida,
¿de quién he de atemorizarme?
2 Cuando se juntaron contra mí los malignos,
mis angustiadores y mis enemigos,
para comer mis carnes,
ellos tropezaron y cayeron.
3 Aunque un ejército acampe contra mí,
no temerá mi corazón;
aunque contra mí se levante guerra,
yo estaré confiado.
4 Una cosa he demandado a Jehová,
esta buscaré:
que esté yo en la casa de Jehová
todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura de Jehová
y para buscarlo en su Templo.
5 Él me esconderá en su Tabernáculo en el día del mal;
me ocultará en lo reservado de su morada;
sobre una roca me pondrá en alto.
6 Luego levantará mi cabeza
sobre mis enemigos que me rodean,
y yo sacrificaré en su Tabernáculo sacrificios de júbilo;
cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.
7 ¡Oye, Jehová, mi voz con que a ti clamo!
¡Ten misericordia de mí y respóndeme!
8 Mi corazón ha dicho de ti:
«Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Jehová;
9 ¡no escondas tu rostro de mí!
¡No apartes con ira a tu siervo!
¡Mi ayuda has sido!
No me dejes ni me desampares,
Dios de mi salvación.
10 Aunque mi padre y mi madre me dejen,
con todo, Jehová me recogerá.
11 Enséñame, Jehová, tu camino
y guíame por senda de rectitud
a causa de mis enemigos.
12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos,
porque se han levantado contra mí testigos falsos
y los que respiran crueldad.
13 Hubiera yo desmayado,
si no creyera que he de ver la bondad de Jehová
en la tierra de los vivientes.
14 ¡Espera en Jehová!
¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón!
¡Sí, espera en Jehová!
Plegaria pidiendo ayuda, y alabanza por la respuesta
Sal. 28.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 A ti clamaré, Jehová.
¡Roca mía, no te desentiendas de mí,
no sea que, dejándome tú,
llegue a ser semejante a los que descienden al sepulcro!
2 Oye la voz de mis ruegos
cuando clamo a ti,
cuando alzo mis manos
hacia tu santo Templo.
3 No me arrebates juntamente con los malos
y con los que hacen iniquidad.
Ellos hablan paz con sus prójimos,
pero la maldad está en su corazón.
4 Dales conforme a su obra
y conforme a la perversidad de sus hechos.
Dales su merecido conforme a la obra de sus manos.
5 Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová
ni a la obra de sus manos,
¡él los derribará y no los edificará!
6 ¡Bendito sea Jehová,
que oyó la voz de mis ruegos!
7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
en él confió mi corazón y fui ayudado,
por lo que se gozó mi corazón.
Con mi cántico lo alabaré.
8 Jehová es la fortaleza de su pueblo
y el refugio salvador de su ungido.
9 Salva a tu pueblo
y bendice a tu heredad;
pastoréalos y susténtalos para siempre.
Poder y gloria de Jehová
Sal. 29.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Tributad a Jehová, hijos de los poderosos,
dad a Jehová la gloria y el poder.
2 Dad a Jehová la gloria debida a su nombre;
adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
3 Voz de Jehová sobre las aguas.
¡Truena el Dios de gloria:
Jehová sobre las muchas aguas!
4 Voz de Jehová con potencia;
voz de Jehová con gloria.
5 Voz de Jehová que quiebra los cedros;
¡quiebra Jehová los cedros del Líbano!
6 Los hace saltar como becerros;
al Líbano y al Sirión como hijos de toros salvajes.
7 Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;
8 voz de Jehová que hace temblar el desierto;
¡hace temblar Jehová el desierto de Cades!
9 Voz de Jehová que desgaja las encinas
y desnuda los bosques.
En su Templo todo proclama su gloria.
10 Jehová preside en el diluvio
y se sienta Jehová como rey para siempre.
11 Jehová dará poder a su pueblo;
Jehová bendecirá a su pueblo con paz.
La dicha del perdón
Sal. 32.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada
y cubierto su pecado.
2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad
y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
en mi gemir todo el día,
4 porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
se volvió mi verdor en sequedades de verano.
5 Mi pecado te declaré
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: «Confesaré mis rebeliones a Jehová»,
y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
6 Por esto orará a ti todo santo
en el tiempo en que puedas ser hallado;
ciertamente en la inundación de muchas aguas
no llegarán estas a él.
7 Tú eres mi refugio;
me guardarás de la angustia;
con cánticos de liberación me rodearás.
8 «Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar;
sobre ti fijaré mis ojos.
9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
porque si no, no se acercan a ti».
10 Muchos dolores habrá para el impío;
mas al que espera en Jehová, lo rodea la misericordia.
11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
¡cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón!
Plegaria pidiendo ser librado de los enemigos
Sal. 35.1-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Disputa, Jehová, con los que contra mí contienden;
pelea contra los que me combaten.
2 Echa mano al escudo y al pavés,
y levántate en mi ayuda.
3 Saca la lanza,
cierra contra mis perseguidores;
di a mi alma: «¡Yo soy tu salvación!».
4 Sean avergonzados y confundidos
los que buscan mi vida;
sean vueltos atrás y avergonzados
los que mi mal intentan.
5 Sean como el tamo delante del viento,
y el ángel de Jehová los acose.
6 Sea su camino tenebroso y resbaladizo,
y el ángel de Jehová los persiga,
7 porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo;
sin causa cavaron hoyo para mi alma.
8 ¡Véngale el quebrantamiento inesperado,
y la red que él escondió lo atrape!
¡Caiga en ella con quebranto!
9 Entonces mi alma se alegrará en Jehová;
se regocijará en su salvación.
10 Todos mis huesos dirán:
«Jehová, ¿quién como tú,
que libras al afligido del más fuerte que él,
y al pobre y menesteroso del que lo despoja?».
11 Se levantan testigos malvados;
de lo que no sé me preguntan.
12 Me devuelven mal por bien,
para afligir a mi alma.
13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí con ropas ásperas;
afligí con ayuno mi alma
y mi oración se volvía a mi seno.
14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba;
como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
15 Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron;
se juntaron contra mí gentes despreciables y yo no lo entendía;
me despedazaban sin descanso;
16 como aduladores, escarnecedores y truhanes,
crujieron contra mí sus dientes.
17 Señor, ¿hasta cuándo verás esto?
Rescata mi alma de sus destrucciones,
mi vida de los leones.
18 Te confesaré en la gran congregación;
¡te alabaré en medio de numeroso pueblo!
19 No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos,
ni los que me odian sin causa guiñen el ojo,
20 porque no hablan paz
y contra los mansos de la tierra
piensan palabras engañosas.
21 Ensancharon contra mí su boca;
dijeron: «¡Con nuestros ojos lo hemos visto!».
22 ¡Tú lo has visto, Jehová! ¡No calles!
¡Señor, no te alejes de mí!
23 ¡Muévete y despierta para hacerme justicia,
Dios mío y Señor mío, para defender mi causa!
24 Júzgame conforme a tu justicia, Jehová, Dios mío,
¡que no se alegren de mí!
25 No digan en su corazón: «¡Ya es nuestro!».
No digan: «¡Lo hemos devorado!».
26 Sean avergonzados y confundidos a una
los que de mi mal se alegran;
vístanse de vergüenza y de confusión
los que se engrandecen contra mí.
27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa
y digan siempre: «Sea exaltado Jehová,
que ama la paz de su siervo».
28 ¡Mi lengua hablará de tu justicia
y de tu alabanza todo el día!
Mayo 12
El camino de los malos
Sal. 37.1-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 No te impacientes a causa de los malignos
ni tengas envidia de los malhechores,
2 porque como la hierba serán pronto cortados
y como la hierba verde se secarán.
3 Confía en Jehová y haz el bien;
habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad.
4 Deléitate asimismo en Jehová
y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda a Jehová tu camino,
confía en él y él hará.
6 Exhibirá tu justicia como la luz
y tu derecho como el mediodía.
7 Guarda silencio ante Jehová y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
por el hombre que hace lo malo.
8 Deja la ira y desecha el enojo;
no te excites en manera alguna a hacer lo malo,
9 porque los malignos serán destruidos,
pero los que esperan en Jehová heredarán la tierra,
10 pues dentro de poco no existirá el malo;
observarás su lugar, y ya no estará allí.
11 Pero los mansos heredarán la tierra
y se recrearán con abundancia de paz.
12 Maquina el impío contra el justo
y rechina contra él sus dientes.
13 El Señor se reirá de él,
porque ve que viene su día.
14 Los impíos desenvainan espada y tensan su arco
para derribar al pobre y al menesteroso,
para matar a los de recto proceder.
15 Su espada entrará en su mismo corazón
y su arco será quebrado.
16 Mejor es lo poco del justo
que las riquezas de muchos pecadores,
17 porque los brazos de los impíos serán quebrados;
mas el que sostiene a los justos es Jehová.
18 Conoce Jehová los días de los íntegros
y la heredad de ellos será para siempre.
19 No serán avergonzados en el tiempo de dificultad,
y en los días de hambre serán saciados.
20 Mas los impíos perecerán,
los enemigos de Jehová serán consumidos;
como la grasa de los carneros,
se disiparán como el humo.
21 El impío toma prestado y no paga;
pero el justo tiene misericordia y da.
22 Los benditos de él heredarán la tierra
y los malditos de él serán destruidos.
23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre
y él aprueba su camino.
24 Cuando el hombre caiga, no quedará postrado,
porque Jehová sostiene su mano.
25 Joven fui y he envejecido,
y no he visto justo desamparado
ni a su descendencia que mendigue pan.
26 En todo tiempo tiene misericordia y presta.
Su descendencia es para bendición.
27 Apártate del mal, haz el bien
y vivirás para siempre,
28 porque Jehová ama la rectitud
y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados,
mas la descendencia de los impíos será destruida.
29 Los justos heredarán la tierra
y vivirán para siempre en ella.
30 La boca del justo habla sabiduría
y su lengua habla justicia.
31 La Ley de su Dios está en su corazón;
por tanto, sus pies no resbalarán.
32 Espía el impío al justo
y procura matarlo.
33 Jehová no lo dejará en sus manos
ni lo condenará cuando lo juzguen.
34 Espera en Jehová,
guarda su camino,
y él te exaltará para heredar la tierra;
cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.
35 Vi yo al impío sumamente enaltecido
y que se extendía como laurel verde.
36 Pero él pasó, y he aquí ya no estaba;
lo busqué, y no lo hallé.
37 Considera al íntegro y mira al justo,
porque hay un final dichoso para el hombre de paz.
38 Mas los transgresores serán todos a una destruidos;
la posteridad de los impíos será extinguida.
39 Pero la salvación de los justos es de Jehová
y él es su fortaleza en el tiempo de angustia.
40 Jehová los ayudará y los librará;
los libertará de los impíos y los salvará,
por cuanto en él esperaron.
Oración de un penitente
Sal. 38.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová, no me reprendas en tu furor
ni me castigues en tu ira.
2 Tus saetas cayeron sobre mí,
y sobre mí ha descendido tu mano.
3 Nada hay sano en mi carne a causa de tu ira;
ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado,
4 porque mis maldades se acumulan sobre mi cabeza;
como carga pesada me abruman.
5 Hieden y supuran mis llagas
a causa de mi locura.
6 Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera,
ando enlutado todo el día,
7 porque mis lomos están llenos de ardor;
nada hay sano en mi carne.
8 Estoy debilitado y molido en gran manera;
¡gimo a causa de la conmoción de mi corazón!
9 Señor, delante de ti están todos mis deseos
y mi suspiro no te es oculto.
10 Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor,
y aun la luz de mis ojos me falta ya.
11 Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga,
y mis cercanos se han alejado.
12 Los que buscan mi vida arman lazos,
y los que procuran mi mal me amenazan
y traman engaños todo el día.
13 Pero yo, como si fuera sordo, no oigo,
y soy como un mudo que no abre la boca.
14 Soy, pues, como un hombre que no oye
y en cuya boca no hay reprensiones.
15 Porque en ti, Jehová, he esperado,
tú responderás, Jehová, Dios mío.
16 Dije: «No se alegren de mí;
cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí».
17 ¡Pero yo estoy a punto de caer
y mi dolor está delante de mí continuamente!
18 Por tanto, confesaré mi maldad
y me entristeceré por mi pecado.
19 Mis enemigos están vivos y fuertes,
y se han aumentado los que me aborrecen sin causa.
20 Los que pagan mal por bien
me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
21 No me desampares, Jehová;
Dios mío, no te alejes de mí.
22 ¡Apresúrate a ayudarme,
Señor, salvación mía!
Oración pidiendo la continuada misericordia de Dios
Sal. 86.1-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Inclina, Jehová, tu oído, y escúchame,
porque estoy afligido y menesteroso.
2 Guarda mi alma, porque soy piadoso;
¡salva tú, Dios mío, a tu siervo
que en ti confía!
3 Ten misericordia de mí, Jehová,
porque a ti clamo todo el día.
4 Alegra el alma de tu siervo,
porque a ti, Señor, levanto mi alma,
5 porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,
y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
6 Escucha, Jehová, mi oración
y está atento a la voz de mis ruegos.
7 En el día de mi angustia te llamaré,
porque tú me respondes.
8 Señor, ninguno hay como tú entre los dioses
ni obras que igualen tus obras.
9 Todas las naciones que hiciste
vendrán y adorarán delante de ti, Señor,
y glorificarán tu nombre,
10 porque tú eres grande y hacedor de maravillas;
¡solo tú eres Dios!
11 Enséñame, Jehová, tu camino,
y caminaré yo en tu verdad;
afirma mi corazón
para que tema tu nombre.
12 Te alabaré, Jehová, Dios mío, con todo mi corazón
y glorificaré tu nombre para siempre,
13 porque tu misericordia es grande para conmigo
y has librado mi alma de las profundidades del seol.
14 Dios, los soberbios se levantaron contra mí,
conspiración de violentos ha buscado mi vida
y no te han tomado en cuenta.
15 Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente,
lento para la ira y grande en misericordia y verdad,
16 mírame y ten misericordia de mí;
da tu poder a tu siervo
y guarda al hijo de tu sierva.
17 Haz conmigo señal para bien,
y véanla los que me aborrecen y sean avergonzados,
porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste.
Cántico de alabanza y de adoración
Sal. 95.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Venid, aclamemos alegremente a Jehová!
¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!
2 ¡Lleguemos ante su presencia con alabanza!
¡Aclamémoslo con cánticos!,
3 porque Jehová es Dios grande,
el gran Rey sobre todos los dioses.
4 En su mano están las profundidades de la tierra
y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo también el mar, pues él lo hizo,
y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos;
arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor,
7 porque él es nuestro Dios;
nosotros, el pueblo de su prado
y ovejas de su mano.
Si oís hoy su voz,
8 «No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba,
como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres,
me probaron y vieron mis obras.
10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación,
y dije: “Es pueblo que divaga de corazón
y no han conocido mis caminos”.
11 Por tanto, juré en mi furor
que no entrarían en mi reposo».
Mayo 13
Promesa de vivir rectamente
Sal. 101.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Misericordia y justicia cantaré;
a ti, Jehová, cantaré.
2 Entenderé el camino de la perfección
cuando vengas a mí.
En la integridad de mi corazón
andaré en medio de mi casa.
3 No pondré delante de mis ojos
cosa injusta.
Aborrezco la obra de los que se desvían;
ninguno de ellos se acercará a mí.
4 Corazón perverso se apartará de mí;
no conoceré al malvado.
5 Al que solapadamente difama a su prójimo,
yo lo destruiré;
no sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso.
6 Mis ojos pondré en los fieles de la tierra,
para que estén conmigo;
el que ande en el camino de la perfección,
este me servirá.
7 No habitará dentro de mi casa
el que hace fraude;
el que habla mentiras
no se afirmará delante de mis ojos.
8 Por las mañanas destruiré
a todos los impíos de la tierra,
para exterminar de la ciudad de Jehová
a todos los que hagan maldad.
Alabanza por las bendiciones de Dios
Sal. 103.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Bendice, alma mía, a Jehová,
y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, alma mía, a Jehová,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 Él es quien perdona todas tus maldades,
el que sana todas tus dolencias,
4 el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias,
5 el que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila.
6 Jehová es el que hace justicia
y derecho a todos los que padecen violencia.
7 Sus caminos notificó a Moisés,
y a los hijos de Israel sus obras.
8 Misericordioso y clemente es Jehová;
lento para la ira y grande en misericordia.
9 No contenderá para siempre
ni para siempre guardará el enojo.
10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados,
11 porque, como la altura de los cielos sobre la tierra,
engrandeció su misericordia sobre los que lo temen.
12 Cuanto está lejos el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
13 Como el padre se compadece de los hijos,
se compadece Jehová de los que lo temen,
14 porque él conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.
15 El hombre, como la hierba son sus días;
florece como la flor del campo,
16 que pasó el viento por ella, y pereció,
y su lugar ya no la conocerá más.
17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad
sobre los que lo temen,
y su justicia sobre los hijos de los hijos,
18 sobre los que guardan su pacto
y los que se acuerdan de sus mandamientos
para ponerlos por obra.
19 Jehová estableció en los cielos su trono
y su reino domina sobre todos.
20 ¡Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra
obedeciendo a la voz de su precepto!
21 ¡Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
ministros suyos que hacéis su voluntad!
22 ¡Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,
en todos los lugares de su señorío!
¡Bendice, alma mía, a Jehová!
Jehová da dominio al rey
Sal. 110.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová dijo a mi Señor:
«Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies».
2 Jehová enviará desde Sión
la vara de tu poder:
«¡Domina en medio de tus enemigos!
3 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente
en el día de tu mando,
en la hermosura de la santidad.
Desde el seno de la aurora
tienes tú el rocío de tu juventud».
4 Juró Jehová
y no se arrepentirá:
«Tú eres sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec».
5 El Señor está a tu diestra;
quebrantará a los reyes en el día de su ira.
6 Juzgará entre las naciones,
las llenará de cadáveres;
quebrantará las cabezas en muchas tierras.
7 Del arroyo beberá en el camino,
por lo cual levantará la cabeza.
Oración por la paz de Jerusalén
Sal. 122.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Yo me alegré con los que me decían:
«¡A la casa de Jehová iremos!».
2 Nuestros pies estuvieron
dentro de tus puertas, Jerusalén.
3 Jerusalén, que ha sido edificada
como una ciudad que está bien unida entre sí.
4 Allá subieron las tribus,
las tribus de Jah,
conforme al testimonio dado a Israel,
para alabar el nombre de Jehová,
5 porque allá están las sillas del juicio,
los tronos de la casa de David.
6 Pedid por la paz de Jerusalén;
¡sean prosperados los que te aman!
7 ¡Sea la paz dentro de tus muros
y el descanso dentro de tus palacios!
8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros
diré yo: «¡La paz sea contigo!».
9 Por amor a la casa de Jehová, nuestro Dios,
buscaré tu bien.
Alabanza por haber sido librado de los enemigos
Sal. 124.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 De no haber estado Jehová por nosotros,
diga ahora Israel,
2 de no haber estado Jehová por nosotros,
cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
3 vivos nos habrían tragado entonces,
cuando se encendió su furor contra nosotros.
4 Entonces nos habrían inundado las aguas;
sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;
5 hubieran entonces pasado sobre nuestra alma
las aguas impetuosas.
6 ¡Bendito sea Jehová,
que no nos dio por presa a los dientes de ellos!
7 Nuestra alma escapó cual ave
del lazo de los cazadores;
se rompió el lazo y escapamos nosotros.
8 Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,
que hizo el cielo y la tierra.
Confiando en Dios como un niño
Sal. 131.1-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová, no se ha envanecido mi corazón
ni mis ojos se enaltecieron;
ni anduve en grandezas
ni en cosas demasiado sublimes para mí.
2 En verdad me he comportado y he acallado mi alma
como un niño destetado de su madre.
¡Como un niño destetado está mi alma!
3 Espera, Israel, en Jehová,
desde ahora y para siempre.
La bienaventuranza del amor fraternal
Sal. 133.1-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
que habiten los hermanos juntos en armonía!
2 Es como el buen óleo sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
y baja hasta el borde de sus vestiduras;
3 como el rocío del Hermón,
que desciende sobre los montes de Sión,
porque allí envía Jehová bendición
y vida eterna.
Acción de gracias por el favor de Jehová
Sal. 138.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Te alabaré con todo mi corazón;
delante de los dioses te cantaré salmos.
2 Me postraré hacia tu santo Templo
y alabaré tu nombre
por tu misericordia y tu fidelidad,
porque has engrandecido tu nombre
y tu palabra sobre todas las cosas.
3 El día que clamé, me respondiste;
fortaleciste el vigor de mi alma.
4 Te alabarán, Jehová, todos los reyes de la tierra,
porque han oído los dichos de tu boca.
5 Cantarán de los caminos de Jehová,
porque la gloria de Jehová es grande,
6 porque Jehová es excelso, y atiende al humilde,
pero al altivo mira de lejos.
7 Cuando ando en medio de la angustia,
tú me vivificas;
contra la ira de mis enemigos extiendes tu mano
y me salva tu diestra.
8 Jehová cumplirá su propósito en mí.
Tu misericordia, Jehová, es para siempre;
¡no desampares la obra de tus manos!
Oración a fin de ser guardado del mal
Sal. 141.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová, a ti he clamado; apresúrate a venir a mí;
escucha mi voz cuando te invoque.
2 Suba mi oración delante de ti como el incienso,
el don de mis manos como la ofrenda de la tarde.
3 Pon guarda a mi boca, Jehová;
guarda la puerta de mis labios.
4 No dejes que se incline mi corazón a cosa mala,
para hacer obras impías
con los que hacen maldad;
y no coma yo de sus deleites.
5 Que el justo me castigue y me reprenda será un favor;
pero que bálsamo de impíos no unja mi cabeza,
pues mi oración será continuamente contra sus maldades.
6 Serán despeñados sus jueces,
y oirán mis palabras, que son verdaderas.
7 Como quien hiende y rompe la tierra,
son esparcidos nuestros huesos a la boca del seol.
8 Por tanto, a ti, Jehová, Señor, miran mis ojos.
En ti he confiado: no desampares mi alma.
9 Guárdame de los lazos que me han tendido
y de las trampas de los que hacen maldad.
10 Caigan los impíos a una en sus redes,
mientras yo paso adelante.
Súplica de liberación y dirección
Sal. 143.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová, oye mi oración,
escucha mis ruegos.
¡Respóndeme por tu verdad, por tu justicia!
2 No entres en juicio con tu siervo,
porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
3 El enemigo ha perseguido mi alma,
ha postrado en tierra mi vida,
me ha hecho habitar en tinieblas
como los que han muerto.
4 Mi espíritu se angustió dentro de mí;
está desolado mi corazón.
5 Me acordé de los días antiguos;
meditaba en todas tus obras;
reflexionaba en las obras de tus manos.
6 Extendí mis manos hacia ti,
mi alma te anhela como la tierra sedienta.
7 Respóndeme pronto, Jehová,
porque desmaya mi espíritu;
no escondas de mí tu rostro,
no venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.
8 Hazme oir por la mañana tu misericordia,
porque en ti he confiado.
Hazme saber el camino por donde ande,
porque hacia ti he elevado mi alma.
9 Líbrame de mis enemigos, Jehová;
en ti me refugio.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
tu buen espíritu me guíe
a tierra de rectitud.
11 Por tu nombre, Jehová, me vivificarás;
por tu justicia sacarás mi alma de la angustia.
12 Por tu misericordia disiparás a mis enemigos
y destruirás a todos los adversarios de mi alma,
porque yo soy tu siervo.
Mayo 14
Oración pidiendo socorro y prosperidad
Sal. 144.1-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Bendito sea Jehová, mi roca,
quien adiestra mis manos para la batalla
y mis dedos para la guerra!
2 Misericordia mía y mi castillo,
fortaleza mía y mi libertador,
escudo mío, en quien he confiado;
el que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
3 Jehová, ¿qué es el hombre para que en él pienses,
o el hijo de hombre para que lo estimes?
4 El hombre es como un soplo;
sus días son como la sombra que pasa.
5 Jehová, inclina tus cielos y desciende;
toca los montes, y humeen.
6 Despide relámpagos y disípalos;
envía tus saetas y túrbalos.
7 Extiende tu mano desde lo alto;
redímeme y sácame de las muchas aguas,
de manos de los hombres extraños,
8 cuya boca habla falsedad
y cuya diestra es diestra de mentira.
9 A ti, Dios, cantaré un cántico nuevo;
con salterio, con decacordio cantaré a ti.
10 Tú, el que da victoria a los reyes,
el que rescata de maligna espada a David tu siervo.
11 Rescátame, y líbrame
de manos de los hombres extraños,
cuya boca habla falsedad
y cuya diestra es diestra de mentira.
12 Sean nuestros hijos como plantas
crecidas en su juventud,
nuestras hijas como esquinas
labradas cual las de un palacio;
13 nuestros graneros llenos,
provistos de toda suerte de grano;
nuestros ganados, que se multipliquen a millares
y decenas de millares en nuestros campos;
14 nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo;
no tengamos asalto, ni que hacer salida,
ni grito de alarma en nuestras plazas.
15 ¡Bienaventurado el pueblo que tiene todo esto!
¡Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová!
Alabanza por la bondad y el poder de Dios
Sal. 145.1-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
2 Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
3 Grande es Jehová y digno de suprema alabanza;
su grandeza es insondable.
4 Generación a generación celebrará tus obras
y anunciará tus poderosos hechos.
5 En la hermosura de la gloria de tu magnificencia
y en tus hechos maravillosos meditaré.
6 Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,
y yo publicaré tu grandeza.
7 Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,
y cantarán tu justicia.
8 Clemente y misericordioso es Jehová,
lento para la ira y grande en misericordia.
9 Bueno es Jehová para con todos,
y sus misericordias sobre todas sus obras.
10 ¡Te alaben, Jehová, todas tus obras,
y tus santos te bendigan!
11 La gloria de tu reino digan
y hablen de tu poder,
12 para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos
y la gloria de la magnificencia de su reino.
13 Tu reino es reino de todos los siglos
y tu señorío por todas las generaciones.
14 Sostiene Jehová a todos los que caen
y levanta a todos los oprimidos.
15 Los ojos de todos esperan en ti
y tú les das su comida a su tiempo.
16 Abres tu mano
y colmas de bendición a todo ser viviente.
17 Justo es Jehová en todos sus caminos
y misericordioso en todas sus obras.
18 Cercano está Jehová a todos los que lo invocan,
a todos los que lo invocan de veras.
19 Cumplirá el deseo de los que lo temen;
oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.
20 Jehová guarda a todos los que lo aman,
pero destruirá a todos los impíos.
21 La alabanza de Jehová proclamará mi boca.
¡Todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre!
OTROS SALMOS
El justo y los pecadores
Sal. 1.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Bienaventurado el varón
que no anduvo en consejo de malos,
ni estuvo en camino de pecadores,
ni en silla de escarnecedores se ha sentado,
2 sino que en la ley de Jehová está su delicia
y en su Ley medita de día y de noche.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
que da su fruto en su tiempo
y su hoja no cae,
y todo lo que hace prosperará.
4 No así los malos,
que son como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio
ni los pecadores en la congregación de los justos,
6 porque Jehová conoce el camino de los justos,
mas la senda de los malos perecerá.
Alabanzas al Creador y Preservador
Sal. 33.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alegraos, justos, en Jehová;
en los íntegros es hermosa la alabanza.
2 Aclamad a Jehová con arpa;
cantadle con salterio y decacordio.
3 Cantadle cántico nuevo;
¡hacedlo bien, tañendo con júbilo!,
4 porque recta es la palabra de Jehová
y toda su obra es hecha con fidelidad.
5 Él ama la justicia y el derecho;
de la misericordia de Jehová está llena la tierra.
6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos;
y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca.
7 Él junta como montón las aguas del mar;
él pone en depósitos los abismos.
8 ¡Tema a Jehová toda la tierra!
¡Tiemblen delante de él todos los habitantes del mundo!,
9 porque él dijo, y fue hecho;
él mandó, y existió.
10 Jehová hace nulo el plan de las naciones
y frustra las maquinaciones de los pueblos.
11 El plan de Jehová permanecerá para siempre;
los pensamientos de su corazón, por todas las generaciones.
12 Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová,
el pueblo que él escogió como heredad para sí.
13 Desde los cielos miró Jehová;
vio a todos los hijos de los hombres;
14 desde el lugar de su morada miró
sobre todos los habitantes de la tierra.
15 Él formó el corazón de todos ellos;
atento está a todas sus obras.
16 El rey no se salva por la multitud del ejército
ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
17 Vano para salvarse es el caballo;
la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
18 El ojo de Jehová está sobre los que lo temen,
sobre los que esperan en su misericordia,
19 para librar sus almas de la muerte
y para darles vida en tiempo de hambre.
20 Nuestra alma espera a Jehová;
nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
21 Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
porque en su santo nombre hemos confiado.
22 ¡Sea tu misericordia, Jehová, sobre nosotros,
según esperamos en ti!
Alabanza por los hechos poderosos de Dios
Sal. 66.1-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
2 Cantad la gloria de su nombre;
dadle la gloria con alabanza.
3 Decid a Dios: «¡Cuán asombrosas son tus obras!
Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
4 Toda la tierra te adorará
y cantará a ti;
cantarán a tu nombre».
5 ¡Venid y ved las obras de Dios,
las cosas admirables que ha hecho por los hijos de los hombres!
6 Volvió el mar en tierra seca;
por el río pasaron a pie.
Allí en él nos alegramos.
7 Él señorea con su poder para siempre;
sus ojos atalayan sobre las naciones;
los rebeldes no serán enaltecidos.
8 ¡Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
y haced oir la voz de su alabanza!
9 Él es quien preservó la vida a nuestra alma
y no permitió que nuestros pies resbalaran,
10 porque tú, Dios, nos probaste;
nos purificaste como se purifica la plata.
11 Nos metiste en la red;
pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza.
¡Pasamos por el fuego y por el agua,
pero nos sacaste a la abundancia!
13 Entraré en tu Casa con holocaustos;
te pagaré mis votos,
14 que pronunciaron mis labios
y habló mi boca cuando estaba angustiado.
15 Holocaustos de animales engordados te ofreceré,
te inmolaré carneros;
te ofreceré en sacrificio toros y machos cabríos.
16 ¡Venid, oíd todos los que teméis a Dios,
y contaré lo que ha hecho en mi vida!
17 A él clamé con mi boca
y fue exaltado con mi lengua.
18 Si en mi corazón hubiera yo mirado a la maldad,
el Señor no me habría escuchado.
19 Mas ciertamente me escuchó Dios;
atendió a la voz de mi súplica.
20 ¡Bendito sea Dios,
que no echó de sí mi oración
ni de mí su misericordia!
Mayo 15
Exhortación a las naciones, para que alaben a Dios
Sal. 67.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga;
haga resplandecer su rostro sobre nosotros;
2 para que sea conocido en la tierra tu camino,
en todas las naciones tu salvación.
3 ¡Alábente, Dios, los pueblos,
todos los pueblos te alaben!
4 Alégrense y gócense las naciones,
porque juzgarás los pueblos con equidad
y pastorearás las naciones en la tierra.
5 ¡Alábente, Dios, los pueblos;
todos los pueblos te alaben!
6 La tierra dará su fruto;
nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
7 Bendíganos Dios
y témanlo todos los términos de la tierra.
Oración de un anciano
Sal. 71.1-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En ti, Jehová, me he refugiado;
no sea yo avergonzado jamás.
2 Socórreme y líbrame en tu justicia;
Inclina tu oído y sálvame.
3 Sé para mí una roca de refugio
adonde recurra yo continuamente.
Tú has dado mandamiento para salvarme,
porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4 Dios mío, líbrame de manos del impío,
de manos del perverso y violento,
5 porque tú, Señor Jehová, eres mi esperanza,
seguridad mía desde mi juventud.
6 En ti he sido sustentado desde el vientre.
Del vientre de mi madre tú fuiste el que me sacó;
para ti será siempre mi alabanza.
7 Como prodigio he sido a muchos,
y tú mi refugio fuerte.
8 Sea llena mi boca de tu alabanza,
de tu gloria todo el día.
9 No me deseches en el tiempo de la vejez;
cuando mi fuerza se acabe, no me desampares,
10 porque mis enemigos hablan de mí
y los que acechan mi alma se consultan entre sí,
11 diciendo: «Dios lo ha desamparado;
perseguidlo y tomadlo,
porque no hay quien lo libre».
12 ¡No te alejes, Dios, de mí;
Dios mío, acude pronto en mi socorro!
13 Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma;
sean cubiertos de vergüenza y de confusión
los que mi mal buscan.
14 Mas yo esperaré siempre
y te alabaré más y más.
15 Mi boca publicará tu justicia
y tus hechos de salvación todo el día,
aunque no sé su número.
16 Volveré a los hechos poderosos de Jehová el Señor;
haré memoria de tu justicia, de la tuya sola.
17 Me enseñaste, Dios, desde mi juventud,
y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
18 Aun en la vejez y las canas,
Dios, no me desampares,
hasta que anuncie tu poder a la posteridad,
tu potencia a todos los que han de venir,
19 y tu justicia, Dios, que llega hasta lo excelso.
¡Tú has hecho grandes cosas!
Dios, ¿quién como tú?
20 Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males,
volverás a darme vida
y de nuevo me levantarás
desde los abismos de la tierra.
21 Aumentarás mi grandeza
y volverás a consolarme.
22 Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio,
Dios mío; tu lealtad cantaré a ti en el arpa,
Santo de Israel.
23 Mis labios se alegrarán
cuando cante para ti;
y mi alma, la cual redimiste.
24 Mi lengua hablará también de tu justicia
todo el día;
por cuanto han sido avergonzados,
porque han sido confundidos
los que mi mal procuraban.
Morando bajo la sombra del Omnipotente
Sal. 91.1-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 El que habita al abrigo del Altísimo
morará bajo la sombra del Omnipotente.
2 Diré yo a Jehová: «Esperanza mía y castillo mío;
mi Dios, en quien confiaré».
3 Él te librará del lazo del cazador,
de la peste destructora.
4 Con sus plumas te cubrirá
y debajo de sus alas estarás seguro;
escudo y protección es su verdad.
5 No temerás al terror nocturno
ni a la saeta que vuele de día,
6 ni a la pestilencia que ande en la oscuridad,
ni a mortandad que en medio del día destruya.
7 Caerán a tu lado mil
y diez mil a tu diestra;
mas a ti no llegarán.
8 Ciertamente con tus ojos mirarás
y verás la recompensa de los impíos.
9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
al Altísimo por tu habitación,
10 no te sobrevendrá mal
ni plaga tocará tu morada,
11 pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán
para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y la víbora pisarás;
herirás al cachorro del león y al dragón.
14 «Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Me invocará y yo le responderé;
con él estaré yo en la angustia;
lo libraré y lo glorificaré.
16 Lo saciaré de larga vida
y le mostraré mi salvación».
Alabanza por la bondad de Dios
Sal. 92.1-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Bueno es alabarte, Jehová,
y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;
2 anunciar por la mañana tu misericordia
y tu fidelidad cada noche,
3 con el decacordio y el salterio,
en tono suave, con el arpa.
4 Por cuanto me has alegrado, Jehová, con tus obras;
en las obras de tus manos me gozo.
5 ¡Cuán grandes son tus obras, Jehová!
¡Muy profundos son tus pensamientos!
6 El hombre necio no sabe
y el insensato no entiende esto:
7 Cuando brotan los impíos como la hierba
y florecen todos los que hacen maldad,
es para ser destruidos eternamente.
8 Mas tú, Jehová, para siempre eres altísimo.
9 Aquí están tus enemigos, Jehová,
ciertamente perecerán tus enemigos;
serán esparcidos todos los que hacen maldad.
10 Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del toro salvaje;
seré ungido con aceite fresco.
11 Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos;
oirán mis oídos acerca de los que se levantaron contra mí, de los malignos.
12 El justo florecerá como la palmera;
crecerá como cedro en el Líbano.
13 Plantados en la casa de Jehová,
en los atrios de nuestro Dios florecerán.
14 Aun en la vejez fructificarán;
estarán vigorosos y verdes,
15 para anunciar que Jehová, mi fortaleza, es recto
y que en él no hay injusticia.
La majestad de Jehová
Sal. 93.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Jehová reina! ¡Se ha vestido de majestad!
¡Jehová se ha vestido, se ha ceñido de poder!
Afirmó también el mundo y no será removido.
2 Firme es tu trono desde siempre;
tú eres eternamente.
3 Alzaron los ríos, Jehová,
los ríos alzaron sus voces;
alzaron los ríos sus olas.
4 Jehová en las alturas es más poderoso
que el estruendo de las muchas aguas,
más que las recias olas del mar.
5 Tus testimonios son muy firmes;
la santidad conviene a tu Casa,
Jehová, por los siglos y para siempre.
Oración clamando por venganza
Sal. 94.1-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Jehová, Dios de las venganzas,
Dios de las venganzas, muéstrate!
2 ¡Engrandécete, Juez de la tierra;
da el pago a los soberbios!
3 ¿Hasta cuándo los impíos,
hasta cuándo, Jehová, se gozarán los impíos?
4 ¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras
y se vanagloriarán todos los que hacen maldad?
5 A tu pueblo, Jehová, quebrantan
y a tu heredad afligen.
6 A la viuda y al extranjero matan
y a los huérfanos quitan la vida.
7 Y dijeron: «No verá Jah,
no lo sabrá el Dios de Jacob».
8 ¡Entended, necios del pueblo!
Y vosotros, insensatos, ¿cuándo seréis sabios?
9 El que hizo el oído, ¿no oirá?
El que formó el ojo, ¿no verá?
10 El que castiga a las naciones, ¿no reprenderá?
¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia?
11 Jehová conoce los pensamientos de los hombres,
que son vanidad.
12 Bienaventurado el hombre a quien tú, Jah, corriges,
y en tu Ley lo instruyes
13 para hacerlo descansar en los días de aflicción,
en tanto que para el impío se cava el hoyo.
14 No abandonará Jehová a su pueblo
ni desamparará su heredad,
15 sino que el juicio será vuelto a la justicia
y en pos de ella irán todos los rectos de corazón.
16 ¿Quién se levantará por mí contra los malignos?
¿Quién estará por mí contra los que hacen maldad?
17 Si no me ayudara Jehová,
pronto moraría mi alma en el silencio.
18 Cuando yo decía: «Mi pie resbala»,
tu misericordia, Jehová, me sostenía.
19 En la multitud de mis pensamientos íntimos,
tus consolaciones alegraban mi alma.
20 ¿Se juntará contigo el trono de la maldad
que hace el agravio en forma de ley?
21 Se juntan contra la vida del justo
y condenan la sangre inocente.
22 Pero Jehová me ha sido por refugio
y mi Dios por roca de mi confianza.
23 Él hará volver sobre ellos su maldad
y los destruirá en su propia malicia.
Los destruirá Jehová, nuestro Dios.
Mayo 16
El dominio y el poder de Jehová
Sal. 97.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Jehová reina! ¡Regocíjese la tierra!
¡Alégrense las muchas costas!
2 Nubes y oscuridad alrededor de él;
justicia y juicio son el cimiento de su trono.
3 Fuego irá delante de él
y abrasará a sus enemigos alrededor.
4 Sus relámpagos alumbraron el mundo;
la tierra vio y se estremeció.
5 Los montes se derritieron como cera delante de Jehová,
delante del Señor de toda la tierra.
6 Los cielos anunciaron su justicia
y todos los pueblos vieron su gloria.
7 Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla,
los que se glorían en los ídolos.
Póstrense ante él todos los dioses.
8 Oyó Sión y se alegró;
y las hijas de Judá se gozaron,
Jehová, por tus juicios,
9 porque tú, Jehová,
eres el Altísimo sobre toda la tierra;
eres muy exaltado sobre todos los dioses.
10 Los que amáis a Jehová, aborreced el mal;
él guarda las almas de sus santos;
de manos de los impíos los libra.
11 Luz está sembrada para el justo
y alegría para los rectos de corazón.
12 ¡Alegraos, justos, en Jehová,
y alabad la memoria de su santidad!
Alabanza por la justicia de Dios
Sal. 98.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cantad a Jehová cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra lo ha salvado
y su santo brazo.
2 Jehová ha hecho notoria su salvación;
a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
3 Se ha acordado de su misericordia y de su verdad
para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.
4 Cantad alegres a Jehová, toda la tierra.
Levantad la voz, aplaudid y cantad salmos.
5 Cantad salmos a Jehová con arpa;
con arpa y voz de cántico.
6 Aclamad con trompetas y sonidos de bocina,
delante del Rey, Jehová.
7 Brame el mar y su plenitud,
el mundo y los que en él habitan;
8 los ríos batan las manos,
regocíjense todos los montes
9 delante de Jehová,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.
Fidelidad de Jehová para con Israel
Sal. 99.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Jehová reina!
Temblarán los pueblos.
Él está sentado sobre los querubines;
se conmoverá la tierra.
2 Jehová en Sión es grande
y exaltado sobre todos los pueblos.
3 ¡Alaben tu nombre grande y temible!
¡Él es santo!
4 La gloria del rey es amar la justicia;
tú confirmas la rectitud;
tú ejerces en Jacob la justicia y el derecho.
5 Exaltad a Jehová, nuestro Dios,
y postraos ante el estrado de sus pies.
¡Él es santo!
6 Moisés y Aarón entre sus sacerdotes,
y Samuel entre los que invocaron su nombre;
invocaban a Jehová y él les respondía.
7 En columna de nube hablaba con ellos;
guardaban sus testimonios
y el estatuto que les había dado.
8 Jehová Dios nuestro, tú les respondías;
fuiste para ellos un Dios perdonador
y retribuidor de sus obras.
9 Exaltad a Jehová, nuestro Dios,
y postraos ante su santo monte,
porque Jehová, nuestro Dios, es santo.
Exhortación a la gratitud
Sal. 100.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
2 Servid a Jehová con alegría;
venid ante su presencia con regocijo.
3 Reconoced que Jehová es Dios;
él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos;
pueblo suyo somos y ovejas de su prado.
4 Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con alabanza.
¡Alabadlo, bendecid su nombre!,
5 porque Jehová es bueno;
para siempre es su misericordia,
y su fidelidad por todas las generaciones.
Dios cuida de su creación
Sal. 104.1-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Bendice, alma mía, a Jehová!
Jehová, Dios mío, mucho te has engrandecido;
te has vestido de gloria y de magnificencia:
2 el que se cubre de luz como de vestidura,
que extiende los cielos como una cortina,
3 que establece sus aposentos entre las aguas,
el que pone las nubes por su carroza,
el que anda sobre las alas del viento,
4 el que hace a los vientos sus mensajeros
y a las llamas de fuego sus ministros.
5 Él fundó la tierra sobre sus cimientos;
no será jamás removida.
6 Con el abismo, como con vestido, la cubriste;
sobre los montes estaban las aguas.
7 A tu reprensión huyeron;
al sonido de tu trueno se apresuraron;
8 subieron los montes, descendieron los valles
al lugar que tú les fijaste.
9 Les pusiste un límite, el cual no traspasarán,
ni volverán a cubrir la tierra.
10 Tú eres el que viertes los manantiales en los arroyos;
van entre los montes,
11 dan de beber a todas las bestias del campo,
mitigan su sed los asnos monteses.
12 En sus orillas habitan las aves del cielo;
¡cantan entre las ramas!
13 Él riega los montes desde sus aposentos;
del fruto de sus obras se sacia la tierra.
14 Él hace brotar el heno para las bestias
y la hierba para el servicio del hombre,
para sacar el pan de la tierra,
15 el vino que alegra el corazón del hombre,
el aceite que hace brillar el rostro
y el pan que sustenta la vida del hombre.
16 Se llenan de savia los árboles de Jehová,
los cedros del Líbano que él plantó.
17 Allí anidan las aves;
en las hayas hace su casa la cigüeña.
18 Los montes altos son para las cabras monteses;
las peñas, para madrigueras de los conejos.
19 Hizo la luna para los tiempos;
el sol conoce su ocaso.
20 Pones las tinieblas, y es de noche;
en ella corretean todas las bestias de la selva.
21 Los leoncillos rugen tras la presa
y reclaman de Dios su comida.
22 Sale el sol, se recogen
y se echan en sus cuevas.
23 Sale el hombre a su labor
y a su labranza hasta la tarde.
24 ¡Cuán innumerables son tus obras, Jehová!
Hiciste todas ellas con sabiduría;
¡la tierra está llena de tus beneficios!
25 He allí el grande y ancho mar,
en donde se mueven seres innumerables,
seres pequeños y grandes.
26 Allí lo surcan las naves;
allí este Leviatán que hiciste para que jugara en él.
27 Todos ellos esperan en ti,
para que les des la comida a su tiempo.
28 Tú les das y ellos recogen;
abres tu mano y se sacian de bien.
29 Escondes tu rostro, se turban;
les quitas el hálito, dejan de ser
y vuelven al polvo.
30 Envías tu espíritu, son creados
y renuevas la faz de la tierra.
31 ¡Sea la gloria de Jehová para siempre!
¡Alégrese Jehová en sus obras!
32 Él mira a la tierra y ella tiembla;
toca los montes y humean.
33 A Jehová cantaré en mi vida;
a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
34 Dulce será mi meditación en él;
yo me regocijaré en Jehová.
35 ¡Sean consumidos de la tierra los pecadores
y los impíos dejen de ser!
¡Bendice, alma mía, a Jehová!
¡Aleluya!
Maravillas de Jehová en favor de Israel
Sal. 105.16-45 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Trajo hambre sobre la tierra
y cortó todo sustento de pan.
17 Envió a un hombre delante de ellos;
a José, que fue vendido como esclavo.
18 Afligieron sus pies con grillos;
en cárcel fue puesta su persona.
19 Hasta la hora en que se cumplió su palabra,
el dicho de Jehová lo probó.
20 Envió el rey y lo soltó;
el señor de los pueblos lo dejó ir libre.
21 Lo puso por señor de su casa,
y por gobernador de todas sus posesiones,
22 para regir a sus grandes como él quisiera
y enseñar a sus ancianos sabiduría.
23 Después entró Israel en Egipto,
Jacob moró en la tierra de Cam.
24 Y multiplicó su pueblo en gran manera
y lo hizo más fuerte que sus enemigos.
25 Cambió el corazón de ellos para que aborrecieran a su pueblo,
para que contra sus siervos pensaran mal.
26 Envió a su siervo Moisés
y a Aarón, al cual escogió.
27 Puso en ellos las palabras de sus señales,
y sus prodigios en la tierra de Cam.
28 Envió tinieblas que lo oscurecieron todo;
no fueron rebeldes a su palabra.
29 Volvió sus aguas en sangre
y mató sus peces.
30 Su tierra produjo ranas
hasta en las cámaras de sus reyes.
31 Habló, y vinieron enjambres de moscas
y piojos en todo su territorio.
32 Les dio granizo por lluvia
y llamas de fuego en su tierra.
33 Destrozó sus viñas y sus higueras,
y quebró los árboles de su territorio.
34 Habló, y vinieron langostas
y pulgón sin número;
35 y se comieron toda la hierba de su país,
devoraron el fruto de su tierra.
36 Hirió de muerte a todos los primogénitos en su tierra,
las primicias de toda su fuerza.
37 Los sacó con plata y oro
y no hubo en sus tribus enfermo.
38 Egipto se alegró de que salieran
porque su terror había caído sobre ellos.
39 Extendió una nube por cubierta
y fuego para alumbrar la noche.
40 Pidieron, e hizo venir codornices;
y los sació con pan del cielo.
41 Abrió la peña y fluyeron aguas;
corrieron por los sequedales como un río,
42 porque se acordó de su santa palabra
dada a Abraham su siervo.
43 Sacó a su pueblo con gozo;
con júbilo a sus escogidos.
44 Les dio las tierras de las naciones
y las labores de los pueblos heredaron,
45 para que guardaran sus estatutos
y cumplieran sus leyes.
¡Aleluya!
Mayo 17
La rebeldía de Israel
Sal. 106.1-48 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Aleluya!
¡Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia!
2 ¿Quién expresará las poderosas obras de Jehová?
¿Quién contará sus alabanzas?
3 ¡Bienaventurados los que guardan el derecho,
los que hacen justicia en todo tiempo!
4 Acuérdate de mí, Jehová,
según tu benevolencia para con tu pueblo;
visítame con tu salvación,
5 para que yo vea el bien de tus escogidos,
para que me goce en la alegría de tu nación
y me gloríe con tu heredad.
6 Pecamos nosotros, como nuestros padres;
hicimos maldad, cometimos impiedad.
7 Nuestros padres, en Egipto,
no entendieron tus maravillas;
no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias,
sino que se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.
8 Pero él los salvó por amor de su nombre,
para hacer notorio su poder.
9 Reprendió al Mar Rojo y lo secó,
y los hizo ir por el abismo como por un desierto.
10 Los salvó de manos del enemigo,
y los rescató de manos del adversario.
11 Cubrieron las aguas a sus enemigos;
¡no quedó ni uno de ellos!
12 Entonces creyeron a sus palabras
y cantaron su alabanza.
13 Bien pronto olvidaron sus obras;
no esperaron su consejo.
14 Se entregaron a un deseo desordenado en el desierto
y tentaron a Dios en la soledad.
15 Él les dio lo que pidieron,
pero envió mortandad sobre ellos.
16 Tuvieron envidia de Moisés en el campamento,
y contra Aarón, el santo de Jehová.
17 Entonces se abrió la tierra y tragó a Datán,
y cubrió la compañía de Abiram.
18 Y se encendió fuego contra su grupo;
¡la llama quemó a los impíos!
19 Hicieron un becerro en Horeb,
se postraron ante una imagen de fundición.
20 Así cambiaron su gloria
por la imagen de un buey que come hierba.
21 Olvidaron al Dios de su salvación,
que había hecho grandezas en Egipto,
22 maravillas en la tierra de Cam,
cosas formidables en el Mar Rojo.
23 Y los habría destruido
de no haberse interpuesto Moisés, su escogido, delante de él,
a fin de apartar su indignación para que no los destruyera.
24 Pero aborrecieron la tierra deseable,
no creyeron a su palabra,
25 antes, murmuraron en sus tiendas
y no oyeron la voz de Jehová.
26 Por tanto, alzó su mano contra ellos
para abatirlos en el desierto,
27 y humillar a su pueblo entre las naciones
y esparcirlos por las tierras.
28 Se unieron asimismo a Baal-peor
y comieron los sacrificios a los dioses muertos.
29 Provocaron la ira de Dios con sus obras
y se desarrolló la mortandad entre ellos.
30 Entonces se levantó Finees e hizo juicio,
y se detuvo la plaga.
31 Y le fue contado por justicia
de generación en generación y para siempre.
32 También lo irritaron en las aguas de Meriba;
le fue mal a Moisés por causa de ellos,
33 porque hicieron rebelar a su espíritu
y habló precipitadamente con sus labios.
34 No destruyeron a los pueblos
que Jehová les dijo;
35 al contrario, se mezclaron con las naciones,
aprendieron sus obras
36 y sirvieron a sus ídolos,
los cuales fueron causa de su ruina.
37 Sacrificaron sus hijos
y sus hijas a los demonios,
38 y derramaron la sangre inocente,
la sangre de sus hijos y de sus hijas,
a quienes ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán;
y la tierra fue contaminada con sangre.
39 Se contaminaron así con sus obras
y se prostituyeron con sus hechos.
40 Se encendió, por tanto, el furor de Jehová contra su pueblo
y abominó su heredad;
41 los entregó en poder de las naciones
y se enseñorearon de ellos los que los detestaban.
42 Sus enemigos los oprimieron
y fueron quebrantados debajo de su mano.
43 Muchas veces los libró,
pero ellos se rebelaron contra su consejo
y fueron humillados por su maldad.
44 Con todo, él miraba cuando estaban en angustia,
y oía su clamor;
45 se acordaba de su pacto con ellos
y se compadecía conforme a la muchedumbre de su misericordia.
46 Hizo asimismo que tuvieran de ellos misericordia
todos los que los tenían cautivos.
Sálvanos, Jehová, Dios nuestro,
y recógenos de entre las naciones,
para que alabemos tu santo nombre,
para que nos gloriemos en tus alabanzas.
48 ¡Bendito Jehová, Dios de Israel,
desde la eternidad y hasta la eternidad!
Diga todo el pueblo: «¡Amén!» «¡Aleluya!»
Dios libra de la aflicción
Sal. 107.1-43 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.
2 Díganlo los redimidos de Jehová,
los que ha redimido del poder del enemigo
3 y los ha congregado de las tierras,
del oriente y del occidente,
del norte y del sur.
4 Anduvieron perdidos por el desierto,
por soledad sin camino,
sin hallar ciudad en donde vivir.
5 Hambrientos y sedientos,
su alma desfallecía en ellos.
6 Entonces clamaron a Jehová en su angustia
y los libró de sus aflicciones.
7 Los dirigió por camino derecho,
para que llegaran a ciudad habitable.
8 ¡Alaben la misericordia de Jehová
y sus maravillas para con los hijos de los hombres!,
9 porque sacia al alma menesterosa,
y llena de bien al alma hambrienta.
10 Algunos moraban en tinieblas y en sombra de muerte,
aprisionados en aflicción y en hierros,
11 por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová,
y aborrecieron el consejo del Altísimo.
12 Por eso quebrantó con el trabajo sus corazones;
cayeron, y no hubo quien los ayudara.
13 Luego que clamaron a Jehová en su angustia,
los libró de sus aflicciones;
14 los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte,
y rompió sus prisiones.
15 ¡Alaben la misericordia de Jehová
y sus maravillas para con los hijos de los hombres!,
16 porque quebrantó las puertas de bronce
y desmenuzó los cerrojos de hierro.
17 Fueron afligidos los insensatos
a causa del camino de su rebelión
y a causa de sus maldades;
18 su alma rechazó todo alimento
y llegaron hasta las puertas de la muerte.
19 Pero clamaron a Jehová en su angustia
y los libró de sus aflicciones.
20 Envió su palabra y los sanó;
los libró de su ruina.
21 ¡Alaben la misericordia de Jehová
y sus maravillas para con los hijos de los hombres!
22 ¡Ofrezcan sacrificios de alabanza
y publiquen sus obras con júbilo!
23 Los que descienden al mar en naves
y hacen negocio en las muchas aguas,
24 ellos han visto las obras de Jehová
y sus maravillas en las profundidades,
25 porque habló, e hizo levantar un viento tempestuoso
que encrespa sus olas.
26 Suben a los cielos, descienden a los abismos;
sus almas se derriten con el mal.
27 Tiemblan y titubean como ebrios,
y toda su ciencia es inútil.
28 Entonces claman a Jehová en su angustia
y los libra de sus aflicciones.
29 Cambia la tempestad en sosiego
y se apaciguan sus olas.
30 Luego se alegran, porque se apaciguaron,
y así los guía al puerto que deseaban.
31 ¡Alaben la misericordia de Jehová
y sus maravillas para con los hijos de los hombres!
32 ¡Exáltenlo en la asamblea del pueblo,
y en la reunión de ancianos lo alaben!
33 Él convierte los ríos en desierto
y los manantiales de las aguas en sequedales;
34 la tierra fructífera en estéril,
por la maldad de los que la habitan.
35 Vuelve el desierto en estanques de aguas
y la tierra seca en manantiales.
36 Allí establece a los hambrientos
y fundan ciudad donde vivir.
37 Siembran campos y plantan viñas;
rinden abundante fruto.
38 Los bendice, y se multiplican en gran manera;
y no disminuye su ganado.
39 Luego son menoscabados y abatidos
a causa de tiranía, de males y congojas.
40 Él esparce menosprecio sobre los príncipes
y los hace andar perdidos, vagabundos y sin camino.
41 Levanta de la miseria al pobre
y hace multiplicar las familias como a rebaños de ovejas.
42 Véanlo los rectos y alégrense,
y todos los malos cierren su boca.
43 Quien sea sabio y guarde estas cosas,
entenderá las misericordias de Jehová.
Mayo 18
Dios cuida a su pueblo
Sal. 111.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabaré a Jehová con todo el corazón
en la compañía y congregación de los rectos.
2 Grandes son las obras de Jehová,
buscadas de todos los que las quieren.
3 Gloria y hermosura es su obra,
y su justicia permanece para siempre.
4 Ha hecho memorables sus maravillas;
clemente y misericordioso es Jehová.
5 Ha dado alimento a los que lo temen;
para siempre se acordará de su pacto.
6 El poder de sus obras manifestó a su pueblo
dándole la heredad de las naciones.
7 Las obras de sus manos son verdad y juicio;
fieles son todos sus mandamientos,
8 afirmados eternamente y para siempre,
hechos en verdad y rectitud.
9 Redención ha enviado a su pueblo;
para siempre ha ordenado su pacto.
¡Santo y temible es su nombre!
10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
¡su loor permanece para siempre!
Prosperidad del que teme a Jehová
Sal. 112.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Bienaventurado el hombre que teme a Jehová
y en sus mandamientos se deleita en gran manera.
2 Su descendencia será poderosa en la tierra;
la generación de los rectos será bendita.
3 Bienes y riquezas hay en su casa,
y su justicia permanece para siempre.
4 Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos;
es clemente, misericordioso y justo.
5 El hombre de bien tiene misericordia y presta;
gobierna sus asuntos con justicia.
6 Por lo cual no resbalará jamás;
en memoria eterna será el justo.
7 No tendrá temor de malas noticias;
su corazón está firme, confiado en Jehová.
8 Asegurado está su corazón; no temerá,
hasta que vea en sus enemigos su deseo.
9 Reparte, da a los pobres;
su justicia permanece para siempre;
su poder será exaltado con gloria.
10 Lo verá el impío y se irritará;
crujirá los dientes y se consumirá.
El deseo de los impíos perecerá.
Dios levanta al pobre
Sal. 113.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabad, siervos de Jehová,
alabad el nombre de Jehová.
2 Sea el nombre de Jehová bendito
desde ahora y para siempre.
3 Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone,
sea alabado el nombre de Jehová.
4 Excelso sobre todas las naciones es Jehová,
sobre los cielos su gloria.
5 ¿Quién como Jehová, nuestro Dios,
que se sienta en las alturas,
6 que se humilla a mirar
en el cielo y en la tierra?
7 Él levanta del polvo al pobre
y al menesteroso alza de su miseria,
8 para hacerlos sentar con los príncipes,
con los príncipes de su pueblo.
9 Él hace habitar en familia a la estéril
que se goza en ser madre de hijos.
¡Aleluya!
Las maravillas del éxodo
Sal. 114.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando salió Israel de Egipto,
la casa de Jacob, de un pueblo extranjero,
2 Judá vino a ser su santuario,
e Israel su señorío.
3 El mar lo vio, y huyó;
el Jordán se volvió atrás.
4 Los montes saltaron como carneros,
los collados como corderitos.
5 ¿Qué sucedió, mar, que huiste?
¿Y tú, Jordán, que te volviste atrás?
6 Montes, ¿por qué saltasteis como carneros,
y vosotros, collados, como corderitos?
7 A la presencia de Jehová tiembla la tierra,
a la presencia del Dios de Jacob,
8 el cual cambió la peña en estanque de aguas
en fuente de aguas la roca.
Dios y los ídolos
Sal. 115.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 No a nosotros, Jehová, no a nosotros,
sino a tu nombre da gloria,
por tu misericordia, por tu verdad.
2 ¿Por qué han de decir las gentes:
«¿Dónde está ahora su Dios?».
3 ¡Nuestro Dios está en los cielos;
todo lo que quiso ha hecho!
4 Los ídolos de ellos son plata y oro,
obra de manos de hombres.
5 Tienen boca, pero no hablan;
tienen ojos, pero no ven;
6 orejas tienen, pero no oyen;
tienen narices, pero no huelen;
7 manos tienen, pero no palpan;
tienen pies, pero no andan,
ni hablan con su garganta.
8 Semejantes a ellos son los que los hacen
y cualquiera que confía en ellos.
9 Israel, ¡confía en Jehová!
Él es tu ayuda y tu escudo.
10 Casa de Aarón, ¡confiad en Jehová!
Él es vuestra ayuda y vuestro escudo.
11 Los que teméis a Jehová, ¡confiad en Jehová!
Él es vuestra ayuda y vuestro escudo.
12 Jehová se ha acordado de nosotros y nos bendecirá.
Bendecirá a la casa de Israel;
bendecirá a la casa de Aarón.
13 Bendecirá a los que temen a Jehová,
a pequeños y a grandes.
14 Aumentará Jehová bendición sobre vosotros;
sobre vosotros y sobre vuestros hijos.
15 ¡Benditos vosotros de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra!
16 Los cielos son los cielos de Jehová,
y ha dado la tierra a los hijos de los hombres.
17 No alabarán los muertos a Jah,
ni cuantos descienden al silencio;
18 pero nosotros bendeciremos a Jah
desde ahora y para siempre.
¡Aleluya!
Acción de gracias por haber sido librado de la muerte
Sal. 116.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Amo a Jehová,
pues ha oído mi voz y mis súplicas,
2 porque ha inclinado a mí su oído;
por tanto, lo invocaré en todos mis días.
3 Me rodearon ligaduras de muerte,
me encontraron las angustias del seol;
angustia y dolor había yo hallado.
4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo:
«¡Jehová, libra ahora mi alma!».
5 Clemente es Jehová, y justo;
sí, misericordioso es nuestro Dios.
6 Jehová guarda a los sencillos;
estaba yo postrado, y me salvó.
7 ¡Vuelve, alma mía, a tu reposo,
porque Jehová te ha hecho bien!,
8 pues tú has librado mi alma de la muerte,
mis ojos de lágrimas
y mis pies de resbalar.
9 Andaré delante de Jehová
en la tierra de los vivientes.
10 Creí; por tanto hablé,
estando afligido en gran manera.
11 Y dije en mi apresuramiento:
«Todo hombre es mentiroso».
12 ¿Qué pagaré a Jehová
por todos sus beneficios para conmigo?
13 Tomaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre de Jehová.
14 Ahora pagaré mis votos a Jehová
delante de todo su pueblo.
15 Estimada es a los ojos de Jehová
la muerte de sus santos.
16 Jehová, ciertamente yo soy tu siervo,
siervo tuyo soy, hijo de tu sierva.
Tú has roto mis prisiones.
17 Te ofreceré sacrificio de alabanza
e invocaré el nombre de Jehová.
18 A Jehová pagaré ahora mis votos
delante de todo su pueblo,
19 en los atrios de la casa de Jehová,
en medio de ti, Jerusalén.
¡Aleluya!
Alabanza por la misericordia de Jehová
Sal. 117.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabad a Jehová, naciones todas;
pueblos todos, alabadlo,
2 porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia,
y la fidelidad de Jehová es para siempre.
¡Aleluya!
Mayo 19
Acción de gracias por la salvación recibida de Jehová
Sal. 118.1-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.
2 Diga ahora Israel
que para siempre es su misericordia.
3 Diga ahora la casa de Aarón
que para siempre es su misericordia.
4 Digan ahora los que temen a Jehová
que para siempre es su misericordia.
5 Desde la angustia invoqué a Jah,
y me respondió Jah, poniéndome en lugar espacioso.
6 Jehová está conmigo; no temeré
lo que me pueda hacer el hombre.
7 Jehová está conmigo entre los que me ayudan;
por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.
8 Mejor es confiar en Jehová
que confiar en el hombre.
9 Mejor es confiar en Jehová
que confiar en príncipes.
10 Todas las naciones me rodean;
mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.
11 Me rodean y me asedian;
mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.
12 Me rodean como abejas;
se enardecen contra mí como fuego entre espinos;
mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.
13 Me empujaste con violencia para que cayera,
pero me ayudó Jehová.
14 Mi fortaleza y mi cántico es Jah,
y él me ha sido por salvación.
15 Voz de júbilo y de salvación
hay en las tiendas de los justos;
la diestra de Jehová hace proezas.
16 La diestra de Jehová es sublime;
la diestra de Jehová hace valentías.
17 ¡No moriré, sino que viviré
y contaré las obras de Jah!
18 Me castigó gravemente Jah,
pero no me entregó a la muerte.
19 ¡Abridme las puertas de la justicia;
entraré por ellas, alabaré a Jah;
20 esta es la puerta de Jehová;
por ella entrarán los justos!
21 Te alabaré porque me has oído
y me fuiste por salvación.
22 La piedra que desecharon los edificadores
ha venido a ser la cabeza del ángulo.
23 De parte de Jehová es esto
y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
24 Este es el día que hizo Jehová;
¡nos gozaremos y alegraremos en él!
25 Jehová, sálvanos ahora, te ruego;
te ruego, Jehová, que nos hagas prosperar ahora.
26 ¡Bendito el que viene en el nombre de Jehová!
Desde la casa de Jehová os bendecimos.
27 Jehová es Dios y nos ha dado luz;
atad víctimas con cuerdas
a los cuernos del altar.
28 Mi Dios eres tú y te alabaré;
Dios mío, te exaltaré.
29 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.
Excelencias de la Ley de Dios
Sal. 119.1-56 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Bienaventurados los íntegros de camino,
los que andan en la Ley de Jehová.
2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios
y con todo el corazón lo buscan,
3 pues no hacen maldad
los que andan en sus caminos.
4 Tú encargaste
que tus mandamientos sean guardados con esmero.
5 ¡Ojalá fueran estables mis caminos
para guardar tus estatutos!
6 Entonces no sería yo avergonzado,
cuando atendiera a todos tus mandamientos.
7 Te alabaré con rectitud de corazón
cuando aprenda tus justos juicios.
8 ¡Tus estatutos guardaré!
¡No me abandones enteramente!
9 ¿Con qué limpiará el joven su camino?
¡Con guardar tu palabra!
10 Con todo mi corazón te he buscado;
no me dejes desviar de tus mandamientos.
11 En mi corazón he guardado tus dichos,
para no pecar contra ti.
12 ¡Bendito tú, Jehová!
¡Enséñame tus estatutos!
13 Con mis labios he contado
todos los juicios de tu boca.
14 Me he gozado en el camino de tus testimonios
más que de toda riqueza.
15 En tus mandamientos meditaré;
consideraré tus caminos.
16 Me regocijaré en tus estatutos;
no me olvidaré de tus palabras.
17 Haz bien a tu siervo; que viva
y guarde tu palabra.
18 Abre mis ojos y miraré
las maravillas de tu Ley.
19 Forastero soy yo en la tierra;
no encubras de mí tus mandamientos.
20 Quebrantada está mi alma de desear
tus juicios en todo tiempo.
21 Reprendiste a los soberbios, los malditos,
que se desvían de tus mandamientos.
22 Aparta de mí la deshonra y el menosprecio,
porque he guardado tus testimonios.
23 Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí;
mas tu siervo meditaba en tus estatutos,
24 pues tus testimonios son mis delicias
y mis consejeros.
25 Abatida hasta el polvo está mi alma;
¡vivifícame según tu palabra!
26 Te he manifestado mis caminos y me has respondido;
enséñame tus estatutos;
27 hazme entender el camino de tus mandamientos,
para que medite en tus maravillas.
28 ¡Se deshace mi alma de ansiedad;
susténtame según tu palabra!
29 Aparta de mí el camino de la mentira
y en tu misericordia concédeme tu Ley.
30 Escogí el camino de la verdad;
he puesto tus juicios delante de mí.
31 Me he apegado a tus testimonios;
Jehová, no me avergüences.
32 Por el camino de tus mandamientos correré
cuando alegres mi corazón.
33 Enséñame, Jehová, el camino de tus estatutos
y lo guardaré hasta el fin.
34 Dame entendimiento, guardaré tu Ley
y la cumpliré de todo corazón.
35 Guíame por la senda de tus mandamientos,
porque en ella tengo mi voluntad.
36 Inclina mi corazón a tus testimonios
y no a la avaricia.
37 Aparta mis ojos para que no se fijen en cosas vanas;
avívame en tu camino.
38 Confirma tu palabra a tu siervo,
que te teme.
39 Quita de mí el oprobio que he temido,
porque buenos son tus juicios.
40 Puesto que he anhelado tus mandamientos;
vivifícame en tu justicia.
41 Venga a mí tu misericordia, Jehová;
tu salvación, conforme a tu dicho.
42 Y daré por respuesta a quien me avergüenza
que en tu palabra he confiado.
43 No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad,
porque en tus juicios espero.
44 Guardaré tu Ley siempre,
para siempre y eternamente.
45 Y andaré en libertad,
porque busqué tus mandamientos.
46 Hablaré de tus testimonios delante de los reyes
y no me avergonzaré.
47 Me regocijaré en tus mandamientos,
los cuales he amado.
48 Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amo
y meditaré en tus estatutos.
49 Acuérdate de la palabra dada a tu siervo,
en la cual me has hecho esperar.
50 Ella es mi consuelo en mi aflicción,
porque tu dicho me ha vivificado.
51 Los soberbios se han burlado mucho de mí,
pero no me he apartado de tu Ley.
52 Me acordé, Jehová, de tus juicios antiguos,
y me consolé.
53 Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos
que abandonan tu Ley.
54 Cánticos fueron para mí tus estatutos
en la casa en donde fui extranjero.
55 Me acordé en la noche de tu nombre, Jehová,
y guardé tu Ley.
56 Estas bendiciones tuve
porque guardé tus mandamientos.
Mayo 20
Excelencias de la Ley de Dios
Sal. 119.57-176 DHH NIV NBD NVI LBLA
57 Mi porción es Jehová;
he dicho que guardaré tus palabras.
58 Tu presencia he suplicado de todo corazón;
ten misericordia de mí según tu palabra.
59 Consideré mis caminos
y volví mis pies a tus testimonios.
60 Me apresuré y no me retardé
en guardar tus mandamientos.
61 Compañías de impíos me han rodeado,
mas no me he olvidado de tu Ley.
62 A medianoche me levanto para alabarte
por tus justos juicios.
63 Compañero soy yo de todos los que te temen
y guardan tus mandamientos.
64 De tu misericordia, Jehová, está llena la tierra.
¡Enséñame tus estatutos!
65 Bien has hecho con tu siervo,
Jehová, conforme a tu palabra.
66 Enséñame buen sentido y sabiduría,
porque tus mandamientos he creído.
67 Antes que fuera yo humillado,
descarriado andaba;
pero ahora guardo tu palabra.
68 Bueno eres tú, y bienhechor;
¡enséñame tus estatutos!
69 Contra mí forjaron mentira los soberbios,
pero yo guardaré de todo corazón tus mandamientos.
70 Se engrosó el corazón de ellos como sebo,
mas yo en tu Ley me he regocijado.
71 Bueno me es haber sido humillado,
para que aprenda tus estatutos.
72 Mejor me es la Ley de tu boca
que millares de oro y plata.
73 Tus manos me hicieron y me formaron;
hazme entender y aprenderé tus mandamientos.
74 Los que te temen me verán y se alegrarán,
porque en tu palabra he esperado.
75 Conozco, Jehová, que tus juicios son justos
y que conforme a tu fidelidad me afligiste.
76 Sea ahora tu misericordia para consolarme,
conforme a lo que has dicho a tu siervo.
77 Vengan a mí tus misericordias para que viva,
porque tu Ley es mi delicia.
78 Sean avergonzados los soberbios,
porque sin causa me han calumniado;
pero yo meditaré en tus mandamientos.
79 Vuélvanse a mí los que te temen
y conocen tus testimonios.
80 Sea mi corazón íntegro en tus estatutos,
para que no sea yo avergonzado.
81 Desfallece mi alma por tu salvación,
mas espero en tu palabra.
82 Desfallecen mis ojos por tu palabra,
diciendo: «¿Cuándo me consolarás?».
83 Aunque estoy como un odre expuesto al humo,
no he olvidado tus estatutos.
84 ¿Cuántos son los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia contra los que me persiguen?
85 Los soberbios me han cavado hoyos,
mas no proceden según tu Ley.
86 Todos tus mandamientos son verdad.
Sin causa me persiguen: ¡ayúdame!
87 Casi me han echado por tierra,
pero no he dejado tus mandamientos.
88 Vivifícame conforme a tu misericordia
y guardaré los testimonios de tu boca.
89 Para siempre, Jehová,
permanece tu palabra en los cielos.
90 De generación en generación es tu fidelidad;
tú afirmaste la tierra, y subsiste.
91 Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy,
pues todas ellas te sirven.
92 Si tu Ley no hubiera sido mi delicia,
ya en mi aflicción hubiera perecido.
93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos,
porque con ellos me has vivificado.
94 ¡Tuyo soy yo, sálvame,
porque he buscado tus mandamientos!
95 Los impíos me han aguardado para destruirme;
mas yo consideraré tus testimonios.
96 A toda perfección he visto fin;
amplio sobremanera es tu mandamiento.
97 ¡Cuánto amo yo tu Ley!
¡Todo el día es ella mi meditación!
98 Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos,
porque siempre están conmigo.
99 Más que todos mis enseñadores he entendido,
porque tus testimonios son mi meditación.
100 Más que los viejos he entendido,
porque he guardado tus mandamientos.
101 De todo mal camino contuve mis pies
para guardar tu palabra.
102 No me aparté de tus juicios,
porque tú me enseñaste.
103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
¡Más que la miel a mi boca!
104 De tus mandamientos he adquirido inteligencia;
por tanto, he aborrecido todo camino de mentira.
105 Lámpara es a mis pies tu palabra
y lumbrera a mi camino.
106 Juré y ratifiqué
que guardaré tus justos juicios.
107 ¡Afligido estoy en gran manera!
¡Vivifícame, Jehová, conforme a tu palabra!
108 Te ruego, Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca
y que me enseñes tus juicios.
109 Mi vida está de continuo en peligro,
pero no me he olvidado de tu Ley.
110 Me pusieron lazo los impíos,
pero yo no me desvié de tus mandamientos.
111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre,
porque son el gozo de mi corazón.
112 Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos
de continuo, hasta el fin.
113 Aborrezco a los hombres hipócritas,
pero amo tu Ley.
114 Mi escondedero y mi escudo eres tú.
En tu palabra he esperado.
115 ¡Apartaos de mí, malignos,
pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios!
116 Susténtame conforme a tu palabra y viviré;
no quede yo avergonzado de mi esperanza.
117 Sosténme y seré salvo,
y me regocijaré siempre en tus estatutos.
118 Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos,
porque su astucia es falsedad.
119 Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra;
por tanto, yo he amado tus testimonios.
120 Mi carne se estremece por temor de ti,
y de tus juicios tengo miedo.
121 Juicio y justicia he hecho;
¡no me abandones a mis opresores!
122 Afianza a tu siervo para bien;
no permitas que los soberbios me opriman.
123 Mis ojos desfallecen por tu salvación
y por la palabra de tu justicia.
124 Haz con tu siervo según tu misericordia
y enséñame tus estatutos.
125 Tu siervo soy yo, dame entendimiento
para conocer tus testimonios.
126 Tiempo es de actuar, Jehová,
porque han invalidado tu Ley.
127 Por eso he amado tus mandamientos
más que el oro, y más que oro muy puro.
128 Por eso he estimado rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas
y he aborrecido todo camino de mentira.
129 Maravillosos son tus testimonios;
por eso los ha guardado mi alma.
130 La exposición de tus palabras alumbra;
hace entender a los sencillos.
131 Mi boca abrí y suspiré,
porque deseaba tus mandamientos.
132 Mírame y ten misericordia de mí,
como acostumbras con los que aman tu nombre.
133 Ordena mis pasos con tu palabra
y ninguna maldad se enseñoree de mí.
134 Líbrame de la violencia de los hombres
y guardaré tus mandamientos.
135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo
y enséñame tus estatutos.
136 Ríos de agua descendieron de mis ojos,
porque no guardaban tu Ley.
137 Justo eres tú, Jehová,
y rectos son tus juicios.
138 Tus testimonios, que has recomendado,
son rectos y muy fieles.
139 Mi celo me ha consumido,
porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
140 Sumamente pura es tu palabra
y la ama tu siervo.
141 Pequeño soy yo y desechado,
pero no me he olvidado de tus mandamientos.
142 Tu justicia es justicia eterna,
y tu Ley, la verdad.
143 Aflicción y angustia se han apoderado de mí,
pero tus mandamientos han sido mi delicia.
144 Justicia eterna son tus testimonios;
¡dame entendimiento y viviré!
145 Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová,
y guardaré tus estatutos.
146 A ti clamé: ¡Sálvame!,
y guardaré tus testimonios.
147 Me anticipé al alba y clamé;
esperé en tu palabra.
148 Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche,
para meditar en tus mandatos.
149 Oye mi voz conforme a tu misericordia;
Jehová, vivifícame conforme a tu justicia.
150 Se acercaron a la maldad los que me persiguen;
se alejaron de tu Ley.
151 Cercano estás tú, Jehová,
y todos tus mandamientos son verdad.
152 Hace ya mucho que he entendido tus testimonios,
que para siempre los has establecido.
153 Mira mi aflicción y líbrame,
porque de tu Ley no me he olvidado.
154 Defiende mi causa y redímeme;
vivifícame con tu palabra.
155 Lejos está de los impíos la salvación,
porque no buscan tus estatutos.
156 Muchas son tus misericordias, Jehová;
vivifícame conforme a tus juicios.
157 Muchos son mis perseguidores y mis enemigos,
pero de tus testimonios no me he apartado.
158 Veía a los traidores y me disgustaba,
porque no guardaban tus palabras.
159 ¡Mira, Jehová, que amo tus mandamientos!
¡Vivifícame conforme a tu misericordia!
160 La suma de tu palabra es verdad,
y eterno es todo juicio de tu justicia.
161 Príncipes me han perseguido sin causa,
pero mi corazón tuvo temor de tus palabras.
162 Me regocijo en tu palabra
como el que halla muchos despojos.
163 La mentira aborrezco y abomino;
tu Ley amo.
164 ¡Siete veces al día te alabo
a causa de tus justos juicios!
165 Mucha paz tienen los que aman tu Ley,
y no hay para ellos tropiezo.
166 Tu salvación he esperado, Jehová,
y tus mandamientos he puesto por obra.
167 Mi alma ha guardado tus testimonios
y los he amado en gran manera.
168 He guardado tus mandamientos y tus testimonios,
porque todos mis caminos están delante de ti.
169 Llegue mi clamor delante de ti, Jehová;
dame entendimiento conforme a tu palabra.
170 Llegue mi oración delante de ti;
líbrame conforme a tu dicho.
171 Mis labios rebosarán de alabanza
cuando me enseñes tus estatutos.
172 Hablará mi lengua tus dichos,
porque todos tus mandamientos son justicia.
173 Esté tu mano pronta para socorrerme,
porque tus mandamientos he escogido.
174 He deseado tu salvación, Jehová,
y tu Ley es mi delicia.
175 ¡Viva mi alma y te alabe,
y tus juicios me ayuden!
176 Yo anduve errante como una oveja extraviada;
¡busca a tu siervo,
porque no me he olvidado de tus mandamientos!
Mayo 21
Plegaria ante el peligro de la lengua engañosa
Sal. 120.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 A Jehová clamé estando en angustia
y él me respondió.
2 ¡Libra mi alma, Jehová, del labio mentiroso
y de la lengua fraudulenta!
3 ¿Qué te dará o qué te aprovechará,
lengua engañosa?
4 Agudas saetas de valiente
con brasas de enebro.
5 ¡Ay de mí, que moro en Mesec
y habito entre las tiendas de Cedar!
6 Mucho tiempo ha morado mi alma
con los que aborrecen la paz.
7 Yo soy pacífico,
pero ellos, apenas hablo, me hacen guerra.
Jehová es tu guardador
Sal. 121.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alzaré mis ojos a los montes.
¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero
ni se dormirá el que te guarda.
4 Por cierto, no se adormecerá ni dormirá
el que guarda a Israel.
5 Jehová es tu guardador,
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
6 El sol no te fatigará de día
ni la luna de noche.
7 Jehová te guardará de todo mal,
él guardará tu alma.
8 Jehová guardará tu salida y tu entrada
desde ahora y para siempre.
Plegaria pidiendo misericordia
Sal. 123.1-4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 A ti alcé mis ojos,
a ti que habitas en los cielos.
2 Como los ojos de los siervos miran la mano de sus señores,
y como los ojos de la sierva, la mano de su señora,
así nuestros ojos miran a Jehová, nuestro Dios,
hasta que tenga misericordia de nosotros.
3 Ten misericordia de nosotros, Jehová, ten misericordia de nosotros,
porque estamos muy hastiados del menosprecio.
4 Hastiada está nuestra alma de la burla de los que están satisfechos,
y del menosprecio de los soberbios.
Dios protege a su pueblo
Sal. 125.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Los que confían en Jehová son como el monte Sión,
que no se mueve, sino que permanece para siempre.
2 Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella,
así Jehová está alrededor de su pueblo
desde ahora y para siempre.
3 No reposará la vara de la impiedad
sobre la heredad de los justos;
no sea que extiendan los justos
sus manos a la maldad.
4 Haz bien, Jehová, a los buenos
y a los que son rectos en su corazón.
5 Mas a los que se apartan tras sus perversidades,
Jehová los llevará con los que hacen maldad.
¡La paz sea sobre Israel!
La bienaventuranza de quien teme a Jehová
Sal. 128.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,
que anda en sus caminos.
2 Cuando comas el trabajo de tus manos,
bienaventurado serás y te irá bien.
3 Tu mujer será como vid que lleva fruto
a los lados de tu casa;
tus hijos, como plantas de olivo
alrededor de tu mesa.
4 Así será bendecido el hombre
que teme a Jehová.
5 ¡Bendígate Jehová desde Sión,
y que veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,
6 y que veas a los hijos de tus hijos!
¡La paz sea sobre Israel!
Plegaria pidiendo la destrucción de los enemigos de Sión
Sal. 129.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Mucho me han angustiado desde mi juventud,
puede decir ahora Israel;
2 mucho me han angustiado desde mi juventud,
pero no prevalecieron contra mí.
3 Sobre mis espaldas araron los aradores,
hicieron largos surcos.
4 ¡Jehová es justo,
cortó las coyundas de los impíos!
5 Serán avergonzados y vueltos atrás
todos los que aborrecen a Sión.
6 Serán como la hierba de los tejados,
que se seca antes de crecer,
7 de la cual no llenó el segador su mano
ni sus brazos el que hace gavillas;
8 ni dijeron los que pasaban:
«La bendición de Jehová sea sobre vosotros.
¡Os bendecimos en el nombre de Jehová!».
Jehová redimirá a Israel
Sal. 130.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 De lo profundo, Jehová, a ti clamo.
2 Señor, oye mi voz;
estén atentos tus oídos
a la voz de mi súplica.
3 Jah, si miras los pecados,
¿quién, Señor, podrá mantenerse?
4 Pero en ti hay perdón,
para que seas reverenciado.
5 Esperé yo en Jehová;
esperó mi alma,
en su palabra he esperado.
6 Mi alma espera en Jehová
más que los centinelas la mañana,
más que los vigilantes la mañana.
7 Espere Israel en Jehová,
porque en Jehová hay misericordia
y abundante redención con él.
8 Él redimirá a Israel
de todos sus pecados.
La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos
Sal. 135.1-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Alabad el nombre de Jehová!
Alabadlo, siervos de Jehová,
2 los que estáis en la casa de Jehová,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 Alabad a Jah, porque él es bueno;
cantad salmos a su nombre, porque él es benigno,
4 porque Jah ha escogido a Jacob para sí,
a Israel por posesión suya.
5 Yo sé, ciertamente, que Jehová es grande,
y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
6 Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
en los cielos y en la tierra,
en los mares y en todos los abismos.
7 Hace subir las nubes de los extremos de la tierra;
hace los relámpagos para la lluvia;
saca de sus depósitos los vientos.
8 Él es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,
desde el hombre hasta la bestia.
9 Envió señales y prodigios en medio de ti, Egipto,
contra el faraón y contra todos sus siervos.
10 Destruyó a muchas naciones
y mató a reyes poderosos:
11 A Sehón, rey amorreo,
a Og, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
12 Y dio la tierra de ellos en heredad,
en heredad a Israel su pueblo.
13 ¡Jehová, eterno es tu nombre;
tu memoria, Jehová, de generación en generación!
14 Jehová juzgará a su pueblo
y se compadecerá de sus siervos.
15 Los ídolos de las naciones son plata y oro,
obra de manos de hombres.
16 Tienen boca y no hablan;
tienen ojos y no ven;
17 tienen orejas y no oyen;
tampoco hay aliento en sus bocas.
18 Semejantes a ellos son los que los hacen
y todos los que en ellos confían.
19 Casa de Israel, ¡bendecid a Jehová!
Casa de Aarón, ¡bendecid a Jehová!
20 Casa de Leví, ¡bendecid a Jehová!
Los que teméis a Jehová, ¡bendecid a Jehová!
21 Desde Sión sea bendecido Jehová,
que mora en Jerusalén.
¡Aleluya!
Alabanza por la misericordia eterna de Jehová
Sal. 136.1-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.
2 Alabad al Dios de los dioses,
porque para siempre es su misericordia.
3 Alabad al Señor de los señores,
porque para siempre es su misericordia:
4 al único que hace grandes maravillas,
porque para siempre es su misericordia;
5 al que hizo los cielos con entendimiento,
porque para siempre es su misericordia;
6 al que extendió la tierra sobre las aguas,
porque para siempre es su misericordia;
7 al que hizo las grandes lumbreras,
porque para siempre es su misericordia:
8 el sol para que señoree en el día,
porque para siempre es su misericordia;
9 la luna y las estrellas para que señoreen en la noche,
porque para siempre es su misericordia.
10 Al que hirió a Egipto en sus primogénitos,
porque para siempre es su misericordia.
11 Al que sacó a Israel de en medio de ellos,
porque para siempre es su misericordia,
12 con mano fuerte y brazo extendido,
porque para siempre es su misericordia.
13 Al que dividió el Mar Rojo en partes,
porque para siempre es su misericordia;
14 e hizo pasar a Israel por en medio de él,
porque para siempre es su misericordia;
15 y arrojó al faraón y a su ejército en el Mar Rojo,
porque para siempre es su misericordia.
16 Al que pastoreó a su pueblo por el desierto,
porque para siempre es su misericordia.
17 Al que hirió a grandes reyes,
porque para siempre es su misericordia;
18 y mató a reyes poderosos,
porque para siempre es su misericordia;
19 a Sehón, rey amorreo,
porque para siempre es su misericordia:
20 y a Og, rey de Basán,
porque para siempre es su misericordia.
21 Y dio la tierra de ellos en heredad,
porque para siempre es su misericordia.
22 En heredad a Israel su siervo,
porque para siempre es su misericordia.
23 Al que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros,
porque para siempre es su misericordia;
24 y nos rescató de nuestros enemigos,
porque para siempre es su misericordia.
25 Al que da alimento a todo ser viviente,
porque para siempre es su misericordia.
26 ¡Alabad al Dios de los cielos,
porque para siempre es su misericordia!
Alabanza por la justicia de Dios
Sal. 146.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Alaba, alma mía, a Jehová!
2 Alabaré a Jehová en mi vida;
cantaré salmos a mi Dios mientras viva.
3 No confiéis en los príncipes
ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación,
4 pues sale su aliento y vuelve a la tierra;
en ese mismo día perecen sus pensamientos.
5 Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob,
cuya esperanza está en Jehová su Dios,
6 el cual hizo los cielos y la tierra,
el mar, y todo lo que en ellos hay;
que guarda la verdad para siempre,
7 que hace justicia a los agraviados,
que da pan a los hambrientos.
Jehová liberta a los cautivos;
8 Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová levanta a los caídos;
Jehová ama a los justos.
9 Jehová guarda a los extranjeros;
al huérfano y a la viuda sostiene,
y el camino de los impíos trastorna.
10 Reinará Jehová para siempre;
tu Dios, Sión, de generación en generación.
¡Aleluya!
Mayo 22
Alabanza por el favor de Dios hacia Jerusalén
Sal. 147.1-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabad a Jah,
porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios,
porque suave y hermosa es la alabanza.
2 Jehová edifica a Jerusalén;
a los desterrados de Israel recogerá.
3 Él sana a los quebrantados de corazón
y venda sus heridas.
4 Él cuenta el número de las estrellas;
a todas ellas llama por sus nombres.
5 Grande es el Señor nuestro y mucho su poder,
y su entendimiento es infinito.
6 Jehová exalta a los humildes
y humilla a los impíos hasta la tierra.
7 Cantad a Jehová con alabanza,
cantad con arpa a nuestro Dios.
8 Él es quien cubre de nubes los cielos,
el que prepara la lluvia para la tierra,
el que hace a los montes producir hierba.
9 Él da a la bestia su mantenimiento
y a los hijos de los cuervos que claman.
10 No se deleita en la fuerza del caballo
ni se complace en la agilidad del hombre.
11 Se complace Jehová en los que lo temen
y en los que esperan en su misericordia.
12 ¡Alaba a Jehová, Jerusalén;
Sión, alaba a tu Dios!,
13 porque fortificó los cerrojos de tus puertas;
bendijo a tus hijos dentro de ti.
14 Él da en tus territorios la paz;
te hará saciar con lo mejor del trigo.
15 Él envía su palabra a la tierra;
velozmente corre su palabra.
16 Da la nieve como lana
y derrama la escarcha como ceniza.
17 Echa su hielo como pedazos;
ante su frío, ¿quién resistirá?
18 Enviará su palabra y los derretirá;
soplará su viento y fluirán las aguas.
19 Ha manifestado sus palabras a Jacob,
sus estatutos y sus juicios a Israel.
20 No ha hecho así con ninguna otra de las naciones;
y en cuanto a sus juicios, no los conocieron.
¡Aleluya!
Exhortación a la creación, para que alabe a Jehová
Sal. 148.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabad a Jehová desde los cielos;
alabadlo en las alturas.
2 Alabadlo, vosotros todos sus ángeles;
alabadlo, vosotros todos sus ejércitos.
3 Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, todas vosotras, lucientes estrellas.
4 Alabadlo, cielos de los cielos
y las aguas que están sobre los cielos.
5 Alaben el nombre de Jehová,
porque él mandó, y fueron creados.
6 Los hizo ser eternamente y para siempre;
les puso ley que no será quebrantada.
7 Alabad a Jehová desde la tierra,
los monstruos marinos y todos los abismos,
8 el fuego y el granizo, la nieve y el vapor,
y el viento de tempestad que ejecuta su palabra;
9 los montes y todos los collados,
el árbol de fruto y todos los cedros;
10 la bestia y todo animal,
reptiles y volátiles.
11 Los reyes de la tierra y todos los pueblos,
los príncipes y todos los jueces de la tierra;
12 los jóvenes y también las doncellas,
los ancianos y los niños.
13 Alaben el nombre de Jehová,
porque solo su nombre es enaltecido.
Su gloria es sobre tierra y cielos.
14 Él ha exaltado el poderío de su pueblo;
¡alábenlo todos sus santos, los hijos de Israel,
el pueblo a él cercano!
¡Aleluya!
Exhortación a Israel, para que alabe a Jehová
Sal. 149.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cantad a Jehová un cántico nuevo;
su alabanza sea en la congregación de los santos.
2 Alégrese Israel en su Hacedor;
los hijos de Sión se gocen en su Rey.
3 Alaben su nombre con danza;
con pandero y arpa a él canten,
4 porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo;
hermoseará a los humildes con la salvación.
5 Regocíjense los santos por su gloria
y canten aun sobre sus camas.
6 Exalten a Dios con sus gargantas
y con espadas de dos filos en sus manos,
7 para ejecutar venganza entre las naciones,
castigo entre los pueblos;
8 para aprisionar a sus reyes con grillos
y a sus nobles con cadenas de hierro;
9 para ejecutar en ellos el juicio decretado.
Gloria será esto para todos sus santos.
¡Aleluya!
Exhortación a alabar a Dios con instrumentos de música
Sal. 150.1-6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Alabad a Dios en su santuario;
alabadlo en la magnificencia de su firmamento.
2 Alabadlo por sus proezas;
alabadlo conforme a la muchedumbre de su grandeza.
3 Alabadlo a son de bocina;
alabadlo con salterio y arpa.
4 Alabadlo con pandero y danza;
alabadlo con cuerdas y flautas.
5 Alabadlo con címbalos resonantes;
alabadlo con címbalos de júbilo.
6 ¡Todo lo que respira alabe a Jah!
¡Aleluya!
Pacto de Dios con David
2 S. 7.1-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció que cuando ya el rey habitaba en una casa, después que Jehová le había dado paz con todos sus enemigos de alrededor,2 dijo el rey al profeta Natán:
—Mira ahora, yo habito en casa de cedro, mientras que el Arca de Dios está entre cortinas.
3 Natán respondió al rey:
—Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.
4 Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo:5 «Ve y di a mi siervo David: “Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar una casa en la que yo more?6 Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he peregrinado en una tienda que me servía de santuario.7 En todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he dicho acaso de alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel: ‘¿Por qué no me habéis edificado una casa de cedro?’.8 Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: ‘Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueras príncipe de mi pueblo Israel;9 y he estado contigo dondequiera que has ido, he exterminado delante de ti a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.10 Además, yo fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré allí, para que habite en él y nunca más sea removido, ni los inicuos lo aflijan más, como antes,11 en el tiempo en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te haré descansar de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te edificará una casa.12 Y cuando tus días se hayan cumplido y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual saldrá de tus entrañas, y afirmaré su reino.13 Él edificará una casa para mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.14 Yo seré padre para él, y él será hijo para mí. Si hace mal, yo lo castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;15 pero no apartaré mi misericordia de él como la aparté de Saúl, a quien quité de delante de ti.16 Tu casa y tu reino permanecerán siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente’ ”».
17 Así, conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, habló Natán a David.18 Entonces entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: «Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?19 Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová?20 ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová.21 Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.22 Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.23 ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque Dios fue para rescatarlo como pueblo suyo, para ponerle nombre, para hacer cosas grandes a su favor, y obras terribles en tu tierra, por amor de tu pueblo, el que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses.24 Porque tú estableciste a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, eres su Dios.
25 »Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho.26 Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: “Jehová de los ejércitos es el Dios de Israel”; y que la casa de tu siervo David se mantenga firme delante de ti.27 Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, has hecho esta revelación al oído de tu siervo, diciendo: “Yo te edificaré Casa”. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica.28 Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo.29 Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre».
1 Cr. 17.1-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Viviendo ya David en su casa, dijo al profeta Natán:
—Mira, yo habito en casa de cedro, mientras el Arca del pacto de Jehová está bajo cortinas.
2 Y Natán dijo a David:
—Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo.
3 Pero aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo:4 «Ve y di a David mi siervo: “Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa para que yo habite.5 Pues no he habitado en casa alguna desde el día en que saqué a los hijos de Israel hasta el día de hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.6 Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿acaso dije a alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentaran a mi pueblo: ‘¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?’ ”.7 Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueras príncipe sobre mi pueblo Israel.8 He estado contigo en todo cuanto has andado, he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré un nombre grande, como el nombre de los grandes de la tierra.9 Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los malhechores lo sigan oprimiendo, como antes,10 como en el tiempo cuando puse jueces sobre mi pueblo Israel; sino que humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa.11 Cuando se cumplan los días para que vayas con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino.12 Él me edificará Casa, y yo confirmaré su trono eternamente.13 Seré para él como padre, y él será para mí un hijo; no apartaré de él mi misericordia, como hice con aquel que fue antes de ti;14 sino que lo confirmaré en mi Casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre”».
15 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, habló Natán a David.
16 Entonces entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: «Jehová Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar?17 Y aun esto, Dios, te ha parecido poco, pues has hablado del porvenir de la casa de tu siervo, y me has mirado como a un hombre excelente, Jehová Dios.18 ¿Qué más puede decir David del honor que has dado a tu siervo, si tú conoces a tu siervo?19 Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta gran obra, haciendo notorias todas tus grandezas.20 Jehová, no hay nadie semejante a ti, ni hay Dios fuera de ti, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.21 ¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, al cual su Dios fue a rescatar, a fin de engrandecer su nombre por medio de prodigios y maravillas, arrojando a las naciones de delante de tu pueblo, al que tú rescataste de Egipto?22 Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios.
23 »Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho.24 Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: “Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel”. Y se mantenga la casa de tu siervo David firme en tu presencia.25 Porque tú, Dios mío, revelaste al oído de tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti.26 Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios, y has prometido a tu siervo este bien;27 y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y bendita será para siempre».
Mayo 23
David extiende sus dominios
2 S. 8.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Después de esto, aconteció que David derrotó a los filisteos, los sometió y tomó a Meteg-ama de manos de los filisteos.2 Derrotó también a los de Moab, y los midió con una cuerda, haciéndolos tenderse en tierra; los que quedaban a lo largo de dos cuerdas los condenó a morir, y a una cuerda llena la dejó con vida. Y fueron los moabitas siervos de David, pagando tributo.
3 Asimismo derrotó David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, al ir este a recuperar su territorio al río Éufrates.4 David les capturó mil setecientos hombres de a caballo y veinte mil hombres de a pie, y mutiló los caballos de todos los carros, pero dejó suficientes para cien carros.
5 Y vinieron los sirios de Damasco para dar ayuda a Hadad-ezer, rey de Soba; pero David hirió a veintidós mil hombres entre los sirios.6 Puso luego David una guarnición en Siria de Damasco, y los sirios quedaron sometidos a David, pagando tributo. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue.
7 Después tomó David los escudos de oro que traían los siervos de Hadad-ezer y los llevó a Jerusalén.8 Asimismo tomó el rey David gran cantidad de bronce de Beta y de Berotai, ciudades de Hadad-ezer.
9 Toi, rey de Hamat, supo que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer,10 y le envió a su hijo Joram para que lo saludara pacíficamente y lo bendijera, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido, ya que Toi era enemigo de Hadad-ezer. Joram llevaba en su mano utensilios de plata, de oro y de bronce,11 los cuales el rey David dedicó a Jehová, junto con la plata y el oro que le había consagrado, provenientes de todas las naciones que había sometido:12 de los sirios, los moabitas, los amonitas, los filisteos, los amalecitas, y del botín de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
13 Así ganó David fama. Cuando regresaba de derrotar a los sirios, destrozó a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal.
1 Cr. 18.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Después de estas cosas aconteció que David derrotó a los filisteos, los humilló y les arrebató Gat y sus villas.2 También derrotó a Moab, y los moabitas fueron siervos de David, y le pagaban tributo.
3 Asimismo derrotó David a Hadad-ezer, rey de Soba, en Hamat, cuando este iba a asegurar su dominio sobre la región del Éufrates.4 David le capturó mil carros, siete mil soldados de los carros y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David los caballos de todos los carros, excepto los de cien carros que dejó.
5 Luego llegaron los sirios de Damasco en ayuda de Hadad-ezer, rey de Soba, pero David hirió de ellos veintidós mil hombres.6 Y puso David una guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, sometidos a tributo; pues Jehová daba la victoria a David dondequiera que iba.
7 Tomó también David los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadad-ezer, y los llevó a Jerusalén.8 Asimismo de Tibhat y de Cun, ciudades de Hadad-ezer, tomó David muchísimo bronce, con el que Salomón hizo el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.
9 Cuando oyó Toi, rey de Hamat, que David había deshecho todo el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba,10 envió a Adoram, su hijo, al rey David, para saludarlo y bendecirlo por haber peleado contra Hadad-ezer y haberlo vencido, ya que Toi estaba en guerra con Hadad-ezer. Le envió también toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce;11 los cuales el rey David dedicó a Jehová, junto a la plata y el oro que había tomado de todas las naciones de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.
12 Además de esto, Abisai hijo de Sarvia destrozó en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas.
Mictám de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-Naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab y destrozó a doce mil de Edom en el valle de la Sal.
Plegaria pidiendo ayuda contra el enemigo
Sal. 60.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Tú, Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste;
te has airado. ¡Vuélvete a nosotros!
2 Hiciste temblar la tierra, la has hendido;
¡sana sus fracturas, porque titubea!
3 Has hecho ver a tu pueblo cosas duras;
nos hiciste beber vino de aturdimiento.
4 Has dado a los que te temen bandera
que alcen por causa de la verdad.
5 ¡Para que se libren tus amados,
salva con tu diestra y óyeme!
6 Dios ha dicho en su santuario:
«Yo me alegraré; repartiré a Siquem
y mediré el valle de Sucot.
7 Mío es Galaad y mío es Manasés;
Efraín es la fortaleza de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
8 Moab, vasija para lavarme;
sobre Edom echaré mi calzado;
me regocijaré sobre Filistea».
9 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me llevará hasta Edom?
10 ¿No serás tú, Dios, que nos habías desechado
y no salías, Dios, con nuestros ejércitos?
11 Danos socorro contra el enemigo,
porque vana es la ayuda de los hombres.
12 Con Dios haremos proezas,
y él aplastará a nuestros enemigos.
Petición de ayuda contra el enemigo
Sal. 108.6-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 Para que sean librados tus amados,
salva con tu diestra y respóndeme.
7 Dios ha dicho en su santuario:
«¡Yo me alegraré; repartiré a Siquem
y mediré el valle de Sucot!
8 Mío es Galaad, mío es Manasés
y Efraín es la fortaleza de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
9 Moab, la vasija para lavarme;
sobre Edom echaré mi calzado;
me regocijaré sobre Filistea».
10 ¿Quién me guiará a la ciudad fortificada?
¿Quién me guiará hasta Edom?
11 ¿No serás tú, Dios, que nos habías desechado
y no salías, Dios, con nuestros ejércitos?
12 Danos socorro contra el adversario,
porque vana es la ayuda del hombre.
13 En Dios haremos proezas
y él hollará a nuestros enemigos.
Edom queda sometido a David
2 S. 8.14 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Además, puso guarnición en Edom; por todo Edom puso guarnición, y todos los edomitas quedaron sometidos a David. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue.
1 Cr. 18.13 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Puso una guarnición en Edom, y todos los edomitas fueron siervos de David; pues Jehová daba el triunfo a David dondequiera que iba.
Oficiales de David
2 S. 8.15-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Reinó David sobre todo Israel, actuando con justicia y rectitud para con todo su pueblo.16 Joab hijo de Sarvia era general de su ejército, y Josafat hijo de Ahilud, el cronista;17 Sadoc hijo de Ahitob y Ahimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Seraías, el escriba;18 Benaía hijo de Joiada mandaba a los cereteos y peleteos, y los hijos de David eran los príncipes.
2 S. 20.23-26 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Así quedó Joab al mando de todo el ejército de Israel, Benaía hijo de Joiada al frente de los cereteos y peleteos,24 Adoram como jefe de los tributos, y Josafat hijo de Ahilud era el cronista.25 Seva era el escriba, y Sadoc y Abiatar, los sacerdotes.26 Ira, el jaireo, fue también sacerdote de David.
1 Cr. 18.14-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Reinó David sobre todo Israel, y juzgaba con justicia a todo su pueblo.15 Joab hijo de Sarvia era general del ejército, y Josafat hijo de Ahilud, canciller.16 Sadoc hijo de Ahitob, y Abimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes, y Savsa, secretario.17 Benaía hijo de Joiada estaba sobre los cereteos y peleteos; y los hijos de David eran los principales ayudantes del rey.
Mayo 24
Los valientes de David
2 S. 23.8-39 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: Joseb-basebet, el tacmonita, el principal de los capitanes, que era Adino, el eznita, quien mató a ochocientos hombres en una ocasión.9 Después de él, Eleazar hijo de Dodo, el ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla, y los hombres de Israel retrocedían.10 Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó y se le quedó pegada a la espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y el pueblo volvió tras él tan sólo para recoger el botín.
11 Después de este fue Sama hijo de Age, el ararita. Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas y el pueblo huyó delante de los filisteos.12 Pero él se paró en medio de aquel terreno, lo defendió y derrotó a los filisteos. Así dio Jehová una gran victoria.
13 Un día, en tiempo de la siega, tres de los treinta jefes descendieron y se unieron a David en la cueva de Adulam, mientras los filisteos acampaban en el valle de Refaim.14 David estaba entonces en la fortaleza y había en Belén una guarnición de los filisteos.15 Y dijo David con vehemencia: «¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!».
16 Entonces los tres valientes irrumpieron en el campamento de los filisteos, sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta, se la llevaron y la trajeron a David; pero él no la quiso beber, sino que la derramó como ofrenda para Jehová diciendo:17 «Lejos de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los hombres que fueron allí con peligro de su vida?». Y no quiso beberla.
Los tres valientes hicieron esto.
18 Abisai, hermano de Joab e hijo de Sarvia, era el principal de los treinta. Este alzó su lanza contra trescientos hombres, a quienes mató, y ganó renombre entre los tres.19 Era el más renombrado de los treinta, y llegó a ser su jefe, pero no igualó a los tres primeros.
20 Después, Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón esforzado, grande en proezas, de Cabseel. Este mató a dos leones de Moab; él mismo descendió y mató a un león en medio de un foso, cuando estaba nevando.21 También mató él a un egipcio, hombre de gran estatura; tenía el egipcio una lanza en su mano, pero descendió contra él con un palo, arrebató al egipcio la lanza de la mano y lo mató con su propia lanza.22 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y ganó renombre entre los tres valientes.23 Se destacó entre los treinta, pero no igualó a los tres primeros. David lo puso como jefe de su guardia personal.
24 Estaban asimismo entre los treinta, Asael, hermano de Joab; Elhanán hijo de Dodo, de Belén;25 Sama, el harodita; Elica, el harodita;26 Heles, el paltita; Ira hijo de Iques, el tecoíta;27 Abiezer, el anatotita; Mebunai, el husatita;28 Salmón, el ahohíta; Maharai, el netofatita;29 Heleb hijo de Baana, el netofatita; Itai hijo de Ribai, de Gabaa de los hijos de Benjamín;30 Benaía, el piratonita; Hidai, del arroyo Gaas;31 Abi-albón, el arbatita; Azmavet, el barhumita;32 Eliaba, el saalbonita; Jonatán, de los hijos de Jasén;33 Sama, el ararita; Ahíam hijo de Sarar, el ararita;34 Elifelet hijo de Ahasbai hijo de Maaca; Eliam hijo de Ahitofel, el gilonita;35 Hezrai, el carmelita; Paarai, el arbita;36 Igal hijo de Natán, de Soba; Bani, el gadita;37 Selec, el amonita; Naharai, el beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia;38 Ira, el itrita; Gareb, el itrita,39 y Urías, el heteo. En total, treinta y siete.
1 Cr. 11.10-47 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Estos son los jefes de los valientes que David tuvo, los que le ayudaron en su reino, junto con todo Israel, para hacerle reinar sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová.
11 Esta es la lista de los valientes que David tuvo: Jasobeam hijo de Hacmoni, caudillo de los treinta, el cual blandió su lanza una vez contra trescientos, a los cuales mató.12 Después de este estaba Eleazar hijo de Dodo, el ahohíta, el cual era de los tres valientes.13 Este estuvo con David en Pasdamim, donde los filisteos se habían concentrado para la batalla. Había allí una parcela de tierra llena de cebada, y cuando el pueblo huyó delante de los filisteos,14 él se puso en medio de la parcela, la defendió y venció a los filisteos, pues Jehová los favoreció con una gran victoria.
15 Tres de los treinta jefes descendieron a la peña a encontrarse con David, a la cueva de Adulam, cuando el campamento de los filisteos se hallaba en el valle de Refaim.16 David estaba entonces en la fortaleza, mientras una guarnición de los filisteos ocupaba Belén.17 David expresó este deseo: «¡Quién me diera de beber de las aguas del pozo de Belén, que está a la puerta!».18 Y aquellos tres irrumpieron en el campamento de los filisteos, sacaron agua del pozo de Belén, que está a la puerta, la tomaron y se la llevaron a David; pero él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, y dijo:19 «Guárdeme mi Dios de hacer esto. ¿Voy acaso a beber la sangre y la vida de estos hombres que con peligro de sus vidas la han traído?». Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes.
20 Abisai, hermano de Joab, era jefe de los treinta. Una vez, blandió su lanza contra trescientos hombres y los mató. Así ganó renombre entre los tres.21 Fue el más ilustre de los treinta, pues llegó a ser su jefe, pero no igualó a los tres primeros.
22 Benaía hijo de Joiada era hijo de un hombre valiente de Cabseel, de grandes hazañas; él venció a los dos leones de Moab; también descendió y mató a un león en un foso, en medio de una nevada.23 Él mismo venció a un egipcio, hombre de cinco codos de estatura; y el egipcio traía una lanza como un rodillo de tejedor, pero él descendió con un palo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano y lo mató con su misma lanza.24 Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y conquistó renombre entre los tres valientes.25 Fue el más distinguido de los treinta, pero no igualó a los tres primeros. A este puso David en su guardia personal.
26 Los valientes de los ejércitos eran: Asael, hermano de Joab, Elhanan hijo de Dodo, el de Belén,27 Samot, el harodita, Heles, el pelonita;28 Ira hijo de Iques, el tecoíta, Abiezer, el anatotita,29 Sibecai, el husatita, Ilai, el ahohíta,30 Maharai, el netofatita, Heled hijo de Baana, el netofatita,31 Itai hijo de Ribai, de Gabaa, de los hijos de Benjamín, Benaía, el piratonita,32 Hurai, del río Gaas, Abiel, el arbatita,33 Azmavet, el barhumita, Eliaba, el saalbonita,34 los hijos de Hasem, el gizonita, Jonatán hijo de Sage, el ararita,35 Ahíam hijo de Sacar, el ararita, Elifal hijo de Ur,36 Hefer, el mequeratita, Ahías, el pelonita,37 Hezro, el carmelita, Naarai hijo de Ezbai,38 Joel, hermano de Natán, Mibhar hijo de Hagrai,39 Selec, el amonita, Naharai, el beerotita, escudero de Joab hijo de Sarvia,40 Ira, el itrita, Gareb, el itrita,41 Urías, el heteo, Zabad hijo de Ahlai,42 Adina hijo de Siza, el rubenita, príncipe de los rubenitas, y treinta hombres con él,43 Hanán hijo de Maaca, Josafat, el mitnita,44 Uzías, el astarotita, Sama y Jehiel hijos de Hotam, el aroerita;45 Jediael hijo de Simri, y Joha, su hermano, el tizita,46 Eliel, el mahavita, Jerebai y Josavía hijos de Elnaam, Itma, el moabita,47 Eliel, Obed, y Jaasiel, el mesobaíta.
Mayo 25
Otros funcionarios del reino
1 Cr. 27.1-22,25-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Estos son los principales de los hijos de Israel, jefes de familias, jefes de millares y de centenas, y funcionarios que servían al rey en todos los negocios de las divisiones militares que se relevaban cada mes durante todo el año. Cada división era de veinticuatro mil hombres.
2 Sobre la primera división, la del primer mes, estaba Jasobeam hijo de Zabdiel; y tenía su división veinticuatro mil.3 Descendiente de Fares, él fue jefe de todos los capitanes de las compañías que prestaban servicios el primer mes.
4 Sobre la división del segundo mes estaba Dodai, el ahohíta; y Miclot era jefe en esta división, en la que también había veinticuatro mil.
5 El jefe de la tercera división, que servía el tercer mes, era Benaía, hijo del sumo sacerdote Joiada; y en su división había veinticuatro mil.6 Este Benaía era valiente entre los treinta y sobre los treinta; y en su división estaba su hijo Amisabad.
7 El cuarto jefe, para el cuarto mes, era Asael, hermano de Joab, y le sucedió su hijo Zebadías; y en su división había veinticuatro mil.
8 El quinto jefe, para el quinto mes, era Samhut, el izraíta; y en su división había veinticuatro mil.
9 El sexto jefe, para el sexto mes, era Ira hijo de Iques, de Tecoa; y en su división había veinticuatro mil.
10 El séptimo jefe, para el séptimo mes, era Heles, el pelonita, de los hijos de Efraín; y en su división había veinticuatro mil.
11 El octavo jefe, para el octavo mes, era Sibecai, el husatita, de los zeraítas; y en su división había veinticuatro mil.
12 El noveno jefe, para el noveno mes, era Abiezer, el anatotita, de los benjamitas; y en su división había veinticuatro mil.
13 El décimo jefe, para el décimo mes, era Maharai, el netofatita, de los zeraítas; y en su división había veinticuatro mil.
14 El undécimo jefe, para el undécimo mes, era Benaía, el piratonita, de los hijos de Efraín; y en su división había veinticuatro mil.
15 El duodécimo jefe, para el duodécimo mes, era Heldai, el netofatita, de Otoniel; y en su división había veinticuatro mil.
16 Los jefes de las tribus de Israel eran: De los rubenitas, Eliezer hijo de Zicri; de los simeonitas, Sefatías hijo de Maaca.17 De los levitas, Hasabías hijo de Kemuel; de los de Aarón, Sadoc.18 De Judá, Eliú, uno de los hermanos de David; de los de Isacar, Omri hijo de Micael.19 De los de Zabulón, Ismaías hijo de Abdías; de los de Neftalí, Jerimot hijo de Azriel.20 De los hijos de Efraín, Oseas hijo de Azazías; de la media tribu de Manasés, Joel hijo de Pedaías.21 De la otra media tribu de Manasés, en Galaad, Iddo hijo de Zacarías; de los de Benjamín, Jaasiel hijo de Abner.22 Y de Dan, Azareel hijo de Jeroham. Estos fueron los jefes de las tribus de Israel.
25 Azmavet hijo de Adiel tenía a su cargo los tesoros del rey; y Jonatán hijo de Uzías era el encargado de los tesoros de los campos, las ciudades, las aldeas y las torres.26 Al frente de los que trabajaban en la labranza de las tierras estaba Ezri hijo de Quelub.27 De las viñas, Simei, el ramatita; y del fruto de las viñas para las bodegas, Zabdi, el sifmita.28 De los olivares e higuerales de la Sefela, Baal-hanán, el gederita; y de los almacenes del aceite, Joás.29 Del ganado que pastaba en Sarón, Sitrai, el saronita; y del ganado que estaba en los valles, Safat hijo de Adlai.30 De los camellos, Obil, el ismaelita; de las asnas, Jehedías, el meronotita;31 y de las ovejas, Jaziz, el agareno. Todos estos eran administradores de la hacienda del rey David.
32 Jonatán, tío de David, era consejero, hombre prudente y escriba; mientras Jehiel hijo de Hacmoni estaba con los hijos del rey.33 También Ahitofel era consejero del rey, y Husai, el arquita, amigo del rey.34 Después de Ahitofel estaba Joiada hijo de Benaía y Abiatar. Joab era el jefe del ejército del rey.
David y Mefi-boset
2 S. 9.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Preguntó David: «¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl a quien pueda yo favorecer por amor de Jonatán?».2 Había un siervo de la casa de Saúl llamado Siba, al cual llamaron para que viniera ante David. Y el rey le preguntó:
—¿Eres tú Siba?
—Sí, para servirte—respondió él.
3 El rey le dijo:
—¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, para que yo lo favorezca con la misericordia de Dios?
Respondió Siba al rey:
—Aún queda un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.
4 —¿Dónde está?—le preguntó entonces el rey.
Siba respondió al rey:
—Está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.
5 Entonces el rey David mandó a traerlo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.6 Al llegar Mefi-boset hijo de Jonatán hijo de Saúl, ante David, se postró sobre su rostro e hizo una reverencia. David le dijo:
—Mefi-boset.
—Aquí tienes a tu siervo—respondió él.
7 Luego David añadió:
—No tengas temor, porque a la verdad yo tendré misericordia contigo por amor de Jonatán tu padre. Te devolveré todas las tierras de tu padre Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.
8 Inclinándose él dijo:
—¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?
9 Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo:
—Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.10 Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset, el hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa.
Siba, que tenía quince hijos y veinte siervos,11 respondió al rey:
—Conforme a todo lo que ha mandado mi señor, el rey, a su siervo, así lo hará tu siervo.
—Mefi-boset—dijo el rey—comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
12 Tenía Mefi-boset un hijo pequeño, llamado Micaía. Todos los que vivían en la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset.13 Pero Mefi-boset, que estaba lisiado de ambos pies, vivía en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey.
Derrotas de amonitas y sirios
2 S. 10.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Después de esto, aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó en lugar suyo su hijo Hanún.2 Dijo David: «Yo tendré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la tuvo conmigo». Y envió David a sus siervos para que lo consolaran por su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los hijos de Amón,3 los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún, su señor: «¿Crees acaso que por honrar a tu padre, David te ha enviado mensajeros a que te consuelen? ¿No te ha enviado David sus siervos para reconocer la ciudad, inspeccionarla y destruirla?».
4 Entonces Hanún tomó a los siervos de David, les rapó la mitad de la barba, les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los despidió.5 Cuando se le hizo saber esto a David, envió gente a su encuentro, porque ellos estaban en extremo avergonzados. Y el rey les mandó a decir: «Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a nacer la barba, y entonces volved».
6 Viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, mandaron a tomar a sueldo veinte mil hombres de a pie entre los sirios de Bet-rehob y los sirios de Soba, mil hombres del rey de Maaca, y doce mil hombres de Is-tob.7 Cuando David oyó esto, envió a Joab con todo el ejército de los valientes.8 Los hijos de Amón salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, de Rehob, de Is-tob y de Maaca tomaron posiciones aparte en el campo.9 Viendo, pues, Joab que se le presentaba la batalla de frente y desde la retaguardia, seleccionó a lo mejor de los escogidos de Israel, y se puso en orden de batalla contra los sirios.10 Entregó luego el resto del ejército en manos de su hermano Abisai, y lo alineó frente a los amonitas.11 Y dijo: «Si los sirios pueden más que yo, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pueden más que tú, yo te daré ayuda.12 Ten fortaleza, esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios. Que Jehová haga lo que bien le parezca».
13 Se acercó Joab, y el pueblo que con él estaba, para pelear contra los sirios; pero ellos huyeron delante de él.14 Entonces los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos ante Abisai y se refugiaron en la ciudad, mientras que Joab dejó de luchar contra los hijos de Amón y volvió a Jerusalén.
15 Pero los sirios, al ver que habían sido derrotados por Israel, se volvieron a reunir.16 Hadad-ezer mandó a buscar a los sirios que estaban al otro lado del Éufrates, los cuales llegaron a Helam comandados por Sobac, general del ejército de Hadad-ezer.17 Cuando le fue dado aviso, David reunió a todo Israel, pasó el Jordán y llegó a Helam. Los sirios se pusieron en orden de batalla contra David y pelearon contra él.18 Pero los sirios huyeron delante de Israel, y David les mató a la gente de setecientos carros, y cuarenta mil hombres de a caballo. Hirió también a Sobac, general del ejército, quien murió allí.19 Cuando todos los reyes que ayudaban a Hadad-ezer vieron cómo habían caído derrotados ante Israel, hicieron las paces con Israel y les quedaron sometidos. De ahí en adelante, los sirios temieron seguir ayudando a los hijos de Amón.
1 Cr. 19.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Después de estas cosas aconteció que murió Nahas, rey de los hijos de Amón, y reinó en su lugar su hijo.2 Y dijo David: «Tendré misericordia con Hanún hijo de Nahas, porque también su padre tuvo conmigo misericordia». Así David envió embajadores para que lo consolaran de la muerte de su padre. Pero cuando llegaron los siervos de David a la tierra de los hijos de Amón, donde estaba Hanún, para consolarlo,3 los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún: «¿Según tu parecer ha enviado David a consolarte porque quiere honrar a tu padre? ¿No vienen más bien sus siervos a ti para espiar, examinar y reconocer la tierra?».
4 Entonces Hanún tomó a los siervos de David y los rapó, les cortó los vestidos por la mitad, hasta las nalgas, y los despachó.5 Se fueron luego, y cuando llegó a David la noticia sobre aquellos hombres, envió a recibirlos, porque estaban muy avergonzados. El rey mandó que les dijeran: «Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y entonces volveréis».
6 Al ver los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, Hanún y los hijos de Amón enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y gente de a caballo de Mesopotamia, de Siria, de Maaca y de Soba.7 Y tomaron a sueldo treinta y dos mil carros, y al rey de Maaca y a su ejército, los cuales vinieron y acamparon delante de Medeba. Y se reunieron también los hijos de Amón en sus ciudades y acudieron a la guerra.
8 Cuando David lo supo, envió a Joab con todo el ejército de los hombres valientes.9 Los amonitas salieron y ordenaron la batalla a la entrada de la ciudad; y los reyes que habían venido estaban aparte en el campo.10 Y viendo Joab que el ataque contra él había sido dispuesto por el frente y por la retaguardia, escogió de los más aventajados que había en Israel, y con ellos ordenó su ejército contra los sirios.11 Puso luego el resto de la gente al mando de Abisai, su hermano, y los organizó en orden de batalla contra los amonitas.12 Y dijo: «Si los sirios son más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas son más fuertes que tú, yo te ayudaré.13 Esfuérzate, y esforcémonos por nuestro pueblo, y por las ciudades de nuestro Dios; y haga Jehová lo que bien le parezca».
14 Entonces avanzó Joab con el pueblo que traía consigo, para pelear contra los sirios; pero ellos huyeron delante de él.15 Cuando los amonitas vieron que los sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai, hermano de Joab, y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió a Jerusalén.
16 Al ver los sirios que habían caído delante de Israel, enviaron embajadores, y trajeron a los sirios que estaban al otro lado del Éufrates, cuyo capitán era Sofac, general del ejército de Hadad-ezer.17 Luego que fue dado aviso a David, reunió a todo Israel, cruzó el Jordán, llegó adonde estaban y ordenó batalla contra ellos. David ordenó su tropa contra los sirios, y estos pelearon contra él.18 Pero el pueblo sirio huyó delante de Israel; y mató David de los sirios a siete mil hombres de los carros y cuarenta mil hombres de a pie; asimismo mató a Sofac, general del ejército.19 Cuando los siervos de Hadad-ezer vieron que habían caído delante de Israel, concertaron paz con David y quedaron sometidos a él. A partir de entonces, el pueblo sirio nunca más quiso ayudar a los amonitas.
Mayo 26
David y Betsabé
2 S. 11.1-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, junto a sus siervos y a todo Israel, y ellos derrotaron a los amonitas y sitiaron a Rabá, mientras David se quedó en Jerusalén.
2 Un día, al caer la tarde, se levantó David de su lecho, y se paseaba sobre el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.3 Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: «Aquella es Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías, el heteo».4 Envió David mensajeros que la trajeran, y la tomó; cuando llegó, él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y regresó a su casa.
5 La mujer concibió y mandó a decir a David: «Estoy encinta».6 Entonces David envió a decir a Joab: «Envíame a Urías, el heteo». Y Joab envió a Urías a David.7 Cuando Urías llegó ante él, David le preguntó por la salud de Joab, por la salud del pueblo y por la marcha de la guerra.8 Después dijo David a Urías: «Desciende a tu casa, y lava tus pies».
Cuando Urías salió de la casa del rey, le enviaron un presente de la mesa real.9 Pero Urías durmió a la puerta de la casa del rey, con todos los guardias de su señor, y no descendió a su casa.10 Le hicieron saber esto a David diciendo: «Urías no ha descendido a su casa». Entonces David dijo a Urías:
—¿Acaso no vienes de viaje? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
11 Urías respondió a David:
—El Arca, Israel y Judá habitan bajo tiendas; mi señor Joab y los siervos de mi señor, en el campo; ¿cómo iba yo a entrar en mi casa para comer y beber, y dormir con mi mujer? ¡Por vida tuya y por vida de tu alma, nunca haré tal cosa!
12 David dijo entonces a Urías:
—Quédate aquí hoy también, y mañana te despediré.
Se quedó Urías aquel día y el siguiente en Jerusalén.13 David lo convidó a comer y a beber con él hasta embriagarlo. Por la tarde salió a dormir en su cama, junto a los guardias de su señor; pero no descendió a su casa.
14 A la mañana siguiente, escribió David una carta a Joab, la cual envió por mano de Urías.15 En ella decía: «Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y alejaos de él, para que sea herido y muera».
16 Así, cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes.17 Salieron los de la ciudad y pelearon contra Joab; cayeron algunos del ejército de los siervos de David, y murió también Urías, el heteo.
18 Entonces Joab mandó a comunicar a David todos los asuntos de la guerra.19 Y dio esta orden al mensajero: «Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra,20 si el rey comienza a enojarse, y te dice: “¿Por qué os habéis acercado tanto a la ciudad para combatir? ¿No sabíais lo que suelen tirar desde el muro?21 ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No arrojó una mujer desde el muro un pedazo de rueda de molino, y murió él en Tebes? ¿Por qué os habéis acercado tanto al muro?”. Entonces tú le dirás: “También tu siervo Urías, el heteo, ha muerto”».
22 Partió el mensajero y, al llegar, contó a David todo aquello que Joab le había mandado.23 Dijo el mensajero a David:
—Pudieron más que nosotros los hombres que salieron al campo en contra nuestra, bien que les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta;24 pero los flecheros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; también murió tu siervo Urías, el heteo.
25 David respondió al mensajero:
—Así dirás a Joab: “No tengas pesar por esto, porque la espada consume, ora a uno, ora a otro; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas”. Y tú aliéntale.
26 Al oir la mujer de Urías que su marido Urías había muerto, hizo duelo por él.27 Pasado el luto, envió David por ella, la trajo a su casa y la hizo su mujer; ella le dio a luz un hijo. Pero esto que David había hecho fue desagradable ante los ojos de Jehová.
Natán amonesta a David
2 S. 12.1-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová envió a Natán ante David, quien al llegar le dijo:
—Había dos hombres en una ciudad, uno rico y el otro pobre.2 El rico tenía numerosas ovejas y vacas,3 pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado, bebiendo de su vaso y durmiendo en su seno igual que una hija.4 Un día llegó un viajero a visitar al hombre rico, y este no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas para dar de comer al caminante que había venido a visitarlo, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para quien había llegado de visita.
5 Se encendió el furor de David violentamente contra aquel hombre, y dijo a Natán:
—¡Vive Jehová, que es digno de muerte el que tal hizo!6 Debe pagar cuatro veces el valor de la cordera, por haber hecho semejante cosa y no mostrar misericordia.
7 Entonces dijo Natán a David:
—Tú eres ese hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey de Israel y te libré de manos de Saúl,8 te entregué la casa de tu señor y puse en tus brazos a sus mujeres; además te di la casa de Israel y de Judá; y como si esto fuera poco, te habría añadido mucho más.9 ¿Por qué, pues, has tenido en poco la palabra de Jehová, y hecho lo malo delante de sus ojos? A Urías, el heteo, lo mataste a espada y tomaste a su esposa como mujer. Sí, a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón.10 Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste y tomaste la mujer de Urías, el heteo, para que fuera tu mujer”.11 Así ha dicho Jehová: “Yo haré que de tu misma casa se alce el mal contra ti. Tomaré a tus mujeres delante de tus ojos y las entregaré a tu prójimo, el cual se acostará con ellas a la luz del sol.12 Porque tú lo hiciste en secreto; pero yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol”.
13 Entonces dijo David a Natán:
—Pequé contra Jehová.
Natán dijo a David:
—También Jehová ha perdonado tu pecado; no morirás.14 Pero, por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido, ciertamente morirá.
15 Y Natán se fue a su casa.
Jehová hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente.16 Entonces David rogó a Dios por el niño; ayunó David, se retiró y se pasó la noche acostado en tierra.17 Los ancianos de su casa fueron a rogarle que se levantara del suelo, pero él no quiso, ni comió nada con ellos.
Salmo de David, cuando, después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta
Arrepentimiento, y plegaria pidiendo purificación
Sal. 51.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Ten piedad de mí, Dios,
conforme a tu misericordia;
conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones.
2 ¡Lávame más y más de mi maldad
y límpiame de mi pecado!,
3 porque yo reconozco mis rebeliones,
y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado;
he hecho lo malo delante de tus ojos,
para que seas reconocido justo en tu palabra
y tenido por puro en tu juicio.
5 En maldad he sido formado
y en pecado me concibió mi madre.
6 Tú amas la verdad en lo íntimo
y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo y seré limpio;
lávame y seré más blanco que la nieve.
8 Hazme oir gozo y alegría,
y se recrearán los huesos que has abatido.
9 Esconde tu rostro de mis pecados
y borra todas mis maldades.
10 ¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio,
y renueva un espíritu recto dentro de mí!
11 No me eches de delante de ti
y no quites de mí tu santo espíritu.
12 Devuélveme el gozo de tu salvación
y espíritu noble me sustente.
13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos
y los pecadores se convertirán a ti.
14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
cantará mi lengua tu justicia.
15 Señor, abre mis labios
y publicará mi boca tu alabanza,
16 porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
no quieres holocausto.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18 Haz bien con tu benevolencia a Sión.
Edifica los muros de Jerusalén.
19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.
David se repone de su crisis
2 S. 12.18-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Al séptimo día murió el niño. Los siervos de David temían hacerle saber que el niño había muerto, comentando entre sí: «Cuando el niño aún vivía, le hablábamos y no quería oir nuestra voz; ¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto?».
19 Pero David, viendo a sus siervos hablar entre sí, comprendió que el niño había muerto; por lo que preguntó David a sus siervos:
—¿Ha muerto el niño?
—Ha muerto—respondieron ellos.
20 David se levantó entonces de la tierra, se lavó y se ungió; cambió sus ropas, entró a la casa de Jehová y adoró. Después vino a su casa y pidió que le pusieran pan, y comió.21 Sus siervos le dijeron:
—¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía ayunabas y llorabas; cuando murió, te levantaste y comiste pan.
22 David respondió:
—Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, diciéndome: “¿Quién sabe si Dios tenga compasión de mí y viva el niño?”.23 Pero ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy hacia él, pero él no volverá a mí.
Nacimiento de Salomón
2 S. 12.24,25 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 David consoló a Betsabé, su mujer, se llegó a ella y durmió con ella. Ella le dio a luz un hijo y le puso por nombre Salomón. Jehová lo amó,25 y envió un mensaje por medio del profeta Natán; así le puso por nombre Jedidías, como había dicho Jehová.
David captura a Rabá
2 S. 12.26-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 Joab peleaba contra Rabá de los amonitas, y tomó la ciudad real.27 Entonces envió Joab mensajeros a David para decirle: «Yo he puesto sitio a Rabá y he tomado la ciudad de las aguas.28 Reúne, pues, ahora al pueblo que queda, acampa contra la ciudad y tómala, no sea que tome yo la ciudad y le pongan mi nombre».
29 David reunió a todo el pueblo, partió hacia Rabá, combatió contra ella y la tomó.30 Después quitó la corona de la cabeza de su rey, la cual pesaba un talento de oro y tenía piedras preciosas. Luego la pusieron sobre la cabeza de David, quien sacó muy grande botín de la ciudad.31 Hizo salir además a la gente que estaba en ella, y la puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y hachas de hierro; también la hizo trabajar en los hornos de ladrillos. Lo mismo hizo con todas las ciudades de los hijos de Amón. Entonces regresó David con todo el pueblo a Jerusalén.
1 Cr. 20.1-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Al año siguiente, en el tiempo en que suelen los reyes salir a la guerra, Joab sacó las fuerzas del ejército y destruyó la tierra de los amonitas. Luego fue y sitió a Rabá, mientras David estaba en Jerusalén. Joab atacó a Rabá y la destruyó.2 Entonces tomó David la corona de encima de la cabeza del rey de Rabá, y descubrió que pesaba un talento de oro. Había en ella piedras preciosas; y fue puesta sobre la cabeza de David. Además de esto sacó de la ciudad un botín muy grande.3 Sacó también al pueblo que estaba en ella, y lo puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los amonitas. Y volvió David con todo el ejército a Jerusalén.
Mayo 27
Amnón y Tamar
2 S. 13.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció después de esto que, teniendo Absalón hijo de David una hermana muy hermosa, llamada Tamar, Amnón hijo de David se enamoró de ella.2 Estaba Amnón tan angustiado que se enfermó a causa de su hermana Tamar, pues, por ser ella virgen, le parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna.3 Y tenía Amnón un amigo llamado Jonadab, hijo de Simea, hermano de David. Jonadab era un hombre muy astuto,4 y le dijo:
—Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas enflaqueciendo así? ¿No me lo revelarás a mí?
Amnón le respondió:
—Amo a Tamar, la hermana de mi hermano Absalón.
5 Jonadab le dijo:
—Acuéstate en tu cama y finge que estás enfermo; cuando tu padre venga a visitarte, dile: “Te ruego que Tamar, mi hermana, venga a darme de comer; que prepare alguna vianda en mi presencia para yo la vea y ella misma me la sirva”.
6 Se acostó, pues, Amnón, y fingió que estaba enfermo. El rey vino a visitarlo, y Amnón le dijo:
—Te ruego que venga mi hermana Tamar a preparar delante de mí dos hojuelas, y me las sirva con sus propias manos.
7 Entonces David envió a decir a Tamar a su casa:
—Ve ahora a casa de Amnón, tu hermano, y hazle de comer.
8 Tamar fue a casa de su hermano Amnón, que estaba acostado, tomó harina, la amasó, hizo hojuelas delante de él y las coció.9 Tomó luego la sartén y las sacó delante de él; pero él no quiso comer, sino que dijo: “Echad fuera de aquí a todos”. Y todos salieron de allí.10 Entonces Amnón dijo a Tamar:
«Trae la comida a la alcoba y dame de comer con tus manos».
Tamar tomó las hojuelas que había preparado y las llevó a su hermano Amnón a la alcoba.11 Cuando se las puso delante para que comiera, él la sujetó y le dijo:
—Ven, hermana mía, acuéstate conmigo.
12 Ella entonces le respondió:
—No, hermano mío, no me fuerces, pues no se debe hacer así en Israel. No cometas tal infamia.13 Porque ¿adónde iría yo con mi deshonra? Y aun tú serías estimado como un perverso en Israel. Te ruego pues, ahora, que hables al rey; él no se negará a entregarme a ti.
14 Pero él no la quiso oir y, como podía más que ella, la violentó y se acostó con ella.
15 Después Amnón la aborreció tan terriblemente, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón:
—Levántate y vete.
16 Ella le respondió:
—No hay razón; mayor mal es este de arrojarme, que el que me has hecho.
Pero él no la quiso oir,17 sino que llamando al criado que le servía, le dijo:
—Échame a esta fuera de aquí, y cierra tras ella la puerta.
18 Llevaba ella un vestido de diversos colores, traje que vestían las hijas vírgenes de los reyes. Su criado, pues, la echó fuera, y cerró la puerta tras ella.19 Entonces Tamar tomó ceniza y la esparció sobre su cabeza, rasgó el vestido de diversos colores que tenía puesto, y con las manos sobre la cabeza, se fue gritando.
20 Su hermano Absalón le dijo:
—¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; es tu hermano. Que no se angustie tu corazón por esto.
Tamar se quedó desconsolada en casa de su hermano Absalón.21 Cuando el rey David oyó todo esto, se enojó mucho.22 Pero Absalón no dijo a Amnón ni malo ni bueno, aunque Absalón aborrecía a Amnón porque había forzado a su hermana Tamar.
Venganza y huida de Absalón
2 S. 13.23-39 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Pasados dos años, Absalón, que tenía esquiladores en Baal-hazor, junto a Efraín, convidó a todos los hijos del rey.24 Se presentó Absalón al rey, y le dijo:
—Tu siervo tiene ahora esquiladores; ruego que vengan el rey y sus siervos con tu siervo.
25 El rey respondió a Absalón:
—No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos.
Aunque porfió con él, el rey no quiso ir, pero lo bendijo.26 Entonces dijo Absalón:
—Pues si no, te ruego que venga con nosotros Amnón, mi hermano.
—¿Para qué ha de ir contigo?—le respondió el rey.
27 Pero como Absalón insistía, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey.
28 Absalón había dado orden a sus criados diciendo: «Os ruego que miréis cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino; y al decir yo: “Herid a Amnón”, entonces matadlo. No temáis, pues yo os lo he mandado. Esforzaos, pues, y sed valientes».
29 Los criados de Absalón hicieron con Amnón como Absalón les había mandado. Entonces se levantaron todos los hijos del rey, y montando cada uno en su mula, huyeron.
30 Aún estaban en camino cuando llegó a David un rumor que decía: «Absalón ha dado muerte a todos los hijos del rey; ninguno de ellos ha quedado».31 Levantándose entonces David, rasgó sus vestidos y se echó en tierra; todos los criados que estaban junto a él, también se rasgaron los vestidos.32 Pero Jonadab, hijo de Simea, hermano de David, habló y dijo:
—No diga mi señor que han dado muerte a todos los jóvenes hijos del rey, pues sólo Amnón ha muerto; porque por mandato de Absalón había sido esto determinado desde el día en que Amnón forzó a su hermana Tamar.33 Por tanto, ahora no haga caso mi señor, el rey, de ese rumor que dice: “Todos los hijos del rey han muerto”, pues solo Amnón ha muerto,34 y Absalón ha huido.
Entre tanto, alzando sus ojos el joven que estaba de atalaya, miró y vio a mucha gente que venía por el camino que estaba a sus espaldas, del lado del monte.35 Entonces dijo Jonadab al rey:
—Son los hijos del rey, que vienen; tal como tu siervo había dicho.
36 Cuando acabó de hablar, llegaron los hijos del rey, y alzando su voz lloraron. También el mismo rey y todos sus siervos lloraron con muy grandes lamentos.37 Pero Absalón huyó y fue a refugiarse junto a Talmai hijo de Amiud, rey de Gesur. Y David lloraba por su hijo todos los días.38 Así huyó Absalón, se fue junto a Gesur y estuvo allá tres años.39 Y el rey David deseaba ver a Absalón, pues ya se había consolado de la muerte de Amnón.
Joab procura el regreso de Absalón
2 S. 14.1-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Conoció Joab hijo de Sarvia que el corazón del rey se inclinaba por Absalón,2 por lo que mandó a traer una mujer astuta de Tecoa, y le dijo: «Te ruego que finjas estar de duelo y te vistas ropas de luto; no te unjas con óleo, sino preséntate como una mujer que hace mucho tiempo está de duelo por algún muerto.3 Luego te presentarás al rey y le dirás de esta manera». Y le explicó Joab lo que debía decir.
4 Entró, pues, aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose sobre su rostro en tierra, hizo una reverencia, y dijo:
—¡Socórreme, oh rey!
5 —¿Qué tienes?—le dijo el rey.
Ella respondió:
—Yo a la verdad soy una mujer viuda; mi marido ha muerto.6 Tu sierva tenía dos hijos. Los dos riñeron en el campo, y como no había quien los separara, uno hirió al otro y lo mató.7 Y ahora toda la familia se ha levantado contra tu sierva, diciendo: “Entrega al asesino de su hermano, para que lo hagamos morir por la vida del hermano a quien él mató, y matemos también al heredero”. Así apagarán el ascua que me ha quedado, y dejarán a mi marido sin nombre ni descendencia sobre la tierra.
8 Entonces el rey dijo a la mujer:
—Vete a tu casa, y yo daré órdenes con respecto a ti.
9 La mujer de Tecoa dijo al rey:
—¡Rey y señor mío, que caiga la culpa sobre mí y sobre la casa de mi padre!, pero que el rey y su trono queden sin culpa.
10 El rey respondió:
—Al que hable contra ti, tráelo ante mí, y no te tocará más.
11 Dijo ella entonces:
—Te ruego, oh rey, que te acuerdes de Jehová, tu Dios, para que el vengador de la sangre no aumente el daño y no destruya a mi hijo.
Él respondió:
—¡Vive Jehová, que no caerá en tierra ni un cabello de la cabeza de tu hijo!
12 La mujer siguió diciendo:
—Te ruego que permitas a tu sierva decir algo a mi señor, el rey.
—Habla—respondió el rey.
13 La mujer añadió:
—¿Por qué, pues, has pensado tú cosa semejante contra el pueblo de Dios? Porque diciendo el rey estas cosas se confiesa culpable él mismo, por cuanto el rey no deja volver a su desterrado.14 Todos de cierto morimos y somos como agua derramada en tierra que no puede volver a recogerse. Ni Dios quita la vida, sino que provee medios para que el desterrado no siga alejado de él.15 Si yo venido ahora para decir esto al rey, mi señor, es porque el pueblo me ha atemorizado. Y tu sierva pensó: “Hablaré ahora al rey; quizá haga lo que su sierva le diga,16 pues el rey me oirá y librará a su sierva de manos del hombre que quiere extirparme a mí, junto con mi hijo, de la heredad de Dios”.17 Tu sierva dice pues: “Sea ahora de consuelo la respuesta de mi señor, el rey, pues mi señor, el rey, es como un ángel de Dios para discernir entre lo bueno y lo malo. Y que Jehová, tu Dios, sea contigo”.
18 Entonces David respondió a la mujer:
—Te ruego que no me ocultes nada de lo que yo te pregunte.
—Hable mi señor, el rey—dijo la mujer.
19 El rey preguntó:
—¿No está metida la mano de Joab en todas estas cosas?
La mujer respondió:
—¡Vive tu alma, rey señor mío, que no se aparta ni a derecha ni a izquierda todo lo que mi señor el rey ha hablado!; porque fue tu siervo Joab quien me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras.20 Para mudar el aspecto de las cosas, Joab, tu siervo, ha hecho esto. Pero mi señor es sabio, con la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer lo que hay en la tierra.
21 Luego el rey dijo a Joab:
—Mira, he decidido esto: vete y haz volver al joven Absalón.
22 Joab se postró en tierra sobre su rostro, hizo una reverencia, y después que bendijo al rey, dijo:
—Hoy ha entendido tu siervo: he hallado gracia a tus ojos, rey y señor mío, pues el rey ha hecho lo que su siervo ha dicho.
23 Se levantó luego Joab, fue a Gesur, y trajo a Absalón a Jerusalén.24 Pero el rey dijo: «Que se vaya a su casa y no vea mi rostro». Absalón volvió a su casa y no se presentó ante el rey.
25 No había en todo Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón; desde la planta de su pie hasta la coronilla no había en él defecto.26 Cuando se cortaba el cabello, lo cual hacía al fin de cada año, pues le causaba molestia—por eso se lo cortaba—, pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos, según el peso real.27 A Absalón le nacieron tres hijos y una hija, que se llamaba Tamar y fue una mujer de hermoso semblante.
28 Estuvo Absalón por espacio de dos años en Jerusalén sin presentarse ante el rey.29 Llamó Absalón a Joab para enviarlo al rey, pero él no quiso venir. Todavía lo llamó una segunda vez, pero tampoco quiso venir.30 Entonces dijo a sus siervos:
—Mirad, el campo de Joab está junto al mío, y tiene allí cebada; id y prendedle fuego.
Y los siervos de Absalón prendieron fuego al campo.31 Entonces se levantó Joab, vino a casa de Absalón, y le dijo:
—¿Por qué han prendido fuego tus siervos a mi campo?
32 Absalón le respondió:
—Te he mandado a decir que vinieras acá, con el fin de enviarte al rey para decirle: “¿Para qué vine de Gesur? Mejor me fuera estar aún allá. Ahora deseo ver el rostro del rey; si hay pecado en mí, máteme”.
33 Fue, pues, Joab a ver al rey, y se lo hizo saber. Entonces llamó a Absalón, el cual se presentó ante el rey y se postró rostro en tierra delante de él. Y el rey besó a Absalón.
Mayo 28
Absalón se subleva contra David
2 S. 15.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros, caballos y cincuenta hombres que corrieran delante de él.2 Se levantaba Absalón de mañana y se ponía a un lado del camino junto a la puerta, y a cualquiera que tenía pleito y venía ante el rey a juicio, Absalón lo llamaba y le decía: «¿De qué ciudad eres?». Él respondía: «Tu siervo es de una de las tribus de Israel».3 Entonces Absalón le decía: «Mira, tus palabras son buenas y justas; pero no tienes quien te oiga de parte del rey».4 Y añadía Absalón: «¡Quién me pusiera por juez en el país, para que vinieran ante mí todos los que tienen pleito o negocio, y yo les haría justicia!».5 Cuando alguno se acercaba para postrarse ante él, le tendía la mano, lo abrazaba y lo besaba.6 De esta manera hacía con todos los israelitas que venían ante el rey a juicio; y así les robaba Absalón el corazón a los de Israel.
7 Al cabo de cuatro años, Absalón dijo al rey:
—Te ruego que me permitas ir a Hebrón a pagar el voto que he prometido a Jehová.8 Porque cuando estaba en Gesur de Siria tu siervo hizo este voto: “Si Jehová me hace volver a Jerusalén, yo serviré a Jehová”.
9 —Ve en paz—le dijo el rey.
Se levantó y fue a Hebrón.10 Entonces envió Absalón mensajeros por todas las tribus de Israel diciendo: «Cuando oigáis el sonido de la trompeta diréis: “¡Absalón reina en Hebrón!”».11 Con Absalón fueron doscientos hombres de Jerusalén convidados por él, los cuales iban inocentemente, sin saber nada.12 Mientras Absalón ofrecía los sacrificios, mandó a buscar en la ciudad de Gilo a Ahitofel, el gilonita, consejero de David. Así la conspiración se fortalecía y aumentaba el pueblo que seguía a Absalón.
David huye de Jerusalén
2 S. 15.13-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Llegó un mensajero adonde estaba David, diciendo: «El corazón de todo Israel se va tras Absalón».14 Entonces David dijo a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén:
—Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar ante Absalón; daos prisa a partir, no sea que apresurándose él nos alcance, nos cause una desgracia y hiera la ciudad a filo de espada.
15 Los siervos del rey le respondieron:
—Tus siervos están listos para todo lo que nuestro señor y rey decida.
16 El rey salió entonces, seguido de toda su familia. Y dejó el rey a diez concubinas para que guardaran la casa.17 Salió, pues, el rey con todo el pueblo que le seguía, y se detuvieron en un lugar distante.18 Todos sus siervos estaban a su lado. Todos los cereteos y peleteos, todos los geteos y seiscientos hombres que le habían seguido a pie desde Gat, iban delante del rey.19 Y dijo el rey a Itai, el geteo:
—¿Para qué vienes tú también con nosotros? Vuelve y quédate con el rey, pues eres extranjero y estás desterrado también de tu lugar.20 Ayer viniste, ¿y voy a obligarte hoy a que andes con nosotros? En cuanto a mí, yo iré a donde pueda ir; tú vuélvete y haz volver a tus hermanos. ¡Que Jehová te muestre amor permanente y fidelidad!
21 Itai respondió al rey diciendo:
—¡Vive Dios, y vive mi señor, el rey, que para muerte o para vida, donde esté mi señor, el rey, allí estará también tu siervo!
22 Entonces David dijo a Itai:
—Ven, pues, y pasa.
Itai, el geteo, pasó con todos sus hombres y toda su familia.23 Todo el mundo lloraba a gritos. Pasó toda la gente el torrente Cedrón; luego pasó el rey, y todo el pueblo pasó por el camino que va al desierto.24 Iban también con él Sadoc y todos los levitas que llevaban el Arca del pacto de Dios; y asentaron el Arca del pacto de Dios. Y subió Abiatar después que todo el pueblo hubo acabado de salir de la ciudad.25 Pero dijo el rey a Sadoc:
—Haz volver el Arca de Dios a la ciudad. Si hallo gracia ante los ojos de Jehová, él hará que vuelva y vea el Arca y su Tabernáculo.26 Y si dice: “No me complazco en ti”, aquí estoy, que haga de mí lo que bien le parezca.
27 Dijo además el rey al sacerdote Sadoc:
—¿No eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad y vuelvan con vosotros vuestros dos hijos: Ahimaas, tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar.28 Mirad, yo me detendré en los llanos del desierto, hasta que llegue una respuesta de vosotros que me traiga noticias.
29 Entonces Sadoc y Abiatar devolvieron el Arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allá.30 David subió la cuesta de los Olivos, e iba llorando, con la cabeza cubierta y los pies descalzos. Todo el pueblo que traía consigo cubrió también cada uno su cabeza, e iban llorando mientras subían.31 Dieron aviso entonces a David diciendo: «Ahitofel está entre los que conspiraron con Absalón». Y David exclamó: «¡Entorpece ahora, oh Jehová, el consejo de Ahitofel!».
Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón
Oración matutina de confianza en Dios
Sal. 3.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí;
2 muchos son los que dicen de mí:
«No hay para él salvación en Dios».
3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
4 Con mi voz clamé a Jehová
y él me respondió desde su monte santo.
5 Yo me acosté y dormí,
y desperté, porque Jehová me sustentaba.
6 No temeré ni a una gran multitud
que ponga sitio contra mí.
7 ¡Levántate, Jehová! ¡Sálvame, Dios mío!
Tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
los dientes de los perversos rompiste.
8 La salvación es de Jehová.
¡Sobre tu pueblo sea tu bendición!
David y su amigo Husai
2 S. 15.32-37 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 Cuando David llegó a la cumbre del monte para adorar allí a Dios, Husai, el arquita, le salió al encuentro, con sus vestidos rasgados y la cabeza cubierta de tierra.33 David le dijo:
—Si vienes conmigo, me serás una carga.34 Pero si vuelves a la ciudad y dices a Absalón: “Rey, yo seré tu siervo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo”, entonces podrás desbaratar los planes de Ahitofel.35 ¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar? Por tanto, todo lo que oigas en la casa del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar.36 Con ellos están sus dos hijos, Ahimaas, el de Sadoc, y Jonatán, el de Abiatar; por medio de ellos me comunicaréis todo los que oigáis.
37 Así fue Husai, amigo de David, a la ciudad; y Absalón entró en Jerusalén.
Siba, el criado de Mefi-boset, se encuentra con David
2 S. 16.1-4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Apenas había pasado David un poco más allá de la cumbre del monte, cuando Siba, el criado de Mefi-boset, salió a recibirlo con un par de asnos ensillados y cargados con doscientos panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos y un cuero de vino.2 El rey preguntó a Siba:
—¿Para qué es esto?
Y Siba respondió:
—Los asnos son para que monte la familia del rey, los panes y las pasas para que coman los criados, y el vino para que beban los que se cansen en el desierto.
3 —¿Dónde está el hijo de tu señor?—preguntó el rey.
Siba respondió:
—Se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: “Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre”.
4 —Sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset—dijo el rey a Siba.
Inclinándose respondió Siba:
—Rey y señor mío, halle yo gracia delante de ti.
Simei maldice a David
2 S. 16.5-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 Cuando el rey David llegó a Bahurim, salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera. Iba maldiciendo6 y arrojando piedras contra David y contra todos los siervos del rey David, mientras todo el pueblo y todos los hombres valientes marchaban a su derecha y a su izquierda.7 Simei lo maldecía diciendo: «¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso!8 Jehová te ha dado el pago por toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y Jehová ha entregado el reino en manos de tu hijo Absalón; has sido sorprendido en tu maldad, porque eres un hombre sanguinario».
9 Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo al rey:
—¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor, el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le cortaré la cabeza.
10 El rey respondió:
—¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: “¿Por qué haces esto?”.
11 Luego dijo David a Abisai y a todos sus siervos:
—Mirad, mi hijo, salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadlo que maldiga, pues Jehová se lo ha mandado.12 Acaso Jehová mire mi aflicción y cambie en bien sus maldiciones de hoy.
13 Y mientras David y los suyos continuaban su camino, Simei iba frente a él por la ladera del monte, andando y maldiciendo, arrojando piedras delante de él y esparciendo polvo.14 El rey y todo el pueblo que con él estaba llegaron fatigados y descansaron allí.
Absalón entra en Jerusalén
2 S. 16.15-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Absalón y toda su gente, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y Ahitofel lo acompañaba.16 Cuando Husai, el arquita, amigo de David, llegó adonde estaba Absalón, dijo:
—¡Viva el rey, viva el rey!
17 Pero Absalón respondió a Husai:
—¿Es este tu agradecimiento para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?
18 Entonces Husai dijo a Absalón:
—No, yo estaré y me quedaré con aquel que haya elegido Jehová y también este pueblo y todos los hombres de Israel.19 ¿A quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así lo haré delante de ti.
20 Luego Absalón dijo a Ahitofel:
—Dad vuestro consejo sobre lo que debemos hacer.
21 Ahitofel dijo a Absalón:
—Llégate a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa. Todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo.
22 Entonces pusieron para Absalón una tienda sobre el terrado, y se llegó Absalón a las concubinas de su padre, ante los ojos de todo Israel.23 En aquellos días, el consejo que daba Ahitofel era como si se consultara la palabra de Dios, tanto cuando aconsejaba a David como a Absalón.
Consejos de Ahitofel y de Husai
2 S. 17.1-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Entonces Ahitofel dijo a Absalón:
—Yo escogeré ahora doce mil hombres, me levantaré y seguiré a David esta noche.2 Caeré sobre él mientras está cansado y sin fuerzas; lo atemorizaré y todo el pueblo que está con él huirá. Mataré solamente al rey,3 y así haré que todo el pueblo se vuelva hacia ti (pues tú buscas solamente la vida de un hombre); y cuando ellos hayan vuelto, todo el pueblo estará en paz.
4 Este consejo pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel.5 Y dijo Absalón:
—Llamad también ahora a Husai, el arquita, para que también oigamos lo que él haya de decir.
6 Cuando Husai se presentó ante Absalón, este le dijo:
—Así ha dicho Ahitofel: ¿seguiremos su consejo, o no? Di tú.
7 Husai dijo a Absalón:
—Esta vez, el consejo que ha dado Ahitofel no es bueno.
8 Y añadió Husai:
—Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra y no pasará la noche con el pueblo.9 Seguro que ahora está escondido en alguna cueva o en otro lugar. Si al principio caen algunos de los tuyos, quienquiera que lo oiga dirá: “El pueblo que sigue a Absalón ha sido derrotado”.10 Y aun el hombre valiente, cuyo corazón sea como corazón de león, desmayará por completo; porque todo Israel sabe que tu padre es hombre valiente, y que son esforzados los que están con él.11 Aconsejo, pues, que todo Israel se reúna junto a ti, desde Dan hasta Beerseba, numeroso como la arena que está a la orilla del mar, y que tú en persona vayas a la batalla.12 Entonces lo atacaremos en cualquier lugar donde se halle; caeremos sobre él como cae el rocío sobre la tierra, y ni a él ni a ninguno de los que están con él dejaremos con vida.13 Y si se refugia en alguna ciudad, todos los de Israel llevarán sogas a aquella ciudad, y la arrastraremos hasta el arroyo, de modo que no se encuentre allí ni una piedra.
14 Entonces Absalón y todos los de Israel dijeron: «El consejo de Husai, el arquita, es mejor que el consejo de Ahitofel». Ello porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para traer Jehová la ruina sobre Absalón.15 Dijo luego Husai a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: «Ahitofel ha aconsejado así y así a Absalón y a los ancianos de Israel; y esto otro aconsejé yo.16 Por tanto, mandad a dar aviso inmediatamente a David: “No te quedes esta noche en los llanos del desierto, sino pasa enseguida el Jordán, para que no sea exterminado el rey y todo el pueblo que con él está”».
17 Jonatán y Ahimaas estaban junto a la fuente Rogel, y una criada fue y les avisó, porque no podían dejarse ver entrando en la ciudad. Luego ellos fueron y se lo comunicaron al rey David.18 Pero los vio un joven, que se lo hizo saber a Absalón; sin embargo, los dos partieron a toda prisa, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim que tenía en su patio un pozo, dentro del cual se metieron.
19 La mujer de la casa tomó una manta, la extendió sobre la boca del pozo y tendió sobre ella el grano trillado, de manera que nada se notaba.20 Al llegar los criados de Absalón a la casa de la mujer, le dijeron:
—¿Dónde están Ahimaas y Jonatán?
—Ya han pasado el vado de las aguas—respondió la mujer.
Como ellos los buscaron y no los hallaron, volvieron a Jerusalén.21 Después que se marcharon, aquellos salieron del pozo y fueron a dar aviso al rey David diciéndole: «Levantaos y daos prisa a pasar las aguas, porque Ahitofel ha dado este consejo contra vosotros».22 Entonces se levantó David, y todo el pueblo que con él estaba, y pasaron el Jordán antes que amaneciera; ni uno solo dejó de pasar el Jordán.23 Pero Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, ensilló su asno, se levantó y se fue a su casa en su ciudad; y después de poner la casa en orden, se ahorcó. Así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
Mayo 29
David en Mahanaim
2 S. 17.24-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 David llegó a Mahanaim, mientras Absalón pasaba el Jordán con toda la gente de Israel.25 Absalón había nombrado a Amasa jefe del ejército en lugar de Joab. Amasa era hijo de un varón de Israel llamado Itra, el cual se había unido a Abigail, hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab.
26 Israel y Absalón acamparon en tierra de Galaad.27 Luego que David llegó a Mahanaim, Sobi hijo de Nahas, de Rabá de los hijos de Amón, Maquir hijo de Amiel, de Lodebar, y Barzilai, galaadita de Rogelim,28 trajeron a David y al pueblo que estaba con él camas, tazas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, garbanzos tostados,29 miel, manteca, ovejas y quesos de vaca, para que comieran; porque decían: «El pueblo está hambriento, cansado y sediento en el desierto».
Muerte de Absalón
2 S. 18.1-19.8a DHH NIV NBD NVI LBLA
1 David pasó revista al pueblo que tenía consigo y puso sobre ellos jefes de millar y jefes de centena.2 Luego envió David al pueblo, una tercera parte bajo el mando de Joab, una tercera parte bajo el mando de Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab, y una tercera parte al mando de Itai, el geteo. Y dijo el rey al pueblo:
—Yo también saldré con vosotros.
3 Pero el pueblo respondió:
—No saldrás; porque si nosotros huimos, no harán caso de nosotros; y aunque la mitad de nosotros muera, no harán caso de nosotros; pero tú ahora vales tanto como diez mil de nosotros. Será mejor que tú nos brindes ayuda desde la ciudad.
4 —Yo haré lo que bien os parezca—les dijo el rey.
Se puso, pues, el rey a la entrada de la puerta, mientras salía todo el pueblo de ciento en ciento y de mil en mil.
5 El rey dio a Joab, a Abisai y a Itai esta orden: «Tratad benignamente, por amor a mí, al joven Absalón». Y todo el pueblo oyó cuando dio el rey orden acerca de Absalón a todos los capitanes.6 Salió, pues, el pueblo al campo, contra Israel.
La batalla se libró en el bosque de Efraín.7 Allí cayó el pueblo de Israel ante los siervos de David, y aquel día se hizo allí una gran matanza de veinte mil hombres.8 La batalla se extendió por todo el territorio, y aquel día el bosque causó más muertes que la espada.9 Iba Absalón en un mulo y se encontró con los siervos de David. El mulo entró por debajo de las ramas espesas de una gran encina, y se le enredó la cabeza en la encina a Absalón, que quedó suspendido entre el cielo y la tierra; pero el mulo en que iba siguió adelante.10 Lo vio uno y avisó a Joab diciendo:
—He visto a Absalón colgado de una encina.
11 Joab respondió al hombre que le daba la noticia:
—Y si lo viste, ¿por qué no lo mataste enseguida, derribándolo en tierra? Me hubiera placido darte diez siclos de plata y un cinturón.
12 El hombre dijo a Joab:
—Aunque me pesaras mil siclos de plata, no extendería yo mi mano contra el hijo del rey; porque nosotros oímos cuando el rey os ordenó a ti, a Abisai y a Itai: “Mirad que ninguno toque al joven Absalón”.13 Por otra parte, habría yo hecho traición contra mi vida, pues al rey nada se le esconde, y tú mismo estarías en contra mía.
14 —No malgastaré mi tiempo contigo—respondió Joab.
Y tomando tres dardos en su mano, los clavó en el corazón de Absalón, quien estaba aún vivo en medio de la encina.15 Luego diez jóvenes escuderos de Joab rodearon a Absalón, lo hirieron y acabaron de matarlo.16 Entonces Joab tocó la trompeta, y el pueblo dejó de perseguir a Israel, porque Joab detuvo al pueblo.17 Tomando después a Absalón, lo echaron en un gran hoyo en el bosque y levantaron sobre él un montón muy grande de piedras; y todo Israel huyó, cada uno a su tienda.
18 En vida, Absalón había tomado la decisión de erigirse una columna, la cual está en el valle del rey, pues pensó: «Yo no tengo un hijo que conserve la memoria de mi nombre». Y puso a aquella columna su propio nombre, y así se ha llamado «Columna de Absalón», hasta el día de hoy.
19 Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo:
—¿Correré ahora y daré al rey la noticia de que Jehová ha librado su causa de manos de sus enemigos?
20 Respondió Joab:
—Hoy no llevarás la noticia; la llevarás otro día. Hoy no darás la noticia, porque el hijo del rey ha muerto.
21 —Ve tú, y di al rey lo que has visto—dijo Joab a un etíope.
El etíope hizo una reverencia ante Joab y salió corriendo.22 Entonces Ahimaas hijo de Sadoc volvió a decir a Joab:
—De todos modos, yo correré ahora tras el etíope.
Joab le dijo:
—Hijo mío, ¿para qué has de correr tú, si no recibirás recompensa por la noticia?
23 —De todos modos, yo correré—respondió él.
—Pues corre—le dijo él.
Corrió, pues, Ahimaas por el camino de la llanura y se adelantó al etíope.24 David estaba sentado entre las dos puertas. El atalaya había ido al terrado sobre la puerta en el muro y, alzando sus ojos, miró y vio a uno que corría solo.25 El atalaya dio un grito y lo hizo saber al rey, el cual dijo:
—Si viene solo, buenas noticias trae.
Mientras el hombre venía acercándose,26 vio el atalaya a otro que corría. Dio voces el atalaya al portero diciendo: «Ahí viene otro hombre corriendo solo».
—También este es un mensajero—dijo el rey.
27 El atalaya dijo de nuevo:
—Me parece que el primero corre como Ahimaas hijo de Sadoc.
—Ese es hombre de bien y viene con buenas noticias—dijo entonces el rey.
28 Cuando Ahimaas se acercó, dijo al rey en alta voz:
—Paz.
Y postrándose en tierra delante del rey, le dijo:
—Bendito sea Jehová, tu Dios, que ha entregado a los hombres que habían levantado sus manos contra mi señor, el rey.
29 —¿El joven Absalón está bien?—preguntó el rey.
Ahimaas respondió:
—Vi yo un gran alboroto cuando me envió Joab, el siervo del rey, pero no sé qué era.
30 —Pasa, y ponte allí—dijo el rey.
Él pasó y se quedó de pie.
31 Llegó luego el etíope, y dijo:
—Traigo buenas noticias para mi señor, el rey: hoy Jehová ha librado tu causa de manos de todos los que se habían levantado contra ti.
32 El rey preguntó entonces al etíope:
—¿El joven Absalón está bien?
El etíope respondió:
—Que a los enemigos de mi señor les vaya como a aquel joven, y a todos los que se levanten contra ti para mal.
33 Entonces el rey se turbó, subió a la sala que estaba encima de la puerta y lloró. Mientras iba subiendo, decía: «¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!».
1 Entonces avisaron a Joab: «El rey llora y se lamenta por Absalón».2 Y se convirtió aquel día la victoria en luto para todo el pueblo; porque aquel día oyó decir el pueblo que el rey estaba afligido por su hijo.3 Y entró el pueblo aquel día en la ciudad escondiéndose, como suele entrar a escondidas el pueblo avergonzado que ha huido de la batalla.4 Pero el rey, cubierto el rostro, clamaba en alta voz: «¡Hijo mío Absalón, Absalón, hijo mío, hijo mío!».
5 Entonces Joab entró en la casa donde estaba el rey y le dijo: «Hoy has cubierto de vergüenza el rostro de todos tus siervos, que hoy han librado tu vida, la vida de tus hijos y de tus hijas, la vida de tus mujeres y de tus concubinas,6 amando a los que te aborrecen y aborreciendo a los que te aman; porque hoy has declarado que nada te importan tus príncipes y siervos; hoy me has hecho ver claramente que si Absalón viviera, aunque todos nosotros estuviéramos muertos, entonces estarías contento.7 Levántate pues, ahora, sal y habla bondadosamente a tus siervos; juro por Jehová que si no sales, no quedará ni un hombre contigo esta noche; y esto será peor para ti que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora».
8 Entonces se levantó el rey y se sentó a la puerta. Cuando se avisó a todo el pueblo: «El rey está sentado a la puerta», vino todo el pueblo delante del rey.
David vuelve a Jerusalén
2 S. 19.8b-43 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 …Mientras, los de Israel habían huido cada uno a su tienda.9 Y todo el pueblo discutía en todas las tribus de Israel diciendo: «El rey nos ha librado de manos de nuestros enemigos y nos ha salvado de manos de los filisteos; pero ahora ha huido del país por miedo de Absalón.10 Y Absalón, a quien habíamos ungido sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, estáis callados respecto de hacer volver al rey?».
11 Entonces el rey David mandó decir a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: «Hablad a los ancianos de Judá y decidles: “¿Por qué vais a ser vosotros los últimos en hacer volver el rey a su casa, cuando la palabra de todo Israel ha venido al rey para hacerlo volver a su casa?12 Vosotros sois mis hermanos; mis huesos y mi carne sois. ¿Por qué, pues, seréis vosotros los últimos en hacer volver al rey?”.13 Asimismo diréis a Amasa: “¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Traiga Dios sobre mí el peor de los castigos, si no te hago general de mi ejército para siempre, en lugar de Joab”».
14 Así inclinó el corazón de todos los hombres de Judá, como el de un solo hombre, para que enviaran a decir al rey: «Vuelve tú y todos tus siervos».15 Volvió, pues, el rey, y llegó hasta el Jordán, mientras Judá venía a Gilgal para recibir al rey y hacerlo pasar el Jordán.
16 También Simei hijo de Gera hijo de Benjamín, que era de Bahurim, se dio prisa y descendió con los hombres de Judá a recibir al rey David.17 Con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo Siba, criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.18 Y cruzaron el vado para hacer pasar a la familia del rey y complacer sus deseos. Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando este pasó el Jordán,19 y le dijo:
—¡No me culpe mi señor por mi falta! ¡No recuerdes los males que tu siervo hizo el día en que mi señor, el rey, salió de Jerusalén, ni los guarde el rey en su corazón!20 Porque yo, tu siervo, reconozco haber pecado, pero soy hoy el primero de toda la casa de José que he descendido para recibir a mi señor, el rey.
21 Entonces intervino Abisai hijo de Sarvia y dijo:
—¿No ha de morir por esto Simei, que maldijo al ungido de Jehová?
22 Pero David respondió:
—¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia, para que hoy me seáis adversarios? ¿Acaso ha de morir hoy alguien en Israel? ¿Acaso no sé que hoy vuelvo a ser rey de Israel?
23 Luego el rey dijo a Simei:
—No morirás.
Y el rey se lo juró.
24 También Mefi-boset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; no había lavado sus pies ni cortado su barba. Tampoco había lavado sus vestidos desde el día en que salió el rey hasta el día en que volvió en paz.25 Y cuando llegó a Jerusalén para recibir al rey, este le dijo:
—Mefi-boset, ¿por qué no viniste conmigo?
26 Él respondió:
—Rey y señor mío, mi siervo me engañó; tu siervo le había dicho: “Ensíllame un asno, montaré en él y me iré con el rey”, porque tu siervo es cojo.27 Él ha calumniado a tu siervo delante de mi señor, el rey; pero mi señor, el rey, es como un ángel de Dios; trátame, pues, como mejor te parezca.28 Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte ante mi señor, el rey. Sin embargo, tú pusiste a tu siervo entre los convidados a tu mesa. ¿Qué derecho tengo aún de implorar algo al rey?
29 El rey le dijo:
—¿Para qué más palabras? Yo he determinado que tú y Siba os dividáis las tierras.
30 Mefi-boset dijo al rey:
—Deja que él las tome todas, puesto que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.
31 También Barzilai, el galaadita, descendió de Rogelim y pasó el Jordán con el rey, para acompañarlo al otro lado del Jordán.32 Era Barzilai muy anciano; tenía ochenta años y había dado provisiones al rey cuando estaba en Mahanaim, porque era hombre muy rico.33 El rey le dijo:
—Sigue conmigo y yo me encargaré de tu sustento en Jerusalén.
34 Pero Barzilai dijo al rey:
—¿Cuántos años más habré de vivir para que yo suba con el rey a Jerusalén?35 ¡Ya tengo ochenta años de edad! ¿Puedo distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Gustará ahora tu siervo de lo que coma o beba? ¿Oirá aún la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Por qué, pues, ha de ser tu siervo una carga para mi señor, el rey?36 Tu siervo seguirá contigo un poco más allá del Jordán, pero ¿para qué ha de darme el rey tan gran recompensa?37 Yo te ruego que dejes volver a tu siervo, para que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Aquí está tu siervo Quimam. Que siga él con mi señor, el rey, y haz con él lo que bien te parezca.
38 El rey dijo:
—Pues siga conmigo Quimam, y yo haré con él como bien te parezca; todo lo que tú me pidas, yo lo haré.
39 Todo el pueblo pasó el Jordán. Luego que hubo también pasado, el rey besó a Barzilai y lo bendijo, y él regresó a su casa.40 Siguió entonces el rey hacia Gilgal, y con él pasó Quimam. Todo el pueblo de Judá acompañaba al rey, y también la mitad del pueblo de Israel.41 En esto, todos los hombres de Israel vinieron a decir al rey:
—¿Por qué los hombres de Judá, nuestros hermanos, se han adueñado de ti, y han hecho pasar el Jordán al rey, a su familia y a todos los siervos de David con él?
42 Todos los hombres de Judá respondieron a todos los de Israel:
—Porque el rey es nuestro pariente. Pero ¿por qué os enojáis vosotros de eso? ¿Hemos nosotros comido a expensas del rey? ¿Hemos recibido de él algún regalo?
43 Entonces los hombres de Israel respondieron a los de Judá:
—Nosotros tenemos sobre el rey, y sobre el mismo David, diez veces más derechos que vosotros. ¿Por qué, pues, nos habéis menospreciado? ¿Acaso no fuimos nosotros los primeros que propusimos hacer volver a nuestro rey?
Sin embargo, las palabras de los hombres de Judá fueron más violentas que las de los hombres de Israel.
Mayo 30
Sublevación de Seba
2 S. 20.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Aconteció que se encontraba allí un hombre perverso llamado Seba hijo de Bicri, hombre de Benjamín, el cual tocó la trompeta, y exclamó:
«No tenemos parte con David,
ni heredad con el hijo de Isaí.
¡Cada uno a su tienda, Israel!».
2 Así todos los hombres de Israel abandonaron a David para seguir a Seba hijo de Bicri; pero los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.
3 Cuando David llegó a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, las puso en reclusión y les dio alimentos; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron en viudez perpetua.
4 Después dijo el rey a Amasa:
—Convócame a los hombres de Judá para dentro de tres días, y preséntate tú también.
5 Fue, pues, Amasa para convocar a los de Judá, pero se tardó más tiempo del que le había sido señalado.6 Entonces David dijo a Abisai:
—Seba hijo de Bicri nos hará ahora más daño que Absalón; toma tú, pues, los siervos de tu señor y ve tras él, no sea que alcance las ciudades fortificadas y nos cause dificultad.
7 Salieron en pos de él los hombres de Joab, los cereteos y peleteos y todos los valientes; salieron de Jerusalén para perseguir a Seba hijo de Bicri.8 Estaban cerca de la piedra grande que hay en Gabaón, cuando les salió Amasa al encuentro. Joab vestía su indumentaria militar, y sobre ella llevaba un cinto con una daga envainada pegada a su costado, la cual se le cayó cuando él avanzó.9 Entonces Joab dijo a Amasa:
—¿Te va bien, hermano mío?
Tomó Joab con la diestra la barba de Amasa, como para besarlo.10 Pero Amasa no se cuidó de la daga que Joab tenía en la mano, y este lo hirió con ella en la quinta costilla, derramando sus entrañas en tierra. Así cayó muerto sin necesidad de darle un segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri.11 Uno de los hombres de Joab se quedó junto a él gritando:
—Quienquiera que ame a Joab y a David, ¡que siga a Joab!
12 Amasa, revolcándose en su sangre, yacía en medio del camino. Al verlo, todo el que pasaba se detenía. Y viendo aquel hombre que todo el pueblo se paraba, apartó a Amasa del camino al campo, y echó sobre él una vestidura.13 Luego que fue apartado del camino, pasaron todos los que seguían a Joab, para ir tras Seba hijo de Bicri.
14 Seba pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel-bet-maaca, y todos los de Barim se reunieron y lo siguieron también.15 Llegaron los otros y lo sitiaron en Abel-bet-maaca. Levantaron contra la ciudad un terraplén y esta quedó sitiada; y todo el pueblo que estaba con Joab trabajaba por derribar la muralla.16 Entonces una mujer sabia gritó en la ciudad:
—Oíd, oíd; os ruego que digáis a Joab que venga acá, para que yo hable con él.
17 Cuando él se acercó a ella, dijo la mujer:
—¿Eres tú Joab?
—Yo soy—respondió él.
—Oye las palabras de tu sierva—le dijo ella.
—Te escucho—respondió él.
18 Volvió ella a hablar y dijo:
—Antiguamente solían decir: “Quien pregunte, que pregunte a los de Abel”. Y así concluían cualquier asunto.19 Somos de las más pacíficas y fieles ciudades de Israel. ¡Y tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel! ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová?
20 Joab respondió diciendo:
—Nunca, nunca me acontezca tal cosa, que yo destruya ni deshaga.21 La cosa no es así: sino de un hombre de los montes de Efraín, llamado Seba hijo de Bicri, que ha levantado su mano contra el rey David; entregádmelo a él solo y me iré de la ciudad.
—Su cabeza te será arrojada por encima del muro—dijo la mujer a Joab.
22 En seguida la mujer se dirigió a todo el pueblo con tanta sabiduría, que ellos cortaron la cabeza a Seba hijo de Bicri y se la arrojaron a Joab. Tocó él la trompeta y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda; mientras, Joab regresó a Jerusalén, junto al rey.
Venganza de los gabaonitas
2 S. 21.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Hubo hambre en los días de David durante tres años consecutivos. David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: «Es por causa de Saúl, y por esa casa sanguinaria, porque él mató a los gabaonitas».
2 Entonces el rey llamó a los gabaonitas y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento. Pero Saúl había intentado matarlos llevado de su celo por los hijos de Israel y de Judá).3 Preguntó, pues, David a los gabaonitas:
—¿Qué puedo hacer por vosotros, o qué satisfacción debo daros para que bendigáis la heredad de Jehová?
4 Los gabaonitas le dijeron:
—No tenemos nosotros queja por cuestiones de plata o de oro con Saúl y con su casa, ni queremos que muera nadie en Israel.
—Lo que vosotros digáis, eso haré—respondió David.
5 Entonces dijeron ellos al rey:
—De aquel hombre que nos diezmó e intentó exterminarnos, para que no quedara nada de nosotros en todo el territorio de Israel,6 que se nos entreguen siete hombres de sus descendientes, y los ahorcaremos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová.
—Yo os los entregaré—respondió el rey.
7 El rey perdonó a Mefi-boset hijo de Jonatán hijo de Saúl, a causa del juramento que David y Jonatán, hijo de Saúl, se habían hecho en nombre de Jehová.8 Pero tomó el rey a los dos hijos que Rizpa, hija de Aja, había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a los cinco hijos que Mical, hija de Saúl, había tenido de Adriel hijo de Barzilai, el meholatita,9 y los entregó en manos de los gabaonitas, quienes los ahorcaron en el monte delante de Jehová. Cayeron aquellos siete al mismo tiempo; fueron muertos en los primeros días de la cosecha, al comienzo de la siega de la cebada.
10 Entonces Rizpa, hija de Aja, tomó una tela de luto y la tendió para recostarse sobre el peñasco. Allí estuvo desde el principio de la siega hasta que cayó sobre ellos la lluvia del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se lanzara sobre ellos de día, ni las fieras del campo por la noche.
11 Cuando le dijeron a David lo que hacía Rizpa, hija de Aja, concubina de Saúl,12 fue él a recoger los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán, su hijo, de los hombres de Jabes de Galaad, que los habían hurtado de la plaza de Bet-sán, donde los filisteos los habían colgado cuando mataron a Saúl en Gilboa.13 E hizo David que se llevaran de allí los huesos de Saúl y los huesos de su hijo Jonatán; y recogieron también los huesos de los ahorcados.14 Sepultaron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán en tierra de Benjamín, en Zela, en el sepulcro de Cis su padre; e hicieron todo lo que el rey había mandado. Y Dios fue propicio a la tierra después de esto.
Abisai libra del gigante a David
2 S. 21.15-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel. David descendió con sus siervos y pelearon contra los filisteos. David estaba cansado,16 e Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y que llevaba ceñida una espada nueva, trató de matar a David;17 pero Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David juraron diciendo: «Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel».
Los hombres de David matan a los gigantes
2 S. 21.18-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai, el husatita, mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes.19 Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán hijo de Jaare-oregim, de Belén, mató a Goliat, el geteo, cuya lanza tenía el asta tan grande como el rodillo de un telar.
20 Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos y otros doce en los pies, veinticuatro en total; también él descendía de los gigantes.21 Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán hijo de Simea, hermano de David.22 Estos cuatro eran descendientes de los gigantes de Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.
1 Cr. 20.4-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
4 Después de esto aconteció que tuvo lugar una batalla en Gezer contra los filisteos; y Sibecai, el husatita, mató a Sipai, de los descendientes de los gigantes; y fueron humillados.5 Y hubo otra guerra contra los filisteos; y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi, hermano de Goliat, el geteo, cuya lanza tenía un asta tan grande como un rodillo de telar.
6 Volvió a haber guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía seis dedos en los pies y las manos, veinticuatro en total; y era descendiente de los gigantes.7 Este hombre desafió a Israel, pero lo mató Jonatán hijo de Simea, hermano de David.8 Estos eran descendientes de los gigantes de Gat, los cuales cayeron a manos de David y de sus siervos.
David censa al pueblo
2 S. 24.1-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Volvió a encenderse la ira de Jehová contra los israelitas, e incitó a David contra ellos diciéndole: «Ve, haz un censo de Israel y de Judá».2 El rey dijo a Joab, general del ejército que estaba con él:
—Recorre ahora todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa el número de los habitantes.
3 Joab respondió al rey:
—Que Jehová, tu Dios, multiplique al pueblo cien veces más de lo que es, y que pueda verlo mi señor, el rey. Pero, ¿por qué se complace en esto mi señor, el rey?
4 Sin embargo, la palabra del rey prevaleció sobre la de Joab y sobre la de los capitanes del ejército. Se retiró, pues, Joab, con los capitanes del ejército, de la presencia del rey, para hacer el censo del pueblo de Israel.5 Pasaron el Jordán y acamparon en Aroer, al sur de la ciudad que está en medio del valle de Gad, junto a Jazer.6 Después fueron a Galaad y a la tierra baja de Hodsi; de allí a Danjaán y a los alrededores de Sidón.7 Luego fueron a la fortaleza de Tiro y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos, y por último se dirigieron al Neguev de Judá, en Beerseba.8 Después que terminaron de recorrer toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días.9 Joab entregó entonces el censo del pueblo al rey; había en Israel ochocientos mil hombres fuertes que sacaban espada, y los de Judá eran quinientos mil hombres.
10 Después que David censó al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová:
—He pecado gravemente por haber hecho esto; pero ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque he actuado muy neciamente.
11 Por la mañana, cuando David se levantó, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David, diciendo:12 «Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: “Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga”».13 Vino, pues, Gad a David, se lo hizo saber y le dijo:
—¿Qué prefieres: que vengan siete años de hambre sobre tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que haya tres días de peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué debo responder al que me ha enviado.
14 Entonces David dijo a Gad:
—Estoy en gran angustia. Pero es preferible caer ahora en manos de Jehová, porque sus misericordias son muchas, que caer en manos de los hombres.
15 Entonces Jehová envió la peste sobre Israel, desde esa mañana hasta el tiempo señalado, y murieron setenta mil hombres del pueblo desde Dan hasta Beerseba.16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que exterminaba al pueblo: «Basta ya; detén tu mano».
El ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna, el jebuseo.17 Cuando David vio al ángel que castigaba al pueblo, dijo a Jehová:
—Yo pequé, yo hice lo malo; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí y contra la casa de mi padre.
1 Cr. 21.1-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Se levantó Satanás contra Israel e incitó a David a que hiciera censo del pueblo.2 Y dijo David a Joab y a los príncipes del pueblo:
—Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa.
3 Respondió Joab:
—¡Que Jehová añada a su pueblo cien veces más de lo que es, rey, señor mío!; ¿acaso no son todos ellos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que traerá pecado sobre Israel?
4 Pero la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab y recorrió todo Israel; entonces volvió a Jerusalén y dio cuenta a David de las cifras del pueblo:5 había en todo Israel un millón cien mil que sacaban espada, y en Judá cuatrocientos setenta mil hombres que sacaban espada.6 Entre estos no fueron contados los levitas, ni los hijos de Benjamín, porque la orden del rey era abominable a Joab.
7 Esto desagradó a Dios, el cual castigó a Israel.8 Entonces dijo David a Dios:
—He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la maldad de tu siervo, pues he actuado muy locamente.
9 Y habló Jehová a Gad, vidente de David, diciendo:10 «Ve, habla a David y dile: “Así ha dicho Jehová: Tres cosas te propongo; escoge de ellas una y así haré contigo”».
11 Gad fue ante David y le dijo:
—Así ha dicho Jehová:12 “Escoge para ti: tres años de hambre, o tres meses de derrotas ante tus enemigos, con la espada de tus adversarios, o bien tres días durante los cuales la espada de Jehová y la peste recorran la tierra, y el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel”. Mira, pues, qué responderé a quien me ha enviado.
13 David respondió a Gad:
—Estoy en grande angustia. Prefiero caer en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo, que caer en manos de los hombres.
14 Entonces Jehová envió una peste sobre Israel, y murieron setenta mil hombres.15 Envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando ya estaba destruyéndola, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: «¡Basta ya! ¡Detén tu mano!». El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo.16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, vestidos de ropas ásperas.17 Y dijo David a Dios:
—¿No soy yo el que hizo contar al pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, caiga ahora tu mano sobre mí, y sobre la casa de mi padre, pero no envíes la peste sobre tu pueblo.
1 Cr. 27.23,24 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 David no hizo el censo de los que tenían menos de veinte años, por cuanto Jehová había dicho que multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo.24 Joab hijo de Sarvia había comenzado a hacer el censo; pero no acabó, pues por esto vino el castigo sobre Israel, y así su número no fue puesto en el registro de las crónicas del rey David.
Mayo 31
David levanta un altar
2 S. 24.18-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 Vino Gad adonde estaba David aquel día, y le dijo: «Sube y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna, el jebuseo».19 David subió conforme al dicho de Gad, según lo había mandado Jehová.20 Arauna miró y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Salió entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra,21 y dijo:
—¿Por qué viene mi señor, el rey, a ver a su siervo?
David respondió:
—Para comprarte la era y edificar en ella un altar a Jehová, a fin de que cese la mortandad del pueblo.
22 Arauna dijo a David:
—Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le parezca; ahí tienes bueyes para el holocausto, los trillos y los yugos de los bueyes para leña.23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey.
Luego dijo Arauna al rey:
—Jehová, tu Dios, te sea propicio.
24 El rey dijo a Arauna:
—No; la compraré por su precio; porque no ofreceré a Jehová, mi Dios, holocaustos que no me cuesten nada.
Y David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.25 Edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz. Entonces Jehová oyó las súplicas de la tierra y cesó la plaga en Israel.
1 Cr. 21.18-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
18 El ángel de Jehová ordenó a Gad decirle a David que subiera y construyera un altar a Jehová en la era de Ornán, el jebuseo.19 Y David subió, conforme a la orden que Gad le había dado en nombre de Jehová.20 Al volverse Ornán, que estaba trillando el trigo, vio al ángel, y los cuatro hijos que estaban con él se escondieron.21 Cuando David llegó adonde estaba Ornán, este miró y vio a David; entonces salió de la era y se postró en tierra ante David.22 Luego dijo David a Ornán:
—Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo.
23 Respondió Ornán a David:
—Tómala para ti, y haga mi señor, el rey, lo que bien le parezca. Yo daré los bueyes para el holocausto, trillos para leña y trigo para la ofrenda. Yo lo doy todo.
24 Replicó el rey David a Ornán:
—No, todo quiero comprarlo por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.
25 Y dio David a Ornán por aquel lugar la suma de seiscientos siclos de oro.26 David edificó allí un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto.27 Entonces Jehová habló al ángel, y este volvió su espada a la vaina.
El lugar para el templo
1 Cr. 21.28-22.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
28 Al ver David que Jehová lo había oído en la era de Ornán, el jebuseo, ofreció sacrificios allí.29 Pues el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón;30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.
1 Y dijo David: «Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel».
Preparativos para la edificación del templo
1 Cr. 22.2-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Después mandó David que se reuniera a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y señaló de entre ellos canteros que labraran piedras para edificar la casa de Dios.3 Asimismo preparó David mucho hierro para los clavos de las puertas y para las junturas; y también una incalculable cantidad de bronce, y madera de cedro sin cuenta,4 pues los sidonios y tirios habían traído a David abundante madera de cedro.
5 David se decía: «Salomón, mi hijo, es muchacho y de tierna edad, y la Casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por su excelencia, para renombre y honra suya en todas las tierras; ahora, pues, yo haré los preparativos necesarios». E hizo David grandes preparativos antes de su muerte.
6 Llamó entonces David a Salomón, su hijo, y le mandó que edificara Casa a Jehová, Dios de Israel.7 Y dijo David a Salomón: «Hijo mío, en mi corazón tuve el propósito de edificar un templo dedicado al nombre de Jehová, mi Dios.8 Pero recibí palabra de Jehová, que decía: “Tú has derramado mucha sangre y has hecho grandes guerras; no edificarás Casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí.9 Mira que te nacerá un hijo, el cual será hombre de paz, pues yo le haré estar en paz con todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón, y en sus días concederé paz y reposo a Israel.10 Él edificará una Casa a mi nombre; será para mí un hijo, y yo seré para él un padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre”.11 Ahora pues, hijo mío, Jehová esté contigo, y seas prosperado, para que edifiques la Casa a Jehová tu Dios, como él ha dicho de ti.12 Que Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel guardes la ley de Jehová, tu Dios.13 Entonces serás prosperado, si cuidas de poner por obra los estatutos y decretos que Jehová mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni desmayes.14 Mira, yo con grandes esfuerzos he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro, un millón de talentos de plata, y bronce y hierro sin medida, pues es mucho. Asimismo he preparado madera y piedra, lo cual tú podrás aumentar.15 Tienes contigo muchos obreros, canteros, albañiles, carpinteros, hombres expertos en toda clase de obra.16 Del oro, de la plata, del bronce y del hierro, hay en abundancia. Levántate y manos a la obra; que Jehová esté contigo».
Cántico gradual para Salomón
La prosperidad viene de Jehová
Sal. 127.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Si Jehová no edifica la casa,
en vano trabajan los que la edifican;
si Jehová no guarda la ciudad,
en vano vela la guardia.
2 Por demás es que os levantéis de madrugada
y vayáis tarde a reposar,
y que comáis pan de dolores,
pues que a su amado dará Dios el sueño.
3 Herencia de Jehová son los hijos;
cosa de estima el fruto del vientre.
4 Como saetas en manos del valiente,
así son los hijos tenidos en la juventud.
5 ¡Bienaventurado el hombre
que llenó su aljaba de ellos!
No será avergonzado
cuando hable con los enemigos en la puerta.
David pide ayuda para Salomón
1 Cr. 22.17-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Asimismo mandó David a todos los principales de Israel que ayudaran a Salomón, su hijo, diciendo:18 «¿No está con vosotros Jehová, vuestro Dios, el cual os ha dado paz por todas partes? Porque él ha entregado en mis manos a los habitantes de la tierra, y la tierra ha sido sometida delante de Jehová y delante de su pueblo.19 Aplicad, pues, ahora vuestros corazones y vuestras almas a buscar a Jehová, vuestro Dios. Levantaos y edificad el santuario de Jehová Dios, para traer el Arca del pacto de Jehová, y los utensilios consagrados a Dios, a la casa edificada al nombre de Jehová».
Salomón sucede a David
1 Cr. 28.1-29.19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Reunió David en Jerusalén a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de millares y de centenas, los administradores de toda la hacienda y posesión del rey y de sus hijos, los oficiales y los más poderosos y valientes de sus hombres.
2 Entonces el rey David se puso en pie y dijo: «Oídme, hermanos míos y pueblo mío. Yo tenía el propósito de edificar una Casa en la cual reposara el Arca del pacto de Jehová, y sirviera de estrado a los pies de nuestro Dios; y había ya preparado todo para edificar.3 Pero Dios me dijo: “Tú no edificarás Casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra y has derramado mucha sangre”.4 Sin embargo, Jehová, el Dios de Israel, me eligió de entre toda la casa de mi padre, para que fuera rey de Israel perpetuamente; porque a Judá escogió para ser caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.5 Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.6 Y me ha dicho: “Salomón, tu hijo, él edificará mi Casa y mis atrios; porque a este he escogido por hijo, y yo seré para él padre.7 Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esfuerza en poner por obra mis mandamientos y mis decretos, como en este día”.
8 »Ahora, pues, delante de todo Israel, congregación de Jehová, y de nuestro Dios que nos escucha, guardad y observad todos los preceptos de Jehová, vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente.
9 »Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo generoso; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscas, lo hallarás; pero si lo dejas, él te desechará para siempre.10 Mira, pues, ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques Casa para el santuario; ¡esfuérzate, y hazla!».
11 Entonces David entregó a su hijo Salomón el plano del pórtico del Templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus salas y la casa del propiciatorio.12 Asimismo el plano de todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová, para todas las habitaciones alrededor, para las tesorerías de la casa de Dios, y para las tesorerías de las cosas santificadas.13 También para los grupos de los sacerdotes y de los levitas, para toda la obra del ministerio de la casa de Jehová, y para todos los utensilios del ministerio de la casa de Jehová.
14 Le dio oro en cantidad suficiente para las cosas de oro, para todos los utensilios de cada servicio, y plata en cantidad suficiente para todas las cosas de plata, para todos los utensilios de cada servicio.15 El oro necesario para los candelabros de oro, y para sus lámparas; suficiente oro para cada candelabro y sus lámparas; y para los candelabros de plata, la plata necesaria para cada candelabro y sus lámparas, conforme al servicio de cada candelabro.16 Asimismo le dio oro suficiente para las mesas de la proposición, para cada mesa; del mismo modo, plata para las mesas de plata.17 También oro puro para los garfios, para los lebrillos, para las copas y para las tazas de oro; para cada taza, según su peso; y para las tazas de plata, según el peso de cada taza.18 Además, suficiente oro puro para el altar del incienso, y para el carro de los querubines de oro, que con las alas extendidas cubrían el Arca del pacto de Jehová.
19 «Todas estas cosas—dijo David—me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño».
20 David dijo además a su hijo Salomón: «Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.21 Ahí tienes los grupos de los sacerdotes y de los levitas para todo el ministerio de la casa de Dios; estarán a tu lado en toda la obra; también te dará su ayuda toda clase de voluntarios y gente hábil para toda forma de servicio, y los príncipes y todo el pueblo ejecutarán todas tus órdenes».
1 Después dijo el rey David a toda la asamblea: «Solamente a Salomón, mi hijo, ha elegido Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra, grande; porque la Casa no es para un hombre, sino para Jehová Dios.2 Con todas mis fuerzas yo he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia.3 Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios:4 tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para recubrir las paredes de las casas;5 oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Quién quiere, pues, hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?».
6 Entonces los jefes de familia, los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrendaron voluntariamente.7 Dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro.8 Todo el que tenía piedras preciosas las entregó para el tesoro de la casa de Jehová, en manos de Jehiel, el gersonita.9 Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrendaron espontáneamente a Jehová.
10 Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: «Bendito seas tú, Jehová, Dios de Israel, nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.11 Tuya es, Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el dar grandeza y poder a todos.13 Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.14 Porque ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que pudiéramos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.15 Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura.16 Jehová, Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar Casa a tu santo nombre, de tu mano procede y todo es tuyo.17 Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.18 Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo y encamina su corazón a ti.19 Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, para que haga todas las cosas, y te edifique la Casa para la cual yo he hecho preparativos».
Plegaria por bendición sobre el santuario
Sal. 132.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Acuérdate, Jehová, de David
y de toda su aflicción.
2 De cómo juró a Jehová
y prometió al Fuerte de Jacob:
3 «No entraré en el aposento de mi casa
ni subiré al lecho de mi descanso;
4 no daré el sueño a mis ojos
ni a mis párpados adormecimiento,
5 hasta que halle lugar para Jehová,
morada para el Fuerte de Jacob».
6 En Efrata lo oímos;
lo hallamos en los campos del bosque.
7 ¡Entraremos en su Tabernáculo!
¡Nos postraremos ante el estrado de sus pies!
8 Levántate, Jehová, al lugar de tu reposo,
tú y el Arca de tu poder.
9 Tus sacerdotes se vistan de justicia
y se regocijen tus santos.
10 Por amor de David tu siervo
no vuelvas de tu ungido el rostro.
11 En verdad juró Jehová a David
y no se retractará de ello:
«De tu descendencia
pondré sobre tu trono.
12 Si tus hijos guardan mi pacto
y mi testimonio, que yo les enseño,
sus hijos también
se sentarán sobre tu trono para siempre»,
13 porque Jehová ha elegido a Sión;
la quiso por morada suya.
14 «Este es para siempre el lugar de mi reposo.
Aquí habitaré, porque la he querido.
15 Bendeciré abundantemente su provisión;
a sus pobres saciaré de pan.
16 Asimismo vestiré de salvación a sus sacerdotes
y sus santos darán voces de júbilo.
17 Allí haré retoñar el poder de David;
he dispuesto lámpara para mi ungido.
18 A sus enemigos vestiré de confusión,
pero sobre él florecerá su corona».
Los jefes israelitas alaban al Señor
1 Cr. 29.20-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Después dijo David a toda la congregación: «Bendecid ahora a Jehová, vuestro Dios». Entonces toda la congregación bendijo a Jehová, Dios de sus padres, e inclinándose adoraron delante de Jehová y del rey.
21 Al día siguiente sacrificaron víctimas y ofrecieron holocaustos a Jehová; mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte de todo Israel.22 Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová lo ungieron como príncipe, y a Sadoc, como sacerdote.