Junio 1
Distribución y deberes de los levitas
1 Cr. 23.1-6,24-32 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Viejo ya David y colmado de días, proclamó a Salomón, su hijo, rey de Israel.2 Habiendo reunido a todos los principales de Israel, a los sacerdotes y a los levitas,3 fueron contados los levitas mayores de treinta años; y fue el número de ellos, contados uno por uno, treinta y ocho mil.4 De estos, veinticuatro mil dirigirían la obra de la casa de Jehová, y seis mil serían gobernadores y jueces.5 Además, cuatro mil serían porteros, y cuatro mil alabarían a Jehová, con los instrumentos que David había hecho para tributar alabanzas.
6 Los repartió David en grupos conforme a los hijos de Leví: Gersón, Coat y Merari.
24 Estos son los hijos de Leví, según las familias de sus padres, jefes de familias, según el censo de ellos, contados por sus nombres, uno por uno, de veinte años para arriba, los cuales trabajaban en el ministerio de la casa de Jehová.
25 Porque David había dicho: «Jehová, Dios de Israel, ha dado paz a su pueblo Israel, y él habitará en Jerusalén para siempre.26 Por eso los levitas no tendrán que transportar más el Tabernáculo y todos los utensilios para su ministerio».
27 Así que, conforme a las últimas palabras de David, se hizo el cómputo de los hijos de Leví de veinte años para arriba.28 Estos estaban bajo las órdenes de los hijos de Aarón para el servicio de la casa de Jehová, en los atrios, en las cámaras, en la purificación de toda cosa santificada, y en lo demás de la obra del ministerio en la casa de Dios.29 Asimismo tenían a su cargo los panes de la proposición, la flor de harina para el sacrificio, las hojuelas sin levadura, las ofrendas preparadas en sartén y las cocidas, y todos los pesos y medidas.30 Tenían además que asistir todos los días por la mañana y por la tarde para dar gracias y tributar alabanzas a Jehová.31 También tenían que ofrecer todos los holocaustos a Jehová los sábados, lunas nuevas y fiestas solemnes, continuamente delante de Jehová, según su número y de acuerdo con su rito.32 Tenían también a su cargo el cuidado del Tabernáculo de reunión y del santuario, bajo las órdenes de los hijos de Aarón, sus hermanos, en el ministerio de la casa de Jehová.
1 Cr. 24.1-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Los hijos de Aarón fueron también distribuidos en grupos. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.2 Pero como Nadab y Abiú murieron antes que su padre, sin haber tenido hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio.
3 David, con Sadoc, de los hijos de Eleazar, y Ahimelec, de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio.4 Como entre los hijos de Eleazar había más varones principales que entre los hijos de Itamar, los repartieron así: De los hijos de Eleazar, dieciséis jefes de casas paternas; y de los hijos de Itamar, por sus casas paternas, ocho.5 Los repartieron, pues, por suerte a unos y otros; porque tanto entre los hijos de Eleazar como entre los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario y príncipes de la casa de Dios.6 Y el escriba Semaías hijo de Natanael, de los levitas, escribió sus nombres en presencia del rey y de los príncipes, y delante de Sadoc, el sacerdote, de Ahimelec hijo de Abiatar y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas, designando por suerte una casa paterna para Eleazar y otra para Itamar.
7 La primera suerte tocó a Joiarib, la segunda, a Jedaías,8 la tercera, a Harim, la cuarta, a Seorim,9 la quinta, a Malquías, la sexta, a Mijamín,10 la séptima, a Cos, la octava, a Abías,11 la novena, a Jesúa, la décima, a Secanías,12 la undécima, a Eliasib, la duodécima, a Jaquim,13 la decimotercera, a Hupa, la decimocuarta, a Jesebeab,14 la decimoquinta, a Bilga, la decimosexta, a Imer,15 la decimoséptima, a Hezir, la decimoctava, a Afses,16 la decimonovena, a Petaías, la vigésima, a Hezequiel,17 la vigesimaprimera, a Jaquín, la vigesimasegunda, a Gamul,18 la vigesimatercera, a Delaía, la vigesimacuarta, a Maazías.
19 Estos fueron distribuidos para su ministerio, para que entraran en la casa de Jehová, según les fue ordenado por Aarón, su padre, de la manera que le había mandado Jehová, el Dios de Israel.
20 Estos son los otros hijos de Leví: Subael, de los hijos de Amram; y de los hijos de Subael, Jehedías.21 Y de los hijos de Rehabías, Isías, el jefe.22 De los izharitas, Selomot; de los hijos de Selomot, Jahat.23 De los hijos de Hebrón: Jerías, el jefe, el segundo, Amarías, el tercero, Jahaziel, el cuarto, Jecamán.24 Hijo de Uziel, Micaía; e hijo de Micaía, Samir.25 Hermano de Micaía, Isías; e hijo de Isías, Zacarías.26 Los hijos de Merari: Mahli y Musi; hijo de Jaazías, Beno.27 Los hijos de Merari por Jaazías: Beno, Soham, Zacur e Ibri.28 Y de Mahli, Eleazar, quien no tuvo hijos.29 Hijo de Cis, Jerameel.30 Los hijos de Musi: Mahli, Edar y Jerimot.
Estos fueron los hijos de los levitas conforme a sus casas paternas.31 Estos también echaron suertes, como sus hermanos, los hijos de Aarón, delante del rey David, de Sadoc, de Ahimelec, y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas; siendo tratados el principal de los padres igualmente que el menor de los hermanos.
Porteros del templo
1 Cr. 26.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 También fueron distribuidos los porteros, así:
De los coreítas, Meselemías hijo de Coré, de los hijos de Asaf.2 Los hijos de Meselemías: Zacarías, el primogénito, Jediael, el segundo, Zebadías, el tercero, Jatniel, el cuarto,3 Elam, el quinto, Johanán, el sexto, Elioenai, el séptimo.
4 Los hijos de Obed-edom: Semaías, el primogénito, Jozabad, el segundo, Joa, el tercero, el cuarto, Sacar, el quinto, Natanael,5 el sexto, Amiel, el séptimo, Isacar, el octavo, Peultai; porque Dios había bendecido a Obed-edom.6 También de su hijo Semaías nacieron hijos que fueron señores sobre la casa de sus padres; porque eran hombres valerosos y esforzados.7 Los hijos de Semaías: Otni, Rafael, Obed, Elzabad, y sus hermanos, hombres esforzados; asimismo Eliú y Samaquías.8 Todos estos de los hijos de Obed-edom; ellos con sus hijos y sus hermanos, eran hombres robustos y fuertes para el servicio; sesenta y dos de Obed-edom.9 Los hijos de Meselemías y sus hermanos fueron dieciocho hombres valientes.
10 De Hosa, de los hijos de Merari: Simri, el jefe (aunque no era el primogénito, su padre lo puso por jefe),11 el segundo, Hilcías, el tercero, Tebalías, el cuarto, Zacarías. El total de los hijos y hermanos de Hosa fue de trece.
12 Entre estos se hizo la distribución de los porteros, alternando los principales de los hombres en la guardia con sus hermanos, para servir en la casa de Jehová.13 Echaron suertes, el pequeño con el grande, según sus casas paternas, para cada puerta.
14 Para la puerta del oriente, la suerte cayó sobre Selemías. Echaron otra vez suertes y la parte norte le tocó a su hijo Zacarías, consejero entendido.15 A Obed-edom le tocó la puerta del sur, y a sus hijos la casa de provisiones del Templo.16 Para Supim y Hosa, la del occidente, la puerta de Salequet, en el camino de la subida. Las guardias se correspondían unas a otras:17 Al oriente seis levitas, al norte cuatro de día; al sur cuatro de día; y en la casa de provisiones de dos en dos.18 En el atrio de los utensilios, al occidente, había cuatro para el camino, y dos para el atrio mismo.19 Estas son las distribuciones de los porteros, hijos de los coreítas y de los hijos de Merari.
Guardias del templo
1 Cr. 26.20-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 De los levitas, Ahías estaba encargado de los tesoros de la casa de Dios y de los tesoros de las cosas santificadas.21 Los hijos de Laadán hijo de Gersón: tenían a los jehielitas por jefes de familia de Laadán, el gersonita.22 Los hijos de Jehieli, Zetam y su hermano Joel, estuvieron a cargo de los tesoros de la casa de Jehová.
23 De entre los amramitas, de los izharitas, de los hebronitas y de los uzielitas,24 Sebuel hijo de Gersón hijo de Moisés, era tesorero mayor.25 En cuanto a su hermano Eliezer, sus descendientes por línea directa fueron Rehabías, Jesaías, Joram, Zicri y Selomit.26 Este Selomit y sus hermanos tenían a su cargo todos los tesoros de todas las cosas santificadas que había consagrado el rey David, y los jefes de las casas paternas, los capitanes de millares y de centenas, y los jefes del ejército.27 Lo habían consagrado de las guerras y de los botines, para reparar la casa de Jehová.28 Asimismo todas las cosas que habían consagrado el vidente Samuel, y Saúl hijo de Cis, Abner hijo de Ner y Joab hijo de Sarvia, y todo lo que cualquiera consagraba, estaba a cargo de Selomit y de sus hermanos.
Exhortación a los guardas del templo
Sal. 134.1-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Mirad, bendecid a Jehová,
vosotros todos los siervos de Jehová,
los que en la casa de Jehová estáis por las noches.
2 Alzad vuestras manos al santuario
y bendecid a Jehová.
3 ¡Desde Sión te bendiga Jehová,
el cual ha hecho los cielos y la tierra!
Otros funcionarios
1 Cr. 26.29-32 DHH NIV NBD NVI LBLA
29 De los izharitas, Quenanías y sus hijos eran gobernadores y jueces sobre Israel en asuntos exteriores.
30 De los hebronitas, Hasabías y sus hermanos, hombres de vigor, en número de mil setecientos, gobernaban a Israel al otro lado del Jordán, al occidente, para toda la obra de Jehová y el servicio del rey.31 El jefe de los hebronitas, repartidos en sus linajes por sus familias, era Jerías. En el año cuarenta del reinado de David se registraron, y se halló entre ellos a hombres fuertes y vigorosos en Jazer de Galaad.32 Los hermanos de Jerías eran hombres valientes, en número de dos mil setecientos, jefes de familias, los cuales el rey David constituyó sobre los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, para todas las cosas de Dios y los negocios del rey.
Junio 2
Abisag sirve a David
1 R. 1.1-4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando el rey David era viejo y avanzado en días, lo cubrían de ropas, pero no se calentaba.2 Le dijeron, por tanto, sus siervos: «Busquen para mi señor, el rey, una joven virgen que lo atienda y lo abrigue, que duerma a su lado y así mi señor, el rey, entrará en calor».
3 Buscaron, pues, una joven hermosa por toda la tierra de Israel; encontraron a Abisag, la sunamita, y la llevaron al rey.4 La joven era hermosa; ella abrigaba al rey y lo servía, pero el rey nunca la conoció.
Adonías usurpa el trono
1 R. 1.5-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: «Yo reinaré». Se hizo de carros, de gente de a caballo y de cincuenta hombres que corrieran delante de él.6 En todos sus días su padre nunca lo había reprendido diciéndole: «¿Por qué haces esto?». Además, era de muy hermoso parecer, y había nacido después de Absalón.7 Adonías se había puesto de acuerdo con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, los cuales lo ayudaban.8 Pero el sacerdote Sadoc, Benaía hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David no seguían a Adonías.
9 Mató Adonías un día ovejas, vacas y animales cebados junto a la peña de Zohelet, que está cerca de la fuente de Rogel, y convidó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá, siervos del rey.10 Pero no convidó al profeta Natán ni a Benaía ni a los grandes, ni a su hermano Salomón.11 Entonces Natán dijo a Betsabé, madre de Salomón:
—¿No has oído que Adonías hijo de Haguit se ha proclamado rey sin saberlo David, nuestro señor?12 Ven pues, ahora, y oye mi consejo, para que conserves tu vida y la de tu hijo Salomón.13 Ve, preséntate ante el rey David y dile: “Rey y señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo: ‘Salomón, tu hijo, reinará después de mí, y él se sentará en mi trono?’. ¿Por qué, pues, reina Adonías?”.14 Mientras estés allí hablando con el rey, yo entraré detrás de ti y reafirmaré tus palabras.
15 Entonces Betsabé entró en la habitación del rey. El rey estaba muy viejo y Abisag, la sunamita, lo servía.16 Betsabé se inclinó e hizo una reverencia al rey. El rey dijo:
—¿Qué te pasa?
17 Ella le respondió:
—Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová, tu Dios, diciendo: “Salomón, tu hijo, reinará después de mí y se sentará en mi trono”.18 Pero ahora reina Adonías, sin que tú, mi señor y rey, todavía lo sepas.19 Ha matado bueyes, animales cebados y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, general del ejército; pero no ha convidado a Salomón, tu siervo.20 Entre tanto, rey y señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les anuncies quién se ha de sentar en el trono después de mi señor, el rey.21 De otra manera sucederá que cuando mi señor, el rey, duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón seremos considerados culpables.
22 Mientras ella aún hablaba con el rey, llegó el profeta Natán.23 Le avisaron al rey diciendo: «Aquí está el profeta Natán». Cuando él entró donde estaba el rey, se postró delante del rey rostro en tierra,24 y dijo:
—Rey y señor mío, ¿has dicho tú: “Adonías reinará después de mí y se sentará en mi trono”?25 Porque hoy descendió a sacrificar bueyes, animales cebados y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército, y también al sacerdote Abiatar: están comiendo y bebiendo delante de él, y gritan: “¡Viva el rey Adonías!”.26 Pero ni a mí, tu siervo, ni al sacerdote Sadoc ni a Benaía hijo de Joiada ni a Salomón, tu siervo, ha convidado.27 ¿Es que esto ha sido ordenado por mi señor, el rey, sin haber dado a conocer a tus siervos quién se había de sentar en el trono de mi señor, el rey, después de él?
David proclama rey a Salomón
1 R. 1.28-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
28 El rey David respondió diciendo: «Llamadme a Betsabé». Entró ella a la presencia del rey y se quedó en pie delante de él.29 Entonces el rey hizo este juramento:
—¡Vive Jehová!, que ha redimido mi alma de toda angustia,30 que como yo te he jurado por Jehová, Dios de Israel, diciendo: “Tu hijo Salomón reinará después de mí y se sentará sobre mi trono en lugar mío”, así lo haré hoy.
31 Betsabé se inclinó ante el rey, con su rostro en tierra, y haciendo una reverencia al rey, dijo:
—Viva mi señor, el rey David, para siempre.
32 Y el rey David dijo:
—Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaía hijo de Joiada.
Ellos entraron a la presencia del rey,33 y él les dijo:
—Tomad con vosotros los siervos de vuestro señor, montad a mi hijo Salomón en mi mula y llevadlo a Gihón.34 Allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel; vosotros tocaréis la trompeta y gritaréis: “¡Viva el rey Salomón!”.35 Después iréis detrás de él, y vendrá a sentarse sobre mi trono y reinará en mi lugar, porque lo he escogido para que sea príncipe de Israel y de Judá.
36 Entonces Benaía hijo de Joiada respondió al rey:
—Amén. Así lo diga Jehová, Dios de mi señor, el rey.37 De la manera que Jehová ha estado con mi señor, el rey, así esté con Salomón, y haga mayor su trono que el trono de mi señor, el rey David.
38 Descendieron el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía hijo de Joiada, los cereteos y los peleteos, montaron a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Gihón.39 Tomó el sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del Tabernáculo y ungió a Salomón; tocaron la trompeta y gritó todo el pueblo: “¡Viva el rey Salomón!”.40 Después subió todo el pueblo detrás de él; cantaba la gente con flautas y manifestaba tan gran alegría, que parecía que la tierra se hundía bajo sus gritos.
Para Salomón
El reinado de un rey justo
Sal. 72.1-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Dios, da tus juicios al rey
y tu justicia al hijo del rey.
2 Él juzgará a tu pueblo con justicia
y a tus afligidos con rectitud.
3 Los montes llevarán paz al pueblo,
y los collados justicia.
4 Juzgará a los afligidos del pueblo,
salvará a los hijos del menesteroso
y aplastará al opresor.
5 Te temerán mientras duren el sol y la luna,
de generación en generación.
6 Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada;
como el rocío que destila sobre la tierra.
7 Florecerá en sus días justicia y abundancia de paz,
hasta que no haya luna.
8 ¡Dominará de mar a mar,
y desde el río hasta los confines de la tierra!
9 Ante él se postrarán los moradores del desierto,
y sus enemigos lamerán el polvo.
10 Los reyes de Tarsis y de las costas
traerán presentes;
los reyes de Sabá y de Seba
ofrecerán dones.
11 Todos los reyes se postrarán delante de él;
todas las naciones lo servirán.
12 Él librará al menesteroso que clame
y al afligido que no tenga quien lo socorra.
13 Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso;
salvará la vida de los pobres.
14 De engaño y de violencia redimirá sus almas,
y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.
15 Vivirá, y se le dará del oro de Sabá,
y se orará por él continuamente;
todo el día se le bendecirá.
16 Será echado un puñado de grano en la tierra,
en las cumbres de los montes;
su fruto hará ruido como el Líbano;
los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.
17 Será su nombre para siempre;
se perpetuará su nombre mientras dure el sol.
Benditas serán en él todas las naciones;
lo llamarán bienaventurado.
18 Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel,
el único que hace maravillas.
19 ¡Bendito su nombre glorioso para siempre!
¡Toda la tierra sea llena de su gloria!
¡Amén y amén!
20 Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí.
Adonías y sus partidarios se rinden
1 R. 1.41-53 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 Lo oyó Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. También oyó Joab el sonido de la trompeta, y dijo: «¿Por qué se alborota la ciudad con tanto estruendo?».
42 Mientras él aún hablaba, llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar, al cual dijo Adonías:
—Entra, porque tú eres hombre valiente y traerás buenas noticias.
43 Jonatán respondió a Adonías:
—Ciertamente nuestro señor, el rey David, ha hecho rey a Salomón;44 el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc y al profeta Natán, a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los peleteos, los cuales lo montaron en la mula del rey.45 El sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en Gihón; de allí han subido alegremente y la ciudad está llena de estruendo. Este es el alboroto que habéis oído.46 Más aún, Salomón se ha sentado en el trono del reino,47 y aun los siervos del rey han venido a bendecir a nuestro señor, el rey David, diciendo: “Dios haga bueno el nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo”. Y el rey adoró en la cama,48 y ha dicho además así: “Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, y lo vean mis ojos”.
49 Entonces se estremecieron todos los convidados que estaban con Adonías, se levantaron y cada uno se fue por su camino.50 Pero Adonías tuvo miedo de Salomón, se levantó y fue a asirse de los cuernos del altar.51 Luego avisaron a Salomón:
—Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del altar diciendo: “Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo”.
52 Y Salomón dijo:
—Si él es hombre de bien, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; pero si se halla mal en él, morirá.
53 El rey Salomón mandó que lo trajeran del altar; vino él y se inclinó ante el rey Salomón. Salomón le dijo:
—Vete a tu casa.
Todos reconocen el reinado de Salomón
1 Cr. 29.23-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Se sentó Salomón como rey en el trono de Jehová en lugar de su padre David, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.24 Todos los príncipes y poderosos, y todos los hijos del rey David, prestaron homenaje al rey Salomón.25 Y Jehová engrandeció en extremo a Salomón a los ojos de todo Israel, y le dio tal gloria en su reino, cual ningún rey la tuvo antes que él en Israel.
Junio 3
David da instrucciones a Salomón
1 R. 2.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando llegaron los días en que David había de morir, le ordenó a Salomón, su hijo:2 «Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate y sé hombre.3 Guarda los preceptos de Jehová, tu Dios, andando en sus caminos y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;4 para que confirme Jehová la promesa que me hizo diciendo: “Si tus hijos guardan mi camino andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás te faltará un descendiente en el trono de Israel”.
5 »Ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, cómo los mató, vengando en tiempo de paz la sangre derramada en la guerra, y manchando con sangre de guerra el cinturón que ceñía su cintura y los zapatos que calzaban sus pies.6 Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría: no dejarás descender en paz sus canas al seol.7 Pero con los hijos de Barzilai, el galaadita, tendrás misericordia; que sean de los convidados a tu mesa, pues ellos me trataron de esa manera cuando iba huyendo de Absalón, tu hermano.8 También tienes contigo a Simei hijo de Gera hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Pero él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová diciendo: “No te mataré a espada”.9 Pero ahora no lo absolverás, pues eres un hombre sabio y sabes cómo debes tratarlo para que sus canas desciendan con sangre al seol».
Últimas palabras de David
2 S. 23.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Estas son las palabras postreras de David.
Dijo David hijo de Isaí,
aquel varón que fue levantado en alto,
el ungido del Dios de Jacob,
el dulce cantor de Israel:
2 «El espíritu de Jehová habla por mí,
su palabra está en mi lengua.
3 El Dios de Israel ha hablado,
me habló la Roca de Israel:
“Habrá un justo que gobierne entre los hombres,
que gobierne en el temor de Dios.
4 Será como la luz matinal,
como el resplandor del sol
en una mañana sin nubes,
como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra”.
5 Por eso mi casa está firme en Dios;
pues ha hecho conmigo un pacto eterno,
bien ordenado en todo y bien seguro,
aunque todavía no haya hecho él florecer
toda mi salvación y mi deseo.
6 Pero todos los malvados
serán como espinos arrancados,
que nadie recoge con la mano;
7 quien quiere tocarlos,
se arma de un hierro
o del asta de una lanza,
y son allí mismo consumidos por el fuego».
Muerte de David
1 R. 2.10-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 David durmió con sus padres y fue sepultado en su ciudad.11 Los días que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años: siete años reinó en Hebrón y treinta y tres años en Jerusalén.12 Salomón se sentó en el trono de David, su padre, y su reino fue muy estable.
1 Cr. 29.26-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel.27 El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón y treinta y tres reinó en Jerusalén.28 Murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria. Reinó en su lugar Salomón, su hijo.
29 Los hechos del rey David, desde el primero hasta el último, están escritos en el libro de las crónicas del vidente Samuel, en las crónicas del profeta Natán, y en las crónicas del vidente Gad,30 con todo lo relativo a su reinado y su poder, y los cosas que le ocurrieron a él, a Israel y a todos los reinos de aquellas tierras.
Los hijos de David
2 S. 3.2-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 A David le nacieron hijos en Hebrón; su primogénito fue Amnón, de Ahinoam, la jezreelita;3 su segundo, Quileab, de Abigail, la mujer de Nabal, el de Carmel; el tercero, Absalón, hijo de Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur;4 el cuarto, Adonías, hijo de Haguit; el quinto, Sefatías, hijo de Abital;5 el sexto, Itream, de Egla, mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.
2 S. 5.13-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 David tomó más concubinas y mujeres de Jerusalén, después que vino de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas.14 Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,15 Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía,16 Elisama, Eliada y Elifelet.
1 Cr. 14.3-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 También David tomó mujeres en Jerusalén, y engendró más hijos e hijas.4 Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,5 Ibhar, Elisúa, Elpelet,6 Noga, Nefeg, Jafía,7 Elisama, Beeliada y Elifelet.
1 Cr. 3.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Estos son los hijos de David que le nacieron en Hebrón: el primogénito Amnón, de Ahinoam, la jezreelita; el segundo, Daniel, de Abigail, la de Carmel;2 el tercero, Absalón hijo de Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur; el cuarto, Adonías, hijo de Haguit;3 el quinto, Sefatías, de Abital; el sexto, Itream, de su mujer Egla.4 Estos seis le nacieron en Hebrón, donde reinó siete años y seis meses; y en Jerusalén reinó treinta y tres años.5 Estos cuatro le nacieron en Jerusalén: Simea, Sobab, Natán y Salomón hijo de Bet-súa, hija de Amiel.6 Y otros nueve: Ibhar, Elisama, Elifelet,7 Noga, Nefeg, Jafía,8 Elisama, Eliada y Elifelet.9 Todos estos fueron los hijos de David, sin contar los hijos de las concubinas. Tamar fue hermana de ellos.
970-931 a.C. Reinado de Salomón
Salomón afirma su reino
1 R. 2.13-46 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Entonces Adonías hijo de Haguit fue a ver a Betsabé, madre de Salomón, y ella le dijo:
—¿Vienes en son de paz?
—Sí, de paz—respondió él;14 y en seguida añadió—: Tengo algo que decirte.
—Habla—dijo ella.
15 Él dijo:
—Tú sabes que el reino era mío y que todo Israel había puesto en mí sus ojos para que yo reinara; pero el reino fue traspasado y se le concedió a mi hermano, pues por voluntad de Jehová le pertenecía.16 Ahora te hago una petición; no me la niegues.
—Habla—le dijo ella.
17 Él entonces dijo:
—Te ruego que hables al rey Salomón (porque él no te lo negará), para que me dé Abisag, la sunamita, por mujer.
18 —Bien; hablaré por ti al rey—respondió Betsabé.
19 Betsabé fue a ver al rey Salomón para hablarle por Adonías. El rey se levantó a recibirla y se inclinó ante ella; volvió a sentarse en su trono e hizo traer una silla para su madre, que se sentó a su diestra.20 Entonces ella dijo:
—Una pequeña petición pretendo de ti; no me la niegues.
—Pide, madre mía, que yo no te la negaré—respondió el rey.
21 Y ella dijo:
—Que se le dé Abisag, la sunamita, por esposa a tu hermano Adonías.
22 —¿Por qué pides a Abisag, la sunamita, para Adonías? Demanda también el reino para él, pues él es mi hermano mayor y ya tiene también de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab hijo de Sarvia—le respondió Salomón a su madre.
23 Y el rey Salomón juró por Jehová: «Traiga Dios sobre mí el peor de los castigos, que contra su vida ha hablado Adonías estas palabras.24 Ahora, pues, vive Jehová, quien me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David, mi padre, quien me ha dado una casa conforme me lo había prometido, que Adonías morirá hoy».
25 Entonces el rey Salomón envió a Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió contra él y lo mató.26 Y el rey dijo al sacerdote Abiatar: «Vete a Anatot, a tus heredades, pues eres digno de muerte; pero no te mataré hoy, por cuanto has llevado el Arca de Jehová, el Señor, delante de David, mi padre, y además has compartido todas sus aflicciones».27 Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliera la palabra que Jehová pronunció en Silo sobre la casa de Elí.
28 Llegó la noticia a Joab, y como también se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón, huyó Joab al tabernáculo de Jehová y se asió de los cuernos del altar.29 Se le avisó a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová y que estaba junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, con esta orden: «Ve y arremete contra él».30 Entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y le dijo:
—El rey ha dicho que salgas.
—No, sino que aquí moriré—respondió él.
Benaía volvió con esta respuesta al rey, y le dijo:
—Así me respondió Joab.
31 El rey le dijo:
—Haz como él ha dicho: mátalo y entiérralo, y aparta de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente.32 Jehová hará caer su sangre sobre su cabeza, porque él ha dado muerte a dos hombres más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiera nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá.33 Así pues, la sangre de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia para siempre; pero sobre David y sobre su descendencia, sobre su casa y sobre su trono, habrá paz perpetua de parte de Jehová.
34 Entonces Benaía hijo de Joiada subió, arremetió contra él y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto.35 El rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada al frente del ejército, y a Sadoc el rey lo puso como sacerdote en lugar de Abiatar.36 Después mandó a llamar el rey a Simei, y le dijo:
—Edifícate una casa en Jerusalén y habita ahí, no salgas de allí a ninguna parte;37 porque ten por cierto que el día que salgas y pases el torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre caerá sobre tu cabeza.
38 Simei dijo al rey:
—Tu palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo.
Y habitó Simei en Jerusalén muchos días.39 Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de Simei huyeron junto a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Alguien dio aviso a Simei diciendo: «Tus siervos están en Gat».40 Entonces Simei se levantó, ensilló su asno y fue adonde estaba Aquis, en Gat, para buscar a sus siervos. Fue, pues, Simei, y trajo sus siervos de Gat.41 Luego le dijeron a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y regresado.42 Entonces el rey mandó a buscar a Simei, y le dijo: «¿No te hice jurar yo por Jehová, y te advertí diciendo: “El día que salgas y vayas acá o allá, ten por cierto que morirás”? Y tú me dijiste: “Tu palabra es buena, yo la obedezco”.43 ¿Por qué, pues, no guardaste el juramento de Jehová, y el mandamiento que yo te impuse?».
44 Dijo además el rey a Simei: «Tú conoces todo el mal, el cual tu corazón bien sabe que cometiste contra mi padre David. Jehová, pues, ha hecho recaer el mal sobre tu cabeza.45 En cambio, el rey Salomón será bendito, y el trono de David permanecerá firme perpetuamente delante de Jehová».
46 Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada, el cual salió, lo hirió y lo mató.
Y el reino fue confirmado en manos de Salomón.
Junio 4
Salomón pide sabiduría
1 R. 3.3-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Pero Salomón amó a Jehová, y anduvo en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.4 Iba el rey a Gabaón, porque aquel era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.
5 En Gabaón se le apareció en sueños Jehová a Salomón una noche. Y le dijo Dios:
—Pide lo que quieras que yo te dé.
6 Salomón le respondió:
—Tú has tenido gran misericordia con tu siervo David, mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia y rectitud de corazón para contigo. Tú le has reservado esta tu gran misericordia, al darle un hijo que se sentara en su trono, como sucede en este día.7 Ahora pues, Jehová, Dios mío, tú me has hecho rey a mí, tu siervo, en lugar de David, mi padre. Yo soy joven y no sé cómo entrar ni salir.8 Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar por su multitud incalculable.9 Concede, pues, a tu siervo un corazón que entienda para juzgar a tu pueblo y discernir entre lo bueno y lo malo, pues ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan grande?
10 Al Señor le agradó que Salomón pidiera esto.11 Y le dijo Dios:
—Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oir juicio,12 voy a obrar conforme a tus palabras: Te he dado un corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.13 También te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.14 Y si andas en mis caminos, guardando mis preceptos y mis mandamientos, como anduvo tu padre David, yo alargaré tus días.
15 Cuando Salomón despertó, comprendió que era sueño. Luego fue a Jerusalén y se presentó delante del Arca del pacto de Jehová, sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz. También ofreció un banquete a todos sus siervos.
2 Cr. 1.1-13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Salomón hijo de David fue afirmado en su reino, y Jehová, su Dios, estaba con él y lo engrandeció sobremanera.
2 Convocó Salomón a todo Israel, a jefes de millares y de centenas, a jueces y a todos los príncipes de todo Israel, jefes de familias.3 Después Salomón fue con toda esta asamblea al lugar alto que había en Gabaón, pues allí estaba el Tabernáculo de reunión de Dios que Moisés, siervo de Jehová, había hecho en el desierto.4 Pero David había traído el Arca de Dios de Quiriat-jearim al lugar que él le había preparado; porque le había levantado una tienda en Jerusalén.5 Asimismo el altar de bronce que había hecho Bezaleel hijo de Uri hijo de Hur, estaba allí, delante del tabernáculo de Jehová, al cual fue a consultar Salomón con aquella asamblea.6 Subió, pues, Salomón allá delante de Jehová, al altar de bronce que estaba en el Tabernáculo de reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.
7 Aquella noche se le apareció Dios a Salomón y le dijo:
—Pídeme lo que quieras que yo te dé.
8 Salomón respondió a Dios:
—Tú has tenido con David, mi padre, gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo.9 Ahora pues, Jehová Dios, que se cumpla la palabra que le diste a David, mi padre; porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.10 Dame ahora sabiduría y ciencia, para que sepa dirigir a este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?
11 Respondió Dios a Salomón:
—Por cuanto este ha sido el deseo de tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que procuran tu mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey,12 sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca la tuvieron los reyes que fueron antes de ti, ni la tendrán los que vengan después de ti.
13 Y desde el lugar alto que estaba en Gabaón, delante del Tabernáculo de reunión, volvió Salomón a Jerusalén, y reinó sobre Israel.
Salomón, el juez sabio
1 R. 3.16-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras y se presentaron ante él.17 Una de ellas dijo:
—¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer habitábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.18 Aconteció que al tercer día de dar yo a luz, esta dio a luz también, y habitábamos nosotras juntas; ningún extraño estaba en la casa, fuera de nosotras dos.19 Una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.20 Ella se levantó a medianoche y quitó a mi hijo de mi lado, mientras yo, tu sierva, estaba durmiendo; lo puso a su lado y colocó al lado mío a su hijo muerto.21 Cuando me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, encontré que estaba muerto; pero lo observé por la mañana y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz.
22 Entonces la otra mujer dijo:
—No; mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto.
—No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive—volvió a decir la otra.
Así discutían delante del rey.23 El rey entonces dijo: «Esta afirma: “Mi hijo es el que vive y tu hijo es el que ha muerto”; la otra dice: “No, el tuyo es el muerto y mi hijo es el que vive”».24 Y añadió el rey:
—Traedme una espada.
Y trajeron al rey una espada.25 En seguida el rey dijo:
—Partid en dos al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra.
26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y le dijo:
—¡Ah, señor mío! dad a esta el niño vivo, y no lo matéis.
—Ni a mí ni a ti; partidlo—dijo la otra.
27 Entonces el rey respondió:
—Entregad a aquella el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre.
28 Todo Israel oyó aquel juicio que había pronunciado el rey, y temieron al rey, pues vieron que Dios le había dado sabiduría para juzgar.
Gobierno de Salomón
1 R. 4.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Reinó, pues, el rey Salomón sobre todo Israel.2 Estos fueron los jefes que tuvo: Azarías, hijo del sacerdote Sadoc;3 Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, secretarios; Josafat hijo de Ahilud, canciller;4 Benaía hijo de Joiada, jefe del ejército; Sadoc y Abiatar, los sacerdotes;5 Azarías hijo de Natán, jefe de los gobernadores; Zabud hijo de Natán, ministro principal y amigo del rey;6 Ahisar, mayordomo; y Adoniram hijo de Abda, encargado del tributo.
7 Tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecerlo un mes por año.8 Estos son sus nombres: el hijo de Hur, en los montes de Efraín;9 el hijo de Decar, en Macaz, en Saalbim, en Bet-semes, en Elón y en Bet-hanán;10 el hijo de Hesed, en Arubot; este tenía también a Soco y toda la tierra de Hefer;11 el hijo de Abinadab, en todos los territorios de Dor; este tenía por mujer a Tafat, hija de Salomón;12 Baana hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, en toda Bet-seán, que está cerca de Saretán, más abajo de Jezreel, desde Bet-seán hasta Abel-mehola y hasta el otro lado de Jocmeam;13 el hijo de Geber, en Ramot de Galaad; este tenía también las ciudades de Jair hijo de Manasés, las cuales estaban en Galaad; tenía también la provincia de Argob, que estaba en Basán: sesenta grandes ciudades con muro y cerraduras de bronce;14 Ahinadab hijo de Iddo, en Mahanaim;15 Ahimaas, en Neftalí; este tomó también por mujer a Basemat, hija de Salomón.16 Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot;17 Josafat hijo de Parúa, en Isacar;18 Simei hijo de Ela, en Benjamín;19 Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la tierra de Sehón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basán; este era el único gobernador en aquella tierra.
Prosperidad de Salomón
1 R. 4.20-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Judá e Israel eran tan numerosos como la arena que está junto al mar, y todos comían, bebían y se alegraban.21 Y Salomón dominaba sobre todos los reinos desde el Éufrates hasta la tierra de los filisteos y el límite con Egipto, que le traían presentes y sirvieron a Salomón todos los días que vivió.22 La provisión de Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de harina,23 diez bueyes cebados, veinte bueyes de pasto y cien ovejas; sin contar los ciervos, gacelas, corzos y aves engordadas.24 Porque él dominaba en toda la región al oeste del Éufrates, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos los reyes al oeste del Éufrates, y gozó de paz en todas sus fronteras.
25 Judá e Israel vivieron seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón.26 Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes.27 Estos gobernadores mantenían al rey Salomón y a todos los que a la mesa del rey Salomón venían, cada uno un mes, y hacían que nada faltara.28 Hacían también traer cebada y paja para los caballos y para las bestias de carga, al lugar donde él estaba, cada uno conforme al turno que tenía.
Sabiduría de Salomón
1 R. 4.29-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
29 Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y tan dilatado corazón como la arena que está a la orilla del mar.30 Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales y que toda la sabiduría de los egipcios.31 Fue más sabio que todos los demás hombres, más que Etán, el ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol. Y fue conocido entre todas las naciones de los alrededores.
Salomón compuso muchos proverbios
1 R. 4.32 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 Compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.
Finalidad de los proverbios
Pr. 1.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel,
2 para aprender sabiduría y doctrina,
para conocer razones prudentes,
3 para adquirir instrucción y prudencia,
justicia, juicio y equidad;
4 para dar sagacidad a los ingenuos,
y a los jóvenes inteligencia y cordura.
5 El sabio los escucha y aumenta su saber,
y el inteligente adquiere capacidad
6 para entender los proverbios y sentencias,
las palabras de los sabios y sus enigmas.
7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
Consejos a los jóvenes
Pr. 1.8-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 «Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre,
9 porque adorno de gracia serán en tu cabeza,
y collares en tu cuello.
10 Hijo mío, si los pecadores intentan engañarte,
no lo consientas.
11 Si te dicen: “Ven con nosotros,
pongamos asechanzas para derramar sangre,
acechemos sin motivo al inocente;
12 los tragaremos vivos, como el seol,
y enteros, como los que caen en la fosa;
13 hallaremos toda clase de riquezas,
llenaremos nuestras casas con el botín.
14 Ven, une tu suerte a la nuestra
y hagamos una bolsa común entre todos”,
15 tú, hijo mío, no vayas en el camino con ellos,
sino aparta tu pie de sus veredas,
16 porque sus pies corren hacia el mal,
se apresuran a derramar sangre.
17 En vano es tender una red
ante los ojos del ave,
18 pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas,
contra sí mismos tienden la trampa.
19 Así son las sendas de todo el que es dado a la codicia,
la cual quita la vida de sus poseedores.
Junio 5
Amonestaciones de la sabiduría
Pr. 1.20-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 »La sabiduría clama en las calles,
alza su voz en las plazas;
21 Clama en los principales lugares de reunión,
a la entrada de las puertas de la ciudad dice sus razones:
22 “¿Hasta cuándo, ingenuos, amaréis la ingenuidad?
¿Hasta cuándo los burlones desearán burlarse
y los insensatos aborrecerán el conocimiento?
23 ¡Volveos a mi reprensión!,
pues ciertamente yo derramaré mi espíritu sobre vosotros
y os haré saber mis palabras.
24 Yo os llamé, pero no quisisteis escuchar;
tendí mi mano, pero no hubo quien atendiera,
25 sino que desechasteis todos mis consejos
y rechazasteis mi reprensión;
26 por eso, también yo me reiré en vuestra calamidad,
me burlaré cuando os venga lo que teméis,
27 cuando venga como una destrucción lo que teméis
y vuestra calamidad llegue como un torbellino;
cuando sobre vosotros venga tribulación y angustia.
28 »Entonces me llamarán, pero no responderé;
me buscarán de mañana, pero no me hallarán.
29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría
y no escogieron el temor de Jehová,
30 sino que rechazaron mi consejo
y menospreciaron todas mis reprensiones,
31 comerán del fruto de su camino
y se hastiarán de sus propios consejos.
32 Porque el desvío de los ignorantes los matará,
la prosperidad de los necios los echará a perder;
33 pero el que me escuche vivirá confiadamente,
estará tranquilo, sin temor del mal”.
Excelencia de la sabiduría
Pr. 2.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 »Hijo mío, si recibes mis palabras
y guardas en ti mis mandamientos,
2 haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
si inclinas tu corazón a la prudencia,
3 si invocas a la inteligencia
y pides que la prudencia te asista;
4 si la buscas como si fuera plata
y la examinas como a un tesoro,
5 entonces entenderás el temor de Jehová
y hallarás el conocimiento de Dios,
6 porque Jehová da la sabiduría
y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia.
7 Él provee de sana sabiduría a los rectos:
es escudo para los que caminan rectamente.
8 Él es quien guarda las veredas del juicio
y preserva el camino de sus santos.
9 Entonces comprenderás qué es justicia, juicio
y equidad, y todo buen camino.
10 Cuando la sabiduría penetre en tu corazón
y el conocimiento sea grato a tu alma,
11 la discreción te guardará
y te preservará la inteligencia,
12 para librarte del mal camino,
de los hombres que hablan perversamente,
13 de los que abandonan los caminos rectos
para andar por sendas tenebrosas,
14 de los que disfrutan haciendo el mal
y se gozan con las perversiones del vicio,
15 las veredas de los cuales son torcidas,
y torcidos sus caminos.
16 »Serás así librado de la mujer ajena,
de la extraña que halaga con sus palabras,
17 que abandona al compañero de su juventud
y se olvida del pacto de su Dios,
18 por lo cual su casa se desliza hacia la muerte,
y sus veredas hacia los muertos.
19 De los que a ella se lleguen, ninguno volverá
ni seguirá de nuevo los senderos de la vida.
20 »Tú así andarás por el camino de los buenos
y seguirás las sendas de los justos;
21 porque los rectos habitarán la tierra
y los íntegros permanecerán en ella.
22 En cambio, los malvados serán eliminados de la tierra,
y de ella serán arrancados los prevaricadores.
Exhortación a la obediencia
Pr. 3.1-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 »Hijo mío, no te olvides de mi Ley,
y que tu corazón guarde mis mandamientos,
2 porque muchos días y años de vida
y de paz te aumentarán.
3 Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad:
átalas a tu cuello,
escríbelas en la tabla de tu corazón
4 y hallarás gracia y buena opinión
ante los ojos de Dios y de los hombres.
5 »Confía en Jehová con todo tu corazón
y no te apoyes en tu propia prudencia.
6 Reconócelo en todos tus caminos
y él hará derechas tus veredas.
7 No seas sabio en tu propia opinión,
sino teme a Jehová y apártate del mal,
8 porque esto será medicina para tus músculos
y refrigerio para tus huesos.
9 »Honra a Jehová con tus bienes
y con las primicias de todos tus frutos;
10 entonces tus graneros estarán colmados con abundancia
y tus lagares rebosarán de mosto.
11 »No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,
no te canses de que él te corrija,
12 porque Jehová al que ama castiga,
como el padre al hijo a quien quiere.
13 »¡Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría
y obtiene la inteligencia,
14 porque su ganancia es más que la ganancia de la plata,
sus beneficios más que los del oro fino!
15 Más preciosa es que las piedras preciosas:
¡nada que puedas desear se puede comparar con ella!
16 Larga vida hay en su mano derecha,
y en su izquierda, riquezas y honra.
17 Sus caminos son caminos deleitosos;
todas sus veredas, paz.
18 Es árbol de vida para los que de ella echan mano,
y bienaventurados son los que la retienen.
19 »Jehová fundó la tierra con sabiduría,
afirmó los cielos con inteligencia.
20 Con su ciencia, los mares fueron divididos
y destilan rocío los cielos.
21 »Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos:
guarda la Ley y el consejo,
22 que serán vida para tu alma
y gracia para tu cuello.
23 Entonces andarás por tu camino confiadamente
y tu pie no tropezará.
24 Cuando te acuestes, no tendrás temor,
sino que te acostarás y tu sueño será grato.
25 No tendrás temor de un pavor repentino
ni de la ruina de los impíos, cuando llegue,
26 porque Jehová será tu confianza:
él evitará que tu pie quede atrapado.
27 »Si tienes poder para hacer el bien,
no te rehúses a hacérselo a quien lo necesite;
28 no digas a tu prójimo: “Vete, vuelve de nuevo,
mañana te daré”,
cuando tengas contigo qué darle.
29 No intentes hacer daño a tu prójimo
que vive confiado junto a ti.
30 No pleitees sin razón con nadie,
a no ser que te hayan agraviado.
31 No envidies al hombre injusto
ni escojas ninguno de sus caminos.
32 Porque Jehová abomina al perverso;
su comunión íntima es con los justos.
33 La maldición de Jehová está en la casa del malvado,
pero bendice la morada de los justos.
34 Ciertamente él escarnece a los escarnecedores
y da gracia a los humildes.
35 Los sabios heredan la honra,
pero los necios cargan con su ignominia.
Beneficios de la sabiduría
Pr. 4.1-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 »Escuchad, hijos, la enseñanza de un padre;
estad atentos, para adquirir cordura.
2 Yo os doy buena enseñanza;
por eso, no descuidéis mi instrucción.
3 Yo también fui un hijo para mi padre,
delicado y único a los ojos de mi madre.
4 Él me enseñaba, diciendo:
“Retén mis razones en tu corazón,
guarda mis mandamientos y vivirás”.
5 Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia,
no te olvides de ella ni te apartes de las razones de mi boca;
6 No la abandones, y ella te guardará;
Ámala, y te protegerá.
7 Sabiduría ante todo, ¡adquiere sabiduría!
Sobre todo lo que posees, ¡adquiere inteligencia!
8 Engrandécela, y ella te engrandecerá;
te honrará, si tú la abrazas.
9 Un adorno de gracia pondrá en tu cabeza;
una corona de belleza te entregará.
10 »Escucha, hijo mío, recibe mis razones
y se te multiplicarán los años de tu vida.
11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado,
por veredas derechas te he hecho andar.
12 Cuando andes, no se acortarán tus pasos;
si corres, no tropezarás.
13 Aférrate a la instrucción, no la dejes;
guárdala, porque ella es tu vida.
14 No entres en la vereda de los impíos
ni vayas por el camino de los malos.
15 Déjala, no pases por ella;
apártate de ella, pasa de largo.
16 Pues ellos no duermen si no hacen el mal;
pierden el sueño si no hacen caer a alguno.
17 Porque su comida es pan de maldad,
y su bebida, vino de violencia.
18 La senda de los justos es como la luz de la aurora,
que va en aumento hasta que el día es perfecto;
19 pero el camino de los malvados es como la oscuridad,
y no saben en qué tropiezan.
20 »Hijo mío, está atento a mis palabras;
inclina tu oído a mis razones.
21 Que no se aparten de tus ojos;
guárdalas en lo profundo de tu corazón,
22 porque son vida para los que las hallan
y medicina para todo su cuerpo.
23 Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón,
porque de él mana la vida.
24 Aparta de ti la perversidad de la boca,
aleja de ti la iniquidad de los labios.
25 Que tus ojos miren lo recto
y que tus párpados se abran a lo que tienes delante.
26 Examina la senda que siguen tus pies
y sean rectos todos tus caminos.
27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
aparta tu pie del mal.
Junio 6
Amonestación contra la impureza
Pr. 5.1-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 »Hijo mío, está atento a mi sabiduría
e inclina tu oído a mi inteligencia,
2 para que guardes discreción
y tus labios conserven la ciencia.
3 Los labios de la mujer extraña destilan miel
y su paladar es más suave que el aceite,
4 pero su final es amargo como el ajenjo,
agudo como espada de dos filos.
5 Sus pies descienden a la muerte,
sus pasos se dirigen al seol.
6 Sus caminos no son firmes: no los conoce,
ni considera el camino de la vida.
7 »Ahora pues, hijos, escuchadme
y no os apartéis de las razones de mi boca.
8 Aleja de ella tu camino
y no te acerques a la puerta de su casa,
9 no sea que des tu honor a extraños,
y tus años a alguien cruel;
10 o no sea que los extraños se sacien de tu fuerza,
que tus trabajos queden en casa ajena
11 y que gimas al final,
cuando se consuma tu carne y todo tu cuerpo,
12 y digas: “¡Cómo pude aborrecer el consejo?
¿Cómo pudo mi corazón menospreciar la reprensión?
13 ¡No escuché la voz de los que me instruían,
ni a los que me enseñaban incliné mi oído!
14 Casi en el colmo del mal he estado,
en medio de la sociedad y de la congregación”.
15 »Bebe el agua de tu propia cisterna,
los raudales de tu propio pozo.
16 ¿Acaso han de derramarse tus fuentes por las calles
y tus corrientes de aguas por las plazas?
17 Sean ellas para ti solo,
no para los extraños que estén contigo.
18 ¡Sea bendito tu manantial
y alégrate con la mujer de tu juventud,
19 cierva amada, graciosa gacela!
Que sus caricias te satisfagan en todo tiempo
y recréate siempre en su amor.
20 ¿Por qué, hijo mío, has de andar ciego con la mujer ajena
y abrazar el seno de la extraña?
21 Los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
y él considera todas sus veredas.
22 Apresarán al malvado sus propias iniquidades,
retenido será con las ligaduras de su pecado.
23 Él morirá por falta de disciplina
y errará por lo inmenso de su locura.
Amonestación contra la pereza y la falsedad
Pr. 6.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 »Hijo mío, si has salido fiador por tu amigo
o le has empeñado tu palabra a un extraño,
2 te has enredado con las palabras de tu boca
y has quedado atrapado en los dichos de tus labios.
3 Haz esto ahora, hijo mío, para librarte,
ya que has caído en manos de tu prójimo:
Ve, humíllate, importuna a tu amigo,
4 no des sueño a tus ojos
ni dejes que tus párpados se cierren;
5 escápate como una gacela de manos del cazador,
como un ave de manos del que tiende trampas.
6 »Mira la hormiga, perezoso,
observa sus caminos y sé sabio:
7 Ella, sin tener capitán,
gobernador ni señor,
8 prepara en el verano su comida,
recoge en el tiempo de la siega su sustento.
9 Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás del sueño?
10 Un poco de sueño, dormitar otro poco,
y otro poco descansar mano sobre mano:
11 así te llegará la miseria como un vagabundo,
la pobreza como un hombre armado.
12 El hombre malo, el hombre depravado,
es el que anda en perversidad de boca;
13 que guiña los ojos, que habla con los pies,
que hace señas con los dedos.
14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;
siembra las discordias.
15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente;
súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.
16 »Seis cosas aborrece Jehová,
y aun siete le son abominables:
17 los ojos altivos, la lengua mentirosa,
las manos que derraman sangre inocente,
18 el corazón que maquina pensamientos inicuos,
los pies que corren presurosos al mal,
19 el testigo falso, que dice mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos.
Amonestación contra el adulterio
Pr. 6.20-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 »Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre.
21 Átalos siempre a tu corazón,
enlázalos a tu cuello.
22 Te guiarán cuando camines,
te guardarán cuando duermas
y hablarán contigo cuando despiertes.
23 Porque el mandamiento es lámpara,
la enseñanza es luz,
y camino de vida son las reprensiones que te instruyen
24 para guardarte de la mala mujer,
de la suave lengua de la mujer extraña.
25 No codicies su hermosura en tu corazón,
ni te prenda ella con sus ojos,
26 porque la ramera solo pretende del hombre un bocado de pan,
pero la adúltera busca la vida del hombre.
27 ¿Pondrá el hombre fuego en su seno
sin que ardan sus vestidos?
28 ¿Andará el hombre sobre brasas
sin que se quemen sus pies?
29 Así le sucede al que se llega a la mujer de su prójimo,
pues no quedará impune ninguno que la toque.
30 ¿No se desprecia al ladrón,
aunque solo robe por comer cuando tiene hambre?
31 Y si es sorprendido, pagará siete veces:
tendrá que entregar cuanto tiene en su casa.
32 También al que comete adulterio le falta sensatez;
el que tal hace corrompe su alma.
33 Heridas y vergüenza hallará,
y su afrenta nunca será borrada.
34 Porque el hombre enfurecido por los celos
no perdonará en el día de la venganza;
35 no aceptará compensación alguna,
ni querrá perdonar aunque le aumentes el pago.
Artimañas de la ramera
Pr. 7.1-27 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 »Hijo mío, guarda mis razones
y atesora para ti mis mandamientos.
2 Guarda mis mandamientos y vivirás,
y guarda mi enseñanza como a la niña de tus ojos.
3 Átalos a tus dedos,
escríbelos en la tabla de tu corazón.
4 Di a la sabiduría: “Tú eres mi hermana”,
y llama parienta a la inteligencia,
5 para que te guarden de la mujer ajena,
de la extraña que suaviza sus palabras.
6 »Miraba yo por la ventana de mi casa,
a través de mi celosía,
7 cuando vi entre los ingenuos,
observé entre los jóvenes,
a un joven falto de sensatez.
8 Pasaba él por la calle, junto a la esquina,
e iba camino de la casa de ella,
9 al atardecer, cuando ya oscurecía
y caía la oscuridad y las tinieblas de la noche.
10 »En esto, una mujer le sale al encuentro,
con atavío de ramera y astucia en el corazón.
11 Alborotadora y pendenciera,
sus pies no pueden estar en casa.
12 Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,
al acecho en todas las esquinas.
13 Se asió de él y lo besó.
Con semblante descarado le dijo:
14 “Sacrificios de paz había prometido,
y hoy he cumplido mis votos;
15 por eso he salido a encontrarte,
buscando con ansia tu rostro,
y te he hallado.
16 He adornado mi cama con colchas
recamadas con lino de Egipto;
17 he perfumado mi lecho
con mirra, áloes y canela.
18 Ven, embriaguémonos de amor hasta la mañana;
disfrutemos de amores.
19 Porque mi marido no está en casa;
se ha ido a un largo viaje.
20 La bolsa del dinero se llevó en la mano,
y no volverá a su casa hasta la luna llena”.
21 »Así lo rindió, con la suavidad de sus muchas palabras,
y lo sedujo con la zalamería de sus labios.
22 Al punto se marchó tras ella,
como va el buey al degolladero
o como va el necio a prisión para ser castigado;
23 como el ave que se arroja contra la red,
sin saber que va a perder la vida
hasta que la saeta traspasa su corazón.
24 »Ahora pues, hijos, escuchadme;
estad atentos a las razones de mi boca:
25 No se desvíe tu corazón a los caminos de ella;
no yerres en sus veredas,
26 porque a muchos ha hecho caer heridos,
y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
27 Camino del seol es su casa,
que conduce a las cámaras de la muerte».
Junio 7
Excelencia de la Sabiduría
Pr. 8.1-36 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¿Acaso no clama la Sabiduría
y alza su voz la inteligencia?
2 Apostada en las alturas junto al camino,
en las encrucijadas de las veredas,
3 junto a las puertas, a la entrada de la ciudad,
a la entrada de las puertas da voces:
4 ¡A vosotros, hombres, llamo;
mi voz dirijo a los hijos de los hombres!
5 «Ingenuos, aprended discreción;
y vosotros, necios, entrad en cordura.
6 Escuchad, porque voy a decir cosas excelentes,
voy a abrir mis labios para cosas rectas.
7 Porque mi boca dice la verdad,
y mis labios abominan la impiedad.
8 Justas son todas las razones de mi boca:
nada hay en ellas perverso ni torcido;
9 todas son claras para el que entiende
y rectas para los que han hallado sabiduría.
10 Recibid mi enseñanza antes que la plata,
y ciencia antes que el oro puro;
11 porque mejor es la sabiduría que las perlas,
y no hay cosa deseable que se le pueda comparar».
12 «Yo, la Sabiduría, habito con la cordura
y tengo la ciencia de los consejos.
13 El temor de Jehová es aborrecer el mal:
yo aborrezco la soberbia, la arrogancia, el mal camino
y la boca perversa.
14 Conmigo están el consejo y el buen juicio.
Yo soy la inteligencia, y mío es el poder.
15 Por mí reinan los reyes,
y los príncipes ejercen la justicia.
16 Por mí dominan los príncipes,
y los gobernadores juzgan la tierra.
17 Yo amo a los que me aman,
y me hallan los que temprano me buscan.
18 Las riquezas y el honor me acompañan;
los bienes permanentes y la justicia.
19 Mejor es mi fruto que el oro, que el oro refinado;
y mis beneficios mejores que la plata pura.
20 Por vereda de justicia guiaré,
por en medio de sendas de juicio,
21 para hacer que los que me aman tengan su heredad
y que yo llene sus tesoros.
22 »Jehová me poseía en el principio,
ya de antiguo, antes de sus obras.
23 Eternamente tuve la primacía, desde el principio,
antes de la tierra.
24 Fui engendrada antes que los abismos,
antes que existieran las fuentes de las muchas aguas.
25 Antes que los montes fueran formados,
antes que los collados, ya había sido yo engendrada,
26 cuando él aún no había hecho la tierra, ni los campos,
ni el principio del polvo del mundo.
27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo,
28 cuando afirmaba los cielos arriba,
cuando afirmaba las fuentes del abismo,
29 cuando fijaba los límites al mar
para que las aguas no transgredieran su mandato,
cuando establecía los fundamentos de la tierra,
30 con él estaba yo ordenándolo todo.
Yo era su delicia cada día
y me recreaba delante de él en todo tiempo.
31 Me regocijaba con la parte habitada de su tierra,
pues mis delicias están con los hijos de los hombres.
32 »Ahora pues, hijos, escuchadme:
¡Bienaventurados los que guardan mis caminos!
33 Atended el consejo, sed sabios
y no lo menospreciéis.
34 Bienaventurado el hombre que me escucha,
velando a mis puertas cada día,
guardando los postes de mis puertas,
35 porque el que me halle, hallará la vida
y alcanzará el favor de Jehová;
36 pero el que peca contra mí, se defrauda a sí mismo,
pues todos los que me aborrecen aman la muerte».
La sabiduría y la insensatez
Pr. 9.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 La Sabiduría edificó su casa,
labró sus siete columnas,
2 mató sus víctimas, mezcló su vino
y puso su mesa.
3 Envió a sus criadas,
y sobre lo más alto de la ciudad clamó,
4 diciendo a todo ingenuo: «Ven acá»,
y a los insensatos:
5 «Venid, comed de mi pan
y bebed del vino que he mezclado.
6 Dejad vuestras ingenuidades y viviréis;
y andad por el camino de la inteligencia».
7 El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;
el que reprende al malvado, atrae mancha sobre sí.
8 No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;
corrige al sabio, y te amará.
9 Da al sabio, y será más sabio;
enseña al justo, y aumentará su saber.
10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría;
el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
11 Porque por mí se aumentarán tus días,
años de vida se te añadirán.
12 Si eres sabio, para ti lo eres;
si eres escarnecedor, solo tú lo pagarás.
13 La mujer necia es alborotadora,
ingenua e ignorante.
14 Se sienta en una silla a la puerta de su casa,
en los lugares altos de la ciudad,
15 para llamar a los que pasan por el camino,
a los que van derechos por sus sendas,
16 y dice a cualquier ingenuo: «Ven acá»;
y a los faltos de cordura dice:
17 «Las aguas robadas son dulces,
y el pan comido a escondidas es sabroso».
18 Pero ellos no saben que allí están los muertos,
que sus convidados están en lo profundo del seol.
Proverbios de Salomón (Primera Serie)
Pr. 10.1-32 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Los proverbios de Salomón.
El hijo sabio alegra al padre,
pero el hijo necio es la tristeza de su madre.
2 Los tesoros de maldad no serán de provecho,
mas la justicia libra de la muerte.
3 Jehová no dejará que el justo padezca hambre,
mas rechazará la codicia de los malvados.
4 La mano negligente empobrece,
pero la mano de los diligentes enriquece.
5 El que recoge en verano es hombre sensato,
pero el que duerme en tiempo de siega, avergüenza.
6 Hay bendiciones sobre la cabeza del justo,
pero la boca de los malvados oculta violencia.
7 La memoria del justo es bendecida,
mas el nombre de los malvados se pudrirá.
8 El de corazón sabio recibe los mandamientos,
mas el de labios necios va a su ruina.
9 El que camina en integridad anda confiado,
pero el que pervierte sus caminos sufrirá quebranto.
10 El que guiña el ojo acarrea tristeza;
el de labios necios será derribado.
11 Manantial de vida es la boca del justo,
pero la boca de los malvados oculta violencia.
12 El odio despierta rencillas,
pero el amor cubre todas las faltas.
13 En los labios del prudente hay sabiduría,
mas la vara es para las espaldas del insensato.
14 Los sabios atesoran sabiduría,
mas la boca del necio es una calamidad cercana.
15 Las riquezas del rico son su ciudad fortificada;
la debilidad de los pobres es su pobreza.
16 La obra del justo es para vida;
el fruto del malvado es para pecado.
17 Guardar la instrucción es camino que lleva a la vida;
el que rechaza la reprensión, yerra.
18 El de labios mentirosos encubre el odio;
el que propaga la calumnia es un necio.
19 En las muchas palabras no falta pecado;
el que refrena sus labios es prudente.
20 Plata pura es la lengua del justo,
mas es nada el corazón de los malvados.
21 Los labios del justo sustentan a muchos,
pero los necios mueren por falta de entendimiento.
22 La bendición de Jehová es la que enriquece,
y no añade tristeza con ella.
23 Cometer maldad es una diversión para el insensato,
mas la sabiduría recrea al hombre inteligente.
24 Lo que el malvado teme, eso le sobrevendrá,
pero los justos recibirán lo que desean.
25 Como pasa el torbellino, así el malo no permanece,
mas el justo permanece para siempre.
26 Como el vinagre para los dientes y el humo para los ojos,
así es el perezoso para quienes lo envían.
27 El temor de Jehová aumenta los días,
mas los años de los malvados serán acortados.
28 La esperanza de los justos es alegría,
mas la esperanza de los malvados perecerá.
29 El camino de Jehová es fortaleza para el perfecto,
pero destrucción para los que cometen maldad.
30 El justo jamás será removido,
pero los malvados no habitarán la tierra.
31 De la boca del justo brota la sabiduría,
mas la lengua perversa será cortada.
32 Los labios del justo saben decir lo que agrada,
mas la boca de los malvados habla perversidades.
Junio 8
Proverbios de Salomón (Primera Serie, continuación)
Pr. 11.1-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Jehová abomina el peso falso,
pero la pesa cabal le agrada.
2 Cuando llega la soberbia, llega también la deshonra;
pero con los humildes está la sabiduría.
3 La integridad guía a los rectos,
pero a los pecadores los destruye su propia perversidad.
4 De nada servirán las riquezas en el día de la ira,
pero la justicia librará de muerte.
5 La justicia del perfecto endereza su camino,
pero el malvado caerá por su propia impiedad.
6 La justicia libra a los rectos,
pero los pecadores son atrapados en su pecado.
7 Cuando muere el hombre malvado, perece su esperanza;
la expectación de los malos perecerá.
8 El justo es librado de la tribulación,
pero su lugar lo ocupa el malvado.
9 El hipócrita, con la boca daña a su prójimo,
pero los justos se libran con la sabiduría.
10 Con el bien de los justos se alegra la ciudad,
pero cuando los malvados perecen, se hace fiesta.
11 Por la bendición de los rectos la ciudad es engrandecida,
pero por la boca de los malvados es trastornada.
12 El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo,
pero el hombre prudente calla.
13 El que anda con chismes revela el secreto;
el de espíritu fiel lo guarda íntegro.
14 Donde no hay dirección sabia, el pueblo cae;
la seguridad está en los muchos consejeros.
15 La ansiedad aflige al que sale fiador de un extraño;
el que aborrece las fianzas vive seguro.
16 La mujer agraciada obtiene honores;
los fuertes obtienen riquezas.
17 A su alma hace bien el hombre misericordioso,
pero el cruel se atormenta a sí mismo.
18 El malvado obra con falsedad;
el que siembra justicia obtendrá firme galardón.
19 Como la justicia conduce a la vida,
así el que sigue el mal lo hace para su muerte.
20 Abominables son para Jehová los perversos de corazón,
pero los perfectos de camino le son agradables.
21 Tarde o temprano, el malo será castigado,
pero la descendencia de los justos se librará.
22 Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
es la mujer hermosa pero falta de sentido.
23 El deseo de los justos es solamente el bien;
la esperanza de los malvados, el enojo.
24 Hay quienes reparten y les es añadido más,
y hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria.
25 El alma generosa será prosperada:
el que sacie a otros, también él será saciado.
26 Al que acapara el grano, el pueblo lo maldice,
pero bendición cubre la cabeza del que lo vende.
27 El que procura el bien obtendrá favor,
pero al que busca el mal, el mal le sobrevendrá.
28 El que confía en sus riquezas caerá,
pero los justos reverdecerán como el follaje.
29 El que perturba su casa heredará viento,
y el necio será siervo del sabio de corazón.
30 El fruto del justo es árbol de vida;
el que gana almas es sabio.
31 Ciertamente el justo recibe su paga en la tierra,
¡cuánto más el malvado y el pecador!
Pr. 12.1-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 El que ama la instrucción ama la sabiduría;
el que aborrece la reprensión es un ignorante.
2 El bueno alcanza el favor de Jehová,
pero Jehová condena al hombre de malos pensamientos.
3 El hombre no se afirma por medio de la maldad,
pero la raíz de los justos no será removida.
4 La mujer virtuosa es corona de su marido,
pero la mala es como carcoma en sus huesos.
5 Los pensamientos de los justos son rectitud;
los consejos de los malvados, engaño.
6 Las palabras de los malvados son como emboscadas para derramar sangre,
pero a los rectos los libra su propia boca.
7 Dios trastorna a los malvados y dejan de existir,
pero la casa de los justos permanece firme.
8 Por su sabiduría es alabado el hombre,
pero el perverso de corazón es menospreciado.
9 Más vale el despreciado que tiene quien lo sirva,
que el jactancioso que carece de pan.
10 El justo cuida de la vida de su ganado,
pero el corazón de los malvados es cruel.
11 El que labra sus tierras se saciará de pan,
pero el que se une a vagabundos carece de entendimiento.
12 Codicia el malvado la red de los malvados,
pero la raíz de los justos da fruto.
13 El malvado se enreda en la prevaricación de sus labios,
pero el justo sale con bien de la tribulación.
14 El hombre se sacia con el bien del fruto de su boca,
y recibe el pago que merece la obra de sus manos.
15 Opina el necio que su camino es derecho,
pero el sabio obedece el consejo.
16 El necio, al punto da a conocer su ira,
pero el prudente no hace caso de la injuria.
17 El que dice la verdad proclama justicia,
pero el testigo falso, engaño.
18 Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada,
pero la lengua de los sabios es medicina.
19 El labio veraz permanece para siempre;
la lengua mentirosa, solo por un momento.
20 Engaño hay en el corazón de los que maquinan el mal,
pero alegría en el de quienes aconsejan el bien.
21 Ninguna adversidad le acontecerá al justo,
pero los malvados serán colmados de males.
22 Los labios mentirosos son abominables para Jehová,
pero le complacen quienes actúan con verdad.
23 El hombre cuerdo encubre su saber,
pero el corazón de los necios pregona su necedad.
24 La mano de los diligentes dominará,
pero la negligencia será tributaria.
25 La congoja abate el corazón del hombre;
la buena palabra lo alegra.
26 El justo es guía para su prójimo,
pero el camino de los malvados los hace errar.
27 El indolente ni aun asará lo que ha cazado;
¡precioso bien del hombre es la diligencia!
28 En el camino de la justicia está la vida;
en sus sendas no hay muerte.
Pr. 13.1-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 El hijo sabio recibe el consejo del padre,
pero el insolente no escucha las reprensiones.
2 Del fruto de su boca el hombre comerá el bien,
pero el alma de los prevaricadores hallará el mal.
3 El que guarda su boca guarda su vida,
pero el que mucho abre sus labios acaba en desastre.
4 El perezoso desea y nada alcanza,
mas los diligentes serán prosperados.
5 El justo aborrece la palabra mentirosa;
el malvado se hace odioso e infame.
6 La justicia protege al perfecto de camino,
pero la impiedad trastorna al pecador.
7 Hay quienes presumen de ricos y no tienen nada,
y hay quienes pasan por pobres y tienen muchas riquezas.
8 Las riquezas de un hombre pueden ser el rescate de su vida,
pero el pobre no escucha amenazas.
9 La luz de los justos brilla alegremente,
pero se apagará la lámpara de los malvados.
10 Ciertamente la soberbia produce discordia,
pero con los prudentes está la sabiduría.
11 Las riquezas de vanidad disminuyen;
el que recoge con mano laboriosa las aumenta.
12 La esperanza que se demora es tormento del corazón;
árbol de vida es el deseo cumplido.
13 El que menosprecia el precepto se perderá;
el que teme el mandamiento será recompensado.
14 La instrucción del sabio es manantial de vida
para librar de los lazos de la muerte.
15 El buen juicio da gracia;
el camino de los transgresores es duro.
16 Todo hombre prudente procede con sabiduría;
el necio manifiesta su necedad.
17 El mal mensajero acarrea desgracia;
el mensajero fiel acarrea salud.
18 Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo,
pero el que acepta la corrección recibirá honra.
19 El deseo cumplido regocija el alma;
apartarse del mal es abominable para los necios.
20 El que anda entre sabios será sabio,
pero el que se junta con necios saldrá mal parado.
21 El mal persigue a los pecadores,
pero los justos serán premiados con el bien.
22 La herencia del bueno alcanzará a los hijos de sus hijos,
pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.
23 En el barbecho de los pobres hay mucho pan,
pero se pierde por falta de justicia.
24 El que no aplica el castigo aborrece a su hijo;
el que lo ama, lo corrige a tiempo.
25 El justo come hasta saciarse,
pero el vientre de los malvados quedará vacío.
Junio 9
Proverbios de Salomón (Primera Serie, continuación)
Pr. 14.1-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 La mujer sabia edifica su casa,
pero la necia con sus manos la derriba.
2 El que camina rectamente teme a Jehová,
pero el de caminos pervertidos lo menosprecia.
3 En la boca del necio está la vara de su soberbia;
a los sabios, sus labios los protegen.
4 Sin bueyes, el granero está vacío;
por la fuerza del buey hay abundancia de pan.
5 El testigo verdadero no miente;
el testigo falso dice mentiras.
6 Busca el escarnecedor la sabiduría y no la halla,
pero para el hombre sensato la sabiduría es cosa fácil.
7 Quítate de delante del hombre necio,
porque no hallarás ciencia en sus labios.
8 La ciencia del prudente está en comprender su camino;
la indiscreción de los necios es engaño.
9 Los necios se burlan del pecado,
pero entre los rectos hay buena voluntad.
10 El corazón conoce sus íntimas amarguras,
y ningún extraño se mezclará en su alegría.
11 La casa de los malvados será asolada,
pero florecerá la morada de los rectos.
12 Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero es camino que lleva a la muerte.
13 Aun en medio de la risa se duele el corazón,
y el término de la alegría es la congoja.
14 De sus caminos se hastía el necio de corazón,
pero el hombre de bien estará contento con el suyo.
15 El ingenuo todo lo cree;
el prudente mide bien sus pasos.
16 El sabio teme y se aparta del mal;
el insensato es insolente y confiado.
17 El que fácilmente se enoja comete locuras;
y el hombre perverso es aborrecido.
18 Los ingenuos heredarán necedad,
mas los prudentes se coronarán de sabiduría.
19 Los malos se inclinarán delante de los buenos,
y los malvados, ante las puertas del justo.
20 El pobre resulta odioso aun a su amigo,
pero muchos son los que aman al rico.
21 Peca el que menosprecia a su prójimo,
pero el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado.
22 ¿No yerran los que traman el mal?
Pero misericordia y verdad alcanzarán a los que planean el bien.
23 Toda labor da su fruto;
mas las vanas palabras empobrecen.
24 Las riquezas de los sabios son su corona;
la insensatez de los necios es locura.
25 El testigo veraz salva las vidas;
el falso dice mentiras.
26 En el temor de Jehová está la firme confianza,
la esperanza para sus hijos.
27 El temor de Jehová es manantial de vida
que aparta de los lazos de la muerte.
28 En el pueblo numeroso está la gloria del rey;
en la falta de pueblo, la debilidad del príncipe.
29 El que tarda en airarse es grande de entendimiento;
el impaciente de espíritu pone de manifiesto su necedad.
30 El corazón apacible es vida para la carne;
la envidia es carcoma de los huesos.
31 El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor,
pero lo honra el que tiene misericordia del pobre.
32 Por su maldad es derribado el malvado,
pero el justo, en su propia muerte halla refugio.
33 En el corazón del prudente reposa la sabiduría,
pero no es conocida en medio de los necios.
34 La justicia engrandece a la nación;
el pecado es afrenta de las naciones.
35 El favor del rey es para con el servidor prudente;
su enojo, para el que lo avergüenza.
Pr. 15.1-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 La respuesta suave aplaca la ira,
pero la palabra áspera hace subir el furor.
2 La lengua de los sabios adorna la sabiduría,
pero la boca de los necios dice sandeces.
3 Los ojos de Jehová están en todo lugar,
mirando a los malos y a los buenos.
4 La lengua apacible es árbol de vida,
pero la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.
5 El necio menosprecia el consejo de su padre;
el prudente acepta la corrección.
6 En la casa del justo hay gran provisión,
pero turbación hay en las ganancias del malvado.
7 La boca de los sabios siembra sabiduría;
no así el corazón de los necios.
8 El sacrificio que ofrecen los malvados es abominable para Jehová;
la oración de los rectos es su gozo.
9 Abominable es para Jehová el camino del malvado;
él ama al que sigue la justicia.
10 La reconvención es molesta al que deja el camino;
el que aborrece la corrección morirá.
11 El seol y el Abadón están delante de Jehová,
¡cuánto más los corazones de los hombres!
12 El escarnecedor no ama al que lo reprende
ni se junta con los sabios.
13 El corazón alegre embellece el rostro,
pero el dolor del corazón abate el espíritu.
14 El corazón inteligente busca la sabiduría,
pero la boca de los necios se alimenta de necedades.
15 Todos los días del desdichado son difíciles,
pero el de corazón alegre tiene un banquete continuo.
16 Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
que un gran tesoro donde hay turbación.
17 Mejor es comida de legumbres donde hay amor,
que de buey engordado donde hay odio.
18 El hombre iracundo promueve contiendas;
el que tarda en airarse apacigua la rencilla.
19 El camino del perezoso es como un seto de espinos;
la vereda de los rectos, como una calzada.
20 El hijo sabio alegra al padre;
el hombre necio menosprecia a su madre.
21 La necedad es alegría al falto de inteligencia;
el hombre inteligente endereza sus pasos.
22 Los pensamientos se frustran donde falta el consejo,
pero se afirman con los muchos consejeros.
23 El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!
24 El camino de la vida es hacia arriba para el prudente;
así se aparta del seol abajo.
25 Jehová derriba la casa de los soberbios,
pero afirma la heredad de la viuda.
26 Abominables son para Jehová los pensamientos del malo,
pero las expresiones de los puros son limpias.
27 Alborota su casa el codicioso,
pero el que aborrece el soborno vivirá.
28 El corazón del justo piensa antes de responder;
la boca de los malvados derrama maldad.
29 Jehová está lejos de los malvados,
pero escucha la oración de los justos.
30 La luz de los ojos alegra el corazón;
la buena noticia conforta los huesos.
31 El oído que escucha las amonestaciones de la vida,
morará entre los sabios.
32 El que desprecia la disciplina se menosprecia a sí mismo;
el que escucha la corrección adquiere inteligencia.
33 El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría,
y a la honra precede la humildad.
Proverbios relativos a la vida y a la conducta
Pr. 16.1-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Del hombre es hacer planes en el corazón;
de Jehová es poner la respuesta en la lengua.
2 Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión,
pero Jehová es quien pesa los espíritus.
3 Encomienda a Jehová tus obras
y tus pensamientos serán afirmados.
4 Todas las cosas ha hecho Jehová para sus propios fines,
incluso al malvado, para el día malo.
5 Abominable es para Jehová todo altivo de corazón;
ciertamente no quedará impune.
6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado;
con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
7 Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,
aun a sus enemigos los pone en paz con él.
8 Mejor es lo poco con justicia
que las muchas ganancias sin derecho.
9 El corazón del hombre se propone un camino,
pero Jehová endereza sus pasos.
10 Oráculo hay en los labios del rey
y su boca no prevarica en el juicio.
11 Las balanzas y el peso justos son de Jehová;
obra suya son todas las pesas de la bolsa.
12 Abominable es que los reyes cometan maldad,
porque con la justicia se afirma el trono.
13 Los labios justos complacen a los reyes;
estos aman al que habla con rectitud.
14 La ira del rey es mensajero de muerte,
pero el hombre sabio la evita.
15 En la alegría del rostro del rey está la vida,
y su favor es como nube de lluvia tardía.
16 Mejor es adquirir sabiduría que oro fino,
y adquirir inteligencia vale más que la plata.
17 El camino de los rectos se aparta del mal;
su vida protege el que guarda su camino.
18 Antes del quebranto está la soberbia,
y antes de la caída, la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes
que repartir el botín con los soberbios.
20 El entendido en la palabra hallará el bien;
el que confía en Jehová es bienaventurado.
21 El sabio de corazón es llamado prudente,
y la dulzura de labios aumenta el saber.
22 Manantial de vida es el entendimiento para el que lo posee,
pero la erudición de los necios es pura necedad.
23 El corazón del sabio hace prudente su boca
y añade gracia a sus labios.
24 Panal de miel son los dichos suaves,
suavidad para el alma y medicina para los huesos.
25 Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero es camino que lleva a la muerte.
26 El ansia del que trabaja, trabaja para él:
su boca lo estimula.
27 El hombre perverso cava en busca del mal;
en sus labios hay como una llama de fuego.
28 El hombre perverso promueve contienda,
y el chismoso separa a los mejores amigos.
29 El hombre malo lisonjea a su prójimo
y lo hace andar por mal camino;
30 cierra los ojos para pensar perversidades,
mueve los labios, comete el mal.
31 Corona de honra es la vejez
que se encuentra en el camino de la justicia.
32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte,
el que domina su espíritu que el conquistador de una ciudad.
33 Las suertes se echan en el regazo,
pero la decisión es de Jehová.
Junio 10
Proverbios relativos a la vida y a la conducta (continuación)
Pr. 17.1-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Mejor es un bocado seco y en paz
que una casa de contiendas llena de provisiones.
2 El siervo prudente se impondrá al hijo indigno,
y con los hermanos compartirá la herencia.
3 El crisol es para la plata y el horno para el oro,
pero Jehová es quien prueba los corazones.
4 El malo presta atención al labio inicuo
y el mentiroso escucha la lengua detractora.
5 El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor,
pero no quedará sin castigo el que se alegra de la desgracia.
6 Corona de los viejos son los nietos
y honra de los hijos son sus padres.
7 Si no conviene al necio el lenguaje elocuente,
¡cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
8 Como un talismán es el soborno para el que lo practica:
dondequiera que va, halla prosperidad.
9 El que encubre la falta busca la amistad;
el que la divulga, aparta al amigo.
10 La reprensión aprovecha al inteligente
más que cien azotes al necio.
11 El rebelde no busca sino el mal:
un mensajero cruel será enviado contra él.
12 Mejor es toparse con una osa privada de sus cachorros
que con un fatuo en su necedad.
13 Al que da mal por bien,
el mal no se apartará de su casa.
14 El que inicia la discordia es como quien suelta las aguas,
¡abandona, pues, la contienda, antes que se complique!
15 El que justifica al malvado y el que condena al justo,
ambos son igualmente abominables para Jehová.
16 ¿De qué sirve el dinero en la mano del necio para comprar sabiduría,
si no tiene entendimiento?
17 En todo tiempo ama el amigo
y es como un hermano en tiempo de angustia.
18 El hombre falto de entendimiento estrecha la mano
para salir fiador en presencia de su amigo.
19 El que ama la disputa ama la transgresión;
y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.
20 El perverso de corazón nunca hallará el bien;
el que intriga con su lengua caerá en el mal.
21 El que engendra a un insensato, para su tristeza lo engendra;
el padre del necio no tiene alegría.
22 El corazón alegre es una buena medicina,
pero el espíritu triste seca los huesos.
23 El malvado acepta en secreto el soborno
para pervertir las sendas de la justicia.
24 En el rostro del inteligente aparece la sabiduría,
pero los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.
25 El hijo necio es pesadumbre para su padre
y amargura para la que lo dio a luz.
26 Ciertamente no es bueno condenar al justo
ni herir a hombres nobles que actúan rectamente.
27 El que ahorra palabras tiene sabiduría;
prudente de espíritu es el hombre inteligente.
28 Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio;
el que cierra sus labios es inteligente.
Pr. 18.1-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Su propio deseo busca el que se aparta
y se entremete en todo negocio.
2 No se complace el necio en la inteligencia,
sino en manifestar su propia opinión.
3 Con el malvado viene también el menosprecio,
y con el que deshonra, la afrenta.
4 Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre;
y arroyo que rebosa es la fuente de la sabiduría.
5 Tener respeto a la persona del malvado
para pervertir el derecho del justo, no es bueno.
6 Los labios del necio provocan contienda;
su boca, a los azotes llama.
7 La boca del necio le acarrea quebranto;
sus labios son trampas para su propia vida.
8 Las palabras del chismoso son como bocados suaves
que penetran hasta las entrañas.
9 El que es negligente en su trabajo
es hermano del hombre destructor.
10 Fuerte torre es el nombre de Jehová;
a ella corre el justo y se siente seguro.
11 Las riquezas del rico son su ciudad fortificada;
como un muro defensivo se las imagina.
12 Antes del quebranto se engríe el corazón del hombre,
pero antes de los honores está la humildad.
13 Al que responde sin haber escuchado,
la palabra le es fatuidad y vergüenza.
14 El ánimo del hombre le sostendrá en su enfermedad,
pero ¿quién sostendrá a un ánimo angustiado?
15 El corazón del inteligente adquiere sabiduría,
y el oído de los sabios busca la ciencia.
16 Los regalos de un hombre le abren el camino
que lleva a la presencia de los grandes.
17 Justo parece el primero que aboga por su causa,
pero viene su adversario y le rebate.
18 Las suertes ponen fin a los pleitos
y deciden entre los poderosos.
19 El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte,
y las contiendas entre hermanos son como cerrojos de alcázar.
20 Del fruto de la boca del hombre se llena su vientre;
se sacia del producto de sus labios.
21 La muerte y la vida están en poder de la lengua;
el que la ama, comerá de sus frutos.
22 El que encuentra esposa encuentra el bien
y alcanza la benevolencia de Jehová.
23 El pobre habla con ruegos;
el rico responde con dureza.
24 El hombre que tiene amigos debe ser amistoso,
y amigos hay más unidos que un hermano.
Pr. 19.1-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Mejor es el pobre que camina en integridad
que el fatuo de labios perversos.
2 El alma sin ciencia no es buena,
y aquel que se precipita, peca.
3 La insensatez del hombre tuerce su camino
y luego se irrita su corazón contra Jehová.
4 Las riquezas atraen muchos amigos,
pero el pobre, hasta de su amigo es apartado.
5 El testigo falso no quedará sin castigo,
y el que dice mentiras no escapará.
6 Muchos buscan el favor del generoso,
y todos son amigos del hombre que da.
7 Si todos los hermanos del pobre lo aborrecen,
¡cuánto más sus amigos se alejarán de él!
Buscará una palabra y no la hallará.
8 El que posee entendimiento ama su alma;
el que cuida la inteligencia hallará el bien.
9 El testigo falso no quedará sin castigo,
y el que dice mentiras perecerá.
10 No es propio de un necio vivir entre lujos,
¡cuánto menos que un esclavo sea señor de los príncipes!
11 La cordura del hombre aplaca su furor,
y un honor le es pasar por alto la ofensa.
12 Como el rugido de un cachorro de león es la ira del rey,
y su favor, como el rocío sobre la hierba.
13 Dolor es para el padre un hijo necio
y gotera continua las contiendas de la mujer.
14 La casa y las riquezas son herencia de los padres,
pero don de Jehová es la mujer prudente.
15 La pereza hace caer en profundo sueño
y la persona negligente padecerá hambre.
16 El que guarda el mandamiento guarda su vida,
pero el que menosprecia los caminos de Jehová morirá.
17 A Jehová presta el que da al pobre;
el bien que ha hecho se lo devolverá.
18 Castiga a tu hijo mientras haya esperanza,
pero no se excite tu ánimo hasta destruirlo.
19 El que se deja arrebatar por la ira llevará el castigo,
y si usa de violencias, añadirá nuevos males.
20 Escucha el consejo y acepta la corrección:
así serás sabio en tu vejez.
21 Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre,
pero el consejo de Jehová es el que permanece.
22 Una satisfacción es para el hombre hacer misericordia,
y mejor es un pobre que un mentiroso.
23 El temor de Jehová lleva a la vida:
con él vive del todo tranquilo el hombre
y no es visitado por el mal.
24 El perezoso mete su mano en el plato,
pero ni aun es capaz de llevársela a la boca.
25 Hiere al escarnecedor y el ingenuo se hará precavido;
corrige al inteligente y aumentará su conocimiento.
26 El que roba a su padre y ahuyenta a su madre
es un hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio.
27 Cesa, hijo mío, de prestar oído a enseñanzas
que te hacen divagar de la sabiduría.
28 El testigo perverso se burla del juicio;
la boca de los malvados encubre la iniquidad.
29 Preparados hay juicios para los escarnecedores
y azotes para las espaldas de los necios.
Junio 11
Proverbios relativos a la vida y a la conducta (continuación)
Pr. 20.1-30 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora;
ninguno que por su causa yerre es sabio.
2 Como rugido de cachorro de león es la ira del rey;
el que lo enfurece peca contra sí mismo.
3 Honra es del hombre abandonar la contienda,
pero cualquier insensato se enreda en ella.
4 El perezoso no ara a causa del invierno;
luego, cuando llegue la siega, pedirá y no hallará.
5 Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre,
pero el inteligente sabe alcanzarlo.
6 Muchos hay que proclaman su propia bondad,
pero un hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
7 Camina en su integridad el justo
y sus hijos son dichosos después de él.
8 El rey, al sentarse en el trono para juzgar,
con su mirada descubre todo mal.
9 ¿Quién puede decir: «Yo he limpiado mi corazón,
limpio estoy de mi pecado»?
10 Pesa falsa y medida falsa,
ambas cosas son abominables para Jehová.
11 Aun el muchacho es conocido por sus hechos,
si su conducta es limpia y recta.
12 El oído que oye y el ojo que ve,
ambos igualmente ha hecho Jehová.
13 No ames el sueño, para no empobrecerte;
abre tus ojos y te saciarás de pan.
14 El comprador dice: «¡Malo, malo!»,
pero cuando se va, se jacta por la compra.
15 Hay oro y multitud de piedras preciosas,
pero joya más preciosa son los labios prudentes.
16 Quítale su ropa al que salió fiador de un extraño;
tómale prenda al que se fió de desconocidos.
17 Sabroso le es al hombre el pan de mentira,
pero después se le llena la boca de cascajo.
18 Los pensamientos se ordenan con el consejo,
y con dirección sabia se hace la guerra.
19 El que anda con chismes descubre los secretos:
no te entremetas, pues, con el suelto de lengua.
20 Al que maldice a su padre o a su madre
se le apagará su lámpara en la más profunda oscuridad.
21 Los bienes que al principio se adquieren de prisa,
no serán al final bendecidos.
22 No digas: «Yo me vengaré»;
espera en Jehová y él te salvará.
23 Abominables son para Jehová las pesas falsas,
y la balanza falsa no es buena.
24 De Jehová son los pasos del hombre,
¿cómo, pues, entenderá el hombre su camino?
25 Una trampa es para el hombre hacer apresuradamente voto de consagración
y reflexionar después de haberlo hecho.
26 El rey sabio dispersa a los malvados
y sobre ellos hace rodar la rueda.
27 Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre,
la cual escudriña lo más profundo del corazón.
28 La misericordia y la verdad guardan al rey,
y con clemencia se sustenta su trono.
29 La gloria de los jóvenes es su fuerza;
la belleza de los ancianos, su vejez.
30 Los azotes que hieren son medicina para el malo;
el castigo purifica el corazón.
Pr. 21.1-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Como aguas que se reparten
es el corazón del rey en la mano de Jehová:
él lo inclina hacia todo lo que quiere.
2 Todo camino del hombre es recto en su propia opinión,
pero Jehová pesa los corazones.
3 Hacer justicia y juicio es para Jehová
más agradable que el sacrificio.
4 Los ojos altivos, el corazón orgulloso
y el pensamiento de los malvados, todo es pecado.
5 Los planes del diligente ciertamente tienden a la abundancia,
pero todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
6 Amontonar tesoros por medio de la mentira
es fugaz ilusión de aquellos que buscan la muerte.
7 La rapiña de los malvados los destruirá,
por cuanto no quisieron actuar conforme a derecho.
8 El camino del hombre perverso es torcido y extraño,
pero los hechos del que es puro son rectos.
9 Mejor es vivir en un rincón del terrado
que con mujer pendenciera en casa espaciosa.
10 El alma del malvado desea el mal;
su prójimo no halla favor en sus ojos.
11 Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio;
cuando se amonesta al sabio, aprende ciencia.
12 Observa el justo la casa del malvado,
cómo los malvados son trastornados por el mal.
13 El que cierra su oído al clamor del pobre
tampoco será oído cuando clame.
14 La dádiva en secreto calma el enojo;
el regalo discreto, la fuerte ira.
15 Alegría es para el justo practicar la justicia,
pero un desastre para los que cometen iniquidad.
16 El hombre que se aparta del camino de la sabiduría
vendrá a parar en la compañía de los muertos.
17 Caerá en la pobreza el hombre que ama los placeres;
y el que ama el vino y los perfumes no se enriquecerá.
18 Rescate por el justo será el malvado,
y por los rectos, el prevaricador.
19 Mejor es vivir en tierra desierta
que con la mujer pendenciera e irascible.
20 Tesoro preciado y aceite hay en la casa del sabio,
pero el hombre insensato todo lo disipa.
21 El que sigue la justicia y la misericordia
hallará la vida, la justicia y el honor.
22 Tomó el sabio la ciudad de los fuertes
y derribó la fuerza en que ella confiaba.
23 El que guarda su boca y su lengua,
su vida guarda de angustias.
24 Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso
que actúa con la insolencia de su presunción.
25 El deseo del perezoso lo mata,
porque sus manos no quieren trabajar.
26 El codicioso codicia todo el día;
el justo da sin retener su mano.
27 El sacrificio de los malvados es abominable,
¡tanto más ofreciéndolo con maldad!
28 El testigo falso perecerá,
pero el hombre que escucha, siempre podrá responder.
29 El hombre malvado endurece su rostro,
pero el recto ordena sus caminos.
30 No hay sabiduría ni inteligencia
ni consejo contra Jehová.
31 El caballo se apareja para el día de la batalla,
pero Jehová es quien da la victoria.
Pr. 22.1-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Más vale el buen nombre que las muchas riquezas,
y la buena fama vale más que la plata y el oro.
2 El rico y el pobre tienen en común
que a ambos los hizo Jehová.
3 El prudente ve el mal y se esconde,
pero los ingenuos pasan y reciben el daño.
4 Riquezas, honor y vida
son el premio de la humildad y del temor de Jehová.
5 Espinos y trampas hay en el camino del perverso;
el que a sí mismo se guarda se alejará de ellos.
6 Instruye al niño en su camino,
y ni aun de viejo se apartará de él.
7 El rico se hace dueño de los pobres
y el que toma prestado se hace siervo del que presta.
8 El que siembra iniquidad, iniquidad segará,
y la vara de su insolencia será quebrada.
9 El que mira con misericordia será bendito,
porque dio de su pan al indigente.
10 Echa fuera al escarnecedor y se terminará la contienda,
y cesará el pleito y la afrenta.
11 El que ama la pureza del corazón,
con la gracia de sus labios se ganará la amistad del rey.
12 Los ojos de Jehová velan por la ciencia,
pero él trastorna las cosas de los prevaricadores.
13 Dice el perezoso: «Ahí fuera hay un león:
me matará en la calle».
14 Fosa profunda es la boca de la mujer extraña;
el que provoque la ira de Jehová, caerá en ella.
15 La necedad está ligada al corazón del muchacho,
pero la vara de la corrección la alejará de él.
16 El que por aumentar sus ganancias oprime al pobre
o da al rico, ciertamente se empobrecerá.
Junio 12
Preceptos y amonestaciones
Pr. 22.17-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Inclina tu oído, escucha las palabras de los sabios
y aplica tu corazón a mi sabiduría,
18 porque es cosa deliciosa que las guardes dentro de ti
y que, a la vez, se afirmen en tus labios.
19 Para que tu confianza esté puesta en Jehová
te las he hecho saber hoy a ti también.
20 ¿Acaso no te he escrito tres veces,
con consejos y ciencia,
21 para hacerte saber con certidumbre las palabras de verdad,
a fin de que vuelvas a llevar palabras de verdad a los que te enviaron?
LOS TREINTA DICHOS DE LOS SABIOS
(1) A favor de los pobres
Pr. 22.22,23 DHH NIV NBD NVI LBLA
22 No robes al pobre, porque es pobre,
ni oprimas al desdichado en las puertas de la ciudad,
23 porque Jehová juzgará la causa de ellos
y despojará de la vida a quienes los despojen.
(2) Contra los violentos
Pr. 22.24,25 DHH NIV NBD NVI LBLA
24 No te unas al iracundo
ni te acompañes del irascible,
25 no sea que aprendas sus costumbres
y pongas trampa a tu propia vida.
(3) Del que sale como fiador
Pr. 22.26,27 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 No seas de aquellos que se comprometen,
de los que salen fiadores de deudas ajenas.
27 Si luego no tienes con qué pagar,
¿por qué habrán de quitar tu cama de debajo de ti?
(4) Sobre los límites de una propiedad
Pr. 22.28 DHH NIV NBD NVI LBLA
28 No remuevas los linderos antiguos
que pusieron tus padres.
(5) El buen obrero
Pr. 22.29 DHH NIV NBD NVI LBLA
29 ¿Has visto un hombre cuidadoso en su trabajo?
Delante de los reyes estará,
no delante de gente de baja condición.
(6) Control al comer en la casa de un rico
Pr. 23.1-3 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando te sientes a comer con algún señor,
considera bien lo que está delante de ti.
2 Pon un cuchillo a tu garganta,
si tienes mucho apetito.
3 No codicies sus manjares delicados,
porque es pan engañoso.
(7) Falsedad de la riqueza
Pr. 23.4,5 DHH NIV NBD NVI LBLA
4 No te afanes por hacerte rico:
sé prudente y desiste.
5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, que son nada?
De cierto se hacen alas como de águila,
y vuelan al cielo.
(8) No comer con un avaro
Pr. 23.6-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 No comas pan con el avaro
ni codicies sus manjares,
7 porque cuales son sus pensamientos íntimos, tal es él.
«Come y bebe», te dirá,
pero su corazón no está contigo.
8 Vomitarás el bocado que comiste
y habrás malgastado tus suaves palabras.
(9) Sobre los consejos a un necio
Pr. 23.9 DHH NIV NBD NVI LBLA
9 No hables a oídos del necio,
porque menospreciará la prudencia de tus razones.
(10) El terreno de los huérfanos
Pr. 23.10,11 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 No remuevas el lindero antiguo
ni entres en la heredad de los huérfanos,
11 porque su defensor es el Fuerte:
él abogará por la causa de ellos contra ti.
(11) Recomendación para aplicarse al estudio
Pr. 23.12 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Aplica tu corazón a la enseñanza
y tus oídos a las razones sabias.
(12) Corrección a los jóvenes
Pr. 23.13,14 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 No rehúses corregir al muchacho,
porque si lo castigas con vara, no morirá.
14 Castígalo con la vara
y librarás su alma del seol.
(13) Alegría de un padre
Pr. 23.15,16 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Hijo mío, si tu corazón es sabio,
también a mí se me alegrará el corazón,
16 y mis entrañas también se alegrarán
cuando tus labios hablen con rectitud.
(14) Contra el tener envidia a los pecadores
Pr. 23.17,18 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 No tenga tu corazón envidia de los pecadores,
antes persevera en el temor de Jehová en todo tiempo.
18 Porque ciertamente hay un porvenir
y tu esperanza no será frustrada.
(15) Borrachos, glotones y perezosos
Pr. 23.19-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Escucha, hijo mío, y sé sabio:
endereza tu corazón al buen camino.
20 No te juntes con los bebedores de vino
ni con los comilones de carne,
21 porque el bebedor y el comilón se empobrecerán,
y el mucho dormir los hará vestir de harapos.
(16) La atención a los padres
Pr. 23.22-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
22 Escucha a tu padre, que te engendró;
y cuando tu madre envejezca, no la menosprecies.
23 Compra la verdad y no la vendas;
y la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia.
24 Mucho se alegrará el padre del justo,
y el que engendra a un sabio se gozará con él.
25 ¡Alégrense tu padre y tu madre!
¡Gócese la que te dio a luz!
(17) La mujer extraña
Pr. 23.26-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 Dame, hijo mío, tu corazón
y miren tus ojos mis caminos.
27 Porque abismo profundo es la ramera,
pozo profundo la extraña.
28 También ella, como un ladrón, acecha,
y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
(18) Contra el vino
Pr. 23.29-35 DHH NIV NBD NVI LBLA
29 ¿Para quién serán los ayes? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas?
¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas sin razón?
¿Para quién los ojos enrojecidos?
30 Para los que no dejan el vino,
para los que van probando mixturas.
31 ¡No mires el vino cuando rojea,
cuando resplandece su color en la copa!
Se entra suavemente,
32 pero al fin muerde como una serpiente,
causa dolor como un áspid.
33 Tus ojos verán cosas extrañas
y tu corazón dirá cosas perversas.
34 Será como si yacieras en medio del mar
o como si yacieras en la punta de un mástil.
35 Y dirás: «Me hirieron, mas no me dolió;
me azotaron, pero no lo sentí;
cuando despierte, volveré en busca de más».
(19) Contra los malvados
Pr. 24.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 No tengas envidia de los hombres malos
ni desees juntarte con ellos,
2 porque su corazón trama violencias
e iniquidad hablan sus labios.
(20) La construcción requiere sabiduría
Pr. 24.3,4 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Con sabiduría se edifica la casa,
con prudencia se afirma
4 y con ciencia se llenan las cámaras
de todo bien preciado y agradable.
(21) Vale tanto el saber como el poder en la guerra
Pr. 24.5,6 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 El hombre sabio es fuerte,
y de pujante vigor el que tiene ciencia.
6 Porque con ingenio harás la guerra,
y en los muchos consejeros está la victoria.
(22) El insensato en un tribunal
Pr. 24.7 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 Alta está para el insensato la sabiduría;
en la puerta no abrirá él su boca.
(23) El malintencionado
Pr. 24.8,9 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 Al que piensa hacer el mal
lo llaman «hombre de malos pensamientos».
9 El pensamiento del necio es pecado,
y abominable para los hombres el escarnecedor.
(24) El pusilánime
Pr. 24.10 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Si flaqueas en día de adversidad,
tu fuerza quedará reducida.
(25) Sobre el indulto
Pr. 24.11,12 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Libra a los que son llevados a la muerte,
salva a los que tienen su vida en peligro.
12 Porque si dices: «Lo cierto es que no lo supimos»,
¿acaso no lo considerará el que pesa los corazones?
El que mira por tu alma, él lo conocerá,
y él pagará al hombre según sus obras.
(26) Para tener un buen final
Pr. 24.13,14 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 Come, hijo mío, de la miel, porque es buena;
el panal es dulce a tu paladar.
14 Así será para ti el conocimiento de la sabiduría:
si la hallas tendrás recompensa
y al fin tu esperanza no será frustrada.
(27) El hombre honrado y los malvados
Pr. 24.15,16 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Tú, malvado, no aceches la morada del justo,
no saquees el lugar de su descanso;
16 porque aunque siete veces caiga el justo, volverá a levantarse,
pero los malvados caerán en el mal.
(28) El enemigo en desgracia
Pr. 24.17,18 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 No te regocijes cuando caiga tu enemigo,
ni cuando él tropiece se alegre tu corazón,
18 no sea que Jehová lo vea y le desagrade,
y aparte de sobre él su enojo.
(29) Tranquilidad ante los malvados
Pr. 24.19,20 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 No te juntes con los malignos
ni envidies a los malvados,
20 porque para el malo no habrá buen fin:
¡la lámpara de los malvados se apagará!
(30) Honra a Dios y al rey
Pr. 24.21,22 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Teme a Jehová, hijo mío, y al rey,
y no te juntes con los veleidosos;
22 porque su desgracia llegará de repente;
y el quebranto que viene de ambos, ¿quién puede saberlo?
Otros dichos de los sabios
Pr. 24.23-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 También estos son dichos de los sabios:
Hacer distinción de personas en el juicio no es bueno.
24 A quien diga al malo: «Tú eres justo»,
los pueblos lo maldecirán y lo detestarán las naciones;
25 pero quienes lo reprendan tendrán felicidad
y sobre ellos vendrá gran bendición.
26 ¡Besados sean los labios
del que responde con palabras correctas!
27 Prepara tus labores fuera,
dispónlas en tus campos
y edifica después tu casa.
28 No seas sin causa testigo contra tu prójimo
ni digas falsedades con tus labios.
29 No digas: «Haré con él como él hizo conmigo;
pagaré a ese hombre según merece su obra».
30 Pasé junto al campo del hombre perezoso,
junto a la viña del hombre falto de entendimiento;
31 y vi que por toda ella habían crecido los espinos,
ortigas habían cubierto la tierra
y la cerca de piedra ya estaba derribada.
32 Miré, y lo medité en mi corazón;
lo vi, y aprendí la lección:
33 Un poco de sueño, dormitar otro poco
y otro poco descansar mano sobre mano:
34 así te llegará la miseria como un vagabundo,
la pobreza como un hombre armado.
Lecciones morales
Pr. 25.1-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 También estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá:
2 Gloria de Dios es encubrir un asunto,
pero honra del rey es investigarlo.
3 Para la altura de los cielos, para la profundidad de la tierra
y para el corazón de los reyes, no hay investigación.
4 Quita la escoria de la plata
y saldrá una alhaja para el fundidor.
5 Aparta al malvado de la presencia del rey,
y su trono se afirmará en justicia.
6 No te alabes delante del rey
ni te pongas en el lugar de los grandes,
7 porque mejor es que se te diga: «Sube acá»,
y no que seas humillado delante del príncipe
a quien tus ojos han visto.
8 No entres apresuradamente en pleito,
no sea que no sepas qué hacer luego,
cuando tu prójimo te haya avergonzado.
9 Trata tu causa con tu compañero
y no descubras el secreto a otro,
10 no sea que te deshonre el que lo oiga
y tu infamia no pueda repararse.
11 Manzana de oro con figuras de plata
es la palabra dicha como conviene.
12 Como zarcillo de oro y joyel de oro fino
es el que reprende al sabio que tiene oído dócil.
13 Como frío de nieve en tiempo de siega,
así es el mensajero fiel a quienes lo envían,
pues reconforta el alma de su señor.
14 Como nubes y vientos sin lluvia,
así es el tacaño que se jacta de su generosidad.
15 Con mucha paciencia se aplaca el príncipe,
pues la lengua suave hasta los huesos quebranta.
16 ¿Hallaste miel? Come solo lo necesario,
no sea que harto de ella la vomites.
17 No pongas con exceso tu pie en la casa de tu vecino,
no sea que, harto de ti, te aborrezca.
18 Martillo, cuchillo y saeta aguda
es el hombre que dice contra su prójimo falso testimonio.
19 Como diente roto y pie descoyuntado
es confiar en un prevaricador en momentos de angustia.
20 El que canta canciones al corazón afligido
es como el que se quita la ropa en tiempo de frío o el que sobre el jabón echa vinagre.
21 Si el que te aborrece tiene hambre, dale de comer pan,
y si tiene sed, dale de beber agua;
22 pues, haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza,
y Jehová te recompensará.
23 El viento del norte trae la lluvia,
y el rostro airado, la lengua detractora.
24 Mejor es estar en un rincón del terrado
que con mujer pendenciera en casa espaciosa.
25 Como el agua fría para el sediento,
así son las buenas noticias de lejanas tierras.
26 Como fuente turbia y manantial sucio
es el justo que vacila ante el malvado.
27 Comer mucha miel no es bueno,
ni el buscar la propia gloria es gloria.
28 Como ciudad destruida y sin murallas
es el hombre que no pone freno a su espíritu.
Junio 13
Lecciones morales (continuación)
Pr. 26.1-27.27 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Como no le sienta la nieve al verano ni la lluvia a la siega,
tampoco le sientan los honores al necio.
2 Como gorrión que vaga o golondrina en vuelo,
así la maldición nunca viene sin causa.
3 El látigo para el caballo, el cabestro para el asno
y la vara para la espalda del necio.
4 Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad,
para que no seas tú también como él;
5 responde al necio como merece su necedad,
para que no se tenga por sabio en su propia opinión.
6 Como cortarse los pies o beber algo en daño propio
es enviar recado por mano de un necio.
7 Como las piernas del cojo, que cuelgan inútiles,
es el proverbio en la boca del necio.
8 Como atar la piedra a la honda
es rendir honores al necio.
9 Como espina clavada en la mano de un borracho
es el proverbio en la boca de los necios.
10 Como arquero que a todos hiere
es el que contrata a insensatos y vagabundos.
11 Como perro que vuelve a su vómito
es el necio que repite su necedad.
12 ¿Has visto a un hombre que se tiene por sabio?
¡Pues más puede esperarse de un necio que de él!
13 Dice el perezoso: «¡Hay un león en el camino!
¡Un león está en las calles!»
14 Como la puerta gira sobre sus quicios,
así el perezoso se vuelve en su cama.
15 Mete el perezoso su mano en el plato,
pero le cansa llevársela a la boca.
16 En su propia opinión, el perezoso es más sabio
que siete que sepan aconsejar.
17 Como tomar por las orejas a un perro que pasa
es entrometerse en pleito ajeno.
18 Como el que enloquecido arroja llamas,
saetas y muerte,
19 tal es el hombre que engaña a su amigo
y luego dice: «¡Solo ha sido una broma!».
20 Sin leña se apaga el fuego,
y donde no hay chismoso cesa la contienda.
21 Como el carbón para las brasas y la leña para el fuego
es el hombre pendenciero para encender contienda.
22 Las palabras del chismoso son como bocados suaves
que penetran hasta las entrañas.
23 Como baño de plata sobre un tiesto
son los labios lisonjeros y el mal corazón.
24 El que odia, lo disimula con los labios,
pero en su interior maquina engaño;
25 por más que hable amigablemente, no le creas,
porque siete abominaciones hay en su corazón.
26 Aunque con disimulo encubra su odio,
su maldad será descubierta en la congregación.
27 El que cava una fosa caerá en ella;
al que rueda una piedra, se le vendrá encima.
28 La lengua falsa atormenta al que ha lastimado;
la boca lisonjera conduce a la ruina.
1 No te jactes del día de mañana
porque no sabes qué dará de sí el día.
2 Alábete el extraño y no tu propia boca;
el ajeno, y no los labios tuyos.
3 Pesada es la piedra y la arena pesa,
pero más pesada que ambas es la ira del necio.
4 Cruel es la ira e impetuoso el furor,
pero ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?
5 Mejor es reprensión manifiesta
que amor oculto.
6 Leales son las heridas que causa el que ama,
pero falsos los besos del que aborrece.
7 El hombre saciado desprecia el panal de miel,
pero al hambriento, aun lo amargo le resulta dulce.
8 Cual ave errante lejos de su nido
es el hombre errante lejos de su hogar.
9 Los aceites y perfumes alegran el corazón,
y el cordial consejo del amigo, al hombre.
10 No dejes a tu amigo ni al amigo de tu padre,
ni vayas a la casa de tu hermano en el día de tu aflicción:
mejor es un vecino cerca que un hermano lejos.
11 Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón;
así podré responder al que me agravie.
12 El prudente ve el mal y se esconde,
pero los incautos pasan y se llevan el daño.
13 Quítale su ropa al que salió fiador por el extraño
y tómale prenda al que fía a la mujer ajena.
14 A quien de madrugada bendice en alta voz a su amigo,
por maldición se le contará.
15 Gotera continua en tiempo de lluvia
y mujer pendenciera, son semejantes:
16 pretender contenerla es como querer refrenar el viento
o retener el aceite en la mano derecha.
17 El hierro con hierro se afila,
y el hombre con el rostro de su amigo.
18 Quien cuida la higuera comerá su fruto,
y el que mira por los intereses de su señor recibirá honores.
19 Como el rostro en el agua es reflejo del rostro,
así el hombre se refleja en el corazón del hombre.
20 Como el seol y el Abadón nunca se sacian,
así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
21 En el crisol se prueba la plata, en el horno el oro,
y al hombre la boca del que le alaba.
22 Aunque majes al necio en un mortero, entre granos de trigo majados con el pisón,
no se apartará de él su necedad.
23 Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas
y mira con cuidado por tus rebaños,
24 porque las riquezas no duran para siempre,
ni una corona es para generaciones perpetuas.
25 Saldrá la grama, brotará la hierba
y será segada la hierba de los montes;
26 tendrás corderos para vestirte,
cabritos para el precio del campo
27 y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento,
para mantenimiento de tu casa
y para sustento de tus criadas.
Proverbios sobre asuntos diversos
Pr. 28.1-29.27 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Huye el malvado sin que nadie lo persiga,
pero el justo está confiado como un león.
2 Por la rebelión del país, sus gobernantes son muchos;
pero por el hombre inteligente y sabio permanece estable.
3 El hombre pobre que roba a los pobres
es como una lluvia torrencial que deja sin pan.
4 Los que se apartan de la Ley alaban a los malvados,
pero los que la guardan contienden con ellos.
5 Los hombres malos no comprenden lo que es recto,
pero los que buscan a Jehová comprenden todas las cosas.
6 Mejor es el pobre que camina en su integridad
que el rico y de perversos caminos.
7 El que guarda la Ley es hijo prudente,
pero el que se hace compañero de glotones avergüenza a su padre.
8 El que aumenta sus riquezas con usura y crecidos intereses,
para aquel que se compadece de los pobres las aumenta.
9 Incluso la oración le es abominable
al que aparta su oído para no escuchar la Ley.
10 El que hace errar a los rectos por el mal camino
caerá en su propia fosa,
pero los perfectos heredarán el bien.
11 El hombre rico es sabio en su propia opinión,
mas el pobre e inteligente lo escudriña.
12 Cuando los justos se alegran, grande es la gloria;
cuando los malvados se levantan, los hombres tienen que esconderse.
13 El que oculta sus pecados no prosperará,
pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia.
14 Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios,
pero el que endurece su corazón caerá en el mal.
15 León rugiente y oso hambriento
es el malvado que gobierna sobre el pueblo pobre.
16 El gobernante falto de entendimiento multiplicará la extorsión,
pero se prolongarán los días del que aborrece la avaricia.
17 El hombre cargado con la sangre de otro
huirá hasta el sepulcro sin que nadie le detenga.
18 El que en integridad camina será salvo,
pero el de perversos caminos caerá en alguno de ellos.
19 El que cultiva su tierra se saciará de pan,
pero el que sigue a los ociosos se colmará de pobreza.
20 El hombre fiel recibirá muchas bendiciones,
pero el que quiere enriquecerse de prisa no estará libre de culpa.
21 Hacer distinción de personas no es bueno;
¡hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre!
22 El avaro se apresura a enriquecerse,
sin saber que caerá en la indigencia.
23 El que reprende a otro hallará después mayor gracia
que el que lisonjea con la lengua.
24 El que roba a su padre o a su madre y dice: «Esto no es malo»,
se hace compañero del criminal.
25 El de ánimo altanero suscita contiendas,
pero el que confía en Jehová prosperará.
26 El que confía en su propio corazón es un necio,
pero el que camina con sabiduría será librado.
27 El que da al pobre no tendrá pobreza,
pero el que aparta de él sus ojos tendrá muchas maldiciones.
28 Cuando los malvados se levantan, se esconde el hombre;
cuando perecen, los justos se multiplican.
1 El hombre que, al ser reprendido, se vuelve terco,
de repente y sin remedio será quebrantado.
2 Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra;
cuando domina el malvado, el pueblo gime.
3 El hombre que ama la sabiduría alegra a su padre;
el que frecuenta rameras perderá los bienes.
4 El rey que actúa con justicia afirma el país;
el que solo exige tributos, lo destruye.
5 El hombre que lisonjea a su prójimo
le tiende una red delante de sus pasos.
6 En la transgresión del hombre malo está su propia trampa,
pero el justo canta con alegría.
7 El justo está atento a la causa de los pobres;
el malvado no entiende que eso es sabiduría.
8 Los hombres escarnecedores alborotan la ciudad;
los sabios calman la ira.
9 Si el hombre sabio disputa con el necio,
sea que se enoje o que se ría, no tendrá reposo.
10 Los hombres sanguinarios aborrecen al íntegro,
pero los rectos procuran agradarle.
11 El necio da rienda suelta a toda su ira,
pero el sabio, al fin, la apacigua.
12 Si un gobernante hace caso a la mentira,
todos sus servidores serán malvados.
13 El pobre y el usurero tienen en común
que Jehová alumbra los ojos de ambos.
14 Para siempre será firme el trono del rey
que conforme a la verdad juzga a los pobres.
15 La vara y la corrección dan sabiduría,
pero el muchacho consentido avergüenza a su madre.
16 Cuando los malvados son muchos, mucha es la transgresión;
pero los justos verán la ruina de ellos.
17 Corrige a tu hijo y te dará descanso,
y dará alegría a tu alma.
18 Cuando falta la profecía, el pueblo se desenfrena,
pero el que guarda la Ley es bienaventurado.
19 Al siervo no se le corrige con palabras,
porque entiende, pero no hace caso.
20 ¿Has visto un hombre ligero de palabra?
Pues más puede esperarse de un necio que de él.
21 El siervo mimado desde la niñez por su amo,
a la postre será su heredero.
22 El hombre iracundo provoca contiendas;
el furioso, a menudo peca.
23 La soberbia del hombre le acarrea humillación,
pero al humilde de espíritu lo sustenta la honra.
24 El cómplice del ladrón se aborrece a sí mismo,
pues oye la maldición pero no le denuncia.
25 El temor del hombre le pone trampas;
el que confía en Jehová está a salvo.
26 Muchos buscan el favor del príncipe,
pero de Jehová procede la justicia para todos.
27 Abominable es para los justos el hombre inicuo,
y abominable es para el malvado el de caminos rectos.
Junio 14
Palabras de Agur
Pr. 30.1-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Palabras de Agur hijo de Jaqué. La profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.
2 Ciertamente yo soy más rudo que nadie:
no tengo entendimiento humano.
3 No aprendí sabiduría
ni conozco la ciencia del Santo.
4 ¿Quién subió al cielo y descendió?
¿Quién encerró los vientos en sus puños?
¿Quién recogió las aguas en un paño?
¿Quién afirmó todos los confines de la tierra?
¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si es que lo sabes?
5 Toda palabra de Dios es limpia;
él es escudo para los que en él esperan.
6 No añadas a sus palabras, para que no te reprenda
y seas hallado mentiroso.
7 Dos cosas te he pedido,
no me las niegues antes que muera:
8 Vanidad y mentira aparta de mí,
y no me des pobreza ni riquezas,
sino susténtame con el pan necesario,
9 no sea que, una vez saciado, te niegue y diga: «¿Quién es Jehová?»,
o que, siendo pobre, robe
y blasfeme contra el nombre de mi Dios.
10 No acuses al siervo ante su señor,
no sea que te maldiga y lleves el castigo.
11 Hay generación que maldice a su padre
y que a su madre no bendice.
12 Hay generación limpia en su propia opinión,
si bien no se ha limpiado de su inmundicia.
13 Hay generación de ojos altivos
y párpados altaneros.
14 Hay generación cuyos dientes son espadas y sus muelas cuchillos,
para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de entre los hombres.
15 La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: «¡Dame! ¡dame!».
Tres cosas hay que nunca están hartas,
y aun la cuarta nunca dice: «¡Basta!»:
16 el seol, la matriz estéril,
la tierra, que no se sacia de agua,
y el fuego, que jamás dice: «¡Basta!».
17 El ojo que se burla de su padre
y menosprecia la enseñanza de la madre,
sáquenlo los cuervos de la cañada
y devórenlo las crías del águila.
18 Tres cosas me son ocultas,
y una cuarta tampoco conozco:
19 el rastro del águila en el aire,
el rastro de la culebra sobre la peña,
el rastro de la nave en medio del mar
y el rastro del hombre en la muchacha.
20 La mujer adúltera procede así:
come, se limpia la boca
y dice: «No he hecho ningún mal».
21 Por tres cosas tiembla la tierra,
y por una cuarta que no puede sufrir:
22 por el siervo llegado a rey,
por el necio saciado de pan,
23 por la mujer aborrecida, cuando se casa,
y por la sierva cuando hereda a su señora.
24 Cuatro de las cosas más pequeñas de la tierra
son más sabias que los sabios:
25 las hormigas, pueblo que no es fuerte,
pero en verano preparan su comida;
26 los conejos, pueblo que no es vigoroso,
pero hacen su casa en la piedra;
27 las langostas, que no tienen rey,
pero salen todas por cuadrillas;
28 la araña, que la atrapas con la mano,
pero está en los palacios reales.
29 Tres cosas hay de hermoso andar,
y una cuarta que pasea con elegancia:
30 El león, fuerte entre todos los animales,
que no retrocede ante nada;
31 el gallo altivo, y también el macho cabrío,
y el rey, a quien nadie resiste.
32 Si neciamente te has enaltecido
y te has propuesto hacer mal,
ponte la mano sobre la boca.
33 Ciertamente el que bate la leche saca mantequilla,
el que con fuerza se suena la nariz saca sangre
y el que provoca la ira causa contienda.
Palabras del rey Lemuel
Pr. 31.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Palabras del rey Lemuel: profecía con que lo instruyó su madre.
2 «¿Qué decirte, hijo mío, hijo de mi vientre!
¿Qué decirte, hijo de mis anhelos!
3 No des tu fuerza a las mujeres,
ni tus caminos a las que destruyen a los reyes.
4 »No es digno de reyes, Lemuel,
no es digno de reyes beber vino,
ni de príncipes darse a la sidra;
5 pues quizá bebiendo olviden la Ley
y perviertan el derecho de todos los afligidos.
6 Dad la sidra al desfallecido
y el vino al de ánimo amargado:
7 que beban, que se olviden de su necesidad
y no se acuerden más de su miseria.
8 Abre tu boca en favor del mudo
en el juicio de todos los desvalidos.
9 Abre tu boca, juzga con justicia
y defiende la causa del pobre y del menesteroso.
Elogio de la mujer virtuosa
Pr. 31.10-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 »Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas.
11 El corazón de su marido confía en ella
y no carecerá de ganancias.
12 De ella recibe el bien y no el mal
todos los días de su vida.
13 Ella busca la lana y el lino,
y trabaja gustosamente con sus manos.
14 Es como la nave del mercader,
que trae su pan desde lejos.
15 Siendo aún de noche, se levanta
para dar la comida a su familia
y la ración a sus criadas.
16 Considera la heredad y la compra,
y con sus propias manos planta una viña.
17 Se ciñe firmemente la cintura
y esfuerza sus brazos.
18 Ve que van bien sus negocios;
su lámpara no se apaga de noche.
19 Aplica sus manos a la rueca
y sus dedos manejan el huso.
20 Alarga su mano al pobre;
extiende sus manos al menesteroso.
21 No teme por su familia cuando nieva,
porque toda su familia va vestida de ropas abrigadas.
22 Ella se teje los tapices,
y de lino fino y de púrpura es su vestido.
23 Su marido es conocido en las puertas de la ciudad,
cuando se sienta con los ancianos del país.
24 Teje telas y las vende,
y provee de cintas al mercader.
25 Fuerza y honor son su vestidura,
y se ríe de lo por venir.
26 Abre su boca con sabiduría
y la ley de la clemencia está en su lengua.
27 Considera la marcha de su casa
y no come el pan de balde.
28 Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada,
y su marido también la alaba:
29 “¡Muchas mujeres han hecho el bien,
pero tú las sobrepasas a todas!”.
30 Engañosa es la gracia y vana la hermosura,
pero la mujer que teme a Jehová, esa será alabada.
31 ¡Ofrecedle del fruto de sus manos,
y que en las puertas de la ciudad la alaben sus hechos!».
Sabiduría y fama de Salomón en otras ramas del conocimiento
1 R. 4.33,34 DHH NIV NBD NVI LBLA
33 También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces.34 Para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos y de parte de todos los reyes de los países adonde había llegado la fama de su sabiduría.
Junio 15
Salomón también escribió muchos poemas
1 R. 4.32 DHH NIV NBD NVI LBLA
32 Compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.
Título
Cnt. 1.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 El «Cantar de los cantares», de Salomón.
Canto de la esposa
Cnt. 1.2-2.17 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 ¡Ah, si me besaras con besos de tu boca!,
porque mejores son tus amores que el vino.
3 Delicioso es el aroma de tus perfumes,
y tu nombre, perfume derramado.
¡Por eso las jóvenes te aman!
4 ¡Llévame en pos de ti!… ¡Corramos!…
¡El rey me ha llevado a sus habitaciones!
Nos gozaremos y alegraremos contigo,
nos acordaremos de tus amores más que del vino.
¡Con razón te aman!
5 Morena soy, hijas de Jerusalén,
pero hermosa como las tiendas de Cedar,
como las cortinas de Salomón.
6 No reparéis en que soy morena,
pues el sol me miró.
Los hijos de mi madre se enojaron contra mí;
me pusieron a cuidar las viñas,
mas mi viña, que era mía, no guardé.
7 Dime tú, amado de mi alma,
dónde apacientas tu rebaño,
dónde descansas al mediodía;
pues ¿por qué he de andar como errante
junto a los rebaños de tus compañeros?
8 Si no lo sabes, hermosa entre las mujeres,
sigue las huellas del rebaño,
y apacienta tus cabritas
junto a las cabañas de los pastores.
9 A la yegua del carro del faraón
te he comparado, amada mía.
10 ¡Qué hermosas son tus mejillas entre los pendientes
y tu cuello entre los collares!
11 Zarcillos de oro te haremos,
con incrustaciones de plata.
12 Mientras el rey está en su reclinatorio,
mi nardo esparce su fragancia.
13 Mi amado es para mí un saquito de mirra
que reposa entre mis pechos.
14 Ramo de flores de alheña en las viñas de En-gadi
es mi amado para mí.
15 ¡Qué hermosa eres, amada mía,
qué hermosa eres!
¡Tus ojos son como palomas!
16 ¡Qué hermoso eres, amado mío,
qué dulce eres!
Frondoso es nuestro lecho;
17 las vigas de nuestra casa, cedro;
nuestro artesonado, ciprés.
1 Yo soy la rosa de Sarón,
el lirio de los valles.
2 Como el lirio entre los espinos
es mi amada entre las jóvenes.
3 Como un manzano entre árboles silvestres
es mi amado entre los jóvenes.
A su sombra deseada me senté
y su fruto fue dulce a mi paladar.
4 Me llevó a la sala de banquetes
y tendió sobre mí la bandera de su amor.
5 Sustentadme con pasas,
confortadme con manzanas,
porque estoy enferma de amor.
6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza;
con su derecha me abrace.
7 ¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertéis a mi amor!
¡Dejadla dormir mientras quiera!
8 ¡La voz de mi amado! ¡Ya viene,
saltando sobre los montes,
brincando por los collados!
9 Semejante a una gacela es mi amado;
como un joven cervatillo.
Helo aquí, está tras nuestra pared,
mirando por las ventanas,
atisbando por las celosías.
10 Habló mi amado, y me dijo:
«Amada mía, hermosa mía,
levántate y ven.
11 Ya ha pasado el invierno,
la lluvia ha cesado y se fue;
12 han brotado las flores en la tierra,
ha venido el tiempo de la canción
y se oye el arrullo de la tórtola en nuestro país.
13 Ya la higuera ha dado sus higos
y las vides en cierne, su olor.
»¡Amada mía, hermosa mía,
levántate y ven!
14 Paloma mía, que anidas en lo oculto de la roca,
en lo escondido de escarpados parajes,
muéstrame tu rostro, hazme oir tu voz,
porque tu voz es dulce y hermoso tu aspecto».
15 ¡Cazadnos las zorras,
esas zorras pequeñas
que destruyen las viñas,
nuestras viñas en cierne!
16 ¡Mi amado es mío y yo soy suya!
Él apacienta entre los lirios.
17 Mientras despunta el día y huyen las sombras,
vuelve, amado mío,
como una gacela o un cervatillo
por los montes de Beter.
La esposa sale en busca del esposo
Cnt. 3.1-5 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Por las noches busqué en mi lecho
al amado de mi alma;
lo busqué, mas no lo hallé.
2 Pensé entonces:
«Me levantaré, recorreré la ciudad,
y por calles y plazas
buscaré al amado de mi alma».
Lo busqué, mas no lo hallé.
3 Me hallaron los guardias que rondan la ciudad,
y les pregunté: «¿Habéis visto al amado de mi alma?».
4 Apenas me aparté de ellos un poco,
hallé al amado de mi alma;
me así a él, y no lo dejé
hasta llevarlo a casa de mi madre,
a la habitación de quien me dio a luz.
5 ¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertéis a mi amor!
¡Dejadla dormir mientras quiera!
El cortejo de bodas
Cnt. 3.6-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
6 ¿Qué es eso que sube del desierto
cual columna de humo,
perfumado de mirra e incienso,
y de todo polvo aromático?
7 ¡Ved, es la litera de Salomón!
Sesenta valientes la rodean,
de entre los fuertes de Israel.
8 Todos ciñen espada y son diestros en la guerra;
cada uno lleva su espada al cinto,
por los peligros de la noche.
9 El rey Salomón se hizo una carroza
de madera del Líbano,
10 con columnas de plata,
respaldo de oro
y asiento de grana;
su interior, recamado de amor
por las hijas de Jerusalén.
11 ¡Hijas de Sión, salid! Ved al rey Salomón
con la corona que le ciñó su madre
el día de su boda,
el día del gozo de su corazón.
El esposo enamorado
Cnt. 4.1-5.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¡Qué hermosa eres, amada mía,
que hermosa eres!
¡Tus ojos son como palomas
en medio de tus guedejas!
Tus cabellos, como manada de cabras
que bajan retozando las laderas de Galaad.
2 Tus dientes, como manada de ovejas
que suben del baño recién trasquiladas,
todas con crías gemelas,
ninguna entre ellas estéril.
3 Tus labios son como un hilo de grana;
tu hablar, cadencioso;
tus mejillas,
como gajos de granada detrás de tu velo.
4 Tu cuello, como la torre de David,
edificada para armería:
de ella cuelgan mil escudos,
escudos todos de valientes.
5 Tus dos pechos, como gemelos de gacela
que se apacientan entre lirios.
6 Mientras despunta el día y huyen las sombras,
me iré al monte de la mirra,
a la colina del incienso.
7 ¡Qué hermosa eres, amada mía!
No hay defecto en ti.
8 Ven conmigo del Líbano, esposa mía;
baja del Líbano conmigo.
Mira desde la cumbre del Amana,
desde la cumbre del Senir y del Hermón,
desde las guaridas de los leones,
desde los montes de los leopardos.
9 Me robaste el corazón, hermana, esposa mía;
me robaste el corazón con una mirada tuya,
con una gargantilla de tu cuello.
10 ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!
¡Cuánto mejores que el vino tus amores,
y la fragancia de tus perfumes
más que toda especia aromática!
11 ¡Esposa mía! Tus labios, como un panal, destilan miel;
miel y leche hay debajo de tu lengua,
y el aroma de tus vestidos
es como la fragancia del Líbano.
12 Jardín cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
fuente cerrada, sellado manantial,
13 vergel de renuevos de granado,
de frutos suaves,
de flores de alheña y de nardos,
14 nardo y azafrán,
caña aromática y canela,
árboles de incienso
y de mirra, áloes
y las más aromáticas especias.
15 Manantial de los jardines,
pozo de aguas vivas
que descienden del Líbano.
16 ¡Levántate, Aquilón, y ven, Austro!
¡Soplad, y mi jardín desprenda sus aromas!
¡Venga mi amado a su jardín
y coma de sus dulces frutos!
1 He venido a mi jardín,
hermana, esposa mía;
he recogido mi mirra y mis aromas,
he comido mi panal y mi miel,
mi vino y mi leche he bebido.
Comed, amados amigos;
bebed en abundancia.
El tormento de la separación
Cnt. 5.2-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Yo dormía, pero mi corazón velaba.
La voz de mi amado que llama:
«¡Ábreme, hermana mía, amada mía,
paloma mía, perfecta mía,
pues mi cabeza está cubierta de rocío,
mis cabellos, de la humedad de la noche!
3 »Me he quitado la ropa,
¿cómo vestirme otra vez?
Ya me he lavado los pies,
¿cómo ensuciarlos de nuevo?».
4 Mi amado metió su mano por el resquicio de la puerta
y mi corazón se conmovió dentro de mí.
5 Me levanté para abrir a mi amado
y mis manos gotearon mirra:
¡de mis dedos corría la mirra
sobre el pestillo de la cerradura!
6 Abrí a mi amado,
pero mi amado se había ido, ya había pasado,
y tras su voz se me salió el alma.
Lo busqué, mas no lo hallé;
lo llamé, y no me respondió.
7 Me encontraron los guardias que rondan la ciudad;
me golpearon, me hirieron,
me arrebataron el manto
los guardias de las murallas.
8 Yo os conjuro, hijas de Jerusalén,
si halláis a mi amado,
hacedle saber que estoy enferma de amor.
La esposa enamorada
Cnt. 5.9-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
9 ¿Qué es tu amado más que otro amado,
tú, la más hermosa entre las mujeres?
¿Qué es tu amado más que otro amado,
para que así nos conjures?
10 Mi amado es blanco y sonrosado,
distinguido entre diez mil;
11 su cabeza es oro fino;
sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
12 Sus ojos, palomas que junto a arroyos de aguas se bañan en leche,
están a la perfección colocados.
13 Sus mejillas, eras perfumadas con especias aromáticas,
son como fragantes flores;
sus labios, lirios que destilan mirra.
14 Sus manos, anillos de oro engastados de jacintos;
su cuerpo, claro marfil cubierto de zafiros.
15 Sus piernas, columnas de mármol
fundadas sobre basas de oro fino;
su aspecto, como el Líbano;
esbelto cual los cedros.
16 Su paladar, dulcísimo,
y todo en él codiciable.
¡Tal es mi amado, tal es mi amigo,
hijas de Jerusalén!
Junio 16
Los dos enamorados
Cnt. 6.1-8.4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 ¿A dónde se ha ido tu amado,
tú, la más hermosa entre las mujeres?
¿A dónde se dirigió tu amado,
y lo buscaremos contigo?
2 Mi amado ha bajado a su jardín,
a las eras de las especias,
a apacentar en los huertos
y recoger los lirios.
3 ¡Yo soy de mi amado, y mi amado es mío!
Él apacienta entre los lirios.
4 Amada mía, eres bella como Tirsa,
deseable como Jerusalén,
imponente como ejércitos en orden de batalla.
5 ¡Aparta tus ojos de mí,
pues me subyugan!
Tu cabello es como manada de cabras
que bajan retozando las laderas de Galaad.
6 Tus dientes, como manada de ovejas
que suben del baño,
ninguna estéril,
todas con crías gemelas.
7 Tus mejillas,
como gajos de granada detrás de tu velo.
8 Sesenta son las reinas,
ochenta las concubinas,
y las jóvenes, sin número;
9 mas única y perfecta es la paloma mía,
la única de su madre,
la escogida de quien la dio a luz.
Las jóvenes la vieron
y la llamaron «bienaventurada»;
la alabaron las reinas y las concubinas.
10 «¿Quién es esta, que se muestra como el alba,
hermosa como la luna,
radiante como el sol,
imponente como ejércitos en orden de batalla?».
11 Bajé al huerto de los nogales
a ver los frutos del valle,
a ver si brotaban las vides
y florecían los granados.
12 Luego, antes de darme cuenta, mi alma me puso
entre los carros de Aminadab.
13 ¡Vuelve, vuelve, sulamita!
¡Vuelve, vuelve, que te veamos!
¿Qué miráis en la sulamita?
Que danza, como en los campamentos.
1 ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias,
hija de príncipe!
Los contornos de tus caderas son como joyas,
obra de excelente artífice.
2 Tu ombligo, como una taza redonda
donde no falta el buen vino.
Tu vientre, como montón de trigo
de lirios rodeado.
3 Tus dos pechos, como gemelos de gacela.
4 Tu cuello, como torre de marfil;
tus ojos, como los estanques de Hesbón
junto a la puerta de Bat-rabim;
tu nariz, como la torre del Líbano,
que mira hacia Damasco.
5 Tu cabeza erguida, como el Carmelo;
como púrpura, tus guedejas:
en ellas, un rey está cautivo.
6 ¡Qué hermosa eres y cuán suave,
oh amor deleitoso!
7 Tu talle, como la palmera;
tus pechos, como sus racimos.
8 Yo dije: «Subiré a la palmera
y asiré sus frutos».
Deja que sean tus pechos como racimos de vid,
y como de manzanas la fragancia de tu aliento.
9 Tu paladar, como el buen vino,
que entra al amado suavemente
y corre por los labios de los viejos.
10 Yo soy de mi amado,
y en mí tiene su contentamiento.
11 Ven, amado mío, salgamos al campo,
pasemos la noche en las aldeas.
12 Vayamos de mañana a las viñas,
a ver si brotan las vides, si ya están en cierne,
si han florecido los granados.
¡Allí te daré mis amores!
13 Las mandrágoras exhalan su aroma,
y a nuestras puertas
hay toda suerte de deliciosas frutas,
frescas y secas, que para ti,
amado mío, he guardado.
1 ¡Ah, si fueras tú un hermano mío,
criado a los pechos de mi madre!
Cuando te hallara fuera de la casa, te besaría,
y no me menospreciarían.
2 Te llevaría y te haría entrar en casa de mi madre;
tú me enseñarías.
Yo te daría a beber vino
aromado con licor de mis granadas.
3 Su izquierda esté debajo de mi cabeza;
con su derecha me abrace.
4 ¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén,
que no despertéis a mi amor!
¡Dejadla dormir mientras quiera!
El poder del amor
Cnt. 8.5-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 ¿Quién es esta que sube del desierto,
recostada sobre su amado?
Debajo de un manzano te desperté;
donde tuvo tu madre los dolores,
donde tuvo los dolores quien te dio a luz.
6 Ponme como un sello sobre tu corazón,
como una marca sobre tu brazo;
porque fuerte como la muerte es el amor
y duros como el seol los celos.
Sus brasas son brasas de fuego,
potente llama.
7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor
ni lo ahogarán los ríos.
Y si un hombre ofreciera
todos los bienes de su casa
a cambio del amor,
de cierto sería despreciado.
8 Tenemos una pequeña hermana,
que no tiene pechos;
¿Qué haremos con nuestra hermana
cuando de ella se hable?
9 Si fuera una muralla,
edificaríamos sobre ella un palacio de plata;
si fuera una puerta,
la recubriríamos con tablas de cedro.
10 Yo soy como una muralla,
y mis pechos, como torres.
Ante sus ojos he sido
como quien ha hallado la paz.
11 Salomón tuvo una viña en Baal-hamón,
y la encomendó a unos guardas,
y cada uno le llevaba por su fruto
mil monedas de plata.
12 ¡Mi viña, la mía, está delante de mí!
¡Que las mil monedas sean para ti, Salomón,
y doscientas para los que guardan el fruto!
13 Tú, que habitas en los huertos,
los compañeros escuchan tu voz.
¡Házmela oir!
14 ¡Corre, amado mío,
como la gacela o el cervatillo,
por las montañas llenas de aromas!
Pacto de Salomón con Hiram
1 R. 5.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Hiram, rey de Tiro, envió también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido rey en lugar de su padre, pues Hiram siempre había amado a David.2 Entonces Salomón envió a decir a Hiram:3 «Tú sabes que mi padre David no pudo edificar una casa al nombre de Jehová, su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que Jehová puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies.4 Ahora Jehová, mi Dios, me ha dado paz por todas partes, pues no hay adversarios ni males que temer.5 Yo, por tanto, he determinado ahora edificar una casa al nombre de Jehová, mi Dios, según lo que Jehová dijo a mi padre David: “Tu hijo, a quien yo pondré en el trono en lugar tuyo, él edificará una casa a mi nombre”.6 Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; mis siervos estarán con los tuyos y yo te daré por tus siervos el salario que tú digas, porque sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar la madera como los sidonios».
7 Cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y dijo: «Bendito sea hoy Jehová, que dio un hijo sabio a David como gobernante de este pueblo tan grande».
8 Hiram envió a decir a Salomón: «He oído lo que me mandaste a decir: haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés.9 Mis siervos la llevarán desde el Líbano al mar, la enviaré en balsas por mar hasta el lugar que tú me señales. Allí se desatará y tú la tomarás. Y tú cumplirás mi deseo al dar de comer a mi familia».
10 Dio, pues, Hiram a Salomón toda la madera de cedro y la madera de ciprés que quiso,11 mientras Salomón le daba a Hiram veinte mil coros de trigo y veinte coros de aceite puro para el sustento de su familia. Esto entregaba Salomón a Hiram cada año.12 Jehová, pues, dio a Salomón sabiduría como le había prometido. Entre Hiram y Salomón hubo paz, e hicieron un pacto entre ambos.
2 Cr. 2.3-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
3 Después envió Salomón a decir a Hiram, rey de Tiro: «Haz conmigo como hiciste con mi padre David, enviándole cedros para que se construyera una casa en que habitar.4 Mira, yo tengo que edificar una Casa al nombre de Jehová, mi Dios, para consagrársela, para quemar incienso aromático delante de él, para la colocación continua de los panes de la proposición, para los holocaustos de la mañana y la tarde, los sábados, nuevas lunas, y festividades de Jehová, nuestro Dios; lo cual ha de ser perpetuo en Israel.5 Y la Casa que tengo que edificar ha de ser grande, porque el Dios nuestro es grande sobre todos los dioses.6 Pero ¿quién será capaz de edificarle Casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo, para que le edifique Casa, aunque solo sea para quemar incienso delante de él?7 Envíame, pues, ahora un hombre hábil que sepa trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los maestros que están conmigo en Judá y en Jerusalén, los cuales contrató mi padre.8 Envíame también madera del Líbano: cedro, ciprés y sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar madera en el Líbano. Mis siervos irán con los tuyos9 para que me preparen mucha madera, porque la Casa que tengo que edificar ha de ser grande y portentosa.10 Para tus siervos, los que trabajen cortando la madera, daré veinte mil coros de trigo en grano, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos de vino y veinte mil batos de aceite».
11 Entonces Hiram, rey de Tiro, respondió en una carta que envió a Salomón: «Porque Jehová amó a su pueblo, te ha puesto por rey sobre ellos».12 Hiram también decía: «Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que dio al rey David un hijo sabio, entendido, cuerdo y prudente, que va a edificar una casa a Jehová y una casa para su reino.13 Yo, pues, te he enviado un hombre hábil y entendido, Hiram-abi,14 hijo de una mujer de las hijas de Dan, aunque su padre era de Tiro, el cual sabe trabajar en oro, plata, bronce y hierro, en piedra y en madera, en púrpura y en azul, en lino y en carmesí; asimismo sabe esculpir toda clase de figuras y sacar toda forma de diseño que se le pida, junto a tus hombres peritos y a los de mi señor David, tu padre.15 Ahora, pues, envíe mi señor a sus siervos el trigo y la cebada, el aceite y el vino de que ha hablado;16 y nosotros cortaremos en el Líbano la madera que necesites, y te la llevaremos en balsas por el mar hasta Jope, y tú harás que la suban hasta Jerusalén».
Salomón emplea a Hiram, de Tiro
1 R. 7.13,14 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 El rey Salomón mandó a buscar de Tiro a Hiram,14 hijo de una viuda de la tribu de Neftalí. Su padre, que trabajaba el bronce, era de Tiro. Hiram estaba lleno de sabiduría, inteligencia y ciencia para toda labor en bronce. Este, pues, se presentó ante el rey Salomón e hizo todas sus obras.
Salomón decreta una leva de trabajo obligatorio
1 R. 5.13-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 El rey Salomón decretó una leva en todo Israel, la cual ascendió a treinta mil hombres,14 que enviaba al Líbano por turnos cada mes, de diez mil en diez mil; un mes estaban en el Líbano y dos meses en sus casas. Adoniram estaba encargado de aquella leva.15 Tenía también Salomón setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil cortadores en el monte,16 sin contar los principales oficiales de Salomón que dirigían la obra; eran tres mil trescientos los que tenían a su cargo el pueblo que hacía la obra.17 El rey mandó que trajeran piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la Casa, y piedras labradas.18 Los albañiles de Salomón, los de Hiram y los hombres de Gebal cortaron y prepararon la madera y la cantería para labrar la Casa.
2 Cr. 2.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Determinó, pues, Salomón edificar Casa al nombre de Jehová, y casa para su reino.2 Y designó Salomón setenta mil cargadores, ochenta mil canteros y tres mil seiscientos capataces que los vigilaran.
2 Cr. 2.17,18 DHH NIV NBD NVI LBLA
17 Salomón hizo el censo de todos los extranjeros que había en la tierra de Israel, después del que David, su padre, había hecho; y se halló que eran ciento cincuenta y tres mil seiscientos.18 Y señaló de ellos setenta mil para llevar cargas, ochenta mil para las canteras en las montañas, y tres mil seiscientos como capataces para hacer trabajar al pueblo.
Junio 17
Salomón edifica el templo
1 R. 6.1-36 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová.2 La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo, veinte de ancho y treinta codos de alto.3 El pórtico delante del Templo tenía veinte codos de largo a lo ancho de la Casa, y el ancho delante de la Casa era de diez codos.4 Hizo a la Casa ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera.5 Edificó también aposentos junto al muro de la Casa y a su alrededor, adosados a las paredes de la Casa alrededor del Templo y del Lugar santísimo, y construyó habitaciones laterales alrededor.6 El aposento de abajo tenía cinco codos de ancho, el de en medio, seis codos de ancho, y el tercero siete codos de ancho, pues había reducido por fuera las medidas del Templo, para no empotrar las vigas en las paredes de la Casa.7 Cuando se edificó la Casa, la construyeron con piedras que traían ya talladas, de tal manera que no se oyeron en la Casa ni martillos ni hachas, ni ningún otro instrumento de hierro, cuando la edificaban.8 La puerta del aposento intermedio estaba al lado derecho de la Casa. Se subía por una escalera de caracol al aposento intermedio, y de allí al tercero.
9 Construyó, pues, la Casa, la terminó y la recubrió con artesonados de cedro.10 Edificó asimismo una galería de cinco codos de altura alrededor de toda la Casa, la cual se apoyaba en la Casa con maderas de cedro.11 Entonces dijo Jehová a Salomón:12 «En cuanto a esta casa que edificas, si caminas en mis preceptos, cumples mis decretos y guardas todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré contigo mi palabra, la que dije a David, tu padre:13 Habitaré en medio de los hijos de Israel y no abandonaré a mi pueblo Israel».
14 Así, pues, Salomón construyó la Casa y la terminó.15 Recubrió las paredes de la Casa con tablas de cedro, revistiéndola de madera por dentro, desde el suelo de la Casa hasta las vigas de la techumbre. Recubrió también el pavimento con madera de ciprés.16 Asimismo hizo al final de la Casa un edificio de veinte codos, y lo recubrió de tablas de cedro desde el suelo hasta lo más alto; así hizo en la Casa un aposento para que fuera el Lugar santísimo.17 La Casa, esto es, el Templo de enfrente, tenía cuarenta codos.18 La Casa estaba recubierta de cedro por dentro y tenía entalladuras de calabazas silvestres y de botones de flores. Todo era cedro; ninguna piedra se veía.19 Salomón preparó el Lugar santísimo por dentro en medio de la Casa, para poner allí el Arca del pacto de Jehová.20 El Lugar santísimo estaba en la parte de adentro, y tenía veinte codos de largo, veinte de ancho, y veinte de alto. Lo recubrió de oro purísimo. Asimismo recubrió de oro el altar de cedro.21 De manera que Salomón recubrió de oro puro la Casa por dentro, cerró la entrada del santuario con cadenas de oro y lo recubrió de oro.22 Recubrió, pues, de oro toda la Casa de arriba abajo, y asimismo recubrió de oro todo el altar que estaba frente al Lugar santísimo.
23 Hizo también en el Lugar santísimo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos de altura.24 Un ala del querubín tenía cinco codos y la otra ala del querubín otros cinco codos; así que había diez codos desde la punta de un ala hasta la punta de la otra.25 Asimismo el otro querubín tenía diez codos, pues ambos querubines tenían el mismo tamaño y la misma forma.26 La altura de uno era de diez codos, y lo mismo la del otro.27 Puso estos querubines dentro de la Casa en el Lugar santísimo, los cuales tenían sus alas extendidas, de modo que el ala de uno tocaba una pared, y el ala del otro tocaba la otra pared, mientras las otras dos alas se tocaban la una a la otra en medio de la Casa.28 Luego recubrió de oro los querubines,29 y esculpió todas las paredes alrededor de la Casa con diversas figuras de querubines, de palmeras y de botones de flores, por dentro y por fuera.30 También recubrió de oro el piso de la Casa, por dentro y por fuera.31 A la entrada del santuario hizo puertas de madera de olivo. El umbral y los postes tenían cinco esquinas.32 Las dos puertas eran de madera de olivo. En ellas talló figuras de querubines, de palmeras y de botones de flores, y las recubrió de oro. Recubrió también de oro los querubines y las palmeras.33 Igualmente hizo para la puerta del Templo marcos cuadrados de madera de olivo.34 Las dos puertas eran de madera de ciprés, y las dos hojas de ambas puertas giraban.35 Talló en ellas querubines, palmeras y botones de flores, y las recubrió de oro ajustado a las talladuras.36 Edificó el atrio interior de tres hileras de piedras labradas, y de una hilera de vigas de cedro.
2 Cr. 3.1-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en el monte Moriah, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán, el jebuseo.2 Y comenzó a edificar en el mes segundo, a los dos días del mes, en el cuarto año de su reinado.
3 Estas son las medidas que dio Salomón a los cimientos de la casa de Dios: la longitud era de sesenta codos y la anchura de veinte codos.4 El pórtico que estaba al frente del edificio era de veinte codos de largo, igual al ancho de la Casa, y su altura de ciento veinte codos. Salomón lo recubrió por dentro de oro puro,5 y techó el cuerpo mayor del edificio con madera de ciprés, la cual recubrió de oro fino, haciendo esculpir en ella palmeras y cadenas.6 Recubrió también la Casa con un ornamento de piedras preciosas; y el oro era oro de Parvaim.7 Revistió, pues, la Casa, sus vigas, sus umbrales, sus paredes y sus puertas, con oro; y esculpió querubines en las paredes.
8 Construyó asimismo el Lugar santísimo, cuya longitud era de veinte codos, de acuerdo al ancho del frente de la Casa, y su anchura de veinte codos. Lo revistió de oro fino, el cual ascendía a seiscientos talentos.9 Los clavos de oro pesaban de uno hasta cincuenta siclos. También recubrió de oro los aposentos.
10 Dentro del Lugar santísimo hizo dos querubines de madera, los cuales fueron recubiertos de oro.11 La longitud de las alas de los querubines era de veinte codos; porque un ala era de cinco codos, y llegaba hasta la pared de la Casa, mientras la otra de cinco codos tocaba el ala del segundo querubín.12 De la misma manera una ala del otro querubín era de cinco codos, la cual llegaba hasta la pared de la Casa, y la otra era de cinco codos, que tocaba el ala del otro querubín.13 Estos querubines, cuyas alas extendidas medían veinte codos, estaban en pie con los rostros vueltos hacia la Casa.14 Hizo también el velo de azul, púrpura, carmesí y lino, e hizo bordar querubines en él.
Las dos columnas
2 Cr. 3.15-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Delante de la Casa hizo dos columnas de treinta y cinco codos de altura cada una, con capiteles de cinco codos encima.16 Hizo asimismo cadenas en el santuario y las puso sobre los capiteles de las columnas; e hizo cien granadas, las cuales puso en las cadenas.17 Colocó las columnas delante del Templo, una a la mano derecha y otra a la izquierda; a la de la mano derecha llamó Jaquín y a la de la izquierda, Boaz.
1 R. 7.15-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
15 Vació dos columnas de bronce, cada una de dieciocho codos de altura y doce codos de circunferencia.16 Hizo también dos capiteles de fundición de bronce, para que fueran puestos sobre las cabezas de las columnas. La altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel también de cinco codos.17 Había trenzas a manera de red y unos cordones a manera de cadenas, para los capiteles que se pondrían sobre las cabezas de las columnas; siete para cada capitel.18 Hizo también dos hileras de granadas alrededor de la red, para recubrir con ellas los capiteles que estaban en las cabezas de las columnas; de la misma forma hizo en el otro capitel.19 Los capiteles que estaban sobre las columnas en el pórtico tenían forma de lirios y eran de cuatro codos.20 Los capiteles de las dos columnas tenían también doscientas granadas en dos hileras alrededor de cada capitel, encima de su globo, el cual estaba rodeado por la red.21 Erigió estas columnas en el pórtico del Templo. Cuando alzó la columna del lado derecho le puso por nombre Jaquín, y cuando alzó la columna del lado izquierdo la llamó Boaz.22 Colocó en las cabezas de las columnas un tallado en forma de lirios, y así se acabó la obra de las columnas.
En siete años se construyó el templo
1 R. 6.37,38 DHH NIV NBD NVI LBLA
37 En el cuarto año, en el mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa de Jehová.38 Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la Casa con todas sus dependencias y todo lo necesario. La edificó, pues, en siete años.
Junio 18
Mobiliario del templo
1 R. 7.23-51 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Hizo fundir asimismo un mar de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo. Tenía cinco codos de altura y a su alrededor un cordón de treinta codos.24 Rodeaban aquel mar por debajo de su borde, todo alrededor, unas bolas como calabazas, diez por cada codo, que ceñían el mar en dos filas, las cuales habían sido fundidas junto con el mar.25 Descansaba sobre doce bueyes, tres miraban al norte, tres miraban al occidente, tres miraban al sur, y tres miraban al oriente. Sobre ellos se apoyaba el mar, y estaban sus patas traseras hacia la parte de adentro.26 El grosor del mar era de un palmo menor, y su borde estaba labrado como el borde de un cáliz o de una flor de lis; en él cabían dos mil batos.
27 Hizo también diez basas de bronce, cada una de las cuales tenía cuatro codos de longitud, cuatro codos de anchura y tres codos la altura.28 Las basas estaban hechas de esta manera: tenían unos tableros enmarcados entre molduras,29 y sobre aquellos tableros que estaban entre molduras había figuras de leones, de bueyes y de querubines. Sobre las molduras de la basa, tanto encima como debajo de los leones y de los bueyes, había unas añadiduras de bajo relieve.30 Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes de bronce, y en sus cuatro esquinas había repisas de fundición que sobresalían de los festones, para venir a quedar debajo de la fuente.31 La boca de la fuente entraba un codo en el remate que salía hacia arriba de la basa. La boca era redonda, de la misma hechura del remate, que era de codo y medio. Había también sobre la boca entalladuras con sus tableros, los cuales eran cuadrados, no redondos.32 Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y los ejes de las ruedas nacían en la misma basa. La altura de cada rueda era de un codo y medio.33 La forma de las ruedas era como la de las ruedas de un carro; sus ejes, sus rayos, sus cubos y sus cinchos, todo era de fundición.34 Asimismo las cuatro repisas de las cuatro esquinas de cada basa; las repisas eran parte de la misma basa.35 En lo alto de la basa había una pieza redonda de medio codo de altura, y encima de la basa sus molduras y tableros, los cuales salían de ella misma.36 Grabó en las tablas de las molduras, y en los tableros, entalladuras de querubines, de leones y de palmeras, proporcionalmente al espacio de cada una, y otros adornos alrededor.37 De esta forma hizo diez basas, fundidas de una misma manera, de una misma medida y de una misma entalladura.
38 Hizo también diez fuentes de bronce. Cada fuente contenía cuarenta batos, y cada una era de cuatro codos. Y colocó una fuente sobre cada una de las diez basas.39 Puso cinco basas a la mano derecha de la Casa y las otras cinco a la mano izquierda, y el mar al lado derecho de la Casa, hacia el sudeste.
40 Asimismo hizo Hiram fuentes, tenazas y cuencos. Así terminó toda la obra que hizo a Salomón para la casa de Jehová:41 dos columnas y los capiteles redondos que estaban en lo alto de las dos columnas; dos redes que recubrían los dos capiteles redondos que estaban sobre la cabeza de las columnas;42 cuatrocientas granadas para las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para recubrir los dos capiteles redondos que estaban sobre las cabezas de las columnas;43 las diez basas y las diez fuentes sobre las basas;44 un mar, con doce bueyes debajo del mar;45 calderos, paletas y cuencos.
Todos estos utensilios que Hiram hizo al rey Salomón para la casa de Jehová eran de bronce bruñido.46 Todo lo hizo fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán.47 Y no preguntó Salomón sobre el peso del bronce de todos los utensilios por la gran cantidad de ellos.
48 Entonces hizo Salomón todos los enseres que pertenecían a la casa de Jehová: un altar de oro y una mesa también de oro, sobre la cual estaban los panes de la proposición;49 cinco candelabros de oro purísimo a la mano derecha, y otros cinco a la izquierda, frente al Lugar santísimo, con las flores, las lámparas y tenazas de oro.50 Asimismo los cántaros, despabiladeras, tazas, cucharillas e incensarios, de oro purísimo; también eran de oro los quiciales de las puertas de la casa de adentro, del Lugar santísimo, y los de las puertas del Templo.
51 Así se terminó toda la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Jehová. Salomón llevó lo que su padre David había dedicado, la plata, el oro y los otros utensilios, y lo depositó todo en las tesorerías de la casa de Jehová.
2 Cr. 4.1-5.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Hizo además un altar de bronce de veinte codos de largo, veinte codos de ancho y diez codos de alto.
2 También hizo un mar de metal fundido, el cual tenía diez codos de un borde al otro, enteramente redondo; su altura era de cinco codos, y un cordón de treinta codos de largo lo ceñía alrededor.3 Debajo y alrededor del mar había figuras de calabazas, diez por cada codo, colocadas en dos hileras fundidas juntamente con el mar.4 Este estaba asentado sobre doce bueyes, tres de los cuales miraban al norte, tres al occidente, tres al sur, y tres al oriente; el mar descansaba sobre ellos, y sus partes traseras miraban hacia adentro.5 Y tenía de grueso un palmo menor, y el borde tenía la forma del borde de un cáliz o de una flor de lis. Y le cabían tres mil batos.
6 Hizo también diez fuentes, y puso cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para lavar y limpiar en ellas lo que se ofrecía en holocausto; pero el mar era para que los sacerdotes se lavaran en él.
7 Hizo asimismo diez candelabros de oro según la forma prescrita, los cuales puso en el Templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda.8 Además hizo diez mesas y las puso en el Templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda; igualmente hizo cien tazones de oro.9 También hizo el atrio de los sacerdotes, el gran atrio y las portadas del atrio, y recubrió de bronce sus puertas.10 Y colocó el mar al lado derecho, hacia el sureste de la Casa.
11 Hiram también hizo calderos, palas y tazones. Así acabó Hiram la obra que le había encargado el rey Salomón para la casa de Dios.12 Las dos columnas y los cordones, los capiteles sobre las cabezas de las dos columnas, y las dos redes para cubrir las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas;13 cuatrocientas granadas en las dos redes, dos hileras de granadas en cada red, para que cubrieran las dos esferas de los capiteles que estaban encima de las columnas.14 Hizo también las basas, sobre las cuales colocó las fuentes;15 un mar, y los doce bueyes debajo de él;16 y calderos, palas y garfios.
Todos estos enseres los hizo Hiram-abi al rey Salomón, para la casa de Jehová, de bronce muy fino.17 Los fundió el rey en los llanos del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Seredata.18 Salomón hizo todos estos enseres en número tan grande, que no pudo saberse el peso del bronce.
19 Así hizo Salomón todos los utensilios para la casa de Dios, el altar de oro, y las mesas sobre las cuales se ponían los panes de la proposición;20 asimismo los candelabros y sus lámparas, de oro puro, para que las encendieran delante del Lugar santísimo conforme a la ordenanza.21 Las flores, lámparas y tenazas se hicieron de oro, de oro finísimo;22 también las despabiladeras, los lebrillos, las cucharas y los incensarios eran de oro puro. También eran de oro la entrada de la Casa, sus puertas interiores para el Lugar santísimo, y las puertas del Templo mismo.
1 Así se acabó toda la obra que hizo Salomón para la casa de Jehová. Luego metió Salomón las ofrendas que David, su padre, había consagrado: la plata, el oro y todos los demás utensilios, y lo puso todo en los tesoros de la casa de Dios.
Salomón traslada el Arca al Templo
1 R. 8.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Entonces Salomón reunió ante sí, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el Arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, que es Sión.2 Se reunieron con el rey Salomón todos los hombres de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, el día de la fiesta solemne.3 Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes levantaron el Arca,4 y trasladaron el Arca de Jehová, junto con el Tabernáculo de reunión y todos los utensilios sagrados que estaban en el Tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas.5 El rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido junto a él, estaban delante del Arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por su cantidad no se podían contar ni calcular.6 Después, llevaron los sacerdotes el Arca del pacto de Jehová a su lugar, en el santuario de la Casa, al Lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines,7 pues los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del Arca, y así cubrían los querubines el Arca y sus varas por encima.8 Sacaron las varas de manera que sus extremos se podían ver desde el Lugar santo, que está delante del Lugar santísimo, pero no se podían ver desde más afuera; y así han quedado hasta hoy.9 En el Arca no había cosa alguna, sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo un pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.
10 Al salir los sacerdotes del santuario, la nube llenó la casa de Jehová.11 Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar a causa de la nube, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.
2 Cr. 5.2-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Entonces Salomón reunió en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los príncipes de las tribus, y a los jefes de las familias de los hijos de Israel, para que trasladaran el Arca del pacto de Jehová desde la Ciudad de David, que es Sión.3 Y se congregaron junto al rey todos los hombres de Israel, para la fiesta solemne del mes séptimo.4 Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los levitas tomaron el Arca,5 y la llevaron, junto con el Tabernáculo de reunión y todos los utensilios del santuario que estaban en el Tabernáculo. Los sacerdotes y los levitas los llevaron.6 El rey Salomón y toda la congregación de Israel que se había reunido con él delante del Arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se pudieron contar ni calcular.
7 Los sacerdotes metieron el Arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la Casa, en el Lugar santísimo, bajo las alas de los querubines;8 pues los querubines extendían las alas sobre el lugar del Arca, cubriendo así tanto el Arca como sus barras por encima.9 E hicieron salir las barras, de modo que se vieran las cabezas de las barras del Arca delante del Lugar santísimo, pero no se veían desde fuera; y allí están hasta el día de hoy.10 En el Arca no había nada más que las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, las tablas del pacto que Jehová había hecho con los hijos de Israel cuando salieron de Egipto.
11 Cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaban presentes habían sido santificados, sin tener en cuenta su distribución por turnos),12 los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún, junto con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos, salterios y arpas al oriente del altar. Con ellos había ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas.13 Hacían sonar, pues, las trompetas y cantaban al unísono, alabando y dando gracias a Jehová. Y sucedió que mientras ellos alzaban la voz al son de las trompetas, de los címbalos y de los otros instrumentos de música, y alababan a Jehová diciendo: «Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre», una nube llenó la Casa, la casa de Jehová.14 Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.
Junio 19
Dedicación del templo
1 R. 8.12-66 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Entonces dijo Salomón:
«Jehová ha dicho que habitaría en la oscuridad;
13 pero yo te he edificado una casa por morada,
un sitio en el que tú habites para siempre».
14 Luego volvió el rey su rostro y bendijo a toda la congregación de Israel, mientras toda la congregación de Israel estaba de pie.15 Y dijo: «Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que prometió a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo:16 “Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no he escogido ciudad entre todas las tribus de Israel donde edificar una casa en la cual estuviera mi nombre, aunque escogí a David para que presidiera sobre mi pueblo Israel”.17 Mi padre David tuvo en su corazón edificar una casa al nombre de Jehová, Dios de Israel.18 Pero Jehová dijo a David, mi padre: “En cuanto a haber tenido en tu corazón edificar una casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal deseo.19 Pero tú no edificarás la Casa, sino un hijo nacido de tus entrañas: él edificará una casa a mi nombre”.
20 »Jehová ha cumplido la promesa que hizo: yo me he levantado en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la Casa al nombre de Jehová, Dios de Israel.21 He dispuesto en ella lugar para el Arca, en la cual está el pacto que Jehová hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto».
22 Después se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo,23 dijo: «Jehová, Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, tú que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón,24 que has cumplido a tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste. Lo prometiste con tu boca y hoy mismo lo has cumplido con tu mano.25 Ahora, pues, Jehová, Dios de Israel, cumple a tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste, diciendo: “Nunca faltará delante de mí un descendiente tuyo que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden mi camino y anden delante de mí como has andado tú delante de mí”.26 Ahora, pues, Jehová, Dios de Israel, cúmplase la promesa que hiciste a tu siervo David, mi padre.
27 »Pero ¿es verdad que Dios habitará sobre la tierra? Si los cielos, y los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta Casa que yo he edificado?28 Con todo, Jehová, Dios mío, tú atenderás a la oración de tu siervo y a su plegaria, escuchando el clamor y la oración que tu siervo hace hoy en tu presencia,29 que tus ojos estén abiertos de noche y de día sobre esta Casa, sobre este lugar del cual has dicho: “Mi nombre estará allí”. Escucha la oración que tu siervo te dirija en este lugar.30 Oye, pues, la oración de tu siervo y de tu pueblo Israel. Cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos. Escucha y perdona.
31 »Si alguno peca contra su prójimo, le toman juramento haciéndole jurar y llega el juramento ante tu altar en esta casa,32 tú oirás desde el cielo y actuarás; juzgarás a tus siervos, condenando al impío, haciendo recaer su proceder sobre su cabeza y justificando al justo para darle conforme a su justicia.
33 »Si tu pueblo Israel es derrotado delante de sus enemigos por haber pecado contra ti, y se vuelve a ti y confiesa tu nombre, si oran, te ruegan y suplican en esta casa,34 tú oirás en los cielos, perdonarás el pecado de tu pueblo Israel y lo volverás a la tierra que diste a sus padres.
35 »Si el cielo se cierra y no llueve por haber ellos pecado contra ti, y te ruegan en este lugar y confiesan tu nombre; si se vuelven del pecado cuando los aflijas,36 tú oirás en los cielos, perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, le enseñarás el buen camino por el que deberán andar y enviarás lluvias sobre tu tierra, que diste a tu pueblo como heredad.
37 »Si en la tierra hay hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón, si sus enemigos los sitian en la tierra donde habiten; en todo azote o enfermedad,38 cualquiera sea la oración o súplica que haga cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sienta el azote en su corazón y extienda sus manos hacia esta casa,39 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, perdonarás y actuarás; darás a cada uno, cuyo corazón tú conoces, conforme a sus caminos (porque solo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres),40 para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
41 »Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel y viene de lejanas tierras a causa de tu nombre42 (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y llega a orar a esta casa,43 tú le oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero haya clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.
44 »Si tu pueblo sale a la batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oran a Jehová con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre,45 tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia.
46 »Si pecan contra ti (porque no hay hombre que no peque), y tú, airado contra ellos, los entregas al enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca,47 y ellos recapacitan en la tierra adonde los hayan llevado cautivos, si se convierten y te suplican en la tierra de los que los cautivaron, y dicen: “Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad”;48 si se convierten a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de los enemigos que los hayan llevado cautivos, y te suplican con el rostro hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre,49 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia.50 Perdonarás a tu pueblo, que ha pecado contra ti, todas las rebeliones que hayan cometido contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hayan llevado cautivos,51 porque ellos son tu pueblo y tu heredad, el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro.
52 »Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual te invoquen,53 pues tú los apartaste para ti como heredad tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés, tu siervo, cuando tú, Señor Jehová, sacaste a nuestros padres de Egipto».
54 Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de delante del altar de Jehová, donde se había arrodillado, con sus manos extendidas al cielo.55 Y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta:56 «¡Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho! Ni una sola palabra de todas las promesas que expresó por medio de su siervo Moisés ha faltado.
57 »Esté con nosotros Jehová, nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje.58 Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos y guardemos sus mandamientos, los estatutos y decretos que mandó cumplir a nuestros padres.59 Que estas palabras con que he orado delante de Jehová estén cerca de Jehová, nuestro Dios, de día y de noche, para que él proteja la causa de su siervo y de su pueblo Israel, cada cosa a su tiempo,60 a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.61 Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová, nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy».
62 Entonces el rey, y todo Israel con él, ofrecieron sacrificios delante de Jehová.63 Salomón ofreció a Jehová, como sacrificios de paz, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas.
Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová.64 Aquel mismo día el rey santificó el centro del atrio que estaba delante de la casa de Jehová, porque ofreció allí los holocaustos, las ofrendas y la grasa de los sacrificios de paz, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño y no cabían en él los holocaustos, las ofrendas y la grasa de los sacrificios de paz.
65 En aquel tiempo Salomón, y con él todo Israel, una gran muchedumbre que acudió desde la entrada de Hamat hasta el río de Egipto, hizo fiesta delante de Jehová, nuestro Dios, durante siete días, y aun otros siete días, esto es, durante catorce días.66 Al octavo día despidió al pueblo, y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus casas alegres y gozosos de corazón, por todo el bien que Jehová había hecho a David, su siervo, y a su pueblo Israel.
2 Cr. 6.1-7.6 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Entonces dijo Salomón:
«Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad.
2 Pero yo he querido edificarte una morada,
un lugar en que vivas para siempre».
3 Luego el rey se volvió y bendijo a toda la congregación de Israel, mientras toda la congregación de Israel estaba en pie.4 Y dijo: «Bendito sea Jehová, Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que prometió con su boca a David, mi padre, diciendo:5 “Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar Casa donde estuviera mi nombre, ni he escogido otro hombre para que fuera príncipe sobre mi pueblo Israel.6 Pero a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel”.7 David, mi padre, tuvo en su corazón edificar Casa al nombre de Jehová, Dios de Israel.8 Pero Jehová dijo a David mi padre: “Respecto a haber sentido en tu corazón el deseo de edificar una Casa a mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu corazón.9 Pero tú no edificarás la Casa, sino un hijo tuyo, salido de tus entrañas, él edificará la Casa a mi nombre”.
10 »Pues bien, Jehová ha cumplido su promesa: me levanté yo en lugar de David, mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado una Casa al nombre de Jehová, Dios de Israel.11 En ella he puesto el Arca, en la cual está el pacto que Jehová celebró con los hijos de Israel».
12 Se puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos;13 pues Salomón había hecho un estrado de bronce de cinco codos de largo, cinco codos de ancho y tres codos de alto, y lo había puesto en medio del atrio; y poniéndose sobre él se arrodilló delante de toda la congregación de Israel, extendió sus manos al cielo y dijo:14 «Jehová, Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y tienes misericordia con tus siervos que caminan delante de ti de todo su corazón;15 que has mantenido a tu siervo David, mi padre, la promesa que le hiciste; tú lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como se ve en este día.16 Ahora, pues, Jehová, Dios de Israel, cumple a tu siervo David, mi padre, lo que le has prometido, diciendo: “Nunca faltará en mi presencia uno de los tuyos, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino andando en mi Ley, como tú has andado delante de mí”.17 Ahora, pues, Jehová, Dios de Israel, cúmplase la promesa que hiciste a tu siervo David.
18 »Pero, ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, ¿cuánto menos esta Casa que he edificado?19 Pero tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, Jehová, Dios mío, para oir el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti.20 Que tus ojos estén abiertos sobre esta Casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: “Mi nombre estará allí”. Escucha la oración con que tu siervo ora en este lugar.21 Asimismo escucha el ruego de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hagan oración. Escucha desde los cielos, desde el lugar de tu morada; escucha y perdona.
22 »Cuando alguno peque contra su prójimo, y se le exige juramento, si viene a jurar ante tu altar en esta Casa,23 tú oirás desde los cielos, actuarás y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío, haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo, al darle conforme a su justicia.
24 »Cuando tu pueblo Israel sea derrotado delante del enemigo por haber pecado contra ti, si se convierte y confiesa tu nombre, si ruega delante de ti en esta Casa,25 tú oirás desde los cielos, perdonarás el pecado de tu pueblo Israel y les harás volver a la tierra que les diste a ellos y a sus padres.
26 »Cuando los cielos se cierren y no haya lluvias, por haber pecado contra ti, si oran a ti en este lugar y confiesan tu nombre, si se convierten de sus pecados cuando los aflijas,27 tú los oirás en los cielos y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, les enseñarás el buen camino para que anden en él y enviarás lluvia sobre tu tierra, la que diste por heredad a tu pueblo.
28 »Cuando haya hambre en la tierra, o pestilencia, o las plantas se sequen por el calor, o sean atacadas por hongos, las langostas o el pulgón; cuando los sitien sus enemigos en la tierra donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea;29 toda oración y todo ruego que haga cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conozca su llaga y su dolor en su corazón, si extiende sus manos hacia esta Casa,30 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; perdonarás y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres;31 para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivan sobre la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.
32 »También al extranjero que no sea de tu pueblo Israel, que haya venido de lejanas tierras a causa de tu gran nombre y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viene y ora hacia esta Casa,33 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por las cuales haya clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta Casa que yo he edificado.
34 »Cuando tu pueblo salga a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú le envíes, y ora a ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la Casa que he edificado a tu nombre,35 tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su causa.
36 »Cuando pequen contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojes contra ellos, y los entregues a sus enemigos, para que sus conquistadores los lleven cautivos a otras tierras, lejos o cerca,37 si ellos vuelven en sí en la tierra adonde los hayan llevado cautivos; si se convierten y oran a ti en la tierra de su cautividad, y dicen: “Pecamos, somos culpables, impíamente hemos actuado”;38 si se convierten a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hayan llevado cautivos, y oran hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la Casa que he edificado a tu nombre;39 tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, ampararás su causa y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti.
40 »Ahora, pues, Dios mío, te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración en este lugar.
41 »Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el Arca de tu poder; Jehová Dios, sean vestidos de salvación tus sacerdotes, y tus santos se regocijen en tu bondad.42 Jehová Dios, no rechaces a tu ungido; acuérdate de tus misericordias para con tu siervo David».
1 Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos y consumió el holocausto y los sacrificios; y la gloria de Jehová llenó la Casa.2 Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová la había llenado.3 Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la Casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová, diciendo: «Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre».
4 Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová.5 Y ofreció el rey Salomón en sacrificio veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así, el rey y todo el pueblo dedicaron la casa de Dios.
6 Los sacerdotes desempeñaban su ministerio, mientras los levitas alababan a Jehová con los instrumentos de música que el rey David había hecho para acompañar los cánticos a Jehová, «porque su misericordia es para siempre», entonando los cánticos compuestos por David. Los sacerdotes tocaban las trompetas delante de ellos, y todo Israel se mantenía en pie.
Canto para la dedicación de la Casa
Acción de gracias por haber sido librado de la muerte
Sal. 30.1-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Te glorificaré, Jehová, porque me has exaltado
y no has permitido que mis enemigos se alegren de mí.
2 Jehová, Dios mío,
a ti clamé y me sanaste.
3 Jehová, hiciste subir mi alma del seol.
Me diste vida, para que no descendiera a la sepultura.
4 ¡Cantad a Jehová, vosotros sus santos,
y celebrad la memoria de su santidad!,
5 porque por un momento será su ira,
pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro
y a la mañana vendrá la alegría.
6 En mi prosperidad dije yo:
«No seré jamás conmovido»,
7 porque tú, Jehová, con tu favor
me afirmaste como a monte fuerte.
Escondiste tu rostro,
fui turbado.
8 A ti, Jehová, clamaré;
al Señor suplicaré.
9 ¿Qué provecho hay en mi muerte
cuando descienda a la sepultura?
¿Te alabará el polvo?
¿Anunciará tu verdad?
10 Oye, Jehová, y ten misericordia de mí;
Jehová, ¡sé tú mi ayudador!
11 Has cambiado mi lamento en baile;
me quitaste la ropa áspera y me vestiste de alegría.
12 Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, ¡te alabaré para siempre!
Junio 20
Otras actividades religiosas de Salomón
2 Cr. 7.7-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
7 También Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehová, por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y lo mejor de las ofrendas de paz; porque en el altar de bronce que Salomón había hecho no cabían los holocaustos, las ofrendas y las grasas.
8 Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto.9 Al octavo día hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del altar en siete días, y habían celebrado la fiesta solemne por siete días.10 Y a los veintitrés días del mes séptimo envió al pueblo a sus hogares, alegres y gozosos de corazón por los beneficios que Jehová había hecho a David y a Salomón, y a su pueblo Israel.
Salomón construye su palacio
1 R. 7.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Después edificó Salomón su propia casa en trece años, y la terminó toda.
Salomón se casa con la hija de faraón
1 R. 3.1,2 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Salomón estableció parentesco con el faraón, rey de Egipto, pues tomó la hija del faraón y la trajo a la ciudad de David, mientras acababa de edificar su casa, la casa de Jehová y los muros en torno a Jerusalén.2 Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos, porque en aquellos tiempos no había aún casa edificada al nombre de Jehová.
Otros edificios de Salomón
1 R. 7.2-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Asimismo edificó la casa «Bosque del Líbano», de cien codos de longitud, cincuenta codos de anchura y treinta codos de altura, sobre cuatro hileras de columnas de cedro, con vigas de cedro sobre las columnas.3 Había una cubierta de tablas de cedro sobre las vigas que se apoyaban en cuarenta y cinco columnas; cada hilera tenía quince columnas.4 Y había tres hileras de ventanas, una frente a la otra en tres hileras.5 Todas las puertas y los marcos tenían forma cuadrangular, y unas ventanas estaban frente a las otras en tres hileras.6 También hizo un pórtico de columnas, que tenía cincuenta codos de largo y treinta codos de ancho. Este pórtico estaba delante de las primeras, con sus columnas y maderos correspondientes.7 Hizo asimismo el pórtico del trono donde administraría justicia, el pórtico del juicio, y lo recubrió de cedro del suelo al techo.
8 La casa donde él vivía, en otro atrio dentro del pórtico, era de una obra de estilo semejante a esta. Edificó también Salomón para la hija del faraón, a la que había hecho su mujer, una casa de hechura semejante a la del pórtico.9 Todas aquellas obras eran de piedras selectas, cortadas y ajustadas con sierras según las medidas, así por dentro como por fuera, desde el cimiento hasta los remates, y asimismo por fuera hasta el gran atrio.10 El cimiento era de piedras seleccionadas, piedras grandes, piedras de diez codos y piedras de ocho codos.11 De allí hacia arriba era también de piedras costosas, labradas conforme a sus medidas, y madera de cedro.12 Alrededor del gran atrio había tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro, igual que en el atrio interior de la casa de Jehová y el vestíbulo de la Casa.
Pacto de Dios con Salomón
1 R. 9.1-9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando Salomón acabó la obra de la casa de Jehová, la casa real y todo lo que quiso hacer,2 Jehová se le apareció a Salomón por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón,3 y le dijo: «He oído tu oración y el ruego que has hecho en mi presencia. He santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.4 Y si tú andas delante de mí como anduvo David, tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado y guardando mis estatutos y mis decretos,5 yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como le prometí a tu padre David, cuando dije: “Nunca faltará un descendiente tuyo en el trono de Israel”.6 Pero si obstinadamente os apartáis de mí vosotros y vuestros hijos y no guardáis los mandamientos y estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que vais y servís a dioses ajenos, y los adoráis,7 yo eliminaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado. Y esta casa que he santificado a mi nombre, la echaré de delante de mí, e Israel será motivo de burla y escarnio entre todos los pueblos.8 Cualquiera que pase por esta casa, antes sublime, se asombrará y se burlará. Y se preguntará: “¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?”.9 Y le dirán: “Por cuanto abandonaron a Jehová, su Dios, que había sacado a sus padres de la tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal”».
2 Cr. 7.11-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová, y en su propia casa, fue prosperado.12 Entonces apareció Jehová a Salomón de noche y le dijo: «Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar como Casa de sacrificio.13 Si yo cierro los cielos para que no haya lluvia, y si mando a la langosta que consuma la tierra, o si envío pestilencia a mi pueblo;14 si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.15 Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos, a la oración que se haga en este lugar;16 pues ahora he elegido y santificado esta Casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.17 Y si tú andas delante de mí como anduvo tu padre David, haces todas las cosas que yo te he mandado, y guardas mis estatutos y mis decretos,18 yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David, tu padre, diciendo: “No te faltará uno de los tuyos para que gobierne en Israel”.19 Pero si vosotros os volvéis, y dejáis mis estatutos y mandamientos que he puesto delante de vosotros, y vais y servís a dioses ajenos, y los adoráis,20 yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; arrojaré de mi presencia esta Casa que he santificado a mi nombre, y la haré objeto de burla y escarnio entre todos los pueblos.21 Y esta Casa que es tan excelsa, será espanto a todo el que pase, de modo que dirá: “¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta Casa?”.22 Y se responderá: “Por cuanto dejaron a Jehová, Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y han abrazado a dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron; por eso él ha traído todo este mal sobre ellos”».
Actividades diversas de Salomón
1 R. 9.10-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Aconteció al cabo de veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de Jehová y la casa real,11 para las cuales Hiram, rey de Tiro, le había traído madera de cedro y de ciprés y cuanto oro quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea.12 Hiram salió de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le gustaron.13 Entonces dijo: «¿Qué ciudades son estas que me has dado, hermano?». Y las llamó «Tierra de Cabul», nombre que tiene hasta hoy.14 Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.
15 Esta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová y su propia casa, Milo y el muro de Jerusalén, Hazor, Meguido y Gezer:16 El faraón, rey de Egipto, había subido y tomado a Gezer; después la quemó, dio muerte a los cananeos que habitaban en la ciudad y la dio en dote a su hija, la mujer de Salomón.17 Restauró, pues, Salomón a Gezer y a Bet-horón de abajo,18 a Baalat y a Tadmor en tierra del desierto;19 asimismo todas las ciudades donde Salomón tenía provisiones, las ciudades de los carros, las ciudades de la gente de a caballo y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de su señorío.20 A todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de los hijos de Israel,21 y a sus descendientes, los que quedaron en la tierra después de ellos y que los hijos de Israel no pudieron acabar, Salomón los sometió a trabajos forzados, hasta hoy.22 Pero a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, sus criados, sus príncipes, sus capitanes, los comandantes de sus carros, o su gente de a caballo.23 Los que Salomón había hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta hombres, quienes dirigían a la gente que trabajaba en aquella obra.
24 Cuando subió la hija del faraón de la ciudad de David a la casa que Salomón le había edificado, entonces él edificó Milo.
25 Salomón ofrecía tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová, después que la Casa estuvo terminada.
26 Hizo también el rey Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo, en la tierra de Edom.27 Hiram envió en ellas a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de Salomón,28 los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.
1 R. 10.11,12 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 La flota de Hiram, la que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo y piedras preciosas.12 De la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas y también salterios para los cantores. Nunca había llegado, ni se ha visto hasta hoy, semejante madera de sándalo.
2 Cr. 8.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Después de veinte años, durante los cuales Salomón había edificado la casa de Jehová y su propia casa,2 reedificó Salomón las ciudades que Hiram le había dado y estableció en ellas a los hijos de Israel.
3 Después marchó Salomón contra Hamat de Soba, y la tomó.4 Y edificó a Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de aprovisionamiento que edificó en Hamat.5 Asimismo reedificó a Bet-horón la de arriba y a Bet-horón la de abajo, ciudades fortificadas, con muros, puertas y barras;6 a Baalat, y a todas las ciudades de avituallamiento que pertenecían a Salomón; también todas las ciudades de los carros y las de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra sujeta a su dominio.
7 A todo el pueblo que había quedado de los heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de Israel,8 cuyos descendientes habían quedado en la tierra después de ellos, a los cuales los hijos de Israel no exterminaron del todo, hizo Salomón tributarios hasta hoy.9 Pero no empleó Salomón a ninguno de los hijos de Israel en su obra; porque eran hombres de guerra, oficiales, capitanes y comandantes de sus carros, y de su caballería.10 Y tenía Salomón doscientos cincuenta gobernadores principales, los cuales mandaban sobre aquella gente.
11 Trasladó Salomón a la hija del faraón, de la Ciudad de David a la casa que él había edificado para ella; porque dijo: «Mi mujer no habitará en la casa de David, rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el Arca de Jehová, son sagradas».
12 Entonces ofreció Salomón holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que él había edificado delante del pórtico;13 los ofreció según el rito de cada día, conforme al mandamiento de Moisés, en los sábados, las nuevas lunas, y en las fiestas solemnes, tres veces al año, esto es, en la fiesta de los Panes sin levadura, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de los Tabernáculos.
14 También estableció los turnos de los sacerdotes en sus oficios, conforme a lo ordenado por David, su padre, a los levitas en sus cargos, para que alabaran y ministraran delante de los sacerdotes, según el rito de cada día; asimismo los porteros, según su orden, en cada puerta; porque así lo había mandado David, hombre de Dios.15 No se apartaron del mandamiento del rey en cuanto a los sacerdotes, los levitas, los tesoros, y todo otro negocio;16 porque toda la obra de Salomón estaba preparada desde el día en que se pusieron los cimientos de la casa de Jehová hasta que fue terminada, hasta que la casa de Jehová fue acabada totalmente.
17 Entonces Salomón fue a Ezión-geber y a Elot, a la costa del mar en la tierra de Edom.18 Porque Hiram le había enviado, por medio de sus siervos, naves y marineros diestros en el mar, los cuales fueron con los siervos de Salomón a Ofir, y tomaron de allá cuatrocientos cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey Salomón.
2 Cr. 9.10,11 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el oro de Ofir, trajeron madera de sándalo y piedras preciosas.11 Con la madera de sándalo el rey hizo gradas en la casa de Jehová y en las casas reales, y arpas y salterios para los cantores; nunca en la tierra de Judá se había visto madera semejante.
Junio 21
La reina de Sabá visita a Salomón
1 R. 10.1-10,13 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando la reina de Sabá oyó de la fama que Salomón había alcanzado para honra de Jehová, vino a probarlo con preguntas difíciles.2 Llegó a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, oro en gran abundancia y piedras preciosas. Al presentarse ante Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía.3 Salomón le contestó todas sus preguntas; nada hubo que el rey no le contestara.4 Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,5 así como la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas y los holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó tan asombrada6 que dijo al rey: «¡Es verdad lo que oí en mi tierra de tus cosas y tu sabiduría!7 Yo no lo creía hasta que he venido y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad: tu sabiduría y tus bienes superan la fama que yo había oído.8 ¡Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti y oyen tu sabiduría!9 ¡Y bendito sea Jehová, tu Dios, que te vio con agrado y te ha colocado en el trono de Israel!, pues Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto como rey para que hagas derecho y justicia».
10 Luego dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, mucha especiería y piedras preciosas. Nunca llegó tal cantidad de especias como la que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
13 El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y todo lo que pidió, además de lo que personalmente le regaló. Después ella se despidió y regresó a su tierra con sus criados.
2 Cr. 9.1-9,12 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando la reina de Sabá oyó hablar de la fama de Salomón, fue a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia, y piedras preciosas, para probar a Salomón con preguntas difíciles. Luego que llegó ante Salomón, le dijo todo lo que tenía en su corazón.2 Pero Salomón le respondió a todas sus preguntas, y nada hubo que Salomón no le contestara.3 Al ver la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, la casa que había edificado,4 los manjares de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el aspecto de sus criados y los vestidos de ellos, sus coperos con sus vestidos, y la escalinata por donde se subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada.5 Y dijo al rey: «Verdad es lo que había oído en mi tierra acerca de tus cosas y de tu sabiduría;6 pero yo no creía las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto. En realidad, ni aun la mitad de la grandeza de tu sabiduría me había sido dicha, pues tú superas la fama que yo había oído.7 Bienaventurados tus hombres y dichosos estos siervos tuyos que están siempre delante de ti y oyen tu sabiduría.8 Bendito sea Jehová, tu Dios, el cual se ha complacido en ti, colocándote sobre su trono como rey para Jehová, tu Dios; por cuanto tu Dios amó a Israel, para afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto como rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia».
9 Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas; nunca hubo tales especias aromáticas como las que dio la reina de Sabá al rey Salomón.
12 El rey Salomón le dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y le pidió, más de lo que ella había traído al rey. Después ella se volvió y regresó a su tierra con sus siervos.
Riquezas y fama de Salomón
1 R. 10.14-25 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 El peso del oro que Salomón recibía de renta cada año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro,15 sin contar lo que aportaban los mercaderes, la contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia y los principales de la tierra.16 Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido, empleando seiscientos siclos de oro en cada escudo.17 Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en cada uno de los cuales gastó tres libras de oro. Y los puso el rey en la casa «Bosque del Líbano».18 Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual recubrió de oro purísimo.19 Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo, con brazos a uno y otro lado del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones.20 Había también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro. ¡En ningún otro reino se había hecho un trono semejante!21 Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, así como toda la vajilla de la casa «Bosque del Líbano». No había nada de plata, porque en tiempos de Salomón no era apreciada,22 ya que el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, junto con la flota de Hiram, y una vez cada tres años la flota de Tarsis venía y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
23 Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.24 Toda la tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oir la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.25 Y todos le llevaban cada año sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.
2 Cr. 9.13-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 El peso del oro que recibía Salomón cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro,14 sin contar lo que traían los mercaderes y negociantes; todos los reyes de Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.
15 Hizo también el rey Salomón doscientos escudos de oro batido, cada uno de los cuales tenía seiscientos siclos de oro labrado;16 asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro; y los puso el rey en la casa del bosque del Líbano.
17 Además, el rey hizo un gran trono de marfil y lo recubrió de oro puro.18 El trono tenía seis gradas, un estrado de oro fijado al trono, brazos a uno y otro lado del asiento, y dos leones que estaban junto a los brazos.19 Había también allí doce leones sobre las seis gradas, a uno y otro lado. Jamás fue hecho trono semejante en reino alguno.
20 Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de oro puro. En los días de Salomón la plata no era apreciada.21 Porque la flota del rey iba a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
22 El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría.23 Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oir la sabiduría que Dios le había dado.24 Cada uno de estos le llevaba un regalo: alhajas de plata, alhajas de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos, todos los años.
Salomón comercia con caballos y carros
1 R. 10.26-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
26 Salomón reunió carros y gente de a caballo; tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, los cuales llevó a las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén.27 Hizo el rey que en Jerusalén hubiera tanta plata como piedras, y que abundaran los cedros como las higueras de la Sefela.28 Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón, porque los mercaderes del rey los compraban allí.29 Un carro que se traía de Egipto valía seiscientas piezas de plata, y un caballo ciento cincuenta. Así los adquirían, también por medio de ellos, todos los reyes de los heteos y de Siria.
2 Cr. 1.14-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 Salomón reunió carros y gente de a caballo; y tuvo mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades destinadas a los carros y junto al rey en Jerusalén.15 Hizo el rey que hubiera en Jerusalén tanta plata y oro como piedras, y que abundara el cedro como las higueras silvestres de la Sefela.16 Los mercaderes del rey compraban por contrato caballos y lienzos finos de Egipto para Salomón.17 Subían y compraban en Egipto un carro por seiscientas piezas de plata y un caballo por ciento cincuenta. Y todos los reyes de los heteos y los reyes de Siria compraban así por medio de ellos.
2 Cr. 9.25-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Tuvo también Salomón cuatro mil caballerizas para sus caballos y carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y en Jerusalén, junto al rey.
26 Tuvo dominio sobre todos los reyes desde el Éufrates hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera de Egipto.27 Acumuló el rey tanta plata como piedras había en Jerusalén, y cedros como higueras hay en la Sefela.28 Traían también caballos para Salomón, de Egipto y de todos los países.
Salomón violó la carta del reinado
Dt. 17.14-17 DHH NIV NBD NVI LBLA
14 »Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová, tu Dios, te da, tomes posesión de ella, la habites y digas: “Voy a poner un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores”,15 ciertamente pondrás como rey sobre ti al que Jehová, tu Dios, escoja. A uno de tus hermanos pondrás sobre ti como rey; no podrás poner sobre ti a un hombre extranjero que no sea tu hermano.16 Pero él no deberá tener muchos caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de adquirir caballos, pues Jehová os ha dicho: “No volváis nunca por este camino”.17 Tampoco deberá tener muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni amontonará para sí demasiada plata ni oro.
Junio 22
Apostasía y dificultades de Salomón
1 R. 11.1-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Pero el rey Salomón amó, además de la hija del faraón, a muchas mujeres extranjeras, de Moab, de Amón, de Edom, de Sidón, y heteas;2 gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: «No os uniréis a ellas, ni ellas se unirán a vosotros, porque ciertamente harán que vuestros corazones se inclinen tras sus dioses». A estas, pues, se juntó Salomón por amor.3 Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas, y sus mujeres le desviaron el corazón.4 Cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres le inclinaron el corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era ya perfecto para con Jehová, su Dios, como el corazón de su padre David.5 Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.6 E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, pues no siguió cumplidamente a Jehová como su padre David.
7 Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.8 Lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.9 Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces10 y le había mandado sobre este asunto que no siguiera a dioses ajenos. Pero él no guardó lo que le mandó Jehová.11 Entonces Jehová dijo a Salomón: «Por cuanto has obrado así, y no has guardado mi pacto y los estatutos que yo te mandé, te quitaré el reino y lo entregaré a tu siervo.12 Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David, tu padre; lo quitaré de manos de tu hijo.13 Pero no te quitaré todo el reino, sino que le daré una tribu a tu hijo, por amor a David, mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido».
14 Jehová suscitó un adversario a Salomón: Hadad, el edomita, de sangre real, que estaba en Edom.15 Porque cuando David estaba en Edom, Joab, el general del ejército, al subir a enterrar los muertos, mató a todos los hombres de Edom16 (porque seis meses se quedó allí Joab, con todos los israelitas, hasta acabar con todo el sexo masculino en Edom).17 Pero Hadad, que entonces era un muchacho pequeño, huyó junto con algunos edomitas siervos de su padre, y se fue a Egipto.18 Luego salieron de Madián y llegaron a Parán, donde tomaron consigo algunos hombres de Parán. Llegaron a Egipto, a la presencia del faraón, rey de Egipto, el cual les dio casa, les asignó alimentos, y hasta les dio tierras.
19 Hadad se ganó de tal manera el favor del faraón, que este le dio por mujer a la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tahpenes.20 La hermana de Tahpenes le dio a luz a su hijo Genubat, a quien destetó Tahpenes en casa del faraón. Así Genubat vivió en casa del faraón entre los hijos del faraón.21 Al enterarse Hadad en Egipto que David había dormido con sus padres, y que Joab, general del ejército, había muerto, dijo al faraón:
—Déjame ir a mi tierra.
22 El faraón le respondió:
—¿Por qué? ¿Qué te falta conmigo que procuras irte a tu tierra?
—Nada; con todo, te ruego que me dejes ir—respondió él.
23 Dios levantó también como adversario contra Salomón a Rezón hijo de Eliada, que había huido de su amo Hadad-ezer, rey de Soba;24 había reunido gente contra él y se había hecho capitán de una banda cuando David deshizo a los de Soba. Después fueron a vivir a Damasco y allí hicieron rey a Rezón,25 quien fue adversario de Israel todos los días de Salomón. Esto se sumó al mal que representaba Hadad, pues aborrecía a Israel y llegó a reinar sobre Siria.
26 También Jeroboam hijo de Nabat, efrateo de Sereda, siervo de Salomón, cuya madre se llamaba Zerúa, la cual era viuda, alzó su mano contra el rey.27 La causa por la cual este alzó su mano contra el rey fue esta: Salomón, al edificar Milo, cerró la brecha de la ciudad de David, su padre.28 Este Jeroboam era un hombre valiente y esforzado, y al ver Salomón que el joven era un hombre activo, le encomendó todo el servicio a cargo de la casa de José.
29 Aconteció, pues, en aquel tiempo, que al salir Jeroboam de Jerusalén, lo encontró en el camino el profeta Ahías, el silonita; este iba cubierto con una capa nueva, y los dos estaban solos en el campo.30 Ahías tomó la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos,31 y dijo a Jeroboam: «Toma para ti diez pedazos, porque así dice Jehová, Dios de Israel: “Voy a arrancar el reino de manos de Salomón y te daré a ti diez tribus.32 Él se quedará con una tribu por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido entre todas las tribus de Israel,33 por cuanto me ha dejado y ha adorado a Astoret, diosa de los sidonios, a Quemos, dios de Moab, y a Moloc, dios de los hijos de Amón, y no ha andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, ni mis estatutos ni mis decretos, como hizo David, su padre.34 Pero no quitaré nada del reino de sus manos, sino que lo retendré como rey todos los días de su vida, por amor a David, mi siervo, al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos.35 Pero quitaré el reino de manos de su hijo y te daré a ti las diez tribus.36 A su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga una lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo elegí para poner en ella mi nombre.37 Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que desee tu alma, y serás rey de Israel.38 Si prestas oído a todas las cosas que te mande, andas en mis caminos y haces lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te edificaré una casa firme, como la edifiqué a David. Te entregaré a Israel39 y afligiré a la descendencia de David a causa de esto, pero no para siempre”».
40 Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac, rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.
Todo es vanidad
Ec. 1.1-11 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
2 «Vanidad de vanidades —dijo el Predicador—;
vanidad de vanidades, todo es vanidad».
3 ¿Qué provecho obtiene el hombre
de todo el trabajo con que se afana debajo del sol?
4 Generación va y generación viene.
pero la tierra siempre permanece.
5 Sale el sol y se pone el sol,
y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
6 El viento sopla hacia el sur,
luego gira hacia el norte; y girando sin cesar,
de nuevo vuelve el viento a sus giros.
7 Todos los ríos van al mar,
pero el mar no se llena.
Al lugar de donde los ríos vinieron,
allí vuelven para correr de nuevo.
8 Todas las cosas son fatigosas,
más de lo que el hombre puede expresar.
Nunca se sacia el ojo de ver
ni el oído de oir.
9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será.
¿Qué es lo que ha sido hecho?
Lo mismo que se hará,
pues nada hay nuevo debajo del sol.
10 ¿Acaso hay algo de que se pueda decir:
«He aquí esto es nuevo»?
Ya aconteció en los siglos que nos han precedido.
11 No queda memoria de lo que precedió,
ni tampoco de lo que ha de suceder
quedará memoria en los que vengan después.
La experiencia del Predicador
Ec. 1.12-2.26 DHH NIV NBD NVI LBLA
12 Yo, el Predicador, fui rey sobre Israel en Jerusalén.13 Me entregué de corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol, y vi que todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.
15 Lo torcido no se puede enderezar,
y con lo incompleto no puede contarse.
16 Hablé yo en mi corazón, diciendo: «He aquí, yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría más que todos mis predecesores en Jerusalén, y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia».17 De corazón me dediqué a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos. Y supe que aun esto era aflicción de espíritu,18 pues
en la mucha sabiduría hay mucho sufrimiento;
y quien añade ciencia, añade dolor.
1 Dije yo en mi corazón: «Vamos ahora, te probaré con el placer: gozarás de lo bueno». Pero he aquí, esto también era vanidad.2 A la risa dije: «Enloqueces»; y al placer: «¿De qué sirve esto?».
3 Decidí en mi corazón agasajar mi carne con vino y, sin renunciar mi corazón a la sabiduría, entregarme a la necedad, hasta ver cuál es el bien en el que los hijos de los hombres se ocupan debajo del cielo todos los días de su vida.4 Acometí grandes obras, me edifiqué casas, planté viñas para mí;5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales.6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.7 Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa. Tuve muchas más vacas y ovejas que cuantos fueron antes de mí en Jerusalén.8 Amontoné también plata y oro, y preciados tesoros dignos de reyes y de provincias. Me hice de cantores y cantoras, y de toda clase de instrumentos musicales, y gocé de los placeres de los hijos de los hombres.
9 Fui engrandecido y prosperé más que todos cuantos fueron antes de mí en Jerusalén. Además de esto, conservé conmigo mi sabiduría.10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón se gozaba de todo lo que hacía. Esta fue la recompensa de todas mis fatigas.
11 Miré luego todas las obras de mis manos y el trabajo que me tomé para hacerlas; y he aquí, todo es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
12 Después volví a considerar la sabiduría, los desvaríos y la necedad; pues ¿qué podrá hacer el hombre que venga después de este rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho.13 He visto que la sabiduría aventaja a la necedad, como la luz a las tinieblas.
14 El sabio tiene sus ojos abiertos,
mas el necio anda en tinieblas.
Pero también comprendí que lo mismo ha de acontecerle al uno como al otro.
15 Entonces dije en mi corazón: «Como sucederá al necio, me sucederá a mí. ¿Para qué, pues, me he esforzado hasta ahora por hacerme más sabio?». Y dije en mi corazón que también esto era vanidad.16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros todo será olvidado, y lo mismo morirá el sabio que el necio.
17 Por tanto, aborrecí la vida, pues la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa, por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.
18 Asimismo aborrecí todo el trabajo que había hecho debajo del sol, y que habré de dejar a otro que vendrá después de mí.19 Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se adueñe de todo el trabajo en que me afané y en el que ocupé mi sabiduría debajo del sol? Esto también es vanidad.
20 Volvió entonces a desilusionarse mi corazón de todo el trabajo en que me afané, y en el que había ocupado debajo del sol mi sabiduría.21 ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, con ciencia y rectitud, y que haya de dar sus bienes a otro que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y un gran mal.
22 Porque ¿qué obtiene el hombre de todo su trabajo y de la fatiga de su corazón con que se afana debajo del sol?23 Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias, pues ni aun de noche su corazón reposa. Esto también es vanidad.
24 No hay cosa mejor para el hombre que comer y beber, y gozar del fruto de su trabajo. He visto que esto también procede de la mano de Dios.25 Porque, ¿quién comerá y quién se gozará sino uno mismo?26 Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; pero al pecador le da el trabajo de recoger y amontonar, para dejárselo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
Junio 23
Todo tiene su tiempo
Ec. 3.1-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
2 Tiempo de nacer
y tiempo de morir,
tiempo de plantar
y tiempo de arrancar lo plantado,
3 tiempo de matar
y tiempo de curar,
tiempo de destruir
y tiempo de edificar,
4 tiempo de llorar
y tiempo de reir,
tiempo de hacer duelo
y tiempo de bailar,
5 tiempo de esparcir piedras
y tiempo de juntarlas,
tiempo de abrazar
y tiempo de abstenerse de abrazar,
6 tiempo de buscar
y tiempo de perder,
tiempo de guardar
y tiempo de tirar,
7 tiempo de rasgar
y tiempo de coser,
tiempo de callar
y tiempo de hablar,
8 tiempo de amar
y tiempo de aborrecer,
tiempo de guerra,
y tiempo de paz.
9 ¿Qué provecho obtiene el que trabaja de aquello en que se afana?10 He visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre, sin que este alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin.
12 Sé que no hay para el hombre cosa mejor que alegrarse y hacer bien en su vida,13 y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce de los beneficios de toda su labor.14 Sé que todo lo que Dios hace es perpetuo:
Nada hay que añadir ni nada que quitar.
Dios lo hace para que delante de él teman los hombres.
15 Lo que antes fue, ya es,
y lo que ha de ser, fue ya;
y Dios restaura lo pasado.
Injusticias de la vida
Ec. 3.16-4.16 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Vi más cosas debajo del sol:
en lugar del juicio, la maldad;
y en lugar de la justicia, la iniquidad.
17 Y dije en mi corazón: «Al justo y al malvado juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace».
18 Dije también en mi corazón: «Esto es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y vean que ellos mismos son semejantes a las bestias».19 Pues lo mismo les sucede a los hijos de los hombres que a las bestias: como mueren las unas, así mueren los otros, y todos tienen un mismo aliento de vida. No es más el hombre que la bestia, porque todo es vanidad.
20 Todo va a un mismo lugar;
todo fue hecho del polvo,
y todo al polvo volverá.
21 ¿Quién sabe si el espíritu de los hijos de los hombres sube a lo alto, y el espíritu del animal baja a lo hondo de la tierra?
22 Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esa es su recompensa; porque, ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de venir después de él?
1 Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol: las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consolara; no había consuelo para ellos, pues la fuerza estaba en manos de sus opresores.2 Alabé entonces a los finados, los que ya habían muerto, más que a los vivos, los que todavía viven.3 Pero tuve por más feliz que unos y otros al que aún no es, al que aún no ha visto las malas obras que se hacen debajo del sol.
4 He visto asimismo que toda obra bien hecha despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
5 El necio se cruza de brazos y se consume en sí mismo.
6 Más vale un puño lleno de descanso,
que ambos puños llenos de trabajo y aflicción de espíritu.
7 Me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol.8 Un hombre está solo, sin sucesor, sin hijo ni hermano. Nunca cesa de trabajar, sus ojos no se sacian de riquezas, ni se pregunta: «¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida de todo bienestar?». También esto es vanidad y duro trabajo.
9 Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo.10 Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante.11 También, si dos duermen juntos se calientan mutuamente, pero ¿cómo se calentará uno solo?12 A uno que prevalece contra otro, dos lo resisten, pues cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
13 Mejor es el muchacho pobre y sabio
que el rey viejo y necio
que no admite consejos,
14 aunque haya salido de la cárcel quien llegó a reinar,
o aunque en su reino naciera pobre.
15 Y vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que ocupará el lugar del otro rey.16 La muchedumbre que lo seguía no tenía fin; y sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu.
La insensatez de hacer votos a la ligera
Ec. 5.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando vayas a la casa de Dios, guarda tu pie. Acércate más para oir que para ofrecer el sacrificio de los necios, quienes no saben que hacen mal.
2 No te des prisa a abrir tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios, porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra. Sean, por tanto, pocas tus palabras.3 Porque de las muchas ocupaciones vienen los sueños, y de la multitud de palabras la voz del necio.
4 Cuando a Dios hagas promesa, no tardes en cumplirla, porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.5 Mejor es no prometer que prometer y no cumplir.
6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni delante del ángel digas que fue por ignorancia. ¿Por qué hacer que Dios se enoje a causa de tus palabras y destruya la obra de tus manos?
7 Pues,
donde abundan los sueños
abundan también las vanidades
y las muchas palabras.
Pero tú, teme a Dios.
La vanidad de la vida
Ec. 5.8-6.12 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 Si ves en la provincia que se oprime a los pobres y se pervierte el derecho y la justicia, no te maravilles: porque sobre uno alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ambos.9 El provecho de la tierra es para todos y el rey mismo está al servicio del campo.
10 El que ama el dinero no se saciará de dinero;
y el que ama la riqueza no sacará fruto.
También esto es vanidad.
11 Cuando aumentan los bienes,
aumentan también quienes los consumen.
¿Qué beneficio, pues, tendrá su dueño,
aparte de verlos con sus propios ojos?
12 Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.
13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su propio mal,14 las cuales se pierden por mal empleadas, y al hijo que ellos engendraron nada le queda en la mano.15 Desnudo salió del vientre de su madre y así volverá; se irá tal como vino, sin ningún provecho de su trabajo que llevarse en la mano.16 También eso es un gran mal: que tal como vino se haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano?17 Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán, dolor y miseria.
18 He aquí, pues, el bien que he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar de los frutos de todo el trabajo con que uno se fatiga debajo del sol todos los días de la vida que Dios le ha dado, porque esa es su recompensa.19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da bienes y riquezas, le da también facultad para que coma de ellas, tome su parte y goce de su trabajo. Esto es don de Dios.20 Porque así no se acuerda mucho de los días de su vida, pues Dios le llena de alegría el corazón.
1 Hay un mal que he visto debajo del cielo, y que es muy común entre los hombres:2 el del hombre a quien Dios da riquezas, bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero no le da Dios facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad y mal doloroso.3 Aunque el hombre engendre cien hijos, viva muchos años y los días de su edad sean numerosos, si su alma no se sació del bien, y además careció de sepultura, digo que más vale un abortivo.
4 Pues este en vano viene,
y a las tinieblas va,
y las tinieblas ocultan su nombre.
5 No ha visto el sol,
ni lo ha conocido.
¡Más reposo tiene este que aquel!6 Y aun si aquel viviera mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿acaso no van todos al mismo lugar?
7 Todo el trabajo del hombre es para su boca,
y con todo, su deseo no se sacia.
8 ¿Qué más tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos?9 Más vale lo que ven los ojos que un deseo que pasa. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.
10 Respecto de lo que es, ya hace mucho que tiene nombre. Se sabe lo que es un hombre: que no puede contender con quien es más poderoso que él.
11 Ciertamente las muchas palabras multiplican la vanidad, y eso de nada le sirve al hombre.
12 Porque ¿quién sabe lo que conviene al hombre en su vida, todos los días de su vano vivir, los cuales él pasa como una sombra? ¿Y quién le enseñará al hombre lo que acontecerá después de él debajo del sol?
Junio 24
Contraste entre la sabiduría y la insensatez
Ec. 7.1-8.9 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Mejor es la buena fama que el buen perfume,
y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento.
2 Mejor es ir a la casa del luto
que a la casa del banquete,
porque aquello es el fin de todos los hombres,
y el que vive lo tendrá presente en su corazón.
3 Mejor es el pesar que la risa,
porque con la tristeza del rostro se enmienda el corazón.
4 El corazón de los sabios está en la casa del luto,
mas el corazón de los insensatos, en la casa donde reina la alegría.
5 Mejor es oir la reprensión del sabio
que la canción de los necios,
6 porque la risa del necio es como el crepitar de los espinos
debajo de la olla.
Y también esto es vanidad.
7 Ciertamente la opresión hace enloquecer al sabio,
y las dádivas corrompen el corazón.
8 Mejor es el fin del negocio que su principio;
mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.
9 No te apresures en tu espíritu a enojarte, porque el enojo reposa en el seno de los necios.
10 Nunca digas: «¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos?», porque nunca hay sabiduría en esta pregunta.
11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol;12 porque escudo es la ciencia y escudo es el dinero; pero más ventajosa es la sabiduría, porque da vida a sus poseedores.
13 Mira la obra de Dios. ¿Quién podrá enderezar lo que él torció?14 En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona. Dios hizo tanto el uno como el otro, a fin de que el hombre no sepa qué trae el futuro.
15 Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece pese a su justicia, y hay malvado que pese a su maldad alarga sus días.
16 No seas demasiado justo,
ni sabio en exceso;
¿por qué habrás de destruirte?
17 No quieras hacer mucho mal,
ni seas insensato;
¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?
18 Bueno es que tomes esto,
sin apartar de aquello tu mano;
porque el que teme a Dios
saldrá bien de todo.
19 La sabiduría fortalece al sabio
más que diez poderosos que haya en una ciudad.
20 Ciertamente no hay en la tierra hombre tan justo, que haga el bien y nunca peque.
21 Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se dicen, para que no oigas a tu siervo cuando habla mal de ti;22 porque tu corazón sabe que tú también hablaste mal de otros muchas veces.
23 Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: «¡Seré sabio!»; pero la sabiduría se apartó de mí.24 Ya está lejos lo que fue; y lo muy profundo, ¿quién lo hallará?
25 Me volví entonces, y apliqué mi corazón a saber, examinar y buscar la sabiduría y la razón, para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error.
26 Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer
cuyo corazón es trampas y redes,
y sus manos ligaduras.
El que agrada a Dios escapará de ella,
pero el pecador queda en ella preso.
27 He aquí, dice el Predicador, que pesando las cosas una por una para dar con la razón de ellas,28 he hallado lo que aún busca mi alma, sin haberlo encontrado:
Un hombre entre mil he hallado,
pero ni una sola mujer entre todas.
29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero él se buscó muchas perversiones.
1 ¿Quién como el sabio?
¿Quién como el que sabe interpretar las cosas?
La sabiduría del hombre ilumina su rostro
y cambia la tosquedad de su semblante.
2 Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey,
por el juramento que pronunciaste delante de Dios.
3 No te apresures a irte de su presencia,
ni en cosa mala persistas;
porque él hará todo lo que quiera,
4 pues la palabra del rey es soberana
y nadie le dirá: «¿Qué haces?».
5 El que guarda el mandamiento no conocerá el mal;
el corazón del sabio discierne cuándo y cómo cumplirlo.
6 Porque para todo lo que quieras hay un tiempo y un cómo,
aunque el gran mal que pesa sobre el hombre
7 es no saber lo que ha de ocurrir;
y el cuándo haya de ocurrir, ¿quién se lo va a anunciar?
8 No hay hombre que tenga potestad sobre el aliento de vida
para poder conservarlo,
ni potestad sobre el día de la muerte.
Y no valen armas en tal guerra,
ni la maldad librará al malvado.
9 Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que se hace debajo del sol, cuando el hombre se enseñorea del hombre para hacerle mal.
Desigualdades de la vida
Ec. 8.10-9.18 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honores; en cambio, los que frecuentaban el lugar santo fueron luego olvidados en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad.11 Si no se ejecuta enseguida la sentencia para castigar una mala obra, el corazón de los hijos de los hombres se dispone a hacer lo malo.12 Ahora bien, aunque el pecador haga cien veces lo malo, y sus días se prolonguen, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia,13 y que no le irá bien al malvado, ni le serán prolongados sus días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.
14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra, pues hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de malvados, y hay malvados a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.
15 Por tanto, alabé yo la alegría, pues no tiene el hombre más bien debajo del sol que comer, beber y alegrarse; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.
16 Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día retiene el sueño en sus ojos);17 y he visto todas las obras de Dios, y que el hombre no puede conocer toda la obra que se hace debajo del sol. Por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; y aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.
1 Ciertamente me he dado de corazón a todas estas cosas, para poder declarar que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios. Y que los hombres ni siquiera saben qué es amor o qué es odio, aunque todo está delante de ellos.
2 Todo acontece de la misma manera a todos;
lo mismo les ocurre al justo y al malvado,
al bueno, al puro y al impuro,
al que sacrifica y al que no sacrifica;
lo mismo al bueno que al pecador,
tanto al que jura como al que teme jurar.
3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol: que un mismo suceso acontece a todos, y que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez durante toda su vida. Y que después de esto se van con los muertos.
4 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos, pues mejor es perro vivo que león muerto.
5 Porque los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen más recompensa. Su memoria cae en el olvido.6 También perecen su amor, su odio y su envidia; y ya nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.
7 Anda, come tu pan con gozo
y bebe tu vino con alegre corazón,
porque tus obras ya son agradables a Dios.
8 Que en todo tiempo sean blancos tus vestidos
y nunca falte perfume sobre tu cabeza.
9 Goza de la vida con la mujer que amas,
todos los días de la vida vana
que te son dados debajo del sol,
todos los días de tu vanidad.
Esta es tu recompensa en la vida,
y en el trabajo con que te afanas debajo del sol.
10 Todo lo que te venga a mano para hacer,
hazlo según tus fuerzas,
porque en el seol, adonde vas, no hay obra,
ni trabajo ni ciencia ni sabiduría.
11 Me volví, y vi debajo del sol
que ni es de los veloces la carrera,
ni de los fuertes la guerra,
ni aun de los sabios el pan,
ni de los prudentes las riquezas,
ni de los elocuentes el favor;
pues a todos les llega el tiempo y la ocasión.
12 Ahora bien, el hombre tampoco conoce su tiempo:
Como los peces apresados en la mala red,
o como las aves que se enredan en el lazo,
así se ven atrapados los hijos de los hombres
por el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
13 También vi debajo del sol esto que me parece de gran sabiduría:14 Había una pequeña ciudad, con pocos habitantes, y vino un gran rey que le puso sitio y levantó contra ella grandes baluartes;15 pero en ella se hallaba un hombre pobre y sabio, el cual libró a la ciudad con su sabiduría. ¡Y nadie se acordaba de aquel hombre pobre!16 Entonces dije yo: «Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada y no sean escuchadas sus palabras».
17 Las palabras serenas del sabio
son mejores que el clamor del señor entre los necios.
18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra;
pero un solo error destruye mucho bien.
Excelencia de la sabiduría
Ec. 10.1-11.8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Las moscas muertas hacen heder
y corrompen el perfume del perfumista;
así es una pequeña locura
al que es estimado como sabio y honorable.
2 El corazón del sabio está a su mano derecha,
mas el corazón del necio a su mano izquierda.
3 Aun mientras va de camino,
al necio le falta cordura,
y va diciendo a todos que es necio.
4 Aunque el ánimo del príncipe se exalte contra ti,
no pierdas la calma,
porque la mansedumbre hace cesar grandes ofensas.
5 Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado del príncipe:6 que la necedad está colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo.7 He visto siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra.
8 El que haga un hoyo caerá en él;
y al que aportille el vallado,
lo morderá la serpiente.
9 Quien corta piedras, se hiere con ellas;
el que parte leña, en ello peligra.
10 Si se embota el hierro
y su filo no es amolado,
hay que aumentar el esfuerzo;
lo provechoso es emplear la sabiduría.
11 Si la serpiente muerde antes de ser encantada,
de nada sirve el encantador.
12 Las palabras del sabio están llenas de gracia,
mas los labios del necio causan su propia ruina.
13 El comienzo de las palabras de su boca es necedad;
el final de su charla, nocivo desvarío.
14 El necio multiplica sus palabras.
Si nadie sabe lo que ha de acontecer,
¿quién le hará saber lo que después de él será?
15 Tanto fatiga a los necios el trabajo,
que ni aun saben por dónde ir a la ciudad.
16 ¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es un muchacho,
y tus príncipes banquetean desde la mañana!
17 ¡Bienaventurada tú, tierra,
cuando tu rey es hijo de nobles
y tus príncipes comen a su hora
para reponer sus fuerzas y no para beber!
18 Por la pereza se cae la techumbre,
y por cruzarse de brazos hay goteras en la casa.
19 Por placer se hace el banquete,
el vino alegra a los vivos
y el dinero responde por todo.
20 Ni aun en tu pensamiento hables mal del rey,
ni en lo secreto de tu cámara hables mal del rico;
porque las aves del cielo llevarán la voz,
los seres alados se lo harán saber.
1 Echa tu pan sobre las aguas;
después de muchos días lo hallarás.
2 Reparte a siete, y aun a ocho,
porque no sabes qué mal ha de venir sobre la tierra.
3 Si las nubes están llenas de agua,
sobre la tierra la derramarán;
y si el árbol cae hacia el sur, o hacia el norte,
en el lugar donde el árbol caiga, allí quedará.
4 El que al viento observa, no sembrará,
y el que a las nubes mira, no segará.
5 Así como tú no sabes cuál es el camino del viento ni cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así también ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
6 Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tus manos; pues no sabes qué es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
7 Suave ciertamente es la luz y agradable a los ojos ver el sol;8 pero aunque un hombre viva muchos años y en todos ellos tenga gozo, recuerde que los días de las tinieblas serán muchos, y que todo cuanto viene es vanidad.
Junio 25
Consejos para la juventud
Ec. 11.9-12.8 DHH NIV NBD NVI LBLA
9 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia. Anda según los caminos de tu corazón y la vista de tus ojos, pero recuerda que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.10 Quita, pues, de tu corazón el enojo y aparta de tu carne el mal, porque la adolescencia y la juventud son vanidad.
1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud,
antes que vengan los días malos,
y lleguen los años de los cuales digas:
«No tengo en ellos contentamiento»;
2 antes que se oscurezcan el sol y la luz,
la luna y las estrellas,
y vuelvan las nubes tras la lluvia;
3 cuando tiemblen los guardias de la casa
y se encorven los hombres fuertes;
cuando cesen de trabajar las molineras, porque habrán disminuido,
y se queden a oscuras las que miran por las ventanas;
4 cuando las puertas de afuera se cierren,
y se vaya apagando el ruido del molino;
cuando se escuche la voz del ave,
pero las canciones dejen de oírse;
5 cuando se tema también a las alturas,
y se llene de peligros el camino,
y florezca el almendro,
y la langosta sea una carga,
y se pierda el apetito;
porque el hombre va a su morada eterna,
y rondarán por las calles quienes hacen duelo;
6 antes que la cadena de plata se quiebre,
se rompa el cuenco de oro,
el cántaro se quiebre junto a la fuente
y la polea se rompa sobre el pozo;
7 antes que el polvo vuelva a la tierra, como era,
y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.
8 «¡Vanidad de vanidades—dijo el Predicador—,
todo es vanidad!».
Resumen del deber del hombre
Ec. 12.9-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
9 Cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo. Escuchó, escudriñó y compuso muchos proverbios.10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables y escribir rectamente palabras de verdad.
11 Las palabras de los sabios son como aguijones, y como clavos hincados las de los maestros de las congregaciones, pronunciadas por un pastor.12 Ahora, hijo, a más de esto acepta ser amonestado. No tiene objeto escribir muchos libros; el mucho estudio es fatiga para el cuerpo.
13 El fin de todo el discurso que has oído es: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre.14 Pues Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa oculta, sea buena o sea mala.
Muerte de Salomón
1 R. 11.41-43 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 El resto de los hechos de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de los hechos de Salomón?42 Los días que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años.43 Durmió Salomón con sus padres y fue sepultado en la ciudad de su padre David. En su lugar reinó su hijo Roboam.
2 Cr. 9.29-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
29 Los demás hechos de Salomón, los primeros y los últimos, ¿no están todos escritos en los libros del profeta Natán, en la profecía de Ahías, el silonita, y en la profecía del vidente Iddo acerca de Jeroboam hijo de Nabat?30 Reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.31 Y durmió Salomón con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David, su padre. Reinó en su lugar Roboam, su hijo.
Descendientes de Salomón
1 Cr. 3.10-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
10 Hijo de Salomón fue Roboam, cuyo hijo fue Abías, del cual fue hijo Asa, cuyo hijo fue Josafat,11 de quien fue hijo Joram, cuyo hijo fue Ocozías, hijo del cual fue Joás,12 del cual fue hijo Amasías, cuyo hijo fue Azarías, e hijo de este, Jotam.13 Hijo de este fue Acaz, del que fue hijo Ezequías, cuyo hijo fue Manasés,14 del cual fue hijo Amón, cuyo hijo fue Josías.15 Y los hijos de Josías: Johanán, su primogénito; el segundo fue Joacim, el tercero, Sedequías, el cuarto, Salum.16 Los descendientes de Joacim fueron Jeconías y Sedequías.
17 Y los hijos de Jeconías: Asir, Salatiel,18 Malquiram, Pedaías, Senazar, Jecamías, Hosama y Nedabías.
19 Los hijos de Pedaías: Zorobabel y Simei. Y los hijos de Zorobabel: Mesulam, Hananías, y Selomit, su hermana.20 También estos cinco: Hasuba, Ohel, Berequías, Hasadías y Jusab-hesed.
21 Los hijos de Hananías: Pelatías y Jesaías; Refaías, su hijo; Arnán, su hijo; Abdías, su hijo; Secanías, su hijo.22 Hijo de Secanías fue Semaías; y los hijos de Semaías: Hatús, Igal, Barías, Nearías y Safat, seis en total.
23 Los hijos de Nearías fueron estos tres: Elioenai, Ezequías y Azricam.
24 Los hijos de Elioenai fueron estos siete: Hodavías, Eliasib, Pelaías, Acub, Johanán, Dalaías y Anani.
931 a.C. Asamblea en Siquem y división del reino
Rebelión de Israel
1 R. 12.1-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había ido allí para hacerlo rey.2 Aconteció que lo supo Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido del rey Salomón, y donde vivía.3 Enviaron a llamarlo, y él se presentó con toda la congregación de Israel, y le dijeron a Roboam:
4 —Tu padre agravó nuestro yugo. Alivia tú ahora algo de la dura servidumbre de tu padre y del pesado yugo que nos impuso, y te serviremos.
5 Él les respondió:
—Idos, y de aquí a tres días volved a mí.
Y el pueblo se fue.6 Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían servido a su padre Salomón cuando vivía, y dijo:
—¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?
7 Ellos le hablaron así:
—Si te pones hoy al servicio de este pueblo, lo sirves y le respondes con buenas palabras, ellos te servirán para siempre.
8 Pero él desechó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio.9 Y les preguntó:
—¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado diciendo: “Alivia en algo el yugo que tu padre nos impuso”?
10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron:
—Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: “Tu padre agravó nuestro yugo, pero tú alívialo en algo”; así les hablarás: “El menor de mis dedos es más grueso que la cintura de mi padre.11 Ahora, pues, mi padre os cargó con un pesado yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones”.
12 Al tercer día se presentó Jeroboam con todo el pueblo ante Roboam, según el rey lo había mandado, cuando dijo: «Regresad a verme al tercer día».13 Pero el rey respondió al pueblo duramente, desechando el consejo que los ancianos le habían dado,14 y hablándoles conforme al consejo de los jóvenes, les dijo: «Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo lo haré más pesado aún; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones».15 Así que no oyó el rey al pueblo, pues era un designio de Jehová para confirmar la palabra que había dado a Jeroboam hijo de Nabat por medio de Ahías, el silonita.16 Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió con estas palabras:
«¿Qué parte tenemos nosotros con David?
No tenemos herencia en el hijo de Isaí.
¡Israel, cada uno a sus tiendas!
¡David, mira ahora por tu casa!».
Entonces Israel se fue a sus tiendas,17 mientras Roboam siguió reinando sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.18 Cuando el rey Roboam envió a Adoram, que estaba encargado de los tributos, todo Israel lo apedreó y lo mató. Entonces el rey Roboam se apresuró a subirse en un carro y huir a Jerusalén.19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.
20 Aconteció que al oir todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarlo a la congregación y lo hicieron rey de todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiera a la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.
21 Cuando Roboam llegó a Jerusalén reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres, todos guerreros escogidos, con el fin de hacer la guerra a la casa de Israel y devolver el reino a Roboam hijo de Salomón.22 Pero Jehová habló a Semaías, hombre de Dios, diciendo:23 «Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, y diles:24 “Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos, los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto es obra mía”».
Al oir ellos la palabra de Dios regresó cada uno a su casa, conforme a la palabra de Jehová.
2 Cr. 10.1-11.4 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Roboam fue a Siquem, porque en Siquem se había reunido todo Israel para hacerlo rey.2 Cuando lo supo Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, adonde había huido a causa del rey Salomón, volvió de Egipto,3 pues habían enviado a llamarle. Vino, pues, Jeroboam con todo Israel, y hablaron a Roboam diciendo:
4 —Tu padre agravó nuestro yugo; alivia ahora algo de la dura servidumbre y del pesado yugo con que tu padre nos apremió, y te serviremos.
5 Él les dijo:
—Volved a mí de aquí a tres días.
Y el pueblo se fue.
6 Entonces el rey Roboam consultó con los ancianos que habían estado delante de Salomón, su padre, cuando este vivía, y les dijo:
—¿Qué me aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?
7 Ellos le contestaron diciendo:
—Si te conduces humanamente con este pueblo, lo tratas bien y le hablas con buenas palabras, ellos te servirán siempre.
8 Pero él abandonó el consejo que le dieron los ancianos, y pidió consejo a los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio.9 Y les preguntó:
—¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado diciendo: “Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros”?
10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron:
—Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo: “Tu padre agravó nuestro yugo, pero tú disminuye nuestra carga”. Así le dirás: “Mi dedo más pequeño es más grueso que la cintura de mi padre.11 Así que, si mi padre os cargó de yugo pesado, yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones”.
12 Volvió, pues, Jeroboam con todo el pueblo ante Roboam al tercer día, según el rey les había mandado diciendo: “Volved a mí de aquí a tres días”.13 Y el rey les respondió ásperamente, abandonando el rey Roboam el consejo de los ancianos,14 y hablándoles conforme al consejo de los jóvenes, diciendo:
—Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, pero yo os castigaré con escorpiones.
15 No escuchó el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para que se cumpliera la palabra que Jehová había anunciado por medio de Ahías, el silonita, a Jeroboam hijo de Nabat.16 Al ver todo Israel que el rey no les había oído, respondió el pueblo al rey diciendo:
«¿Qué parte tenemos nosotros con David?
No tenemos herencia en el hijo de Isaí.
¡Israel, cada uno a sus tiendas!
¡David, mira ahora por tu casa!».
Así se fue todo Israel a sus tiendas.
17 Pero reinó Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.18 Envió luego el rey Roboam a Adoram, que estaba a cargo de los tributos, pero lo apedrearon los hijos de Israel, y murió. Entonces se apresuró el rey Roboam a subir en su carro para huir a Jerusalén.19 Así se apartó Israel de la casa de David hasta el día de hoy.
1 Cuando llegó Roboam a Jerusalén, reunió de la casa de Judá y de Benjamín a ciento ochenta mil hombres de guerra escogidos, para pelear contra Israel y devolver el reino a Roboam.2 Pero vino palabra de Jehová a Semaías, varón de Dios, diciendo:3 «Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas en Judá y Benjamín, y diles:4 “Así ha dicho Jehová: No subáis a pelear contra vuestros hermanos; vuélvase cada uno a su casa, porque esto es cosa mía”». Y ellos oyeron la palabra de Jehová y se volvieron, y no fueron contra Jeroboam.
Junio 26
931-910 a.C. Gobierno de Jeroboam I en Israel
El pecado de Jeroboam
1 R. 12.25-33 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en los montes de Efraín, y habitó en ella. Luego salió de allí y reedificó a Penuel.26 Pero Jeroboam pensó en su corazón: «Ahora, la casa de David recuperará el reino27 si este pueblo sube a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén, porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam, rey de Judá, me matarán a mí y se volverán a Roboam, rey de Judá».
28 Después de tomar consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: «Ya habéis subido bastante a Jerusalén. Aquí están tus dioses, Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto».29 Entonces puso uno en Bet-el y el otro en Dan.30 Esto fue causa de pecado, porque el pueblo iba a adorar delante de uno de ellos hasta Dan.31 Hizo también casas sobre los lugares altos y designó sacerdotes de entre el pueblo que no eran de los hijos de Leví.32 Luego instituyó Jeroboam una fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá, y ofreció sacrificios sobre un altar. Lo mismo hizo en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado.33 Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado según el dictado de su propio corazón. Así hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.
Jeroboam es amonestado de parte de Dios
1 R. 13.1-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Mientras Jeroboam quemaba el incienso junto al altar, un hombre de Dios vino de Judá a Bet-el, enviado por Jehová.2 Aquél clamó contra el altar por mandato de Jehová y dijo: «Altar, altar, así ha dicho Jehová: “A la casa de David le nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres”».
3 Ese mismo día dio una señal diciendo: «Esta es la señal de que Jehová ha hablado: el altar se quebrará y la ceniza que sobre él está se derramará».
4 Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del hombre de Dios que había clamado contra el altar de Bet-el, extendiendo su mano desde el altar, dijo: «¡Prendedle!». Pero la mano que había extendido contra el hombre de Dios se le secó, y no la pudo enderezar.5 El altar se rompió y se derramó la ceniza que había en él, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por mandato de Jehová.6 Entonces el rey, dirigiéndose al hombre de Dios, dijo:
—Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová, tu Dios, y ores por mí, para que mi mano sea restaurada.
El hombre de Dios oró a Jehová y la mano del rey se le restauró; quedó como era antes.7 El rey dijo al hombre de Dios:
—Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un presente.
8 Pero el hombre de Dios respondió al rey:
—Aunque me dieras la mitad de tu casa no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar.9 Porque así me está ordenado por mandato de Jehová, que me ha dicho: “No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el mismo camino”.
10 Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había ido a Bet-el.
11 Vivía entonces en Bet-el un viejo profeta. Vino su hijo y le contó todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había dicho al rey.12 Su padre les dijo:
—¿Por qué camino se fue?
Sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el hombre de Dios que había venido de Judá.13 Y él les dijo:
—Ensilladme el asno.
Ellos le ensillaron el asno y él lo montó.14 Se fue tras el hombre de Dios y lo halló sentado debajo de una encina.
—¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá?—le preguntó.
—Yo soy—le respondió él.
15 —Ven conmigo a casa y come algo—le dijo entonces.
16 Pero él respondió:
—No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar.17 Porque por mandato de Dios me ha sido dicho: “No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el mismo camino”.
18 El otro le dijo, mintiéndole:
—Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por mandato de Jehová, diciendo: “Tráele contigo a tu casa para que coma pan y beba agua”.
19 Entonces regresó con él y comió pan y bebió agua en su casa.
20 Cuando estaban sentados a la mesa, aconteció que Jehová habló al profeta que lo había hecho volver,21 el cual clamó al hombre de Dios que había venido de Judá diciendo: «Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde al mandato de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová, tu Dios, te había prescrito,22 sino que volviste y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieras pan ni bebieras agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres».
23 Después de haber comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno.24 Al partir, lo encontró un león en el camino y lo mató. Su cuerpo quedó tirado en el camino, y el asno y el león permanecieron junto al cuerpo.25 Unos que pasaban vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y al león que permanecía junto al cuerpo, y fueron a contarlo a la ciudad donde vivía el viejo profeta.26 Cuando lo supo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: «¡Es el hombre de Dios que se rebeló al mandato de Jehová! Por tanto, Jehová lo ha entregado al león, que lo ha quebrantado y matado, conforme a la palabra de Jehová».
27 Luego dijo a sus hijos: «Ensilladme un asno». Ellos se lo ensillaron28 y él partió. Halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que permanecían junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno.29 Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, lo puso sobre el asno y se lo llevó. El profeta viejo fue a la ciudad para hacerle duelo y enterrarlo.30 Puso el cuerpo en su sepulcro e hicieron duelo por él diciendo: «¡Ay, hermano mío!».
31 Después que lo enterraron, habló a sus hijos, y les dijo: «Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos.32 Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces según la palabra de Jehová contra el altar que está en Bet-el y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria».
33 Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a designar sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuera de los sacerdotes de los lugares altos.34 Esto fue causa de pecado para la casa de Jeroboam, por lo cual ha sido cortada y raída de sobre la faz de la tierra.
Profecía de Ahías contra Jeroboam
1 R. 14.1-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En aquel tiempo Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo.2 Y dijo Jeroboam a su mujer: «Levántate ahora y disfrázate, para que no reconozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo, porque allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo sería rey de este pueblo.3 Toma en tus manos diez panes, tortas y una vasija de miel, y acude a él, para que te declare lo que ha de ser de este niño».
4 La mujer de Jeroboam lo hizo así; se levantó, fue a Silo y llegó a la casa de Ahías. Ahías ya no podía ver, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de la vejez.5 Pero Jehová había dicho a Ahías: «Mira, la mujer de Jeroboam vendrá a consultarte sobre su hijo que está enfermo. Así y así le responderás, pues cuando ella llegue, vendrá disfrazada».
6 Cuando Ahías oyó el sonido de sus pies al entrar ella por la puerta, dijo: «Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? Me han enviado a tu presencia con una revelación dura.7 Ve y dile a Jeroboam: “Así dijo Jehová, Dios de Israel: Yo te levanté de en medio del pueblo, y te hice príncipe de mi pueblo Israel.8 Le quité el reino a la casa de David y te lo entregué a ti. Pero tú no has sido como David, mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos,9 sino que hiciste más mal que todos los que te han precedido, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me has despreciado.10 Por tanto, voy a traer el mal sobre la casa de Jeroboam: extirparé todos los hombres a la casa de Jeroboam en Israel, tanto el siervo como el libre. Barreré la descendencia de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que no quede nada.11 Al que muera de los de Jeroboam en la ciudad lo comerán los perros, y al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo, porque Jehová lo ha dicho”.12 En cuanto a ti, levántate y vete a tu casa. Al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño.13 Todo Israel hará por él lamentación y lo enterrarán, pues de los descendientes de Jeroboam solo él será sepultado, por cuanto de la casa de Jeroboam solo en él se ha hallado alguna cosa buena delante de Jehová, Dios de Israel.14 Y Jehová levantará para sí un rey en Israel que extirpará en este día la casa de Jeroboam; y lo hará ahora mismo.15 Jehová sacudirá a Israel al modo como la caña se agita en las aguas, arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Éufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová.16 Él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, quien pecó y ha hecho pecar a Israel».
17 Entonces la mujer de Jeroboam se levantó, se marchó y entró a Tirsa. Cuando cruzó el umbral de la casa, el niño murió.18 Lo enterraron, y todo Israel hizo lamento por él, conforme a la palabra de Jehová, la que él había anunciado por medio de su siervo, el profeta Ahías.
19 Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo, y cómo reinó, todo está escrito en el libro de las historias de los reyes de Israel.20 El tiempo que reinó Jeroboam fue de veintidós años. Cuando durmió con sus padres, reinó en su lugar su hijo Nadab.
931-913 a.C. Gobierno de Roboam en Judá
Prosperidad de Roboam
2 Cr. 11.5-23 DHH NIV NBD NVI LBLA
5 Habitó Roboam en Jerusalén y edificó ciudades para fortificar a Judá.6 Edificó Belén, Etam, Tecoa,7 Bet-sur, Soco, Adulam,8 Gat, Maresa, Zif,9 Adoraim, Laquis, Azeca,10 Zora, Ajalón y Hebrón, que eran ciudades fortificadas de Judá y Benjamín.11 Reforzó también las fortalezas y puso en ellas capitanes, provisiones, vino y aceite;12 en todas las ciudades había escudos y lanzas. Las fortificó, pues, en gran manera; y Judá y Benjamín le estaban sujetos.
13 Los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los lugares donde vivían,14 pues los levitas dejaron sus ejidos y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de Jehová.15 Y él designó sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho.16 Tras aquellos acudieron también de todas las tribus de Israel, los que tenían el propósito sincero de buscar a Jehová, Dios de Israel; y fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres.17 Así fortalecieron el reino de Judá, y confirmaron a Roboam hijo de Salomón, por tres años; porque tres años anduvieron en el camino de David y de Salomón.
18 Tomó Roboam por mujer a Mahalat, hija de Jerimot hijo de David y de Abihail, hija de Eliab hijo de Isaí,19 la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham.20 Después de ella tomó a Maaca, hija de Absalón, la cual le dio a luz Abías, Atai, Ziza y Selomit.21 Pero Roboam amó a Maaca, hija de Absalón, sobre todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.22 Y puso Roboam a Abías hijo de Maaca como jefe y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerlo rey.23 Obró sagazmente, pues esparció a todos sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, dándoles provisiones en abundancia y muchas mujeres.
Junio 27
Apostasía de Roboam y de Judá
1 R. 14.21-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Roboam hijo de Salomón reinó en Judá. De cuarenta y un años era Roboam cuando comenzó a reinar; diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era Naama, amonita.22 Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehová y lo enojaron con los pecados que cometieron más que todo lo que hicieron sus padres.
23 También ellos se edificaron lugares altos, estatuas e imágenes de Asera, en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso.24 Hubo también sodomitas en la tierra, que cometieron todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel.
2 Cr. 12.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Cuando Roboam consolidó el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él.
Sisac invade a Judá. Muerte de Roboam
2 Cr. 12.2-16 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Y por haberse rebelado contra Jehová, en el quinto año del rey Roboam, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén,3 con mil doscientos carros y sesenta mil hombres de a caballo; pero el pueblo que venía con él de Egipto, esto es, libios, suquienos y etíopes, era innumerable.4 Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.
5 El profeta Semaías vino ante Roboam y los príncipes de Judá que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo:
—Así ha dicho Jehová: “Vosotros me habéis dejado, y por eso yo también os he dejado en manos de Sisac”.
6 Entonces los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron:
—¡Justo es Jehová!
7 Cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: «Se han humillado, no los destruiré, sino que los salvaré en breve y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de Sisac.8 Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reyes de las naciones».
9 Subió, pues, Sisac, rey de Egipto, a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová y los tesoros de la casa del rey; todo se lo llevó; también los escudos de oro que Salomón había hecho.10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce y los entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.11 Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia y los llevaban, y después los volvían a dejar en la sala de la guardia.12 Así pues, por haberse humillado, la ira de Jehová se apartó de él y no lo destruyó del todo, ya que aún en Judá había cosas buenas.
13 Fortalecido pues, Roboam reinó en Jerusalén; y tenía Roboam cuarenta y un años cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que escogió Jehová entre todas las tribus de Israel para poner en ella su nombre. El nombre de la madre de Roboam fue Naama, una amonita.14 E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová.
15 Los hechos de Roboam, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en los libros del profeta Semaías y del vidente Iddo, en el registro de las familias? Y entre Roboam y Jeroboam hubo guerra constante.16 Durmió Roboam con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Reinó en su lugar Abías, su hijo.
1 R. 14.25-31 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Al quinto año del rey Roboam subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén,26 tomó los tesoros de la casa de Jehová, los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo. También se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho.27 En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y se los dio a los capitanes de la guardia que custodiaban la puerta de la casa real.28 Cuando el rey entraba en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban, y después volvían a ponerlos en la sala de la guardia.
29 Los demás hechos de Roboam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en las crónicas de los reyes de Judá?
30 Todos los días hubo guerra entre Roboam y Jeroboam.31 Roboam durmió con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. El nombre de su madre era Naama, amonita. Reinó en su lugar Abiam, su hijo.
913-911 a.C. Gobierno de Abías (Abiam) en Judá
Reinado de Abías (Abiam)
2 Cr. 13.1-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 A los dieciocho años del rey Jeroboam comenzó a reinar Abías sobre Judá.2 Reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Micaías, hija de Uriel, el de Gabaa.
Hubo guerra entre Abías y Jeroboam.3 Entonces Abías empezó la batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra, valerosos y escogidos; y Jeroboam tomó posiciones de batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos.
4 Se levantó Abías sobre el monte Zemaraim, que está en los montes de Efraín, y dijo: «Oídme, Jeroboam y todo Israel.5 ¿No sabéis vosotros que Jehová, Dios de Israel, dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal?6 Pero Jeroboam hijo de Nabat, siervo de Salomón hijo de David, se levantó y se rebeló contra su señor.7 Se juntaron con él hombres ociosos y perversos y pudieron más que Roboam hijo de Salomón, porque Roboam era joven y pusilánime, y no se defendió de ellos.8 Y ahora vosotros tratáis de resistir al reino de Jehová, que está en manos de los hijos de David, porque sois muchos, y tenéis con vosotros los becerros de oro que Jeroboam os puso por dioses.9 ¿No habéis arrojado vosotros a los sacerdotes de Jehová, a los hijos de Aarón y a los levitas, y os habéis designado sacerdotes a la manera de los pueblos de otras tierras, para que cualquiera venga a consagrarse con un becerro y siete carneros, y así sea sacerdote de los que no son dioses?10 Pero en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios y no lo hemos dejado; los sacerdotes que ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que están en la obra son levitas,11 los cuales queman para Jehová los holocaustos cada mañana y cada tarde, y el incienso aromático; ponen los panes sobre la mesa limpia, y el candelabro de oro con sus lámparas para que ardan cada tarde; porque nosotros guardamos la ordenanza de Jehová, nuestro Dios, pero vosotros lo habéis dejado.12 Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Hijos de Israel, no peleéis contra Jehová, el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis».
13 Pero Jeroboam hizo tender una emboscada para atacarlos por la espalda; de modo que atacaron a Judá tanto de frente como por detrás.14 Cuando los de Judá miraron hacia atrás, se dieron cuenta de que los atacaban por el frente y por la espalda; por lo que clamaron a Jehová, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas.15 Entonces los de Judá gritaron con fuerza; y al alzar ellos el grito de guerra, Dios desbarató a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá.16 Huyeron los hijos de Israel delante de Judá y Dios los entregó en sus manos.17 Abías y su gente hicieron una gran matanza; cayeron heridos quinientos mil hombres escogidos de Israel.18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, mientras los hijos de Judá prevalecían, porque se apoyaban en Jehová, el Dios de sus padres.
19 Persiguió Abías a Jeroboam, y le arrebató algunas ciudades: a Bet-el con sus aldeas, a Jesana con sus aldeas, y a Efraín con sus aldeas.20 Así, nunca más tuvo poder Jeroboam en los días de Abías, pues Jehová lo hirió y murió.21 Pero Abías se hizo más poderoso. Tomó catorce mujeres y engendró veintidós hijos y dieciséis hijas.22 Los demás hechos de Abías, sus caminos y sus dichos, están escritos en la historia del profeta Iddo.
1 R. 15.1-8 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá.2 Reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca, hija de Abisalom.3 Anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él. Su corazón no fue perfecto para con Jehová, su Dios, como el corazón de su padre David.4 Pero por amor a David, Jehová, su Dios, le dio una lámpara en Jerusalén, al poner en el trono a su hijo después de él y sostener a Jerusalén,5 por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le habían mandado se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías, el heteo.
6 Hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días de su vida.7 Los demás hechos de Abiam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y Jeroboam.8 Durmió Abiam con sus padres y lo sepultaron en la ciudad de David. En su lugar reinó Asa, su hijo.
911-870 a.C. Gobierno de Asa en Judá
Reinado de Asa
2 Cr. 14.1-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Durmió Abías con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Asa, en cuyos días tuvo sosiego el país por diez años.
2 Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová, su Dios.3 Porque quitó los altares del culto extraño y los lugares altos; quebró las imágenes y destruyó los símbolos de Asera;4 y mandó a Judá que buscara a Jehová, el Dios de sus padres, y pusiera por obra la Ley y sus mandamientos.5 Quitó asimismo de todas las ciudades de Judá los lugares altos y las imágenes; y estuvo el reino en paz bajo su reinado.
6 Edificó ciudades fortificadas en Judá, por cuanto había paz en la tierra, y no había guerra contra él en aquellos tiempos; porque Jehová le había dado paz.7 Dijo, por tanto, a Judá: «Edifiquemos estas ciudades y cerquémoslas de muros con torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra; porque hemos buscado a Jehová, nuestro Dios; lo hemos buscado, y él nos ha dado paz por todas partes». Edificaron, pues, y fueron prosperados.
8 Tuvo también Asa un ejército de trescientos mil hombres de Judá, armado con escudos y lanzas, y doscientos ochenta mil hombres de Benjamín que portaban escudos y entesaban arcos. Todos eran hombres diestros.
9 Salió contra ellos Zera, el etíope, con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros; y vino hasta Maresa.10 Entonces salió Asa contra él, y se pusieron en orden de batalla en el valle de Sefata, junto a Maresa.11 Y clamó Asa a Jehová, su Dios, y dijo: «¡Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, Jehová, Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre marchamos contra este ejército. Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre».
12 Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes.13 Asa y el pueblo que con él estaba los persiguieron hasta Gerar; y cayeron los etíopes hasta no quedar ninguno con vida, pues fueron deshechos delante de Jehová y de su ejército. Y les tomaron muy grande botín.14 Atacaron también todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror de Jehová cayó sobre ellas; y saquearon todas las ciudades, pues había en ellas gran botín.15 Asimismo atacaron las cabañas de los que tenían ganado y se llevaron muchas ovejas y camellos. Después volvieron a Jerusalén.
1 R. 15.9-12 DHH NIV NBD NVI LBLA
9 En el año veinte de Jeroboam, rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá.10 Reinó cuarenta y un años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca, hija de Abisalom.
11 Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David, su padre,12 porque expulsó del país a los sodomitas y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho.
Reformas religiosas de Asa
2 Cr. 15.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Vino el espíritu de Dios sobre Azarías hijo de Obed,2 el cual salió al encuentro de Asa y le dijo: «Oídme, Asa, todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros si vosotros estáis con él; y si lo buscáis vosotros lo hallaréis; pero si lo dejáis, él también os dejará.3 Muchos días ha estado Israel sin verdadero Dios y sin sacerdote que enseñara, y sin Ley;4 pero cuando en su tribulación se convirtieron a Jehová, Dios de Israel, y lo buscaron, ellos lo hallaron.5 En aquellos tiempos no hubo paz, ni para el que entraba ni para el que salía, sino muchas aflicciones sobre todos los habitantes de las tierras.6 Una gente destruía a otra, y una ciudad a otra ciudad; porque Dios los turbó con toda clase de calamidades.7 Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra».
8 Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Obed, cobró ánimo y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová.9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de Efraín, de Manasés y de Simeón; porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová, su Dios, estaba con él.
10 Se reunieron, pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa.11 Y en aquel mismo día sacrificaron para Jehová, del botín que habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas.12 Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová, el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma;13 y que cualquiera que no buscara a Jehová, el Dios de Israel, que muriera, ya fuera grande o pequeño, hombre o mujer.14 Juraron, pues, a Jehová en alta voz y con gritos de júbilo, al son de trompetas y de bocinas.15 Todos los de Judá se alegraron de este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y con toda su voluntad lo buscaban. Por eso Jehová se dejó hallar de ellos y les dio paz por todas partes.
16 Aun a Maaca, su propia madre, el mismo rey Asa la depuso de su dignidad, porque había hecho una imagen de Asera; y Asa destruyó la imagen, la desmenuzó y la quemó junto al torrente Cedrón.17 Con todo esto, los lugares altos no desaparecieron de Israel, aunque el corazón de Asa fue perfecto en todos sus días.18 Trajo este a la casa de Dios lo que su padre había dedicado, y lo que él mismo había consagrado, plata, oro y utensilios.19 Y no hubo más guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asa.
1 R. 15.13-15 DHH NIV NBD NVI LBLA
13 También privó a su madre Maaca de ser reina madre, porque había hecho un ídolo de Asera. Asa deshizo, además, el ídolo de su madre y lo quemó junto al torrente Cedrón.14 Sin embargo, los lugares altos no desaparecieron. Con todo, el corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida.15 También puso en la casa de Jehová lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó: oro, plata y alhajas.
Junio 28
Alianza de Asa con Ben-adad
2 Cr. 16.1-10 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa, rey de Israel, contra Judá, y fortificó a Ramá, para cortarle toda comunicación a Asa, rey de Judá.2 Entonces sacó Asa la plata y el oro de los tesoros de la casa de Jehová y de la casa real, y envió mensajeros a Ben-adad, rey de Siria, que estaba en Damasco, diciendo:3 «Haya alianza entre tú y yo, como la hubo entre tu padre y mi padre. Aquí te envío plata y oro para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa, rey de Israel, a fin de que se aleje de mí».
4 Consintió Ben-adad con el rey Asa y envió los capitanes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel; conquistaron Ijón, Dan, Abel-maim y las ciudades de aprovisionamiento de Neftalí.5 Cuando Baasa lo supo, cesó de edificar a Ramá y abandonó su obra.6 Entonces el rey Asa tomó a todo Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba; y con ellas edificó Geba y Mizpa.
7 En aquel tiempo vino el vidente Hanani ante Asa, rey de Judá, y le dijo: «Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová, tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.8 Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos.9 Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con él. Locamente has procedido en esto; por eso de aquí en adelante habrá más guerra contra ti».
10 Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, pues se encolerizó mucho contra él a causa de esto. También oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.
1 R. 15.16-22 DHH NIV NBD NVI LBLA
16 Hubo guerra continuamente entre Asa y Baasa, rey de Israel.17 Baasa, rey de Israel, subió contra Judá y fortificó Ramá, para evitar que se comunicaran con Asa, rey de Judá.18 Asa tomó toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la casa de Jehová y en los tesoros de la casa real, se los entregó a sus siervos y los envió a Ben-adad hijo de Tabrimón hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo:19 «Haya alianza entre nosotros, como entre mi padre y el tuyo. Aquí te envío un presente de plata y de oro. Ve y rompe tu pacto con Baasa, rey de Israel, para que se aparte de mí».
20 Ben-adad aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los jefes de sus ejércitos contra las ciudades de Israel. Conquistó Ijón, Dan, Abel-bet-maaca, toda Cineret y toda la tierra de Neftalí.21 Al saberlo Baasa, dejó de edificar Ramá y se quedó en Tirsa.22 Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar a nadie. Se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y el rey Asa construyó con ello Geba de Benjamín y Mizpa.
Muerte de Asa
2 Cr. 16.11-14 DHH NIV NBD NVI LBLA
11 Pero los hechos de Asa, los primeros y los últimos, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, pero en su enfermedad tampoco buscó a Jehová, sino a los médicos.13 Y durmió Asa con sus padres; murió en el año cuarenta y uno de su reinado.14 Lo sepultaron en los sepulcros que él había hecho para sí en la Ciudad de David; y lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas especias aromáticas, preparadas por expertos perfumistas; e hicieron un gran fuego en su honor.
1 R. 15.23,24 DHH NIV NBD NVI LBLA
23 Los demás hechos de Asa, todo su poderío, todo lo que hizo y las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
En los días de su vejez Asa enfermó de los pies.24 Durmió Asa con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, su padre. Reinó en su lugar Josafat, su hijo.
910-909 a.C. Gobierno de Nadab en Israel
Reinado de Nadab
1 R. 15.25-32 DHH NIV NBD NVI LBLA
25 Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa, rey de Judá. Reinó sobre Israel dos años.26 Hizo lo malo ante los ojos de Jehová andando en el camino de su padre y en los pecados con que este hizo pecar a Israel.27 Baasa hijo de Ahías, que era de la casa de Isacar, conspiró contra él. Baasa lo hirió en Gibetón, que era de los filisteos, porque Nadab y todo Israel tenían sitiado a Gibetón.
28 Lo mató, pues, Baasa en el tercer año de Asa, rey de Judá, y reinó en lugar suyo.29 Apenas comenzó a reinar, mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerla, conforme a la palabra que Jehová anunció por medio de su siervo Ahías, el silonita,30 y a causa de los pecados que Jeroboam había cometido, con los cuales hizo pecar a Israel, provocando así el enojo de Jehová, Dios de Israel.
31 Los demás hechos de Nadab, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
32 Y hubo guerra continua entre Asa y Baasa, rey de Israel.
909-886 a.C. Gobierno de Baasa en Israel
Reinado de Baasa
1 R. 15.33-16.7 DHH NIV NBD NVI LBLA
33 En el tercer año de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Baasa hijo de Ahías sobre todo Israel en Tirsa. Reinó veinticuatro años.34 Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová; anduvo en el camino de Jeroboam y en el pecado con que este hizo pecar a Israel.
1 Llegó palabra de Jehová a Jehú hijo de Hanani contra Baasa diciendo:2 «Yo te levanté del polvo y te puse como príncipe de mi pueblo Israel. Pero tú has andado en el camino de Jeroboam y has hecho pecar a mi pueblo Israel, provocándome a ira con tus pecados.3 Por eso yo barreré la posteridad de Baasa y de su casa, y voy a hacer con su casa como con la casa de Jeroboam hijo de Nabat.4 Al que de Baasa muera en la ciudad se lo comerán los perros; y al que muera en el campo se lo comerán las aves del cielo».
5 Los demás hechos de Baasa, las cosas que hizo, y su poderío, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?6 Durmió Baasa con sus padres y fue sepultado en Tirsa; y reinó en su lugar su hijo Ela.
7 La palabra de Jehová por boca del profeta Jehú hijo de Hanani fue contra Baasa y también contra su casa, con motivo de todo lo malo que hizo ante los ojos de Jehová, por provocarlo a ira con las obras de sus manos, que llegaron a ser como las de la casa de Jeroboam, y por haberla exterminado.
886-885 a.C. Gobierno de Ela en Israel
885 a.C. Corto gobierno de Zimri en Israel: 7 días
Reinados de Ela y de Zimri
1 R. 16.8-20 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 En el año veintiséis de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa, y reinó dos años.9 Pero conspiró contra él su siervo Zimri, comandante de la mitad de los carros. Estaba Ela en Tirsa, embriagado y bebiendo en casa de Arsa, su mayordomo en Tirsa,10 cuando llegó Zimri y lo hirió de muerte; y reinó en lugar suyo. Era el año veintisiete de Asa, rey de Judá.
11 Tan pronto estuvo sentado en el trono y comenzó a reinar, mató a toda la casa de Baasa, sin dejar en ella ningún hombre, ni parientes ni amigos.12 Así exterminó Zimri a toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehová había proferido contra Baasa por medio del profeta Jehú,13 por todos los pecados cometidos por Baasa, los pecados de Ela, su hijo, y los que hicieron cometer a Israel, provocando con sus vanidades el enojo de Jehová, Dios de Israel.
14 Los demás hechos de Ela, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
15 En el año veintisiete de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Zimri; y reinó siete días en Tirsa. El pueblo había acampado contra Gibetón, ciudad de los filisteos.16 Y el pueblo que estaba en el campamento oyó decir: «Zimri ha conspirado y ha dado muerte al rey». Entonces todo Israel proclamó aquel mismo día rey de Israel, en el campo de batalla, a Omri, general del ejército.17 Omri subió de Gibetón junto con todo Israel y sitiaron a Tirsa.
18 Al ver Zimri tomada la ciudad, se metió en el palacio de la casa real y prendió fuego a la casa consigo adentro. Así murió,19 por los pecados que había cometido, haciendo lo malo ante los ojos de Jehová y andando en los caminos de Jeroboam, y en el pecado que este cometió al hacer pecar a Israel.
20 El resto de los hechos de Zimri y de su conspiración, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
885-874 a.C. Gobierno de Omri en Israel: 12 años
Reinado de Omri
1 R. 16.21-28 DHH NIV NBD NVI LBLA
21 Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos partes: la mitad del pueblo seguía a Tibni hijo de Ginat para hacerlo rey, y la otra mitad seguía a Omri.22 Pero el pueblo que seguía a Omri pudo más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat. Tibni murió y Omri se convirtió en rey.
23 En el año treinta y uno de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años; en Tirsa reinó seis años.24 Omri compró a Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata, edificó en el monte y llamó a la ciudad que había edificado Samaria, por el nombre de Semer, que fue dueño de aquel monte.
25 Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová; lo hizo peor que todos los que habían reinado antes de él,26 pues anduvo en todos los caminos de Jeroboam hijo de Nabat, y en el pecado que aquel hizo cometer a Israel, al provocar con sus ídolos la ira de Jehová, Dios de Israel.
27 Los demás hechos de Omri, todo lo que hizo, y las acciones valientes que ejecutó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?28 Omri durmió con sus padres y fue sepultado en Samaria. En su lugar reinó Acab, su hijo.
874-853 a.C. Gobierno de Acab en Israel
Reinado de Acab
1 R. 16.29-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
29 Comenzó a reinar Acab hijo de Omri sobre Israel el año treinta y ocho de Asa, rey de Judá,30 y reinó sobre Israel en Samaria veintidós años. Pero Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él,31 pues no le bastó andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, sino que tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal, rey de los sidonios, y fue, sirvió a Baal y lo adoró.32 Construyó además un altar a Baal en el templo que él le edificó en Samaria.33 También hizo Acab una imagen de Asera, para provocar así la ira de Jehová, Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que reinaron antes de él.
34 En tiempos de Acab, Hiel, el de Bet-el, reedificó a Jericó. Al precio de la vida de Abiram, su primogénito, echó el cimiento, y al precio de la vida de Segub, su hijo menor, puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová le había anunciado por medio de Josué hijo de Nun.
865 a.C. Comienzo de la actividad profética de Elías
Elías predice la sequía
1 R. 17.1-7 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Entonces Elías, el tisbita, que era uno de los habitantes de Galaad, dijo a Acab: «¡Vive Jehová, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, hasta que mi boca lo diga!».
2 Llegó a él una palabra de Jehová, que decía:3 «Apártate de aquí, vuelve al oriente y escóndete en el arroyo Querit, que está frente al Jordán.4 Beberás del arroyo; yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer».
5 Él partió e hizo conforme a la palabra de Jehová, pues se fue y vivió junto al arroyo Querit, que está frente al Jordán.6 Los cuervos le traían pan y carne por la mañana y por la tarde, y bebía del arroyo.7 Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.
Elías y la viuda de Sarepta
1 R. 17.8-24 DHH NIV NBD NVI LBLA
8 Luego llegó a Elías una palabra de Jehová, que decía:9 «Levántate, vete a Sarepta de Sidón y vive allí; ahí le he dado orden a una mujer viuda que te sustente».
10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta de la ciudad, había allí una mujer viuda que estaba recogiendo leña. Elías la llamó y le dijo:
—Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba.
11 Cuando ella iba a traérsela, él la volvió a llamar y le dijo:
—Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tus manos.
12 Ella respondió:
—¡Vive Jehová, tu Dios, que no tengo pan cocido!; solamente tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en una vasija. Ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo. Lo comeremos y luego moriremos.
13 Elías le dijo:
—No tengas temor: ve y haz como has dicho; pero hazme con ello primero una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela. Después la harás para ti y para tu hijo.14 Porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho así: “La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra”.
15 La viuda fue e hizo como le había dicho Elías. Y comieron él, ella y su casa, durante muchos días.16 No escaseó la harina de la tinaja, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por medio de Elías.
17 Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo de la dueña de la casa. La enfermedad fue tan grave que se quedó sin aliento.18 Entonces dijo ella a Elías:
—¿Qué tengo que ver yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido aquí a recordarme mis pecados y a hacer morir a mi hijo?
19 —Dame acá tu hijo—le dijo él.
Lo tomó entonces Elías de su regazo, lo llevó al aposento donde él vivía y lo puso sobre su cama.20 Luego clamó a Jehová diciendo: «Jehová, Dios mío, ¿también a la viuda en cuya casa estoy hospedado vas a afligir, haciendo morir su hijo?».
21 Se tendió sobre el niño tres veces y clamó a Jehová: «Jehová, Dios mío, te ruego que hagas volver el alma a este niño».
22 Jehová oyó la voz de Elías, el alma volvió al niño y este revivió.23 Tomó luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, lo entregó a su madre y le dijo:
—Mira, tu hijo vive.
24 Entonces la mujer dijo a Elías:
—Ahora reconozco que tú eres un varón de Dios y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.
Junio 29
Elías regresa a ver a Acab
1 R. 18.1-19 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Pasó mucho tiempo, y tres años después, llegó palabra de Jehová a Elías, diciendo: «Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra».
2 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. En Samaria el hambre era grave.3 Acab llamó a Abdías, su mayordomo. Abdías era muy temeroso de Jehová,4 pues cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió en cuevas de cincuenta en cincuenta, y los sustentó con pan y agua.5 Dijo, pues, Acab a Abdías:
—Ve por el país a todas las fuentes de aguas y a todos los arroyos, a ver si acaso encontramos pasto con que conservar con vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias.
6 Y dividieron entre sí el país para recorrerlo; Acab fue por un camino y Abdías fue solo por otro.7 Cuando Abdías iba por el camino, se encontró con Elías. Al reconocerlo, se postró sobre su rostro y dijo:
—¿No eres tú Elías, mi señor?
8 —Yo soy; ve y dile a tu amo: “Aquí está Elías”—le respondió él.
9 Abdías contestó:
—¿En qué he pecado para que entregues a tu siervo en manos de Acab para que me mate?10 ¡Vive Jehová, tu Dios!, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte, y cuando respondían: “No está aquí”, hacía jurar a reinos y a naciones que no te habían hallado.11 ¿Y ahora tú dices: “Ve y dile a tu amo: ‘Aquí está Elías’ ”?12 Acontecerá que luego de que yo me haya ido, el espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa. Y cuando yo vaya a dar la noticia a Acab, él no te hallará y me matará. Pero tu siervo teme a Jehová desde su juventud.13 ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová, que escondí en cuevas a cien de los profetas de Jehová, de cincuenta en cincuenta, y los mantuve con pan y agua?14 Y ahora dices tú: “Ve y dile a tu amo: ‘Aquí está Elías’ ”. ¿Quieres que me mate?
15 Elías le dijo:
—¡Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy!, que hoy me presentaré ante él.
16 Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, le dio el aviso, y Acab fue a encontrarse con Elías.17 Cuando lo vio, le dijo:
—¿Eres tú el que perturbas a Israel?
18 Él respondió:
—Yo no he perturbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, al abandonar los mandamientos de Jehová y seguir a los baales.19 Manda, pues, ahora a que todo Israel se congregue en el monte Carmelo, con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.
Elías y los profetas de Baal
1 R. 18.20-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
20 Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.21 Entonces Elías, acercándose a todo el pueblo, dijo:
—¿Hasta cuándo vacilaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; si Baal, id en pos de él.
Y el pueblo no respondió palabra.22 Elías siguió hablándole al pueblo:
—Solo yo he quedado como profeta de Jehová, mientras que de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.23 Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno; córtenlo en pedazos y pónganlo sobre leña, pero que no le prendan fuego. Yo prepararé el otro buey, lo pondré sobre leña, y tampoco le prenderé fuego.24 Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses; yo invocaré el nombre de Jehová. El Dios que responda por medio del fuego, ese es Dios.
—Bien dicho—respondió todo el pueblo.
25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal:
«Escoged un buey y preparadlo vosotros primero, pues sois los más. Invocad luego el nombre de vuestros dioses, pero no le prendáis fuego».
26 Ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía. Decían: «¡Baal, respóndenos!». Pero no se escuchó ninguna voz, ni hubo quien respondiera; entre tanto, ellos seguían saltando alrededor del altar que habían hecho.27 Hacia el mediodía, Elías se burlaba de ellos diciendo: «Gritad con voz más fuerte, porque es un dios. Quizá está meditando o tiene algún trabajo o se ha ido de viaje. ¡Tal vez duerme y haya que despertarlo!».
28 Seguían ellos clamando a gritos, y se hacían cortes, conforme a su costumbre, con cuchillos y con lancetas, hasta que les chorreaba la sangre.29 Pasó el mediodía y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecer el sacrificio, pero no se escuchó ninguna voz, ni hubo quien respondiera ni escuchara.30 Entonces dijo Elías a todo el pueblo: «Acercaos a mí».
Todo el pueblo se le acercó, y Elías arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.31 Tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo: «Israel será tu nombre»,32 y edificó con las piedras un altar al nombre de Jehová. Después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.33 Preparó la leña, cortó el buey en pedazos, lo puso sobre la leña,34 y dijo: «Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña».
«Hacedlo otra vez», dijo; y lo hicieron otra vez.
«Hacedlo la tercera vez» dijo de nuevo; y lo hicieron la tercera vez,35 de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.
36 Cuando llegó la hora de ofrecer el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: «Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, Jehová, eres el Dios, y que tú haces que su corazón se vuelva a ti».
38 Entonces cayó fuego de Jehová y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y hasta lamió el agua que estaba en la zanja.39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: «¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!».
40 Entonces Elías les dijo: «Apresad a los profetas de Baal para que no escape ninguno».
Ellos los apresaron y Elías los condujo al arroyo Cisón y allí los degolló.
Oración de Elías pidiendo lluvia
1 R. 18.41-46 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 Entonces Elías dijo a Acab: «Sube, come y bebe; porque ya se oye el ruido de la lluvia».
42 Acab subió a comer y a beber. Pero Elías subió a la cumbre del Carmelo y, postrándose en tierra, puso el rostro entre las rodillas.43 Luego dijo a su criado:
—Sube ahora y mira hacia el mar.
Él subió, miró y dijo:
—No hay nada.
Pero Elías le ordenó de nuevo:
—Vuelve siete veces.
44 A la séptima vez el criado dijo:
—Veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar.
Elías dijo:
—Ve y dile a Acab: “Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te lo impida”.
45 Entre tanto, aconteció que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo un gran aguacero. Subió a su carro Acab y se fue a Jezreel.46 Pero la mano de Jehová estaba sobre Elías, que se ciñó la cintura y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.
Elías huye a Horeb
1 R. 19.1-18 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Acab dio a Jezabel la noticia de todo lo que Elías había hecho y de cómo había matado a espada a todos los profetas.2 Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero para decirle: «Traigan los dioses sobre mí el peor de los castigos, si mañana a estas horas no he puesto tu persona como la de uno de ellos».
3 Viendo Elías el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida. Al llegar a Beerseba, que está en Judá, dejó allí a su criado.4 Luego de caminar todo un día por el desierto, fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo: «Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres».
5 Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; pero un ángel lo tocó, y le dijo: «Levántate y come».
6 Miró y vio a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas y una vasija de agua; comió, bebió y volvió a dormirse.7 Regresó el ángel de Jehová por segunda vez, lo tocó y le dijo: «Levántate y come, porque largo camino te resta».
8 Se levantó, pues, comió y bebió. Fortalecido con aquella comida anduvo cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.9 Allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Llegó a él palabra de Jehová, el cual le dijo:
—¿Qué haces aquí, Elías?
10 Él respondió:
—He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.
11 Jehová le dijo:
—Sal fuera y ponte en el monte delante de Jehová.
En ese momento pasaba Jehová, y un viento grande y poderoso rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Tras el viento hubo un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.12 Tras el terremoto hubo un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego se escuchó un silbo apacible y delicado.13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y se puso a la puerta de la cueva. Entonces le llegó una voz que le decía:
—¿Qué haces aquí, Elías?
14 Él respondió:
—He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida.
15 Jehová le dijo:
—Ve, vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Llegarás y ungirás a Hazael como rey de Siria.16 A Jehú hijo de Nimsi lo ungirás como rey de Israel, y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, lo ungirás como profeta para que ocupe tu lugar.17 Al que escape de la espada de Hazael, Jehú lo matará, y al que escape de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.18 Pero haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal y cuyas bocas no lo besaron.
Llamamiento de Eliseo
1 R. 19.19-21 DHH NIV NBD NVI LBLA
19 Partió de allí Elías y halló a Eliseo hijo de Safat, que estaba arando. Delante de él iban doce yuntas de bueyes, y él conducía la última. Elías pasó ante él y echó sobre él su manto.20 Entonces dejó los bueyes, salió corriendo detrás de Elías y le dijo:
—Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré.
Y él le dijo:
—Ve, regresa; ¿acaso te lo he impedido?
21 Regresó Eliseo, tomó un par de bueyes y los mató; con el arado de los bueyes coció luego la carne y la dio al pueblo para que comieran. Después se levantó, se fue tras Elías y lo servía.
Acab derrota a los sirios
1 R. 20.1-43 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Entonces Ben-adad, rey de Siria, reunió a todo su ejército. Llevaba consigo a treinta y dos reyes con caballos y carros. Subió contra Samaria, le puso sitio y la atacó.2 Luego envió mensajeros a esta ciudad, a decirle a Acab, rey de Israel:3 «Así ha dicho Ben-adad: “Tu plata y tu oro son míos, y tus mujeres y tus hermosos hijos son míos”».
4 El rey de Israel respondió: «Como tú dices, rey y señor mío, yo soy tuyo, así como todo lo que tengo».
5 Volvieron otra vez los mensajeros y le dijeron: «Así dijo Ben-adad: “Yo te envié a decir: ‘Me darás tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos’.6 Además, mañana a estas horas te enviaré a mis siervos, los cuales registrarán tu casa y las casas de tus siervos; tomarán todo lo precioso que tengas y se lo llevarán”».
7 Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país y les dijo:
—Fijaos y ved ahora cómo este no busca sino el mal; pues me ha mandado pedir mis mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, y yo no se lo he negado.
8 Todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron:
—No lo obedezcas ni hagas lo que te pide.
9 Él respondió entonces a los embajadores de Ben-adad: «Decid al rey, mi señor: “Haré todo lo que mandaste la primera vez a tu siervo; pero esto no lo puedo hacer”».
Los embajadores fueron y le dieron la respuesta.10 Nuevamente Ben-adad le envió a decir: «Traigan los dioses sobre mí el peor de los castigos, si queda polvo suficiente en Samaria para darle un puñado a cada uno de los que me siguen».
11 El rey de Israel respondió y dijo: «Decidle que no se alabe tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe».
12 Cuando él oyó estas palabras, mientras bebía con los reyes en las tiendas, dijo a sus siervos: «Preparaos». Y ellos se prepararon para atacar a la ciudad.
13 Mientras, un profeta se presentó ante Acab, rey de Israel, y le dijo:
—Así ha dicho Jehová: “¿Has visto esta gran multitud? Pues yo la entregaré hoy en tus manos, para que conozcas que yo soy Jehová”.
14 —¿Por medio de quién?—respondió Acab.
Él dijo:
—Así ha dicho Jehová: “Por medio de los siervos de los príncipes de las provincias”.
—¿Quién comenzará la batalla?—preguntó Acab.
—Tú—respondió él.
15 Acab pasó revista a los siervos de los príncipes de las provincias, que eran doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que eran siete mil.16 Hicieron una salida al mediodía, mientras Ben-adad bebía y se embriagaba en las tiendas, junto a los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.17 Los siervos de los príncipes de las provincias salieron en primer lugar. Ben-adad había mandado a uno y este le trajo la siguiente noticia: «Han salido hombres de Samaria».18 Él entonces dijo: «Si han salido en son de paz, capturadlos vivos, y si han salido para pelear, también capturadlos vivos».
19 Salieron, pues, de la ciudad los siervos de los príncipes de las provincias, y detrás de ellos el ejército.20 Mató cada uno al que venía contra él; huyeron los sirios, seguidos por los de Israel. El rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.21 Entonces salió el rey de Israel, hirió la gente de a caballo, se apoderó de los carros y deshizo a los sirios causándoles grandes estragos.22 Se presentó luego el profeta ante el rey de Israel y le dijo:
—Anda, fortalécete, considera y mira lo que has de hacer, porque dentro de un año el rey de Siria te atacará.
23 Los siervos del rey de Siria le dijeron:
—Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido, pero si peleamos con ellos en la llanura, de seguro los venceremos.24 Haz, pues, así: Saca a cada uno de los reyes de su puesto, y pon capitanes en su lugar.25 Forma otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo y carro por carro; luego pelearemos con ellos en campo raso; ya veremos si no los vencemos.
Les prestó oído el rey y así lo hizo.26 Un año más tarde, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios y marchó a Afec para pelear contra Israel.27 También pasaron revista a los hijos de Israel, y tomaron provisiones y le salieron al encuentro. Acamparon los hijos de Israel frente a ellos como dos rebañuelos de cabras, mientras los sirios llenaban la tierra.
28 Se presentó entonces el varón de Dios ante el rey de Israel, y le dijo: «Así ha hablado Jehová: “Por cuanto los sirios han dicho: ‘Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles’, yo entregaré toda esta gran multitud en tus manos, para que sepáis que yo soy Jehová”».
29 Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros, y al séptimo día se dio la batalla. Los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día a cien mil hombres de a pie.30 Los demás huyeron a la ciudad de Afec, pero el muro cayó sobre los veintisiete mil hombres que habían quedado. También Ben-adad llegó huyendo a la ciudad y se escondía de aposento en aposento.
31 Entonces sus siervos le dijeron: «Hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes clementes. Pongámonos, pues, ropas ásperas encima, y sogas en nuestros cuellos, y vayamos ante el rey de Israel, a ver si por ventura te salva la vida».
32 Se vistieron, pues, con ropas ásperas y se pusieron sogas al cuello. Luego se presentaron ante el rey de Israel y le dijeron:
—Tu siervo Ben-adad dice: “Te ruego que me perdones la vida”.
—Si él vive aún, mi hermano es—respondió el rey.
33 Esto lo tomaron aquellos hombres como un buen augurio, por lo que se apresuraron a tomarle la palabra y le dijeron:
—Tu hermano Ben-adad vive.
—Id y traedlo—dijo el rey.
Ben-adad entonces se presentó ante Acab, y él lo hizo subir en un carro.34 Ben-adad le dijo:
—Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré. Hazte mercados en Damasco, como mi padre los hizo en Samaria.
—Por mi parte, yo—dijo Acab—te dejaré partir con este pacto.
Hizo, pues, un pacto con él, y lo dejó ir.
35 Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero, por orden de Dios:
—Hiéreme ahora.
Pero el otro no quiso herirlo.36 Él le dijo:
—Por cuanto no has obedecido a la palabra de Jehová, te atacará un león cuando te apartes de mí.
Y cuando se apartó de él, le salió al encuentro un león y lo mató.
37 Luego se encontró con otro hombre, y le dijo:
—Hiéreme ahora.
El hombre le dio un golpe y le hizo una herida.38 Entonces el profeta se fue y se puso a esperar al rey en el camino. Se había disfrazado poniéndose una venda sobre los ojos.39 Cuando el rey pasaba, el profeta le dijo en alta voz:
—Tu siervo salió de en medio de la batalla cuando se me acercó un soldado que me trajo un hombre, y me dijo: “Guarda a este hombre, y si llega a huir, pagarás con tu vida por la suya o pagarás un talento de plata”.40 Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció.
Entonces el rey de Israel le dijo:
—Esa será tu sentencia; tú la has pronunciado.
41 Pero él se quitó de pronto la venda de los ojos, y el rey de Israel reconoció que era uno de los profetas.42 Dijo entonces al rey:
—Así ha dicho Jehová: “Por cuanto dejaste escapar de tus manos al hombre que yo había condenado, pagarás con tu vida por la suya, y con tu pueblo por el suyo”.
43 El rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.
Junio 30
Acab y la viña de Nabot
1 R. 21.1-29 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Pasadas estas cosas, aconteció que Nabot, de Jezreel, tenía una viña junto al palacio de Acab, rey de Samaria.2 Acab dijo a Nabot:
—Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que esta; o si mejor te parece, te pagaré su valor en dinero.
3 Nabot respondió a Acab:
—¡Líbreme Jehová de darte yo la heredad de mis padres!
4 Acab se marchó a su casa triste y enojado, por lo que Nabot, de Jezreel, le había respondido, al decirle: «No te daré la heredad de mis padres». Se acostó en su cama, volvió su rostro y no comió.5 Su mujer Jezabel se le acercó y le dijo:
—¿Por qué estás tan decaído de espíritu y no comes?
6 Él respondió:
—Porque hablé con Nabot, de Jezreel, y le dije que me vendiera su viña o que, si lo prefería, le daría otra viña por ella. Y él respondió: “Yo no te daré mi viña”.
7 Su mujer Jezabel le dijo:
—¿No eres acaso tú el rey de Israel? Levántate, come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.
8 Entonces escribió ella cartas en nombre de Acab, las selló con su anillo y las envió a los ancianos y a los principales que vivían en la ciudad junto a Nabot.9 Las cartas que escribió decían así: «Proclamad un ayuno y sentad a Nabot delante del pueblo.10 Poned a dos hombres perversos frente a él, que atestigüen contra él y digan: “Tú has maldecido a Dios y al rey”. Luego sacadlo y apedreadlo para que muera».
11 Los de su ciudad, los ancianos y los principales que habitaban en ella, hicieron como Jezabel les mandó, conforme a lo escrito en las cartas que ella les había enviado.12 Promulgaron un ayuno y pusieron a Nabot delante del pueblo.13 Llegaron los dos hombres perversos y se sentaron frente a él. Aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo diciendo: «Nabot ha maldecido a Dios y al rey». Entonces lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió.14 Después enviaron a decir a Jezabel: «Nabot ha sido apedreado y ha muerto».
15 Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: «Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, de Jezreel, la que no te quiso vender, pues Nabot ya no vive, sino que ha muerto».
16 Al escuchar Acab que Nabot había muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot, de Jezreel, y tomar posesión de ella.17 Entonces llegó la palabra de Jehová a Elías, el tisbita, diciendo:18 «Levántate, desciende a encontrarte con Acab, rey de Israel, que está en Samaria. Él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella.19 Tú le dirás: “Así ha hablado Jehová: ¿No solo has matado, sino que también despojas?”. Y volverás a decirle: “Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre”».
20 Acab dijo a Elías:
—¿Me has hallado, enemigo mío?
—Te he encontrado—respondió él—, porque te has prestado a hacer lo malo delante de Jehová.21 Yo voy a traer el mal sobre ti, barreré tu posteridad y destruiré hasta el último hombre de la casa de Acab, tanto al siervo como al libre en Israel.22 Pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la rebelión con que provocaste mi ira y por haber hecho pecar a Israel.23 De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: “Los perros se comerán a Jezabel en el muro de Jezreel”.24 Al que de la familia de Acab muera en la ciudad, los perros lo comerán, y al que muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo.
25 (A la verdad, ninguno fue como Acab, quien se prestó a hacer lo malo ante los ojos de Jehová porque Jezabel, su mujer, lo incitaba.26 Se comportó de manera abominable, yendo tras los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales expulsó Jehová ante los hijos de Israel.)
27 Sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos, ciñó su carne con ropas ásperas, ayunó, durmió sobre las ropas ásperas y anduvo humillado.28 Llegó entonces la palabra de Jehová a Elías, el tisbita, diciendo:29 «¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por haberse humillado delante de mí, no traeré el mal mientras él viva; en tiempos de su hijo traeré el mal sobre su casa».
870-848 a.C. Gobierno de Josafat en Judá
Reinado de Josafat
2 Cr. 17.1-18.1 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Reinó en su lugar Josafat, su hijo, el cual se hizo fuerte contra Israel.2 Puso ejércitos en todas las ciudades fortificadas de Judá y colocó gente de guarnición en tierra de Judá, y en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado.
3 Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo por los caminos que anteriormente había seguido David, su padre; no buscó a los baales,4 sino que buscó al Dios de su padre y anduvo en sus mandamientos, no según las obras de Israel.5 Por tanto, Jehová confirmó el reino en sus manos; todo Judá traía a Josafat presentes, y tuvo riquezas y gloria en abundancia.6 Se animó su corazón en los caminos de Jehová, y quitó los lugares altos y las imágenes de Asera de en medio de Judá.
7 Al tercer año de su reinado envió a sus príncipes Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñaran en las ciudades de Judá.8 Con ellos envió a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías, y también a los sacerdotes Elisama y Joram,9 los cuales enseñaron en Judá, llevando consigo el libro de la ley de Jehová; y recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.
10 El terror de Jehová cayó sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, de manera que no osaron hacer guerra contra Josafat.11 Los filisteos traían presentes y tributos de plata a Josafat. Los árabes también le trajeron ganados, siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos.
12 Iba, pues, Josafat engrandeciéndose mucho; edificó en Judá fortalezas y ciudades de aprovisionamiento.13 Llevó a cabo muchas obras en las ciudades de Judá, y tuvo hombres de guerra muy valientes en Jerusalén.14 Este es el número de ellos según sus casas paternas:
De los jefes de los millares de Judá, el general Adnas, y con él trescientos mil hombres muy esforzados.15 Después de él, el jefe Johanán, y con él doscientos ochenta mil hombres.16 Tras este, Amasías hijo de Zicri, el cual se había ofrecido voluntariamente a Jehová, y con él doscientos mil hombres valientes.
17 De Benjamín, Eliada, hombre muy valeroso, y con él doscientos mil hombres armados de arco y escudo.18 Tras este, Jozabad, y con él ciento ochenta mil dispuestos para la guerra.
19 Estos eran siervos del rey, sin contar los que el rey había puesto en las ciudades fortificadas en todo Judá.
1 Tenía, pues, Josafat riquezas y gloria en abundancia; y emparentó con Acab.
1 R. 22.41-44 DHH NIV NBD NVI LBLA
41 Josafat hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab, rey de Israel.42 Tenía Josafat treinta y cinco años de edad cuando comenzó a reinar y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre era Azuba, hija de Silhi.
43 Siguió en todo el camino de Asa, su padre, sin desviarse de él, e hizo lo recto ante los ojos de Jehová. Con todo, los lugares altos no fueron quitados, porque el pueblo aún sacrificaba y quemaba incienso en ellos.44 Josafat vivió en paz con el rey de Israel.
Micaías profetiza la derrota de Acab
2 Cr. 18.2-34 DHH NIV NBD NVI LBLA
2 Después de algunos años descendió a Samaria para visitar a Acab, por lo que Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y para la gente que con él venía, y le persuadió que fuera con él contra Ramot de Galaad.3 Y dijo Acab, rey de Israel, a Josafat, rey de Judá:
—¿Quieres venir conmigo contra Ramot de Galaad?
Él respondió:
—Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; iremos contigo a la guerra.
4 Además dijo Josafat al rey de Israel:
—Te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová.
5 Entonces el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas y les preguntó:
—¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto?
Le respondieron:
—Sube, porque Dios los entregará en manos del rey.
6 Pero Josafat dijo:
—¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, para que por medio de él consultemos?
7 El rey de Israel respondió a Josafat:
—Aún hay aquí un hombre por medio del cual podemos preguntar a Jehová; pero yo lo aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal. Es Micaías hijo de Imla.
Respondió Josafat:
—No hable así el rey.
8 Entonces el rey de Israel llamó a un oficial y le dijo:
—Haz venir enseguida a Micaías hijo de Imla.
9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos.10 Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho cuernos de hierro, y decía: «Así ha dicho Jehová: Con estos acornearás a los sirios hasta destruirlos por completo».11 De esta manera profetizaban también todos los profetas, diciendo: «Sube contra Ramot de Galaad y serás prosperado; porque Jehová la entregará en manos del rey».
12 El mensajero que había ido a llamar a Micaías le habló diciendo:
—Mira que las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; yo, pues, te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien.
13 Dijo Micaías:
—Vive Jehová, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré.
Luego se presentó al rey,14 y el rey le dijo:
—Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir?
Él respondió:
—Subid y seréis prosperados, pues serán entregados en vuestras manos.
15 El rey le dijo:
—¿Hasta cuántas veces te conjuraré que no me hables sino la verdad en nombre de Jehová?
16 Entonces Micaías dijo:
—He visto a todo Israel disperso por los montes como ovejas sin pastor y Jehová ha dicho: “Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz a su casa”.
17 El rey de Israel dijo a Josafat:
—¿No te había yo dicho que no me profetizaría bien, sino mal?
18 Entonces Micaías dijo:
—Oíd, pues, palabra de Jehová: Yo he visto a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su mano derecha y a su izquierda.19 Y preguntó Jehová: “¿Quién inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?”. Y el uno decía de una manera, y el otro decía de otra.20 Entonces salió un espíritu que se puso delante de Jehová y dijo: “Yo lo induciré”. Y Jehová le dijo: “¿De qué modo?”.21 Él respondió: “Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas”. Jehová dijo: “Tú lograrás engañarlo. Anda y hazlo así”.22 Y ahora Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de estos tus profetas; pues Jehová ha hablado el mal contra ti.
23 Entonces Sedequías hijo de Quenaana se le acercó y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo:
—¿Por qué camino se ha ido de mí el espíritu de Jehová para hablarte a ti?
24 Micaías respondió:
—Tú mismo lo verás el día en que vayas escondiéndote de habitación en habitación.
25 Entonces el rey de Israel dijo:
—Tomad a Micaías y llevadlo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey,26 y decidles: “El rey ha dicho así: Poned a este en la cárcel y sustentadle con pan de aflicción y agua de angustia, hasta que yo vuelva en paz”.
27 Micaías dijo:
—Si tú vuelves en paz, no ha hablado Jehová por mí.
Dijo además:
—Oíd, pueblos todos.
28 Subieron, pues, el rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, a Ramot de Galaad.29 Y dijo el rey de Israel a Josafat:
—Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú vístete con tus ropas reales.
Se disfrazó el rey de Israel y entró en la batalla.
30 El rey de Siria, por su parte, había ordenado a los capitanes de los carros que tenía consigo: «No peleéis con chico ni con grande, sino sólo con el rey de Israel».31 Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: “Este es el rey de Israel. Y lo rodearon para pelear; pero Josafat clamó y Jehová lo ayudó, apartándolos Dios de él;32 pues al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, desistieron de acosarle.33 Pero un hombre disparó el arco al azar e hirió al rey de Israel entre las junturas de la coraza. El rey dijo entonces al cochero:
—Vuelve las riendas y sácame del campo, porque estoy mal herido.
34 Pero arreció la batalla aquel día, por lo que el rey de Israel se mantuvo en pie en su carro frente a los sirios hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.
1 R. 22.1-40 DHH NIV NBD NVI LBLA
1 Tres años pasaron sin guerra entre los sirios e Israel.2 Aconteció al tercer año, que Josafat, rey de Judá, descendió a visitar al rey de Israel.3 Y el rey de Israel dijo a sus siervos:
—¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de manos del rey de Siria?
4 Luego preguntó a Josafat:
—¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad?
—Yo soy como tú, mi pueblo como tu pueblo y mis caballos como tus caballos—respondió Josafat al rey de Israel.
5 Dijo luego Josafat al rey de Israel:
—Yo te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová.
6 Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, unos cuatrocientos hombres, a los cuales dijo:
—¿Debo ir a la guerra contra Ramot de Galaad o debo renunciar a ella?
—Sube, porque Jehová la entregará en manos del rey—le respondieron ellos.
7 Dijo Josafat:
—¿Hay aquí algún otro profeta de Jehová por medio del cual podamos consultar?
8 El rey de Israel respondió a Josafat:
—Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla, pero yo lo aborrezco, porque nunca me profetiza el bien, sino solamente el mal.
—No hable el rey así—dijo Josafat.
9 Entonces el rey de Israel llamó a un oficial y le ordenó: «Trae pronto a Micaías hijo de Imla».
10 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su silla, vestidos con sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria, mientras todos los profetas profetizaban delante de ellos.11 Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro y gritaba: «¡Así ha dicho Jehová: Con estos cornearás a los sirios hasta acabarlos!».
12 Todos los profetas profetizaban de la misma manera y decían: «Sube a Ramot de Galaad y serás prosperado, porque Jehová la entregará en manos del rey».
13 El mensajero que había ido a llamar a Micaías le dijo:
—Mira que las palabras de los profetas a una sola voz anuncian al rey cosas buenas; que tu palabra sea ahora como la palabra de alguno de ellos y anuncia tú también buen éxito.
14 Micaías respondió:
—¡Vive Jehová, que lo que Jehová me hable, eso diré!
15 Llegó, pues, ante el rey, y el rey le dijo:
—Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad o renunciaremos a ella?
Él le respondió:
—Sube y serás prosperado: Jehová la entregará en manos del rey.
16 El rey le dijo:
—¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en nombre de Jehová?
17 Entonces él dijo:
—He visto a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor. Jehová ha dicho: “Estos no tienen señor. Que cada cual vuelva a su casa en paz”.
18 El rey de Israel dijo a Josafat:
—¿No te lo había dicho yo? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal.
19 Entonces él dijo:
—Oye, pues, la palabra de Jehová: “Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda.20 Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Uno decía de una manera y el otro decía de otra.21 Entonces se adelantó un espíritu, se puso delante de Jehová y le dijo: ‘Yo lo induciré’. Jehová le preguntó: ‘¿De qué manera?’.22 Él dijo: ‘Saldré y seré un espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas’. Jehová le dijo: ‘Tú conseguirás inducirlo; ve, pues, y hazlo así’.23 Ahora Jehová ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y ha decretado el mal en contra tuya”.
24 Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla diciendo:
—¿Por dónde se me fue el espíritu de Jehová para hablarte a ti?
25 Micaías respondió:
—Tú mismo lo verás el día en que te vayas metiendo de aposento en aposento para esconderte.
26 Entonces el rey de Israel dijo:
—Toma a Micaías y llévalo ante Amón, gobernador de la ciudad, y ante Joás, hijo del rey.27 Tú les dirás: “Así ha dicho el rey: ‘Echad a este en la cárcel y mantenedlo con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz’ ”.
28 Micaías respondió:
—Si logras volver en paz, Jehová no ha hablado por mi boca.
Y a continuación dijo: «Oíd, pueblos todos».
29 Subió, pues, el rey de Israel, junto con Josafat, rey de Judá, a Ramot de Galaad.30 Y el rey de Israel dijo a Josafat: «Yo me disfrazaré y entraré en la batalla. Tú ponte tus vestidos».
El rey de Israel se disfrazó y entró en la batalla.31 Pero el rey de Siria había mandado a los treinta y dos capitanes de sus carros, diciendo: «No peleéis ni con grande ni con chico, sino solo contra el rey de Israel».32 Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: «Ciertamente este es el rey de Israel». Y se volvieron contra él para atacarlo; pero el rey Josafat gritó.33 Al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él.34 Pero un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura, por lo que dijo él a su cochero: «Da la vuelta y sácame del campo, pues estoy herido».
35 Aquel día había arreciado la batalla y el rey tuvo que ser sostenido en su carro frente a los sirios. A la caída de la tarde murió, y la sangre de la herida corría por el fondo del carro.36 A la puesta del sol corrió un pregón por el campamento que decía: «¡Cada uno a su ciudad y cada cual a su tierra!37 ¡El rey ha muerto!».
Entonces el rey fue traído a Samaria y lo sepultaron allí.38 Lavaron el carro en el estanque de Samaria y los perros lamían su sangre (también las rameras se lavaban allí), conforme a la palabra que Jehová había dicho.
39 El resto de los hechos de Acab y todo lo que hizo, la casa de marfil que construyó y todas las ciudades que edificó, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?40 Acab durmió con sus padres y reinó en su lugar su hijo Ocozías.